Ef
6, 1-9
…todos ellos, aunque de
manera diferente, llevan los signos de lógicas relacionales distorsionadas y a
veces opuestas a las del Evangelio. A lo largo de la historia, el cierre a las
relaciones se solidifica en verdaderas estructuras de pecado (cf. SRS 36), que
influyen en el modo de pensar y actuar de las personas. En particular, generan
bloqueos y miedos,
que es necesario afrontar y atravesar para emprender el camino de la
conversión relacional.
(Documento Final. HACIA UNA IGLESIA SINODAL EN MISIÓN # 53)
Hoy
nos corresponde la penúltima lección de nuestro cursillo sobre la Carta a los
Efesios. Ayer tratábamos el primer tema de los deberes familiares del cristiano.
Hoy estudiaremos los otros dos:
i) Los hijos y su
relación con sus padres, y viceversa
ii) La relación que,
como cristianos, debemos tener los amos para con los esclavos.
Al
empezar nuestro trabajo sobre esta Encíclica, expresábamos nuestras reservas en
cuanto a la autoría del documento, y los elementos sólidos que su estudio nos
aporta para pensar que se trataría de una Carta Deutero-paulina.
Mirando
atentamente el planteamiento que se presenta hoy, lo primero que hemos de decir
es que, evidentemente representa una vuelta atrás, un retroceso con relación a
lo que se dice en otros documentos, de los que tenemos más seguridad que
provienen de San Pablo.
Por
ejemplo, no se ha cuestionado la legitimidad de la Carta a los Gálatas, ¿qué se
dice allí sobre el tema de la esclavitud? «οὐκ
[uk] “Ya no hay” judíos o griegos, esclavos o libres, hombres o mujeres; porque
unidos a Cristo Jesús, todos ustedes son uno solo» (Gl 3, 28). Todo esfuerzo
grande de Pablo, así como casi toda su obra están centrados en la abolición de
las distinciones religiosas entre judíos y griegos; entre esclavos y libres;
entre hombres y mujeres.
El
conflicto personal de Pablo para poner en práctica la tesis revolucionaria de
que ‘no hay judío ni griego’ siempre lo acompañó. Algunas veces, él quiere
conciliar las dos formas de vida: la de Pablo el judío, y la de Pablo, el
apóstol de Cristo. Es leal a la sinagoga, y al mismo tiempo perseguido por su
pueblo… en Pablo y en la escuela paulina percibimos con claridad, ciertos temas
emergentes, que reflejan el distanciamiento del judaísmo.
No
podemos desconocer el hecho histórico de la esclavitud como fundamento de la
cultura griega y también en la romana, dejaron una profunda marca que muy
difícilmente se pudo barrer, y que sigue presente en muchas sociedades actuales
donde se da por ejemplo el tráfico de personas para su explotación laboral o
para la prostitución (otra forma de explotación); estas culturas siempre veían,
al ser humano, en categorías excluyentes,
los de primera clase, los de segunda, y así iban bajando, hasta llegar a
los que no eran humanos. Estas ideas, que para muchos eran naturales
diseminaron cicatrices especialmente en la colonización de los continentes
americano y africano donde se cultivó esa secuela siniestra bajo el subtítulo
de civilización.
La
carta a Filemón, da otro paso adelante, y Pablo propone la desaparición del
esclavismo proponiendo una alternativa provisional: la igualdad en el amor a
Jesucristo y en la pertenencia a una misma fe.
¿Cómo
se nos presenta, aquí, la relación entre amos y esclavos:
La
carta a los Efesios manda:
a) Obediencia a los
amos
b) Y, no cualquier
clase de obediencia, sino con temor y temblor.
Es
cierto que se pide una reciprocidad, pero no se especifica ni se enfatiza allí,
donde se pide que se laven los pies unos a otros.
Lo
factual consiste en que la historia, continúo dando cabida a este régimen donde
se abandonaba la libertad como rasgo sustantivo de la persona. El esclavo no
era persona y no tenía derechos. Su dueño no era Dios, sino el esclavista y
todo lo que producía era pertenencia de su amo.
El
profetismo no se puede quedar en mostrar el lado romántico de la luna, y
desconocer que hay una cara oculta, y lo que allí se está dando. Ahora bien, en
aquel tiempo no se sabía nada sobre la “cara oculta” y no teníamos cohetes ni
satélites de investigación espacial. Pero hoy los tenemos y los anales
históricos han visto cuanta violencia y atropello se exportó y cuanto retroceso
nos amenaza con las crecientes olas de discriminación y xenofobia que se están
re-editando.
“Como cristianos,
estamos llamados a acoger y respetar, en las distintas formas y contextos en
que se expresa, esta diferencia que es de Dios y fuente de vida. Damos
testimonio del Evangelio cuando intentamos vivir relaciones que respeten la
igual dignidad y reciprocidad entre hombres y mujeres. Las expresiones
recurrentes de dolor y sufrimiento por parte de mujeres de todas las regiones y
continentes, tanto laicas como consagradas, durante el proceso sinodal revelan
con qué frecuencia no lo hacemos”. (Documento Final. HACIA UNA IGLESIA SINODAL
EN MISIÓN # 52) Dice el documento apuntando hacia una de las formas de
discriminación que perdura.
No
se pueden acumular toneladas de indiferencia y complicidad y dejar de lado el
principio esencial: ¡tenemos un solo Señor, y ningún otro amo o dueño!
Sal
145 (144), 10-11. 12-13ab. 13cd-14
Este
es un salmo de la Alianza. ¿Con Quién hemos hecho Alianza? Es preciso tener
clara consciencia que nosotros voluntariamente nos hacemos esclavos del
Rey-Celestial, porque Él no nos quita nada. No nos trata como vasallos, por el
contrario, nos llama “Amigos”. Nos convoca (Iglesia significa “los que son
convocados”) para que ejerzamos la Libertad de los hijos de Dios.
Cuidado
con los que muestran credenciales para decir que son los representantes legales
del Señor. En una práctica de la fe se tiene que renunciar a todo “reinado” que
propenda por conculcar la realeza de Dios para aprovecharla en pro del interés
personal de alguno. No somos posesión de reyezuelos terrenales. No podemos permitir
que se suplante a Dios: ¡Nuestro Señor es uno solo!
Con
toda sinceridad podemos decir como María Santísima: “He aquí la esclava del
Señor! Y decirlo con todas nuestras fuerzas y con toda la sinceridad del
corazón. Pero que no nos vayan a meter gato por liebre.
Observemos
que el Salmo nos habla del Señor (refiriéndose también a Jesús). ¿Qué dice el
Salmo que hace el Señor? Dice que: “Sostiene a los que caen y levanta a los que
ya se doblan”.
El
Señor es fiel a sus Palabra, cumple todas sus promesas. Por eso, en el verso
responsorial proclamamos: “El Señor es Fiel a sus Palabras”.
En
virtud de su fidelidad invitamos
a) A que todas las
criaturas se muestren agradecidas y le den gracias
b) A que todos los
fieles nos encarguemos de bendecirlo
c) Que lo reconozcamos
como Rey-Glorioso
d) A que declaremos
que nos cuida obrando hazaña tras hazaña.
La
propuesta consiste en que expliquemos cómo es su Reinado, las características
de nuestro Rey
a) Que es un reinado
de Gloria y הָדָר
[jadar] “Majestad”, “hermosura”, “magnificencia”.
b) Que no es un
reinado provisional, un periodo de cuatro años, o algo así; sino un reinado
Perdurable.
c) Dura por todas las דּוֹר [dor] “generaciones”, “que permanece”.
En
la estrofa conclusiva tenemos los siguientes rasgos de Su Reinado
a) Fiel a sus
Palabras, las palabras de Dios no son de las que se lleva el viento.
b) Todo lo que Él hace
está lleno de Bondad
c) Al que tambalea lo
sostiene. O sea, es un Dios que nos comunica Firmeza.
d) Y si alguien ya se
ha tronchado, no lo deja ahí, caído, tirado, abandonado; nada de eso, וְ֝זוֹקֵ֗ף
[zakaf] “lo recompone”, “lo restituye”, “lo renueva”, “lo regenera”, en el
sentido más fuerte de la palabra “lo resucita”.
Lc
13, 22-30
Hay
una manera muy peligrosa de plantear el tema de la salvación, y también de la
santidad. Cuando nos concentramos en conquistarla para nosotros y los demás que
se hundan en los aposentos “inferiores”, que se vayan al “infierno”. La cosa
cobra un peligroso parentesco con la xenofobia, con la explosión demográfica y
otras ideologías similares, porque entre más gente haya, mayor es el riesgo que
no quede espacio para mí.
¿Por
qué le preguntarían al Señor Jesús si entrarían pocos o muchos? Si el cupo no
estaba reservado al pueblo judío, y si los gentiles adquirían tarjeta de
identidad Celestial, la aglomeración amenazaba volverse multitudinaria, y
entonces, ¿qué iba a pasar con mi antiguo boleta VIP?
Nosotros
que estamos acostumbrados a comprar la boleta con anticipación ¿qué podemos
hacer para garantizar que nuestro pase no va a caducar o que, al llegar a la
entrada, de pronto me avisen que esos boletos “ya no son válidos?
Seguramente
al que preguntó le debió parecer muy raro que Jesús no se refería a las
boletas, o al sitio de compra, a las taquillas garantizadas, sino a vivir de
cierta manera.
¿Cuál
era esa manera de vivir que era reconocida con “pases de cortesía”? La clave
está en la palabra Ἀγωνίζεσθε [agonizesthe], la que nosotros traducimos como “esfuércense”,
“métanle ganas”, “pongan todo de su parte”, “interésense con toda el alma”,
“pongan su mejor empeño”. No se trata de esperar ahí, a las de buenas, no se
trata de comprar una boleta a ver si cae como número ganador. Se trata de una
disciplina, la palabra griega remite al esfuerzo del atleta que se prepara, que
asume disciplina para perfeccionarse como competidor y tener mayores opciones
de ganar la medalla.
No se trata -cuando llegue la hora- de coger la puerta a
puntapiés y gritar desde afuera, somos tus amigos, tomamos cerveza contigo,
estuvimos en las mismas rumbas y fuimos contigo a los mismos conciertos. Una
voz, desde adentro, nos dirá: “No los conozco”.
El esfuerzo no es de última hora, cogiendo como pretexto a
Dimas, el Buen Ladrón, diciendo que uno puede robarle el pase a alguien si es
un carterista hábil.
Otros igual, llegaran a dar puñetazos en la puerta con
ampolletas de sangre en la mano, alegando somos de tu raza, aquí está el ADN,
ábrenos y revisa, con certificación de legalidad, sangre tipo “entrada
garantizada”. Lo único que conseguirán será ver, a lo lejos, a sus antepasados,
Abrahán, Isaac y Jacob.
Es cierto que estos fueron en una época los primeros
invitados. Es cierto que a ellos se les mandó la tarjeta plastificada a sus
casas, es cierto que se les hicieron reuniones muy especiales en sus sinagogas
para registrarlos y tenerles listas las ordenes de acceso. Pero, a pesar de
todas las deferencias, a la hora de la verdad, no lo acogieron, no lo
aceptaron, vieron sus facciones y su única respuesta fue el rechazo, hasta
llegar a la persecución. Ellos fueron los primeros, pero con toda su actitud,
pasaron a ocupar el último puesto y con el riesgo que, al llegar, todo esté
lleno.
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