domingo, 6 de octubre de 2024

Lunes de la Vigésimo Séptima Semana del Tiempo Ordinario


 

Gl 1, 6-12

Se cree que la Carta fue escrita por allá en los años entre el 54 y el 57. Dirigida a los Gálatas -que culturalmente provenían de los Frigios que habitaban la región y de los Celtas (que era el nombre que les dieron los griegos y que los Romanos llamaron Galos)- se les tenía por apáticos, excesivamente calmados, por muy ignorantes, y, que lo único que los movía eran sus degradantes rituales. En el año 25 a.C. Augusto creó allí la Provincia de Galacia y la ordenó, para su control administrativo, en tres zonas: Pesino, Ancira y Tavio; a la Galacia romana se le añadieron las ciudades de Pisidia, Isauria, Panfilia, Lacaonia, Paflagonia y el Ponto galático. Estas comunidades a las que se les remite la carta, estarían situadas, pues, en la región donde hoy queda Ancara, la capital de Turquía. Su lengua nativa era el celta que se mantuvo hasta el imperio bizantino, y el griego que era la lingua franca de la época, que se impuso por motivos comerciales; (de Frigia proviene el gorrito que está en la franja central del escudo de Colombia, y también en el escudo argentino, lo llevaban los habitantes de frigia, estaba hecho de lana o fieltro, con una forma cónica y una punta inclinada hacia adelante, el gorro frigio evolucionó para convertirse en el pileus, un gorro similar que se les daba a los esclavos libertos como símbolo de su manumisión. Este acto de otorgar el pileus a un esclavo liberado se convirtió en un poderoso símbolo de libertad y derechos civiles y los franceses -durante la revolución- lo habrían adoptado como simbología libertaria y de su lucha por la igualdad). Bueno, nos estamos desviando de la cuestión.

 

Según nos informa esta Carta, fue Pablo quien les anunció el Evangelio, y si lo cruzamos con las informaciones que se nos proporcionan en los Hechos de los Apóstoles San Pablo habría pasado por allí en su segundo viaje (Hch 16,6), y habría vuelto a visitarlos, en el tercero.

 

Las comunidades habían recibido y acogido el Anuncio con entusiasmo, -se trataba de Comunidades no judías- de origen pagano. Hasta que llegaron por allí unos judeo-cristianos (cristianos judaizantes) que quisieron imponerles:

-La circuncisión

-Las fiestas y los horarios que se observaban entre los judíos

-La dieta Kosher

-Y abstenerse de cultos idolátricos

 

Vamos a trazar un mapa muy sencillo de la Carta, que nos ayudará a visualizar en contextos, las perícopas que vamos a leer en estos 9 días (desde hoy, lunes 7 de octubre, hasta el 16 de octubre; exceptuando el Domingo 13) días en los que leeremos esta carta como Primera Lectura. La dividiremos en cinco sesiones así:

1.    Saludo Introductorio 1, 1-5

2.    El evangelio que les anunció San Pablo 1, 6 – 2,21

3.    La Fe en Dios nos hace libres 3,1 – 5,12

4.    Velar por la libertad para no perderla 5,13- 6,10

5.    Un como epilogo conclusivo 6,11-18

 

Ni de la introducción ni del epilogo nos ocuparemos en absoluto.  Pero de los otros tres numerales tendremos una muestra significativa en la liturgia de esos nueve días.

 

De esta primera perícopa -la que se proclama hoy- queremos destacar con cuatro reflectores fundamentales:

1.    San Pablo les predicó el único Evangelio verdadero y confiable.

2.    Aparece una palabra de origen griego ἀνάθεμα “anatema”, que eran figuritas ofrecidas como sacrificio a las deidades paganas, por ser gestos de idolatría estaban “malditas”, eso es lo que significa anatema, o sea un “traidor al único verdadero Evangelio”. Quienquiera que viniera a predicarles otro “evangelio” no era más que un falsario proscrito, un “desterrado de Dios” (podríamos descomponer la palabra anatema en: ana “contra” y thema “materia principal). En general, podríamos traducirla por excomulgado.



3.   Pablo pone sobre la mesa el tema de la fidelidad a la trasmisión del Anuncio evangélico y deja muy claro que no es una cuestión demagógica de tener contento al auditorio. Lo que hay que hacer es -con un celo teológico- ser fieles a lo que se nos ha Revelado.

4.    La enseñanza que Pablo está trasmitiendo no es un producto de la “creatividad” humana, no es una invención, sino una Revelación que Dios entrega y que nos la dio por medio de su Hijo Jesucristo.

 

Sal 111(110), 1b-2. 7-8. 9 y 10c

¿Qué significa que el Señor recuerda siempre su Alianza? Quiere decir que Él no es voluble, que su amor y su compromiso son inquebrantables, que cuando Él se decidió a amarnos fue una decisión de una vez por todas, Él, que es eterno, es Fiel a sus empeños, no nos va a fallar, su vínculo con nosotros es inalterable. Nos podemos fiar de sus promesas.

 

Es una oración comunitaria. Se convoca para este ruego a todos los que siguen con rectitud las pautas de la Revelación. No está orando el salmista solo, sino que se une a la Asamblea de los Justos. Son todos los que comulgan con el Proyecto del Reino que entrelazan sus ruegos para -en cadena de oración- garantizar que su Súplica se alce hasta el Trono del Omnipotente.

 

No es la cantidad de personas, sino el enorme poder de todos los corazones que se vuelven al Cielo para rogar. Son como peldaños en una escalera de amor, cuantos más peldaños juntos, más cerca estarán de YHWH.

 

Esa fuerza se parece en algo y en mucho, a una orquesta sinfónica, que no es que hagan más ruido, sino que lo admirable es como encajan todas las notas, en una cooperativa de amor y -en particular-por la armonía que generan.

 

Cada “músico” aporta, no solo un trocito de su corazón, sino que cada instrumento aporta y se da por entero. Así que es un muro o una escala de muchos corazones entregados y compenetrados con la misma causa, con la misma longitud de onda, con un solo corazón y una sola alma.

 

Esta asamblea, orante, es propiamente lo que se llama Iglesia, todos los convocados para amar al Señor y alzarse enamorados en punta de pies para sentirlo cerca.

 

Pero hay que poner un esfuerzo intensivo: hay que estudiar. Imaginemos un concertista y las largas y trasnochadas horas que consagra a prepararse sobre la partitura que a él le corresponde, para que luego pueda aportar su parte al “concierto”.

 

Esta partitura -en particular- está escrita en clave de Justicia y en clave de Verdad, porque toda la obra es un concierto cuya armonía la ha estructurado el propio Dios, con los lineamientos que Él nos ha regalado.

 

¿Cómo se llama esta obra tan majestuosa?: “Redención”. ¿Quién es el público que la disfrutara? Su pueblo, con el que ha sellado Su Alianza. ¡Quién es El Remitente? Alguien que merece Alabanza Eterna y cuyo Nombre es “Sagrado” y “Temible”, temible en el lenguaje hebreo es “Digno de Toda Reverencia”, no tiene nada que ver con “llenarse de miedo” sino de “Profunda Devoción”

 

Lc 10, 25-37

 


Y lo que es tremendo es que sean motivaciones religiosas las que impidan la proximidad. Y que, sin embargo, de un hombre, considerado como hereje y excluido, proceda la cercanía y la misericordia.

Pedro Jaramillo Rivas.

Tenemos hoy la maravillosa “Parábola del Samaritano”. La experiencia nos lleva, en primer lugar, a mirar a estos dos personajes que pasaron de largo: El Sacerdote y el Levita. A uno le parece raro, porque ellos debían haber sido un verdadero ejemplo de “Compasión”, y en la parábola, son todo lo contrario.

 

Recordemos que son dos personajes típicos del judaísmo, que les estaba prohibido rotundamente tocar a alguien que estuviera ensangrentado, porque quedaban automáticamente “impuros”. Esta era impureza ritual, en esas condiciones no podían ejercer ninguna función “ritual”, es por esto que dan un rodeo y pasan de largo.

 

Jesús hace en esta parábola una crítica muy fuerte a una religión que pone otras cosas por encima del valor de la persona. Una religión así es una religión que deshumaniza, que no entiende ni la fraternidad, ni la solidaridad y mucho menos la sinodalidad. Una religión que puede dejar de ver a cualquier ser humano como un “hijo de Dios” no es una religión verdadera. Fraternidad, Solidaridad y Sinodalidad se inter-compenetran y forman la “Projimidad”.


 

Fijémonos, religión es lo que restablece la ligazón que se ha reventado, los vínculos que se han deshecho: Nosotros tenemos necesidad vital de tener un claro y fuerte vínculo con “El de Arriba” (Madero vertical de la Cruz) y con todos los hermanos y todas las criaturas, hermandad que hemos adquirido en cristo Jesús que nos ha limpiado con Su Sangre y nos ha revestido de Blanquísima Limpieza (Madero Horizontal). Si la religión no re-liga, entonces no es una verdadera religión.

 

Muchas veces los pretextos que ponemos parecen sacar “la falta de compasión” del terreno religioso (ojo, ¡parece! Pero no es así, todas nuestras acciones, así no parezcan estar relacionadas con Jesús, nos desenmascaran como falsos creyentes o nos dan la oportunidad de acercarnos y ratificarnos como “discípulos”). Por ejemplo, decimos: “es que es peligroso”, o “uno no sabe si piden para drogarse”, otras veces decimos “eso le corresponde al gobierno”, o “dejemos que las monjitas hacen una labor muy bonita en ese sentido”, o “he oído de una fundación que los atiende y son especialistas”. Y, damos la vuelta y pasamos de largo. Y, aun cuando nos pongamos las gafas oscuras, en el fondo sabemos que ¡es Jesús quien tiende la mano!

 

Projimidad es lo que nos propone Jesús si queremos alcanzar la Vida Eterna. Porque esa es la manera de.

-       Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todas nuestras fuerzas y con toda nuestra mente.

-       Y al prójimo como se ama uno a sí mismo.

 

Si el “maestro de la Ley” le dijo a Jesús que había contestado “correctamente”, quiere decir que él ya sabía la respuesta, y se ratifica, que este tipo de preguntas sólo se hacen para “poner a prueba” a los demás, y en este caso -como nos lo advierte Lucas, quería poner a prueba a Jesús como Divino Maestro. Si lo sabe, ¿por qué pregunta?

 


¿Por qué el samaritano no tenía estos bloqueos? Porque la religión samaritana no había cogido por ese derrotero, no tenía tantos “cuadritos” y era capaz de sacar a relucir toda su “humanidad” todo el poder que cada uno de nosotros lleva en el corazón para hacer propio el dolor de los demás.

 

La fe no consiste en prender muchas velitas o rezar muchas novenas, sino en descubrir a Jesús que muchas veces está allí tirado y ser libre y creativo para servirlo en Su Santo Nombre. Recuerdo aquella religiosa que atendía a los “sufrientes” en un hospital de misión en tierra inaccesible y le escribía a su confesor que llevaba mucho tiempo sin recibir a Jesús

Eucaristía y su guía espiritual le hacía notar que ella todos los días lo sostenía en sus brazos.

 

Que nos quede radiante la consigna, reverberando en nuestro corazón: ¡Ve y haz tú lo mismo!

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