Batan palmas, pueblos
todos; Aclamen a Dios con voz de júbilo.
Sal 46, 1
Gn
23, 1-4. 19; 24, 24, 1-8. 62-67
Murió
Sara a la edad de 127 años. Abrahán, no tenía donde sepultarla. Así que negoció
con los Hititas, para comprarles un lote, en el Campo de Macpela (es muy
probable que esta palabra signifique “doble”), que queda justo en frente del
Hebrón, en Canaán. Allí la sepultó, donde posteriormente también sería
enterrados Abrahán, Isaac, Rebeca, Jacob y Lea
En
esta situación, Abrahán se sintió llamado por su edad, a buscarle consorte a su
hijo Isaac, y le encargó, a su עָ֫בֶד [ebed]
“criado”, “esclavo”, “servidor” más antiguo -en Gn 15, 2 se le menciona con el
nombre de Eliezer de Damasco, que le consiguiera mujer, pero no de aquellas
tierras cananeas, sino de su tierra patria, por razones de endogamia, y le
explica que Su Dios lo guiará y lo acompañaría para que fuera y le encontrara una
esposa; sólo se levantaría este compromiso del criado, si, cuando le hablara a
la mujer señalada, esta se negaba a venir, entonces el juramento que le exigió
al criado -este juramento conllevaba el signo de meter la mano bajo el muslo
del amo, lo que alude a la zona de los órganos reproductores, lo que implica la
seriedad del juramento, en lo que los etno-arqueólogos encuentra relación con
la descendencia, se podría explicar que quedaban expuestos los hijos y los
nietos como receptores directos, además de sí mismo, de los castigos merecidos
por el incumplimiento de lo que se estaba jurando-, quedaría roto si la consorte
potencial era reacia a la solicitud, caso en el cual, lo que era el compromiso
del “servidor” se daba por satisfecho. De cualquier manera, no se trataba de
que el criado llevara allá a Isaac, sino de irle a buscar esa compañera, en su
tierra natal.
Pero,
por aquel entonces, Isaac estaba en
רֹאִ֑י [be-er
lajai roi] “Oasis del viviente que me ve”, en el Neguev, y estando por fuera de
la tienda, vio a una chica que venía cabalgando en camello; ella, al alzar la
vista vio a Isaac, desmontó y le preguntó al Administrador de las posesiones de
Abrahán, de quién se trataba, diciéndole que era precisamente su Amo. Entonces,
la chica -que se llamaba רִבְקָה֙
[rib-cah] “Rebeca”, este nombre significa “chica atractiva”, “mujer que
fascina, que cautiva”, también “chica con un moño en el cabello”- se cubrió el
rostro con el velo.
Fue
el Administrador y se lo contó a Isaac, e Isaac la invitó a su tienda, se casó
con ella, la tomo por esposa y -nos informa la perícopa-, ese fue el consuelo
para Isaac, por haber perdido a su madre.
Vale
resaltar el empeño que pone Abrahán en cumplir siempre su parte de la Alianza,
lo que trasparenta que su relación con YHWH, estaba siempre en el primer lugar
de su corazón. De ello sacamos la conclusión, que Abrahán, con este afán de
suplir esposa a su hijo, dentro de los cánones de la Alianza -lo que incluía no
casarse con extranjera-pagana, está legándole a su hijo, el respeto a su fe, y
la reverencia, el “temor piadoso” hacía su Dios.
Sal
106(105), 1b-2. 3-4ab. 4c-5
Este
es un Salmo de la Alianza. La Alianza tiene muchísimo que ver con el llamado,
con el discipulado, con el seguimiento. En este Salmo vamos a considerar a los
que “mal pagan” a Dios. Los que fueron liberados de Egipto, no comprendieron
los portentos obrados a su favor; y. en el colmo de la ingratitud, rápidamente
se olvidaron de las obras que Él hizo a su favor. Este pueblo escogido era un
arrume de ingratitud y de mala memoria ágiles para desentenderse de los votos
ofrecidos y de su parte en la Alianza. Pero -La Contra-Parte de la Alianza, es
Eternamente Fiel y Súper abundante en sus Regalos.
En
la primera estrofa se nos conmina a ser agradecidos, a cantar con gratitud la
bondad y le eterna Misericordia de YHWH.
En la segunda, se nos augura la bienaventuranza para los cumplidores de los Pactos hechos con Dios, la dicha que obtendrán los que practican la Justicia. Amar el prójimo, es decir, a todos los miembros del pueblo elegido, es dar muestras de gratitud hacia el Misericordioso.
Clama
el salmista, en la tercera estrofa, por la “visita del “Señor”, que le dará
triple motivo: ver la dicha de sus elegidos, alegrarse junto con su regocijado
pueblo y enorgullecerse legítimamente por haber recibido -sin mérito alguno- la
dicha de ser mirado con los Ojos Misericordiosos del Señor, que con Gratuidad
eterna se ha dignado Acogernos.
Por
todo lo anterior, y lo demás que enuncia el Salmo, hay más que sobrado motivo
para dar gracias al Eterno-Aliado.
Mt
9, 9-13
En el desafío del amor, Dios se manifiesta con sorpresas
Lo que quiero de
ustedes es que me amen y no que me ofrezcan sacrificios; que me reconozcan como
Dios, y no que me ofrezcan holocaustos.
Os 6,6
Dios
se nos revela, quita el velo para que lo podemos ver diáfanamente. Nosotros,
por nuestra parte, tenemos un campo visual restringido y, demasiados puntos
ciegos. En vez de captar la globalidad amorosa del Señor, vamos recortándolo
para poder reducirlo a un dios leguleyo, con tintes de sadismo y un perfil de
mercader. Jesús nos advirtió que Él no venía a recortarle las alas a la Ley,
sino a darle plenitud; algo así como a fortalecerle sus alas al águila y
alargarle sus plumas.
Nos enseñó desde el principio que quería que tuviéramos un corazón de carne que reemplazara el corazón de piedra que el Malo nos bajó del árbol de el-bien-y-el-mal; y, nos informó que nos había hecho a Su Imagen y semejanza y nosotros queremos mermarlo para que Él sea a imagen y semejanza de un dios indolente e impotente. Eso cae en el territorio de cierto muy pobre esmero, es más fácil llegar a ser como ya somos, holgazanes que solo dan lo mínimo, y solo cumplen lo estrictamente obligatorio -esa es la mentalidad que el Malo nos quiere inculcar; que ascender hasta Su Exigencia de que seamos Perfectos como el Padre-del-Cielo lo es. Esa Perfección cumple con asumir toda la Responsabilidad sobre sus criaturas y no a migajas.
Así
que, hemos exudado una religión que quiere pagarle su Gratuidad con monedas devaluadas,
lavadas con sangre, casi siempre, empapadas en la sangre de algún prójimo -de algún
ferviente devoto-. Jesús se salta olímpicamente todos estos prejuicios y va al
encentro de las personas, valorando a cada uno por su potencial humano y no por
los prejuicios sociales”.
El
Señor, siempre Misericordioso, nos da hoy una “tarea”: «Vayan, aprendan lo que
significa “Misericordia quiero y no sacrificios”». Esa es la labor a la que estamos
comprometidos, aprender a ser compasivos y misericordiosos para que podemos cumplir
nuestra asignación de ser sensibles, caritativos, clementes, tiernos y
piadosos.
Venimos
en tónica de “seguimiento”, asistiendo a una serie de “milagros”: el paralítico
sanado, los dos endemoniados que viven entre tumbas, la tempestad que es
“amordazada”. La perícopa de hoy nos trae una resurrección. Jesús resucita a
Mateo -nombre que significa “gran regalo de Dios”- con una sola palabra
“Sígueme”, y él se ἀναστὰς [anastas] “Levantó”, es la palabra que se usa para
significar que fue “resucitado”. Aquí se produjo una profundísima conversión:
Mateo resucita ya no para ser un expoliador que daba continuidad a una cadena
de injusticia y robo, el cobrador de impuestos, que estaba allí,
inconsciente, como un muerto en su tumba -aun cuando la diferencia está en que
en este caso no está endemoniado-, por eso no lo rechaza, sino que lo obedece.
Abandonó el “escritorio de recaudo de impuestos, y se fue tras el “Maestro”,
como lo llaman los fariseos (con el título de maestro lo ponían a la altura de
un escriba, un rabino, pero no se comprometían a aceptar su Mesianismo.
Quienes
son los que se fastidian con Jesús: los escribas y los fariseos, los que se
creen “justos”, los que ven a todos los demás como pecadores. Y, no importa que
seamos pecadores ya que Jesús nos privilegia con su muy Perdonador Corazón y
nos dedica todo su Poder Sanador, Liberador. ¡Sí que hace verdaderos milagros!
Porque somos los enfermos los que necesitamos de su medicina y de sus cuidados,
los “sanos”, sólo necesitan cuestionarlo para rechazarlo. Los “enfermos”
lo necesitamos tanto, ¡Él es nuestro Único Sanador posible!
¡Jesús
nos quiere levantar como hombres nuevos, con un corazón tierno!
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