Gen 33, 7-11; 34, 5b-9. 28
Los
capítulos 32-34 se refieren a la ruptura y a la reconciliación. Una vez
quebrada la Alianza, Moisés se entregará a reconstruirla, e intercede al Señor
por su Perdón. Estos tres capítulos conforman una unidad por su columna
vertebral: “la Presencia de Dios”. La perícopa parece un puente entre el pecado
y la renovación de la Alianza.
Dios
le había mostrado a Moisés el modelo de “Templo” que Él quería; y, en los
capítulos 25 – 31,11, le dio todas las instrucciones cultuales, todos los
detalles litúrgicos del culto que le iría a tributar. La perícopa 31, 12-17 se
refieren a la santidad del sábado como signo de la Elección de Israel por parte
de Dios; este respeto se expresará con el reposo, leído en clave de señal
perdurable de la Alianza, en el hecho de guardar el Sabbath se verá que Dios es
nuestro Dios y nosotros su pueblo.
Hoy
se nos relata cómo estableció la que se denominó אֹ֣הֶל מֹועֵ֑ד
[o-jel mawel] “La Tienda del Encuentro”, y a partir de Ella, cómo fue
desarrollándose una intensa relación entre el pueblo elegido de Israel y Moisés
como su líder y mediador entre ellos y La Divinidad. Será este tema de la
tienda del encuentro y su consagración lo que nos llevará al capítulo final del
Éxodo que tendrá como culmen que Dios con su Gloriosa Presencia llene el
Recinto del Santuario.
Algo sobre la hipótesis documentaria
Este
segmento se considera proveniente de la fuente Yahvista. Con uno que otro
entreverado de la fuente Elohista de donde el “editor” recogió los datos
pertinentes a la Renovación de la Alianza. La tradición sacerdotal sería la
autora de las instrucciones para crear el tabernáculo, las vestimentas y
objetos rituales, así como de la descripción de la creación de los mismos.
La
perícopa que estamos estudiando en este día, nos dice que cuando alguien
necesitaba consultar a Dios, iba a la Tienda del Encuentro. Y pasa a
relatarnos, específicamente, como se plasmaba la intensidad de los Encuentros
de Moisés -un Dialogo, como lo hemos mencionado, de Tú a tú- y esa relación lo
llevaba a compartir con el Señor largas jornadas, descritas como estancias en
su Presencia de cuarenta días, con sus noches respectivas, de rotundo ayuno, en
los que no consumía ni pan ni agua. Ayuno total, rigurosísimo.
Se
menciona a un personaje, יְהוֹשֻׁ֤עַ [Yehoshua] “Josué”,
descendiente de Nun, que era ya el ayudante de Moisés y que permanecía
constante en la Tienda del Encuentro. Su nombre está directamente emparentado
con el de ישוע [Yeshua]
Jesús que es la sincopa de [Yehoshua],
significa: “Dios es Salvación”; [isho] en arameo.
Esta
mención de Josué en el Éxodo 33 se da en el siguiente co-texto: “Dios hablaba
con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo, y después Moisés
regresaba al campamento. Pero su ayudante, el joven Josué, hijo de Nun, nunca
se apartaba del interior de la tienda.” (Ex 33, 11) Esto parece –a todas luces-
ser un fragmento proveniente de la fuente Sacerdotal (P del alemán Priester).
Luego, en la segunda parte de la perícopa, ya en el capítulo 34, hay un elemento que le da eje a este segmento: la fidelidad de Dios. Pero antes de entrar a considerar esta fidelidad el capítulo 34 se refiere a las nuevas Tablas de la Ley. Como se dijo, Moisés destruyó la primera versión de las Tablas de la Ley, que había recibido de Manos de Yahweh, talladas de su propio Puño y Letra. Las que llevará hoy Moisés ante las tribus, son -en cambio- una versión, consignada sobre piedras que Moisés fue comisionado de tallar, y dónde Dios tuvo a bien re-copiar la legislación. Sin embargo, en el verso 28 se nos informa que fue Moisés quien las escribió.
Sal
103(102), 6-7. 8-9. 10-11. 12-13
Salmo
de Acción de Gracias. Donde a la vez se da gracias por tantos bienes donados y
se implora perdón por tantos extravíos cometidos. En él es clave la idea -que
pasa a ser idea medular del salmo- “No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas”. (Sal 103(102),10).
De
sus 22 versos, tomamos 8 para organizar la perícopa a proclamar en este día, y
a partir de ellos obtenemos 4 estrofas. Aquí un penitente que se siente
perdonado, va hasta la “Tienda del Encuentro” a manifestar su acción de
gracias. En este salmo la palabra predominante es la palabra “Hessed”,
el amor específico de Dios, amor de ternuras. Lo que nos lleva a pensar que
Dios siempre -y en eso no hay ninguna novedad Neotestamentaria- se ha dirigido
a su pueblo en términos de amor y de ternezas. Sacudámonos la idea de un dios
que es papá bravucón, y miremos -ya en el vetero testamento- su amor cobijando,
pero muy especialmente, perdonando.
El Señor es la hipérbole de la Justicia, nos reveló los Caminos que conducen a Él y se los comunico a Moisés para que él nos los trasmitiera.
El
Señor es tardo a la ira y en cambio, se compadece de nuestras flaquezas. Así como en las mañanas el sol nos acaricia
con su brillo, así es la Bondad de Dios, para con aquellos que lo aman.
Como
un tierno padre, ve nuestras acciones -por mucho que sean las prohibidas- como
torpezas y aparta, poniéndolas a leguas de distancia, la idea de que hayamos
sido nosotros quienes las han cometido.
Mt 13, 36-43
Seguimos
postergando la venida del Reino
“Antes opinaba que
rezar era hablar; ahora había aprendido que rezar no es solamente callar, sino
oír. Y ésta es la pura verdad; rezar no es oírse hablar a sí mismo, sino llegar
a callarse y, permanecer callado, aguardar: hasta que el orante oiga a Dios”.
Francesc Torralba
Esta
parábola está dirigida, ya no al “publico”, a los de fuera, sino a los
cercanos. Se trata de una explicación, que se les da a los discípulos, en casa:
Ellos quieren aclaración sobre la parábola, que más que parábola está
interpretada como si se tratara de una alegoría porque cada elemento “equivale”
a uno de la realidad a la que alude:
·
El propio Jesús es el “Sembrador”
·
El campo para la siembra, no es algún lote restringido, es
el mundo entero.
·
La buena semilla son los “ciudadanos del Reino”.
·
La cizaña son los del partido del “Maligno”.
·
El sembrador clandestino de la cizaña es el Diablo
·
La cosecha, recolección y separación será el “final de los
tiempos”
·
Los segadores serán los Ángeles.
·
La cizaña son los escándalos, y la iniquidad.
·
¿Cuál será el destino de los “ciudadanos del Reino”? Serán ἐκλάμψουσιν [eklampsousin]
“resplandecientes” -del
verbo ἐκλάμπω [eklampo] “resplandecer”- como si ellos
fueran el Sol del Reino.
Sin embargo, hay algunos, que, aun cuando se les explique con figuritas de plastilina, seguirán atónitos, sin nada entender. Pese a ser algo elemental, no querrán captarlo, sufren de bloqueo, están bloqueados para los temas de la fe. Con toda seguridad que seguirán obstinados exigiendo que salgamos de inmediato a repartir machete a diestra y siniestra, porque -según ellos- a la cizaña, hay que hacerle la guerra más violenta.
La religión que Jesús está tratando de acercar y aclarar, es la religión del Shemá: Shemá Israel, Adonai Eloheinu, Adonai Ejad – “Escucha Oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es Uno”: Se podría desagregar en tres puntos: i) la declaración principal del Shemá (Dt 6,4-9), ii) el párrafo de la obligación de amar a Dios (Dt 6,4-9), y iii) el párrafo de las tzit-zit, las cuerditas anudadas que el judío lleva en las cuatro puntas del Talit Gadol, como recordatorio de los preceptos que rigen su estilo de vida, consignados en (Nm 15,37-41). Shemá significa precisamente ¡Escucha! Pero para escuchar es preciso tener oídos. ¿Cómo podría escuchar quien no puede oír?
Bienaventurado
quien tiene oídos, parece ser la conclusión de Jesús en la perícopa mateana de
hoy. Todavía hay algo más… ¿Qué pasa si el oído funciona mal? ¿Si a pesar de
tenerlos padecen un mal funcionamiento? ¿Si se da una desconexión entre el oído
y los trasmisores nerviosos que conducen del oído al corazón-cerebro el
Mensaje, la Buena Noticia? Ahí es donde el Maligno actúa. Donde divide, donde
rompe la conexión entre la Palabra de Dios y la vida que el pueblo protagoniza.
El problema está muy claramente desenmascarado, ya en el Éxodo: La Alianza se
ha roto, El Señor es nuestro Dios, pero nosotros no somos su pueblo. ¡No nos
declaramos suyos! ¡Nos empeñamos en ir a nuestro aire! (¡Que no es nuestro aire
sino el vaho ardiente del Malo!)
¡Parece que para que llegue al Reino, primero tenemos que hacer cita con el otorrino! ¡A ver si nos sana el oído!
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