jueves, 17 de julio de 2025

Viernes de la Décimo Quinta Semana del Tiempo Ordinario

 


Ex 11,10-12,14

De generación en generación, como ley perpetua lo festejaran

La sangre del cordero gana una nueva significación: proteger al pueblo contra la enfermedad, la peste y la muerte provocadas por un sistema opresor (12, 1-11). El ademán de comer el cordero de pie y de prisa señala la salida de la tierra de la opresión. Los panes sin levadura vienen a mostrar que la nueva sociedad no debe ni puede estar contaminada por el fermento de la sociedad opresora (12, 15-20).

Euclides Martins Balancin – Ivo Storniolo

Ya les había predicho Dios que permitiría que Faraón se pusiera terco y se negara a dejarlos partir: y era obvio, no iba a perder la mano de obra y los impuestos que les cobraba a los hebreos, así como así; a veces pensaba que podía evitar tanta protesta y tanto reclamo y quitarse de encima a Moisés y su Combo -Aarón y los ancianos del pueblo israelita- pero, tan pronto se acordaba de lo que se perdería, automáticamente, daba marcha atrás y plantaba su negativa. Faraón ejercía una política de explotación, con mano de obra barata, parta llevar a cabo la edificación de sus fabulosos monumentos, que hablaban del poderío de su imperio. Esta tradición se ha mantenido, hacer grandes edificaciones, de ser posible rascacielos, y mostrarlos con desmedida prepotencia. Se llama “creación de paraísos engañosos”. Notemos que eso tiene su antecedente en la Torre de Babel, que no era una, eran múltiples zigurats. Las pirámides son, sencillamente, la versión egipcia, como los Jardines colgantes de Babilonia y el Templo de Diana en Éfeso. Diversas versiones de un mismo mal.

 

Lo primero que notamos es que se ha dado un salto bastante largo dejando de lado varios capítulos para llegar a la lectura que se proclama hoy. Entre otros eventos que no se mencionan están los del capítulo 7:

a)    El bastón de Aarón

b)    La plaga de sangre

 

Los del capítulo 8 que no hemos estudiado son:

c)    La plaga de las ranas

d)    La plaga de mosquitos

e)    La plaga de tábanos

f)     La muerte del ganado egipcio, mientras al ganado propio de los israelitas ni uno sólo fue afectado

 

Los del capítulo 9 que no se leen son:

g)    La plaga de llagas

h)    Las granizadas

 

En el capítulo 10 se saltan:

i)      La plaga de langostas

j)      La gran oscuridad

 

En el capítulo 11, también se exceptuará

k)    La advertencia de la muerte de los primogénitos.

De este capítulo sólo se leerá el versículo último, el v. 10, con el que inicia hoy la perícopa.


Esta calamidad -la de la muerte de los hijos mayores- queda en suspenso, sólo es anunciada. Allí se detienen las plagas y se inserta el muy significativo episodio de la Pascua.

 

Esta palabra significa “saltar” como cuando uno está leyendo un listado y evita leer algunos de los miembros de esa lista, lo que se produce es un salto. Supongamos otra situación similar, para dar otro ejemplo de lo que es un “salto”: un equipo de encuestadores va, en cierto barrio, visitando casa por casa, de pronto se dan cuenta que se les hizo tarde y resuelven dejar por fuera un grupo de casas, y sólo visitar las dos últimas. Uno diría que “se saltaron” varias viviendas que no fueron visitadas. Eso es Pascua. O sea que Pascua ha de traducirse como “salto”.

 

Viene la pregunta muy lógica: ¿por qué se llama “salto” esta comida presurosa que ingieren los Israelitas antes de salir de Egipto?

 

Resulta que el Ángel del Señor pasará matando a todos los primogénitos de los egipcios, ¿qué se hará para que el Ángel no se vaya a equivocar y mate -por equivocación- a uno del pueblo elegido?

 

Resulta que en los versos 12,7 .13 el Señor les indica cuál será la señal, dice que recogerán la sangre del cordero sacrificado y que con esa sangre embadurnaran el dintel y las מְזוּזָה [mezuzá] “jamba” de sus puertas, para que cuando el Ángel pase, “salte” sus viviendas y queden indemnes. El plural de jamba en hebreo es mezuzot, que ha devenido en un pergamino que tiene escritos dos versículos de la Torá -Shemá Israel» (en hebreo, "שְׁמַע יִשְׂרָאֵל), "Escucha, oh Israel" y Vehayá im shamoa; por lo general, se encuentra albergado en una caja o receptáculo que está adherido a la jamba derecha de los pórticos de las casas y ciudades judías, Hay judíos que suelen tocar la mezuzá con la mano al pasar ante ella, tanto al entrar como al salir de la vivienda y besar luego los dedos con los que la tocaron. Representa la protección a la familia judía en ocasión de la décima plaga que envío Dios a Egipto cuando los judíos estaban sometidos e la servidumbre en Egipto.

 

Estas jambas y dintel del Antiguo Testamento, prefiguran el estipe y el patíbulo de la santa cruz que quedaran untados con la Sangre redentora del Cordero. Al final del verso 13 la expresión es: פָּסַח [pacach] el parentesco fonético con pascua es evidente: “saltaré por sobre”, “pasaré por encima”, “saltaré”, “los exceptuaré”.  

 

¡Atención! Pongamos los cinco -o más- todos nuestros sentidos, en este proceder de Dios: Atención porque Él no empieza preparativos bélicos, no adiestra a sus tropas en el uso del arco y otros armamentos, no los arenga, no se detiene en aspectos del entrenamiento de tropa y combate, no prepara sus misiles, nada de eso; Él establece una “Fiesta”: “Fiesta en honor del Señor”, estipula los pasos de una liturgia, señala un ejercicio cultual, que logra solidificar a un pueblo que padece, soldándolo con Su Dios Poderoso que los acompaña y los dirige, dándoles un espíritu fraternal, sinodal, solidario. ¡No es Moisés! ¡Es Dios quien va al frente! es Dios el que lleva a Moisés ante Faraón y lo hace sentir cumplidor del Mandato Celestial de obrar conforme Dios le ha dicho. Notemos que nada de esto es una iniciativa de Moisés -al contrario- si por él fuera, no haría nada de esto; Moisés contribuye con su “obediencia”, pero todo esto acaece conforme Dios lo quiere. Dios adiestra el corazón de todo su pueblo, Moisés es sólo la personificación de esa Voluntad Solidaria.

 

El entrenamiento que Dios da a su pueblo es una liturgia. No los capacita fortaleciendo sus músculos o sus habilidades para la ofensiva, no los lleva a los campos de entrenamiento ni a los gimnasios bélicos donde practicaran el oficio de las armas; en cambio, les infunde en el corazón, la liturgia, que es una “vitamina” para el alma- Dios los entrena, los capacita con la “Liturgia de la Pascua” Dios les indica todos los detalles de la celebración Pascual: פֶּ֥סַח ה֖וּא לַיהוָֽה [Pesaj ju Yahweh] “es la Pascua del Señor”.

 

Tanto la Pascua, como lo que se come, reciben el mismo nombre פָּ֫סַח [pesaj]. Es muy puntual, con toda precisión demarca los rasgos característicos de este “cena-sacrificial”:

      i.        Rociar las jambas y el dintel con la sangre de la víctima

     ii.        La carne debe ser asada a fuego

    iii.        Los panes serán ázimos

   iv.        Hierbas amargas

     v.        Nada crudo

   vi.        Tampoco cocinado en agua

  vii.        Totalmente, cabeza. Patas y vísceras, sin guardar nada para el día siguiente

 viii.        Lo que sobra -si es que sobra- habrá de ser quemado

 

Hay unos detalles sobre las vestiduras, que hacen alusión a que deben comer de afán y partir de inmediato, sin prorrogar la partida

   ix.        La cintura ceñida

     x.        Las sandalias calzadas

   xi.        El cayado empuñado

  xii.        De prisa.

 

Y, se ha de leer muy atentamente -a detalle- porque este ritual inspira y está a la base de nuestra celebración Eucarística. Cada cosa, cada mínimo aspecto, conlleva un profundo significado de Alianza y de establecimiento y de la voluntad de cumplir, de parte y parte; en cada pormenor se alberga una Amorosísima particularidad de esta Amistad tan maravillosa que nos envuelve, que nos cobija, que nos dona Dios como respuesta a nuestros clamores.

 

“Este será un día de memorial para ustedes; en él celebraran חַ֣ג [jag] “fiesta en honor del Señor”, “festival”, “fiesta que se celebra con peregrinación”. Fiesta לְזִכָּר֔וֹן [le-zicarron] “memorial”, “un recuerdo muy bien cimentado y afianzado en el corazón de todo el pueblo”, “una actualización”.

 


Observen que mientras ellos están acatando el ritual que Dios les prescribe, quedando como protegidos por el escudo sacrificial, el Señor, afuera, está pasando con su Poder-que-extermina-la-maldad Ex 12, 29-36. Esto lo tendremos que celebrar siempre, de edad en edad, por todos los siglos, como dijo Jesús: “Haced esto en memoria mía” (Cfr. Lc 22, 19).

 

Sal 116(115), 12-13. 15-16. 17-18

FELIX CULPA

Salmo Eucarístico, es decir, de Acción de Gracias. Este Salmo tiene 16 versos, se toman 6 de ellos para la perícopa que se proclama hoy: Con esos seis versos se estructuran 3 estrofas.


La primera nos habla del brindis Eucarístico, la que llamábamos “la Elevación”: se nos presenta la Copa de la Salvación, y se pronuncia la Doxología -que corresponde al Presidente proclamarla- y a la cual nos unimos con el Gran Amén. La Doxología contiene el Nombre del Señor pronunciado en su Trinidad Santísima.

 

Segunda estrofa: Si a Dios le duele tan intensamente la muerte de uno de sus fieles, ¿cuánto habrá de dolerle la muerte de su Hijo? ¡Pero nada escatimó por nuestra salvación!

 

¿Oh Feliz culpa que mereció tal Redentor!

 

El voto que sella nuestra Alianza es el compromiso de “Hacer esto en su Memoria”, es decir, una Celebración Memorial. Pues cumplámoslo, como dice la tercera estrofa: “Cumpliré al Señor mis votos, en presencia de todo el pueblo”. Recalquemos este carácter celebrativo de la Asamblea Eucarística, no es un rito privado, un gesto intimista, es “congregarnos”. A veces al poner la palabra celebrar, anteponemos un significado de alegría, de festejo, pero, el sentido primigenio de la palabra “celebrar” es el de reunirnos comunitariamente, sinodalmente: del latín celebrare visitar un lugar, un santuario, por ejemplo, en gran número; acudir en gran tropel.   

 

Mt 12, 1-8

Mi justicia brota como la Luz. Lo que quiero de ustedes es que me amen, y no que me hagan sacrificios; …

Os 6, 5e-6abc

El núcleo de esta perícopa es la expresión del profeta “Misericordia quiero y no sacrificio” (Os 6, 6). En este texto Jesús vuelve a señalarse como Templo, lugar cultual. Jesús es nuestra “Casa de Culto”, en Él celebramos, a Él acudimos.


 

Él no nos dice: “abajo la Ley”. No nos dice: “Abajo la Palabra”.  Lo que hace es mostrarnos que la Escritura hay que entenderla holísticamente, no a “retazos”. Que la verdad de su mensaje es textual, o sea que está entretejida, que no se puede desmenuzar en fragmentos, porque como bien sabemos, a punta de fragmentos se puede demostrar inclusive lo contrario de lo que dice el texto (del latín, textum: tejido).

 

Muchas veces sujetamos un fragmento de la Palabra para convertirlo en macana quiebra cráneos; e incurrimos en fundamentalismo sectario. Tampoco, vamos a caer en el otro extremo, que cada cual interprete lo que se le ocurra, y proponga como palabra Divina lo que sólo es producto de una lectura defectuosa o distorsionada, o de un sesgo mal intencionadamente tergiversado.

 

Quisiéramos redondear estas ideas sobre Jesús-Pascual que nos libra de la rigidez de una palabra esclavizante, y nos entrega una Verdad vitalizante, citando el Sermón 155,6 de San Agustín: «“Las lenguas de fuego que se posaron sobre cada uno de ellos y así comenzaron a hablar en lenguas diversas según lo que el Espíritu Santo les inspiraba”. Escuchen esta lengua que habla y, comprended que es el Espíritu que escribe, no sobre piedra, sino sobre el corazón. Así pues, la Ley del Espíritu de Vida, que es Jesucristo, en el cual la Pascua ha sido celebrada con la plenitud de la verdad, nos ha librado de la ley, del pecado y de la muerte». Ya no será más un culto de derramamiento de la sangre de las pobres bestias del ganado ovino, ahora, se ha llevado a término el Sacrificio Magno del Cordero de Dios, Sacrificio definitivo y de una vez por todas, que nosotros rememoramos en cumplimiento de Su Precepto.

 

Es muy cómodo que el cordero sufra en vez de nosotros. Este culto es cruel, cruel con las bestias del campo, el pobre corderito es el que “lleva el bulto”, el que carga sobre su cuerpo el dolor y el que queda destripado para pagar nuestras faltas. Por eso Dios pronunció por boca de su profeta: “Misericordia quiero y no sacrificios” (Os 6,6). Este enfoque de fe es lo que trae Jesús en la perícopa que estamos repasando. Dios por boca de su Hijo nos enfatiza que a Él este culto le molesta y que le molesta la humareda de las victimas quemadas en su Nombre. El teólogo pondrá el grito en el Cielo porque está ranchado en que se sigan ofreciendo víctimas en holocausto. Dirá que, a él, como teólogo, le parece que este asunto del “horizontalismo” le causa sospecha, que pedirle que se baje de su cabalgadura para que cargue un herido es ilógico, que él no es ambulancia, ni ha hecho -ni hará- cursos de primeros auxilios.

 

«Y Jesús no tiene miedo de este tipo de escándalo. Él no piensa en las personas obtusas que se escandalizan incluso de una curación, que se escandalizan de cualquier apertura, a cualquier paso que no entre en sus esquemas mentales o espirituales, a cualquier caricia o ternura que no corresponda a su forma de pensar y a su pureza ritualista. Él ha querido integrar a los marginados, salvar a los que están fuera del campamento». (Papa Francisco)


A Jesús no le dan miedo los escándalos por comer de los panes de la proposición, ni por descascarar los granos de trigo frotándolos entre las manos, para comerlos en el sábado en el que sus discípulos tienen hambre. En síntesis, lo que leemos en la perícopa de hoy se resume en que, ¡Toda religión que ponga por encima la “ley” por sobre “la caridad fraterna”, no es la religión de Jesucristo!

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