Dt 6, 4-13
Esta
perícopa es la del שְׁמַ֖ע יִשְׂרָאֵ֑ל [Shema Yisrael] “Escucha Israel”. Este
“Escucha” del hebreo es mucho más que prestar el oído, es más bien poner en
acción el corazón, con disponibilidad, con apertura de escucha, con un corazón
más plástico en el sentido de moldeable, dispuesto a cambiar, a acatar, a ser
obediente, a entregarse en las Manos de Dios con la firme decisión de cumplir
sus Preceptos, pero no por mero legalismo, sino por amor, porque se ama a Dios.
Junto
con este verbo de la “escucha” está otro, de igual importancia, y que con aquel
integran el pivote de la perícopa. Podríamos -con validez-, afirmar que entre
los dos forman el gozne de este texto: es el verbo amar, en imperativo: וְאָ֣הַבְתָּ֔ [we ajeb -ta] / אָהַב [ajeb] “Amarás”. Son dos preceptos que se funden en uno: no se
escucha si no se ama al que preceptúa, y no se escucha si no nos damos al
ejercitar el amor. Es como una máquina con dos bielas empalmadas.
Esta máquina funciona con un combustible que tiene tres aditivos indispensables: el לֵבָב [lebab] corazón entero, el נָ֫פֶשׁ [nefesh] “alma” entera y con מְאֹד [meod] “vehemencia exhaustiva”, “con toda”. Cuando se incorporan estos tres aditivos, la máquina-humana funciona a plenitud. Suena fácil y muy claro, pero depende de nuestra generosidad, de nuestra capacidad de entrega, de nuestro aforo de disponibilidad. Uno puede llegar a pronunciar la jaculatoria, ¡habla Señor que tu siervo escucha! Pero de ahí a recabar la docilidad indispensable para hacer de lo escuchado un modo de vida, hay largo trecho. (Sólo la Gracia de Dios puede abreviarlo).
Hay
un soporte ritual, prácticamente una liturgia que ayuda a conquistar esa
fortaleza espiritual, hagamos el elenco de los “pasos” que -Dios mismo
prescribe- y que nos ayudaran a coligar los aditivos que tienden a ser
inmiscibles:
a) Repetírselas a los
hijos
b) Hablar de ellas
i. Estando en casa
ii. Yendo de camino
iii. Acostado
iv. Levantado
c) Las ataras a la
muñeca como un “signo” tefilin del brazo (que nosotros llamamos
filacterias, lo cual es profundamente incorrecto, porque la palabra filacteria
(que viene del griego) significa “amuleto”, y no se trata para nada de eso: se
llaman תְּפִלִּין [tefilin],
en hebreo, significa “oración”, es una manera de potenciar la fe, cumpliendo un
“precepto” instituido por el Propio-Dios). Son mucho más próximos a nuestros
sacramentales, y muy, pero muy cercanos a los sacramentos; pues conllevan una
identidad cultual.
d) Serán en tu frente
una señal tefilin de la cabeza.
e) Las escribirá en
las jambas de la puerta מְזוּזָה [mezuzá].
No
se puede seguir adelante sin mencionar con nitidez estricta la esencia del Shema,
El tema esencial de la Unicidad Divina: el Señor es אֶחָֽד
[ejad] “Uno Solo” y, además, Primero tanto en
jerarquía como en orden cronológico.
Sal
18(17), 2-3a. 3bc-4. 47. 51ab
Este
es un salmo de Acción de Gracias. Y lo que se agradece es la “Victoria Final”,
hay una proyección en el tiempo, hacia el punto Omega, y podríamos hablar de
una Acción de Gracias Apocalíptica. Como si el Salmista tuviera conciencia de
que habrá, en el futuro, una Gran Victoria, no controvertible, ni reversible;
es la profecía de que la Victoria decisiva ya está contenida en germen, y es de
Dios. Habrá, quizá, victorias parciales, momentáneas, ilusorias, en las que el
enemigo se pretenderá y hará mucho estruendo, solo para hacer creer que ha
triunfado. No será más que la triple P: “propaganda política pagada”.
Será
triste que muchos serán embaucados por la música ensordecedora, los muchos
glúteos y otras musculaturas femeninas que pretenderán servir de marco a sus
carteles y afiches.
Este
Salmo quiere ser un antídoto para contrarrestar tanta falsedad e impostura. Es
toda una estrategia del gazapo la que el Salmo desenmascara, señalando las
verdaderas victorias escalonadas que el Señor nos ha dejado como “signos
inconfundibles” de su economía Salvífica.
Veamos
este otro elenco que nos aporta el salmo. Dios nos educa y nos deja claro. Su
Pueblo en horas de lucidez ha identificado sus dulces rasgos de Go-el, de
Pastor, de Padre:
a) Él es Fortaleza,
Roca, Alcázar y Libertador.
b) Es Peña, Refugio,
Escudo, Fuerza de Salvación, Baluarte, Él incapacita a los enemigos.
c) Es Roca de
salvación, Él hizo invulnerable a su Mesías.
Este
Salmo tiene como punto de partida el amor y como punto de llegada la Victoria
del David escatológico. Tiene 51 versos.
Mt
17, 14-20
Entender que la fe es un poder desbordante
El evangelio de hoy
asocia la fe al poder de hacer milagros y al de hacer lo imposible. Pero para
hacer lo imposible debemos empezar haciendo lo posible. Los discípulos, así
como hay muchos hoy día, quieren ver señales prodigiosas y extraordinarias,
pero se les olvida que Dios actúa en lo ordinarios de la vida, en la
cotidianidad.
Papa Francisco
No
se puede ver en los discípulos, una situación de carencia de fe. Más bien, nos
encontramos en una vía procesual. Han crecido, pero les falta crecer mucho más.
Cuando el viento nos pega en la cara, tendemos a empezar a hundirnos. Los
reveses que se presentan en nuestra ruta de fe, son verdaderas piedras de
tropiezo (escandalón). La fe del discípulo no depende de él solo, hay un factor
comunitario, tanto de los circundantes -incluyendo a los que no pertenecen a la
Iglesia, los que no están en la Barca, como de los que son cercanos y navegan a
nuestro lado; por ejemplo, los vecinos de su pueblo natal, que causaron que
-por su falta de fe- Él no hiciera muchos milagros allí. La fe no es hazaña de
“una golondrina”, influye mucho lo que pasa con la bandada. En la fe hay
factores sinodales preponderantes.
¡La
fe es una estructura del Reino que se forja comunitariamente! Por eso, Dios se eligió
un pueblo, por eso nos convoca a ser Iglesia. Y, aún hay más, los que están
afuera, los fariseos, los saduceos, los escribas, también tienen “velas en ese
entierro”; su descreimiento congela y pervierte los carismas recibidos, hasta
llegar a bloquearlos.
Muchas veces desplazamos la culpa a los discípulos, pero no nos lavemos las manos con ellos, Jesús no les reclama tanto a ellos sino a toda una “generación”. Tal vez aquel papá venía a apostrofar a los discípulos con Jesús y la diatriba de Jesús va contra él y otros circundantes, que con su “reclamo” por la incapacidad de los discípulos, impulsaba un clima de desaprobación y clavaba una estaca de división entre ellos y su Maestro.
“Por
su poca fe” ¿Ese “su” se refiere a la fe de los discípulos o a la fe del papá?
Cuando dice Jesús: Generación incrédula y perversa, se está refiriendo al papá,
y por eso añade “Traédmelo acá”. ¡No habría tenido mayor sentido que le dijera
a los discípulos que se lo presentaran, cuanto el que lo conduce y lo trae y lleva
es su padre!
Ya la segunda vez, -cuando en privado ellos le preguntan- ahí sí les habla a sus discípulos y les pone de manifiesto la urgencia de seguir madurando y creciendo en la fe. Los poderes que Dios da para trabajar en la construcción de su Reino, no son “navajitas de bolsillo” que se dan a tal o cual favorito. Son carismas eclesiales que entre todos ponemos en acción. Si hoy no hay milagros es porque hemos construido, entre todos, murallas de descreimiento. De nada sirve oír si no queremos escuchar y de nada vale escuchar si repudiamos acatar. ¡Pero para Dios no hay imposibles!
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