lunes, 18 de agosto de 2025

Martes de la Vigésima Semana del Tiempo Ordinario


 

Jc 6, 11-24a

Cuando los oprimidos luchan contra sus opresores con las armas de los opresores, a la larga son vencidos.

José Luis Caravias s.j.

El Libro de Jueces -nada que ver con magistrados, eran líderes tribales- es supremamente sangriento, su crueldad esta signada por el sacrificio de niños. Se echa de notar que se ha producido un cambio rotundo en lo tocante al pueblo escogido, que se había gestado en condiciones de nomadismo y, ahora, viene a asentarse en el agro, y cada clan recibe su heredad, pasando a pertenecer a una cultura sedentaria y agraria, lo que abarca desde la muerte de Josué hasta el establecimiento de la monarquía, aproximadamente entre los años 1400 y 1000 a. C.

 

Yahweh era el Dios Libertador, que los había sacado de Egipto y los había dirigido en la conquista de la Tierra Prometida; pero, la idea que ellos se llevaban era que YHWH no sabía de las cuestiones agrícolas, de las siembras y de la importancia del agua para los cultivos, entonces, se acogieron a la deidad dominante de los Cananeos y los fenicios, Baal, "señor" o "amo" en lenguas semíticas, especialista en lluvia, y en general en los temas de la agricultura. Su culto se expandirá bajo el reinado de Acab (ver 2 R 10,18-36).

 

גִּדְעוֹן [Gidón] "cortador", "talador", "destructor", "el que humilla", "guerrero poderoso",    españolizado Gedeón, es un juez y líder militar que lideró a los israelitas hacia la victoria contra los madianitas, es el quinto de la lista de doce “jueces”. Gedeón derribó el ídolo amonita de Baal, por lo cual fue apodado יְרֻבַּ֜עַל [Yerubaal], “Baal se las vea con él”, “el que lucha contra Baal”.

 

Al iniciar la perícopa de hoy, nos encontramos con los madianitas, que se la tiene al rojo vivo a los israelitas, en particular a los de la tribu de Manases, entonces el Señor optó por llamar a גִּדְעוֹן [Gidón] “Gedeón”, que era hijo de Joás del clan de Abiezer. Tenemos noticias que Gedeón era más bien tímido, rayando en la cobardía. El Señor siempre obra sorprendentemente así, en vez de dirigirse a un superhéroe, opta por buscar a uno que está aventando el trigo para desgranar las espigas en un lagar, valga decir que, en vez de estar en la era ubicada en lo alto de la montaña, un espacio circular, generalmente empedrado o pisado, donde se extendía la paja trillada para que el viento se llevara la paja, dejando caer el grano limpio, estaba en el lugar más absurdo, en el lagar, donde se pisaban las uvas o aceitunas para extraer su jugo o aceite que consistía en dos tinas conectadas, una más alta para la fruta y otra más baja para recoger el líquido, ubicado en verdaderas cuevas excavadas en  la piedra caliza (cfr. Jc 6, 1-6). Como los madianitas venían a robarles la cosecha, ellos resolvieron aventar el trigo usando los lagares como escondite. Hasta allí vino el Ángel a buscar a Gedeón, llamándolo “valiente guerrero”.

 

Así, con esta expresión, Dios le descubre una fuerza que vive en él, y que el desconoce: “Ve con esa fuerza tuya y salva a Israel de las manos de Madian”. “Yo te envío”.

 

Y, sin embargo, su naturaleza timorata, sigue dudando de sí mismo, por eso le insiste: “Dame una señal”. Y añade en su requisitoria: “No te retires de aquí hasta que vuelva a tu lado, y traiga mi ofrenda y la deposite ante Ti”. Y Dios, que es tan Paciente y Misericordioso, con toda su Formalidad lo espera.

 

Cuando llega con la ofrenda, el Ángel -personificación de Dios-  tiene un gesto que convierte la ofrenda en holocausto: La consume totalmente, con tan solo tocarla con la punta de su Bastón.

 

Sucede lo que siempre en estas situaciones: Convencidos que haber visto a Dios o a su Representante les costaría la vida, se consterna, y espera su súbita muerte.

 

Dios lo tranquiliza y lo reconforta: “La Paz contigo, no temas, no vas a morir”. Para completar este ritual, ya sabemos que la última fase es decretar que aquel lugar es Sagrado, que es un altar donde Dios ha aceptado una ofrenda. Esto lo consigna llamando aquel lugar: יְהוָ֖ה שָׁלֹ֑ום [Yahweh shaloum] “Dios-Paz”, esta Paz de Dios es mucho más que la ausencia de acciones bélicas, es bienestar, es prosperidad, es seguridad, es clima amistoso.

 

La forma de tener hoy experiencias de Dios al estilo de Gedeón pienso que puede ser a través de lo que llamamos acciones directas no violentas.

José Luis Caravias s.j.

Miremos una pequeña pieza del capítulo 7 de Jueces: Lo que aprendió Gedeón, a su pesar, es que no debía luchar con el mismo estilo de sus rivales madianitas, que debía usar el método de YHWH. Mientras los madianitas hacían gala de su armamento y su crueldad, Dios le ordena a Gedeón usar “cantaros”, “antorchas”, y la שׁוֹפָר [shofar] “trompeta” características de su pueblo.



Equivale a salir, hoy en día, hacia el frente de campaña no con metralletas, ni bazucas, ni granadas, ni drones; sino llevando las ollas, las cacerolas, los pitos y las chirimías. Y confiar en que Dios hará su obra y nos dará la victoria con el solo estruendo de nuestras voces, si de verdad depositamos nuestra confianza en el Señor.

 

Con este barullo de cantaros que se rompían y las teas que danzaban rodeándolos con sus llamaradas, mientras se oían gritos y pitidos constantes, lograron que los madianitas sucumbieron al pánico y huyeran; a lo que sucedió una época de tranquilidad y paz, se libraron de los madianitas (Cfr. Jc 8, 28).

 

Es muy interesante leer cómo se desarrolló todo el asunto, porque Gedeón seguía dudando, y seguía probando a Dios, reclamándole señales. Llegó a reunir un gran ejército de 32000 hombres, logró convocar toda esta enormidad de potenciales combatientes, sin embargo, Dios le ordeno depurar para que no fueran a decir que el desenlace favorable se debía a ellos, a su gran numero, valentía y fortaleza. La primera depuración fue invitar a los que tuvieran miedo a volverse a sus casitas, se fueron 22000. La segunda depuración fue separar a los que se arrodillaron para beber directo del agua corriente, también fueron devueltos a sus lugares de proveniencia, quedaron los restantes, los que se arrodillaron para beber, en número de trescientos, que bebieron directo del agua corriente.

 

Confiar no significa procurar imponerle a Dios nuestros caprichos y tratar de enseñarle a ser dios según nuestra manera. Dios siempre nos va mostrando su Presencia al lado nuestro, pero hay que saber leer sus signos.

 

Sal 85(84), 9. 11-12. 13-14

Recién, en la Primera lectura hemos tocado el tema de la Paz-divina. Este Salmo es el gozne donde voltea y pivota esa paz, veamos de qué manera:

i)              En el propio verso responsorial y en la primera estrofa se nos habla afianzando que “Dios anuncia la paz a su pueblo”

ii)             La paz proviene de los valores del reino que se entrecruzan y se entrelazan en el poderosos abrazo de los amantes: la misericordia y la fidelidad convergen; la justica y la paz se articulan en ósculo. Hay algo que desciende del Cielo como respuesta a algo humano que se eleva hacia el Cielo: y es la fidelidad, si nosotros somos fieles, Dios emite su respuesta enviando la justicia.

iii)           La tercera estrofa habla de la prosperidad que o viene de ningún Baal; la verdadera prosperidad es la expresión de la lluvia fecundante que desemboca naturalmente en que la tierra se muestre dadivosa.  Esa es la respuesta munífica de Dios, esa es la Justicia de YHWH, YHWH avanza, pero le precede su Justicia que consiste en su Largueza y Magnanimidad.

 

El salmo se refiere y explicita qué significa Dios-es-Paz. El salmo data de la época post-exilica, el pueblo ha regresado de la deportación en Babilonia; pero no se aplica a la reconstrucción del Templo sino a sus afanes de acopio de bienes domésticos, nada le interesa que la Casa del Señor esté en ruinas. Nuevamente el pueblo ha sido socorrido con las ternuras Celestiales y nuevamente, su corazón ingrato, lo urge a levantar techo y casa para sí, relegando al Señor al olvido. El hijo nada en su egoísmo. Quiere matar al Padre para que este le entregue toda la herencia y malbaratarla. También los repatriados se dan ínfulas de ingratitud.


Cuando Jesús se presenta entre nosotros, los Ángeles que lo preceden van entonando el Gloria in excelsis Deo, que explicita:

            ¡Gloria a Dios en las alturas!

            ¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su εὐδοκία “favor”!

 

El “favor” de Dios se plantea como algo que Él tiene la obligación de darnos. Nos pasa lo que al hijo malcriado que quiere hacer de su papá un esclavo, manipulando el cariño como yugo. Esta palabra griega εὐδοκία significa “voluntad”, “su agrado”, “su afecto”, “que se empeñan en su complacencia”.

 

Este es el significado del salmo, el ser humano, el pueblo de Dios, está para ganarse el afecto del Padre-que-está-en-los-Cielos. No somos sus dueños sino sus críos.

 

Mt 19, 23-30

La gratuidad en seguir a Jesús es la respuesta a la gratuidad del amor y de la Salvación que nos da Jesús. Y cuando se quiere ir que sea con Jesús no con el mundo, sea con la pobreza o con la riqueza, esto es un cristianismo a mitad, que quiere una ganancia material.

Papa Francisco

Este segmento que leemos hoy, está -en el evangelio lucano- en continuidad con lo que leímos ayer de un joven que preguntó a Jesús como podía ganar la vida eterna. Lo cual significa que el pivote sigue siendo lograr la τέλειος [teleios] “perfección”:


 

Para Gedeón el asunto era reunir al mayor número posible de “guerreros”, quizás él se sentía más holgado con los 32000 hombres en pie de lucha. Para el rico, lo que cuenta es la talla de sus arcas y la barriga de su billetera. La abundancia en bienes materiales puede ser perfectamente un recurso, por ejemplo, para generar empleos y oportunidades, ahí, es cuando a pesar de las riquezas, el camello puede pasar por el ojo de la aguja.

 

Pero no es ese el único recurso para agigantar el ojo de una aguja. También se puede, apoyar a los jóvenes con escasos recursos en sus estudios, soportar un hospital de beneficencia, socorrer un asilo para adultos mayores, favorecer a los vocacionados para adelantar su formación, y esto es solo una pequeña muestra de todo el bien que se puede hacer y cómo es que el Cielo no está totalmente sellado contra los ricos de la tierra. El rico está condenado solamente cuando su perspectiva es exclusivamente egoísta.

 

Es un poco inútil discutir si se trata del instrumento de costura o de una puertita estrecha en la muralla de una fortificación. Puede ser lo de la puerta angosta, no hay problema; a nuestro gusto, la figura literaria cobra más fuerza, porque es más absolutamente imposible, que todo un camello pase por el ojo del pequeño y puntiagudo utensilio, de metal, hueso o madera, por la perforación por donde se pasa el hilo. Notemos que lo que Jesús quiere destacar es la imposibilidad del paso de un rico a las Moradas Celestiales. El axioma que quiere asentarse es que, en Dios, todo es posible.

 

Eso constituye la primera mitad de la perícopa. La segunda mitad es el tema que plantea Pedro: fijación del salario para los que hayan acogido el seguimiento discipular. Un elemento esencial de este seguimiento es que, ellos “lo han dejado todo”. Han abandonado toda posesión, es decir, que han logrado la total independencia de la ambición de los bienes materiales.

 

Y esto porque hay discípulos de discípulos. Los hay, que practican el seguimiento por aquello de que el amigo de algún rey, puede lucrarse de las riquezas del muy real amigo. Van tras el Señor, pensando en canonjías y prebendas que del discipulado se derivarán.  No decimos nada el respecto porque el Señor tiene sus caminos, y quizás esa idea de ser señor feudal -como muchos entendieron el llamado, el Señor la haya tenido a bien.

 

Aparece aquí un término peculiar: παλινγενεσίᾳ [palingenesia] “nacer de nuevo”, “creado otra vez”, “renacido”, “regenerado”, “renovado”. Porque Jesús en su respuesta asigna un momento específico para empezar a repartir las “heredades”, y eso será cuando llegue la palingenesia, o sea, llegada la hora de la regeneración. Y, Jesús especifica de qué se trata, “cuando Él se siente en su Divino y Glorioso Trono, ahí serán manifiestos los beneficios ganados.  Para ellos habrá doce tronos y ejercerán como “jueces” de la corte Real.


Lo que se abandona será centuplicado. Así lo declara Jesús. No pensemos en la tabla de multiplicar, que esto no es una cabina contable para pasar a revisar las ganancias de un título valor: “yo aboné 30 me corresponde 300”, no, de eso no se trata. Sino de la desbordante Abundancia de Dios.

 

Concluye la perícopa con un retorno al primer asunto: el de los ricos, y al lado de eso, los no tan ricos, y los pobres:  No es una ley, no es la tabla de multiplicar celestial, pero, habrá unos que iban muy acostumbrados a ser de los “primeros” y -tristemente para ellos- pasarán a la cola. Pero otros, acostumbrados a ser los postreros, recibirán la generosidad que con lo poco que tenían ayudaban a su prójimo.

 

«Seguir a Jesús desde el punto de vista de lo humano no es un buen negocio: es servir. Lo ha hecho Él, y si el Señor te da la posibilidad de ser el primero, tú tienes que comportarte como el último, o sea, servir». (Papa Francisco)

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