jueves, 29 de agosto de 2024

Viernes de la Vigésimo Primera Semana del Tiempo Ordinario

 


1Cor 1, 17-25

Vamos a iniciar un cursillo sobre la Primera Carta a los Corintios, en diez y nueve sesiones. Esta misiva fue escrita por el año 55-56 e.C. poco más o menos cinco años después de las cartas a los Tesalonicenses, a finales de su permanencia en Éfeso, que duró cerca de tres años. Para aquel entonces, Saulo había desmontado su fariseísmo recalcitrante y ahora, estaba convencido que sólo los marginales estaban dispuestos a aceptar el Evangelio.

 

De otro lado, hay que afirmar que, si uno pensaba en la sede de la perdición, por su corrupción, inmoralidad y paganismo, lo primero que se vendría a la mente sería Corintio. Era un puerto importante para el comercio griego, situado aproximadamente a 80 kilómetros de Atenas.  Allí Pablo encontró fuerte rechazo por parte de la comunidad judía que veían a Jesús como un proscrito del judaísmo, que, por haber muerto crucificado, había caído en la condición de maldito. De la visita de Pablo y la fundación de la Comunidad Corintia, nos habla Hch18, 1-17 (Segundo viaje). Fue allí donde pablo conoció a Aquila y Priscila que eran, como él, fabricantes de tiendas de campaña que vendía al ejército romano (lo que explicaría su doble nacionalidad). La carta fue escrita como reacción a la información que por Cloe le había llegado, de las crisis que allá se cocinaban.

 

La carta se inicia con una introducción que indica los destinatarios, los saluda y presenta su acción de Gracias. Esto ocupa los primeros 9 versículos de la Epístola. En los versos 10-16 desglosa los partidos y tendencias que se estaban dando en Corintio.

 

La perícopa de hoy, con la que iniciamos el estudio de este documento Paulino, hace un paralelo entre la sabiduría “mundana” y la sabiduría cristiana. Uno podría, perfectamente hablar de la contraposición entre la falsa sabiduría y la verdadera.

 

El primer argumento que encontramos es que Cristo no envió a Pablo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio. Este es el primerísimo punto.

 

Sin ninguna interrupción, establece el segundo elemento: “este anuncio no se hace con sabiduría mundana, no estriba en “palabras”; sino en una “necedad”, algo ilógico, algo fuera de la órbita del pensamiento griego, de su muy sonada y famosa “lógica”. Este anuncio está asentado sobre la Cruz.

 

¿Quiere esto decir que el bautismo es lo de menos? ¡Absolutamente! Lo que quiere decir es que su misión es la del “heraldo”, la del “Keryx”, y, otros tienen a cargo la Sacramentalidad. Algo así como si en agricultura dijéramos, a uno corresponde esparcir la semilla y otros operarios tienen a su cargo, despejar, limpiar, abonar, regar. Todos, toditos somos operarios del mismo Señor, Dueño del Campo. ¡No es cosa de nombres! aun hoy unos quieren mantener en sus manos los méritos y hacerse dueños y señores de lo que pertenece a Cristo Nuestro Señor. Esto es introducir divisionismo. Aquí no hay otro Señor que Nuestro Dueño.

 

¿Nuestro Dueño? ¡Si! Porque Él nos compró a precio de Su sangre; pero nos compró, no para retenernos esclavos, sino para que fueras Libres en Jesucristo. Todo intento de someternos es una labor diabólica: Que se sepa bien, nuestra formación no contiene procedimientos de sujeción, no hay un sacramento de “cortarnos las alas”, al contrario, los “pastores” que dios nos ha dado están allí para darnos alas, y esas alas sirven para volar hacia Dios.

 

Aquí se nos presenta un verdadero axioma del “sistema del pensamiento cristiano”: «El mundo no conoció a Dios por el camino de la sabiduría, quiso Dios valerse de la necedad de la predicación para salvar a los que creen».  

 

Cuando hablamos de la Cruz como anuncio esencial, como médula del kerigma, tenemos que entender que la cruz lleva asociado un mensaje de “no-violencia”. Los de la sabiduría del mundo inmediatamente se acomodan el cinturón para asegurarse que n se les escurran los pantalones, porque les están tocando su “intachable-ideología” la de la guerra, su tan acariciado belicismo, su tan comercial armamentismo. ¡Que no nos hablen de paz, que no nos toquen el negocito!

 

La sabiduría de Dios, si la quieren aprender, está en el Crucificado: ¡Mirad al que traspasaron!

 

Sal 33(32), 1-2. 4-5. 10-12

Vamos buscando a Dios como si el estuviera, como el cofre de un tesoro, en un sitio, en un solo sitio. Caminamos leguas y leguas buscando al Emmanuel, es más, acostumbrados a mirar al firmamento -confundiéndolo con el Cielo- precisamos su Presencia en las alturas, cuando la fe nos habla de las Alturas para estipular su Inabarcable Grandeza. Alturas simboliza que lo llena todo y Emmanuel que va siempre con nosotros. Habita en nuestro corazón y los sensores se deben dirigir a nuestro interior, a nuestro corazón, donde ha venido a habitar. Ese Habitante Grandioso, Altísimo (no tiene nada que ver con estatura), tiene dos Talantes que configuran su Perfil: Justicia y Rectitud. No hay que mirar sólo hacia arriba: ¡Él llena toda la tierra!

 

Prestemos atención a lo que nos “revela” este himno” que se proclama hoy: “Su Misericordia llena la tierra”.

 

¿No están estas dos perspectivas en contradicción? ¿Llena la tierra o está en nuestro corazón? Uno de dos… ¡Pues no! Él llena la tierra porque en toda la tierra hay habitantes que creen en Él, que Lo llevan en su corazón, de esa manera llena la tierra con su Presencia, porque está Presente en todos los que se reclaman discípulos suyos. Llena también la tierra de manera sacramental, en los Elementos que el santificó para que fueran soporte de su Presencia Universal, demos dos ejemplos: Dónde haya agua que potencialmente llegue a servir para bautizar -porque cuando Él fue bautizado, santifico toda el agua de la tierra; segundo, en cada sagrario donde haya formas consagradas; para limitarnos solo a estos dos. Su Presencia Sacramental es, por antonomasia- Misericordia que llena la tierra.

 

Esto no es cualquier cosa, que Dios sea Dios-con-nosotros, es algo verdaderamente digno de festejar, no sólo los consagrados, sino todos los que tengan algo de bueno, algo de anhelo de Encontrarlo, estamos llamados a entonar -acompañados por la cítara- los cantos y los himnos más hermosos. Busquemos con diligencia un arpa decacorde para tocar en Su Honor.

 

Lo que viene de Dios son todas, acciones leales y todas las Palabras que pronuncian Sus Labios, son Palabras Sinceras. ¿Por qué lo adornan la Justicia y la Rectitud? Muy sencillo, porque estos dos rasgos son las características que Él más ama.

 

Ya sabemos que hay dos clases de sabiduría -la mala y la buena, la mala es la que tiene los perversos, los que obran el mal, sus planes Dios los desbaratará; también está la sabiduría Divina, que traza siempre planes justos, dirigidos por el Espíritu de la Rectitud, esos proyectos son eternamente duraderos, porque son los planes de dios Omnipotente, que lo único que no puede es obrar el mal, porque se saldría de su Justica y de su Rectitud. Lo único que Dios no puede es negar la Inquebrantable Bondad de su Propia Misericordia.

 

Nos unimos al salmo proclamando por triplicado que “La Misericordia del Señor llena la tierra”. חֶ֥סֶד יְ֝הוָ֗ה מָלְאָ֥ה הָאָֽרֶץ׃ [Jesed Yahweh ma-leja hajares] Más exactamente dice: “La Lealtad del Señor a Su Alianza, llena toda la tierra”. En tal caso, la Misericordia queda definida como “Fidelidad de Dios a sus Pactos”.

 

Mt 25, 1-13



Vamos a proceder con una parábola, es otra parábola donde se explicita en qué consiste el Reino de los Cielos. Viene bien reiterar que el judaísmo no pronuncia el Nombre de Dios, por ser algo tan Santo, es el superlativo de la santidad; se abstienen de pronunciarlo para que la pecaminosidad de nuestros labios no Lo manchen. Mateo que es un judío, hablándoles a los judíos, no puede pronunciar el Nombre Santísimo, por eso en vez de nombrarlo dice “de los Cielos”.

 

Esta zona del Evangelio Mateano nos presenta un estudio escatológico. De nuevo, no nos da datos sobre fecha, ni pistas para ponerle “fecha fija”, “tiquete de caducidad”. El cuándo, permanece incognito, pero -lo que si es definitivo- es que nos enseña que debemos prepararnos, hacer los trámites de pasaporte, pagar los impuestos de aduana, preparar ls valijas, y poner al día todos los tramites que estén pendientes.

 

El tema que hoy nos ha tenido atentos es el tema de la sabiduría dúplex. Muchas veces pensamos que hay una sola sabiduría y que toda sabiduría tiene que ser buena y no sabíamos que hay una sabiduría engañosa, una falsa sabiduría, en realidad se trata de una ignorancia engalanada, prepotente, maquillada, con muchísimas cirugías plásticas a cuestas.

 

La falsa sabiduría es inmediatista: no lleva aceite extra porque piensa que todo sobrevendrá cuando se nos antoje, es por eso que no es previsiva. Para esa sabiduría, el novio tiene que llegar -y eso les pasa a las “novias” caprichosas, cuando ellas se los ordenen, para esa clase de novias, el Novio es un mequetrefe, y según su dictadura, tendrá que acceder a sus horarios.

 

Como así se han acostumbrado, a la hora que se anuncie la Llegada, pretenderán confundir con patrañas la sabiduría verdadera y sonsacarles el aceite. Con carita mañosa tenderán a la verdaderamente sabias, sus alcuzas, pidiéndoles que compartan lo que no se puede compartir. ¡Atención! Este tipo de aceite es “personal e intransferible”.

 


Esta parábola contiene una enseñanza preciosa: Cuando se abra la puerta de la verdad, no habrá, aplazamientos, ni entradas saltando la cerca, o por la ventana rompiendo el vidrio, sólo habrá una entrada, y sólo estará abierta cuando “suene la trompeta” que anuncia el principio del banquete de Bodas del Cordero.

 

Cuando lleguen las de la falsa sabiduría, el Señor no podrá mentir: no las podrá reconocer porque ¡nunca antes las ha visto! Él, que siempre habla con Verdad, no podrá mentir en esa Hora.

No le demos vueltas al asunto: Hay una sola solución. ¡Estar siempre alertas, velando, porque desconocemos el día y la hora!

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