miércoles, 7 de agosto de 2024

Miércoles de la Décimo Octava Semana del Tiempo Ordinario


 

Jr 31, 1-7

Ya hemos dicho que hay una labor editorial detrás de este Libro, de tal manera que ciertos bloques están allí yuxtapuestos, por ejemplo, los capítulos 30 y 31, formando una unidad estilística, fundada en el género poético: se entienden como la colección de once poemas, y por su contenido tiene cierta analogía con el Libro del Deutero-Isaías, con una tonalidad consoladora. Está escrito en clave de esperanza.

 

El capítulo 30 está integrado por los cuatro primeros poemas. El capítulo 31 lo forman los siete poemas restantes. El verso 1, del pasaje que leemos en esta fecha, enuncia la restauración de la Alianza: Estamos ante una Nueva Alianza: “En aquel tiempo -oráculo del Señor-, seré el Dios de todas las tribus de Israel, y ellas serán mi pueblo”. Se renueva y se reitera el oráculo central. “Ustedes serán mi pueblo y Yo seré su Dios”. Luego, viene el Quinto poema, son los versos 2-6; y se añade -a manera de conclusión de la perícopa de hoy-  el primer verso del Sexto poema (Jr 31, 7):

“Así dice el Señor:

Griten jubilosos por Jacob,

regocíjense por el primero de los pueblos,

pregonen, alaben, digan:

El Señor ha salvado

a su pueblo, ha salvado al resto de Israel”

 

La perícopa señala que el camino de ida fue un sendero de “llanto” pero ahora re-emprenderá, por el desierto -siempre mencionado como el espacio del “primer amor”, del éxodo feliz en el que el pueblo se fue depurando y conociendo el enamoramiento que los enlazaba con su Señor, con lazos de sin igual ternura-, el camino de vuelta, y es una senda de “descanso”, vendrán aliviados. Y Dios exhibe para ellos Su Amor Eterno, habrá “encargados de atender el calendario lunar para fijar la hora de la reconstrucción, como una doncella que ha sido ultrajada, pero que será re-dignificada: será el tiempo de la fiesta, el tiempo de la vendimia. Entonces los guardias en sus atalayas anunciarán y llamarán el regreso, les dirán que es hora de volver a Sion.


 

Se habla de la reunificación de los reinos del Norte y el Sur, pero la proyección del oráculo escatológico trasciende el límite de Israel, y se ensancha más allá. 

 

Sal Jr 31, 11-12ab. 13

Como salmo tenemos un fragmento del poema “séptimo” que abarca los versos 10-14. Aquí la reconstrucción es mostrada con la imagen del reagrupamiento, es una contra-diáspora, como un Buen Pastor, recogerá sus ovejas dispersas. Él se ocupará de su “rescate”. Luego, enumera los factores de la abundancia que seguirán. Este tema domina la primera estrofa, el Pastor Hermoso que las vuelve a congregar.

 

Como se habla de la Doncella que es re-dignificada, le promete que se volverá a engalanar con sus joyas, y a bailar entre rondas de danzantes. Y todas, serán concentradas en torno a las riquezas que de Manos de Dios brotarán como raudal imparable.

 

También los jóvenes tanto como los ancianos, que tanto sufrieron y lloraron, hallarán alivio a sus penalidades y el gozo será el adorno de sus años postreros.

 

El eje de este cántico, gira en torno al Pastor que concentra bajo su protección toda su grey.

 

Mt 15, 21-28



Hay demonios muy malos, son los que infunden tristeza y desánimo, desaliento y depresión. Son los que oscurecen todo el firmamento y llenan los ojos de llanto. Son demonios destructivos que desgarran y hunden, que sepultan en vida. ¡A expulsarlos hemos sido enviados! Es una tarea de consolación, abrir la ventana por la mañana y dejar ver como la Aurora despunta. Somos -en tanto que discípulos-misioneros- profetas de alboradas. Estamos llamados a señalar la cercanía de la hora de la dicha: la llegada del Pastor Hermoso. No a ver pecado en todo y por todas partes, ¡Como si el pecado pudiera derrotar la Preciosa Sangre de Cristo! Sino a desentrañar toda la Ternura del Dios que “rescata”, el Señor que Salva.

 

Tenemos otra tarea, directamente conectada con el anuncio del Reino, de señalar la Mañana que se asoma. Y es la de no preocuparnos de que el agua bendita caiga un poco más allá de la línea demarcada. Que los beneficios que trae el Buen Pastor, no están limitados a nuestro grupo, a nuestra pastoral, a nuestra parroquia, a nuestros parientes, a nuestros relacionados. Estamos llamados a auspiciar que también los cachorritos puedan nutrirse con las migajas que caen de la mesa. Toda vez que nos preocupe que la Gracia se desborde más allá de las líneas fronterizas, estaremos falsificando el Mensaje Cristiano.

 


El lenguaje es claro: Tiro y Sidón eran territorios allende las fronteras Israelitas, y la mujer que clamaba, era una cananea. No es que Jesús sea indolente con aquella mujer que, de seguro, conmovió su corazón de inmediato. Tenemos que co-textualizar el episodio por el bloque al que pertenece en el Evangelio mateano, es la segunda parte donde Jesús está -con su accionar- concibiendo un nuevo Pueblo de Dios que acoge a todos los que el judaísmo discriminaba, rechazaba y marginalizaba. Por eso nos llamamos “católicos”, porque hemos aprendido lo que Jesús nos enseñó, que el Padre Celestial hace llover sin distingos, sin segregar, socorriendo con su generosidad y prodigalidad a todos los que tengan sed, a todos los que tengan sembrados resecos.


 

Que se entienda bien, el pecado es y será pecado. Pero las discriminaciones artificiosas, montadas sobre prejuicios de cualquier índole -en este caso- sobre líneas dibujadas en los mapas- no encajonan nuestra fe en áreas de aprobación y desaprobación. ¡Nadie será declarado fuereño! La enseñanza de Jesucristo está por encima de estas divisiones geopolíticas, en ese sentido, al Mensaje del cristianismo no lo aprisionan ni lo silencian esos criterios. Quizás, por tal motivo, la imagen que representa al Espíritu Santo es la de una Paloma, nunca enjaulada.

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