viernes, 27 de septiembre de 2024

Sábado de la Vigésimo Quinta Semana del Tiempo Ordinario


 

Ec 11,9-12,8

¡Mientras puedan, recojan capullos de rosa!

Robert Herrick

Toda la perícopa está enmarcada en el co-texto de prodigarle, a un joven, las recomendaciones para que valore su juventud y la aproveche. No dejando por fuera el hecho de que la juventud, con todo su esplendor, también es “vana ilusión. (Esta es otra manera de traducir la fórmula הָֽבֶל [Jabel] “vacío”, “humo”, que se repite en 11,10 y, nuevamente en 12,8).

 

Después de 12, 8, viene un epilogo que concluye el Libro (12,9-14). Por eso, con este comentario, se cierra nuestro asomo al Qohélet. La semana próxima, la dedicaremos al estudio del Libro de Job, otro Libro con carácter sapiencial. Añadiremos aquí, que el género sapiencial entró en intensa crisis, y esa crisis la podemos detectar y rastrear con un serio estudio de estas tres que hemos enhebrado consecutivamente: Proverbios, Qohélet y Job.

 

Los consejos que se les dan a los jóvenes están referidos a un ejercicio proyectivo, donde se les invita a mirar hacia la adultez madura, y ver como todo el ímpetu y los desmanes de la juventud, inexorablemente desembocaran en ese estado de decaimiento y ruina que traen consigo los achaques.


 

En la primera parte 11,9-11,10 encontramos unas recomendaciones que suenan extrañas, y hasta licenciosas:

a)    Disfruta de lo bueno ahora que puedes

b)    Déjate llevar por los impulsos del corazón

c)    Y por todo lo que ves

A esta formulación subyace un principio sibarita: Si se te cruza en el camino uno de estos placeres, sería digno de castigo, dejarlo pasar: “recuerda que de todo ello Dios te pedirá cuentas”, como quien dice “peca el que deja pasar la oportunidad del desfogo”; los que quieren optar por esta interpretación acusan a los otros de “reprimidos” para tener excusa para sus libertinajes.

 

Esta idea se refuerza cuando le dice que saque de su mente cualquier כָּ֫עַס [ka-as] “escrúpulo”, “molestia”, menosprecio” y elimina de tus pensamientos lo que te cause רָע [raj] “enfermedad”, “sufrimiento”.


 

El Qohélet se refiere a la salud, y al empuje vital con unas imágenes muy caras a la cultura oriental, son los semitismos:

a)    El cordón de plata

b)    La olla de oro

c)    El cántaro a orillas de la fuente

d)    La polea del pozo

 

Estos son los “dones” que ha recibido la juventud. Porque después sobrevendrán las dos últimas escenas de la vida

1.    E polvo volverá a la tierra

2.    El espíritu volverá a Dios

 

No se vaya a implicar el alma de la persona, sino simplemente el soplo vital que Dios le prestó y que lo anima. Algo semejante a la pila que hace mover y hasta sonar al muñeco.

 

En 12, 8, Qohélet no se niega la oportunidad de repetir una vez más su eslogan: הֲבֵ֧ל הֲבָלִ֛ים אָמַ֥ר הַקֹּוהֶ֖לֶת הַכֹּ֥ל הָֽבֶל׃ “Vanidad de vanidades, dijo Qohélet (el Convocador), todo es Vanidad (pura ilusión)”.

 

Sal 90(89) 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17

…porque a la hora que menos penséis vendrá el momento en que llegue el dueño de la casa a pediros cuentas.

Lc 12, 40

Este es un salmo de súplica. es el único salmo que se atribuye a Moisés. Va a tratar el asunto de la fragilidad de la vida humana y representa una profunda glosa a la perícopa de Qohélet que hemos examinado. Nuestra debilidad y nuestra caducidad humana parece apuntar a revelarnos que el hombre no-es, frente a Dios, el Único que en su perennidad Es.

 

Ante la velocidad y la inexorabilidad del tiempo que trae, remolcado, el carromato de la senectud, con sus destartaladas ruedas y sus chirriantes tablas y ejes, nos vemos obligado sa reconocer que la vida humana es el epítome de la brevedad. Las flores en la tumba son consuelo para el difunto que allí yace, porque le permiten visualizar cuan tamaña es la belleza y -sin embargo- cuán efímera. Nuestra radiante carroza, rueda siempre presurosa a su jamás bienvenido fin.

 

Aun a sabiendas de la transitoriedad de todo placer, hemos de vivir sin desenfocar que nada es para siempre.

 

a)    Dios crea -a partir del material humano- sólo polvo le vasta llamarnos de vuelta a la tierra que fue en si Manos la materia prima. Adán está hecho de adama (tierra fina que usa el alfarero).

b)    Un siglo o más, no alcanza a ser un segundo en el reloj Divino.

c)    Vemos a veces crecer el pasto, y por la tarde vemos las máquinas podadoras en los prados y entendemos el significado de la caducidad.

d)    ¿Cuál es, en suma, la súplica de este salmo? Que viendo lo pasajero que es todo y que todo está destinado a llegar a su fin, nosotros derivemos de eso, un sentido de aprovechamiento intenso y de rendir, mientras dure, los frutos más hermosos y sabrosos, a la mayor Gloria de Dios.

e)    Si en la juventud, YHWH nos inyecta con el elixir de la Sabiduría, nuestra vida no pasará en vano, sino que sabremos emprender tareas prosperas que reflejen la Misericordia de Dios como Bondad bajada de los Cielos.

 

Te suplicamos: ¡enséñanos a calcular nuestros días!

 

Lc 9, 43b-45

Sólo estas palabras nos curan de la sordera que nos mata. Dejarlas entrar en los oídos es la condición para poder “escuchar y “amar” según el mandato del Deuteronomio 6, 4s.

Silvano Fausti



Ciertos valores y ciertos conceptos, en vista de su importancia, al pedagogo no le queda más remedio que repetirlos hasta incurrir en la repetitividad más fuerte, aun cuando el alumno nos acuse de pesados. Jesús -como excelente pedagogo que Es, nos dice, una y otra vez, como quien previene a su estudiante de los peligros que le amenazan a la vuelta de la esquina: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”. Y nos advierte, “grábense bien estas palabras”.

 

Detrás de la palabra “Mesías”, había una carga muy pesada de tradiciones que apuntaban hacia la imagen de un poderoso líder político militar cuya identidad más patente se configuraba en torno a David como gobernante heroico y enérgico, que llevó a Israel a vivir uno de sus grandes momentos de esplendor, y donde, con el sometimiento de diversos pueblos, se habían visto cortejados con exención tributaria, ya que los avasallados tenían que pagar y ellos no. Además, David había logrado fortificar a Jerusalén y darles libertad respecto de los opresores que antes los tuvieron bajo su férula.

 

Todo este imaginario les hablaba de “victoria”, y no de derrota, así pues, ¿cómo podían entender que les hablara de “ser entregado en manos de los hombres? Cuando ellos ya se veían sentados en los puestos de mando y poder, se veían al frente de la economía y del dominio, aspiraban a los cargos gubernamentales más sobresalientes, a títulos, honores y banquetes; ellos se acercaban y le preguntaban si quería que hicieran llover fuego -seguramente recordando cómo fue al fin de Sodoma y Gomorra- bajo la ira de Dios, o como hizo llover fuego el profeta Elías. Esta imagen mesiánica de “hacer llover fuego”, como quien espera que Jesús los autorizara al bombardeo con misiles, nos permite imaginarnos lo imposible que era para ellos entender este lenguaje de Jesús que se opone radicalmente al imaginario que los dominaba.

 

Para Jesús era urgente que entendieran de qué les estaba hablando, cómo era su proyecto salvífico, cuál era la estructura de su “Buena Nueva”, para que la pudieran predicar.  Si no lograban sacudirse estas falsas imágenes ¿Cómo podrían ser los portadores de Su Evangelio?


 

Aún hoy día muchos levantan los ojos para mirar al que traspasaron y sólo ven una derrota, y siguen esperando que se baje de la cruz y empiece a “hacer llover fuego”. Y, claro, muchos se comprometen en el proyecto de hacer llover fuego en nombre del que sólo quiere traer Paz, Fraternidad y Solidaridad. En la cruz, en realidad, está crucificado un Proyecto que no nos animamos a asumir, mientras continuamos diciéndole que está equivocado, que debe llenarse de ira y acabar con este negocio que no marcha como ellos quieren.

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