jueves, 19 de septiembre de 2024

Viernes de la Vigésimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario


 

1 Cor 15, 12-20

La Resurrección de Cristo es el motor de vida que vence la muerte y la injusticia… Aquí está la solidaridad de Jesús para con nosotros: Él es nuestro compañero de camino, no solo en la vida, sino también en la muerte, que es el paso definitivo hacia la vida de Dios.

José Bortolini

 

Hoy llega a su fin nuestro estudio de esta Carta, hemos de anotar que la 2ª a los Corintios no se estudia en el ciclo par, sino en el ciclo impar. A riesgo de extendernos, nos gustaría hacer una revisión, muy general, de los temas tratados, y dar una panorámica de cómo se enlazaron o cómo se encadenó su continuidad dentro de la Epístola:

 

a)    Señala la aparición de facciones al interior de la Iglesia de Corintio, con liderazgos divergentes: sabiendo -como en el fondo lo sabían- que el Único liderazgo válido es el de Jesucristo.

b)    Casos de inmoralidad (hombre que convivía con su madrastra).

c)    Examen de los “estados de vida”, y de la Virginidad como consagración al Servicio del Señor.

d)    Examen del asunto de la carne de los animales ofrecidos a los ídolos.

e)    Abusos dentro de la Cena del Señor. Agresión psicológica de los menos favorecidos, durante la celebración del ágape-fraterno.

Se indica que el amor-ágape (en latín caritas) debe ser el espíritu de la Celebración Eucarística.

f)     Los carismas como herramienta para concretizar el amor-agape en la Comunidad.

g)    El tema de la Resurrección del Señor como pivote de la fe cristiana. Poniendo de relieve que la resurrección es una heredad que nos comparte el Señor.

 

El planteamiento de hoy se desarrolla con un artificio racionalista, se plantean algo parecido a “silogismos”, que son proposiciones articuladas, por lo general en número de tres, donde la tercera dimana de las dos anteriores -como una planta brota de su semilla-, se dan casos especiales, como los entimemas, que son silogismo “abreviados” donde se sobrentiende una de las premisas, y con sólo dos proposiciones, -que se llaman antecedente y consiguiente- ya emana la consecuencia lógica, expresada, precisamente en el consiguiente. Estamos -además- ante un sorites, (una especie de poli-silogismo) que podríamos definir como una “ametralladora” de silogismos, se suceden uno tras otro.

 

12. Ahora bien, si proclamamos un Mesías resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos ahí que no hay resurrección de los muertos?

13. Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.

14. Y si Cristo no resucitó, nuestra predicación no tiene contenido, como tampoco la fe de ustedes.

15. Con eso pasamos a ser falsos testigos de Dios, pues afirmamos que Dios resucitó a Cristo, siendo así que no lo resucitó, si es cierto que los muertos no resucitan.

16. Pues si los muertos no resucitan, tampoco Cristo pudo resucitar.

17. Y si Cristo no resucitó, de nada les sirve su fe: ustedes siguen en sus pecados.

18. Y, para decirlo sin rodeos, los que se durmieron en Cristo están totalmente perdidos.

19. Si nuestra esperanza en Cristo se termina con la vida presente, somos los más infelices de todos los hombres.

20. Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, siendo él primero y primicia de los que se durmieron.


 

Vamos a intentar separar cada silogismo:

1)    Ahora bien, si proclamamos un Mesías resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos ahí que no hay resurrección de los muertos? Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.

2)    Y si Cristo no resucitó, nuestra predicación no tiene contenido.

3)    Y si Cristo no resucitó ,… tampoco la fe de ustedes (tiene contenido).

4)    Sí nuestra predicación tampoco la de los corintios tiene contenido, resulta que pasan a ser falsos testigos (porque, precisamente, ellos están afirmando que Dios resucitó a Cristo.

5)    Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo pudo resucitar,

6)    Y si Cristo no resucitó, de nada les sirve su fe: ustedes siguen en sus pecados

7)    Y si Cristo no resucitó, los que se durmieron en Cristo están totalmente perdidos.

8)    Si nuestra esperanza en Cristo se termina con la vida presente, somos los más infelices de todos los hombres.

9)    Pero si Cristo Resucitó, la conclusión general de todo lo anterior, es todo lo contrario (porque de una primera premisa falsa y una segunda falsa, no se puede concluir. Lo que se diga flotará en la incertidumbre.

 

Sólo si la premisa de la resurrección es cierta, podremos entonces reposar en la certeza de nuestra fe. De cualquier otra manera, somos los más infelices de la humanidad entera. No se demuestra le resurrección, lo que se demuestra es la necesidad de aceptarla, como condicionante para superar la infelicidad de nuestra incertidumbre. Y esta certeza reposa en la abundancia de los testimonios (como se vio ayer): “Pero Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que han muerto”.

 

Y, ¿a dónde conduce todo este galanteo con el racionalismo? ¿Es simple arrogancia de Pablo para mostrar su avezada habilidad con el racionamiento griego? ¡No! en verdad de lo que se trata es de la inteligente adaptación al pensamiento del interlocutor. Pablo sigue el único camino viable, en una cultura racionalista, con una firme confianza en el poder del pensamiento; no se puede “dialogar” con alguien así, sino partiendo de sus propias premisas lógicas. Eso es lo que hace Pablo, acepta pasar su propio balón al estadio del “contendor”. De otra manera se empantanaría en un dialogo con sordos.

 

Se puede decir que la filosofía, y el tipo de pensamiento que le es afín, data de principios del siglo VI a. C. y poco a poco fue empapando todo el pensamiento del mundo mediterráneo y de las comunidades que fueron volcándose hacia la propuesta cristiana. Sabemos que lo disolución del imperio Greco no puso fin a esta lógica, sino que el imperio romano la prohijó y la hizo suya. La habilidad de Pablo consistió en la búsqueda de puntos de comprensión y acercamiento para poder llevar el kerigma a tantas partes como pudo en sus tesoneras jornadas que lo llevaron a Roma; sabemos que sus planes apuntaban a llegar hasta la propia España, extremo occidental del mundo entonces conocido.

 

Sal 17(16), 1bcde. 6-7. 8 y 15

Muéstrame Señor. Tus obras son patentes,

pero yo soy ciego y olvidadizo,

y necesito que me las vuelvas a mostrar,

que me las recuerdes, que me las hagas reales.

 

Tu misericordia es tu amor,

y si yo vivo, es porque Tú me amas.

Noël Quesson

 

Este es un salmo de súplica. rogamos para que el indefenso, el débil, el marginal, reciba la protección del Único que se interesa sinceramente por ellos: El Señor.

 

Aparte de la antífona, tenemos tres estrofas montadas a partir de cuatro estrofas y cuatro quintos.

Podemos empezar por el verso responsorial: “Al despertarme me saciaré de tu semblante, Señor”. ¿A qué despertar se refiere? ¿Al de los durmientes que han ido a descansar al dormitorio “cementerio”?

 

La primera estrofa, invoca al Señor Dios para que lo escuche, para que atienda su apelación, para que le preste oído.

 

En la segunda estrofa continua su clamor, invocándolo: pidiendo que dirija su oído hacía él y escuche sus palabras (sin duda, suplicantes). Inmediatamente le pide que actue a su favor: “Muestra las maravillas de tu Misericordia. Se apoya en la fama de Dios: Dios salva a los que se refugian a su derecha, (bajo su brazo poderoso).

 

En la tercera estrofa se pueden identificar por lo menos cuatro ruegos diferentes:

i)      Guárdame como a la niña de tus ojos

j)       Escóndeme bajo la sombra de Tus Alas.

k)    Con mi ruego me presento ante Ti.

l)      Al despertar, mi desayuno será verte.

Con ese alimento será suficiente para la jornada entera.

 

Lc 8, 1-3

Sumario

… las mujeres no tenían el deber de cumplir la ley, porque ésta estaba hecha para los solos hombres. Ellas están en la mitad entre el hombre que debe y el niño que no puede cumplirla: un poco debe y un poco no puede.

Silvano Fausti

 

a)    Jesús va de διώδευεν [diodeuen] “travesía” por Galilea: de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo.



b)    ¿Qué hace en este vagabundear? Va κηρύσσων [kerusson] “proclamando”, “predicando” y εὐαγγελιζόμενος [euaggelizomenos] “evangelizando”, “anunciando la Buena Noticia”.

c)    Acompañando por los Doce, sus discípulos.

d)    Y por algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malos y de enfermedades. De ellas se mencionan a:

·         María Magdalena

·         Juana, mujer de Cusa, empleado administrativo de Herodes

·         Susana

·         Y otra muchas

e)    La peculiaridad de estas mujeres era que financiaban a Jesús y su movimiento.


 

Jesús subvierte los usos y limitaciones de su tiempo: ¡nadie habría tenido discípulas! ¡Él las recibe, las asocia, las incorpora! Para Él, las mujeres están habilitadas para el seguimiento.

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