Pr
30, 5-9
Hoy,
llegamos al final de nuestro cursillo relámpago sobre el Libro de los
Proverbios. Los proverbios, forma literaria muy frecuente en el oriente medio,
según nos enseña la arqueología, proliferaron en Mesopotamia, y Egipto. Son
sentencias breves (aforismos) que impactan por su certeza, por ser una
sentencia eficaz, y por su fuerza persuasiva y su brillo; brotaron de una
sabiduría que provenía de la aguda observación del mundo y del aprovechamiento
de las experiencias ajenas, que procuraba encontrar los pies y la cabeza en los
hechos y peripecias de la humanidad, difíciles de compatibilizar y de ordenar
en medio de su desorden y su carácter contradictorio, esta sabiduría se tenía
como condición para alcanzar el éxito en la vida.
En
lengua hebrea un proverbio, un refrán, una máxima, un consejo, un aforismo, se
llama מָשָׁל [mashal] (su plural es mashalim, Mishlei), también son mashalim las parábolas,
las fábulas, los acertijos y hasta las adivinanzas.
Agur
ben Jakeh, fue un sabio de ascendencia árabe (Ismaelita, no israelita) que reunió
los proverbios de este capítulo 30, versos 1-14, lo mismo que Lemuel de Masá -de
otra tribu ismaelita, del norte de arabia-, que, enseñado por su madre, aprendió
los proverbios que luego compiló en el capítulo 31, 1-9. Los proverbios de Agur
y Lemuel forman la sexta y la séptima colección proverbial -respectivamente-
del Libro en estudio.
La
perícopa parte de un axioma: “Las Palabras de Dios son de fiar”. Este
fundamento medular se basa sobre el hecho de que Dios Es Escudo para los que
esperan en Él. Pero, ¡alerta! no se debe añadir nada a sus Palabras porque Él
reclamará por la adulteración y nos dejará en evidencia delante de todo el
mundo.
Luego,
aparecen dos peticiones que Agur le había hecho a Dios, solicitándole se las
concediera antes de llamarlo al país de los muertos, y son:
1) Alejar de mi
falsedad y mentira
2) No me des ni
riqueza ni pobreza, sino el “pan cotidiano”.
¿Por
qué no quiere riquezas? Porque estando saciado puede incurrir en el
atrevimiento ingrato y llegar a pensar que todo lo ha logrado solo y que no
debe al Cielo ninguna gratitud. (Consumismo y hedonismo).
¿Por
qué no quiere la pobreza? Porque podría llegar a volverse ladrón y argumentar
que ha sido por física necesidad. También así ofendería el Nombre Santísimo.
Sal
119(118), 29. 72. 89. 101. 104. 163
Y toda la vida.
Contemplación y estudio que nunca acaban, porque tu Voluntad es tu propia
esencia, eres Tú mismo en la Infinitud de tu Ser.
Carlos G. Vallés s.j.
Continuamos
con el mismo salmo de ayer, tomando otros versos.
i) Apártame del camino
falso, dame la gracia de tu Ley, para que no sea para mí un cuero legislativo
sino un mapa para encontrar el tesoro.
ii) Para discernir que
no son valiosas las monedas sino “Toda Palabra que sale de la Boca de Dios”
iii) Guía Señor, mis
pasos, que no camine hacia la ortiga y la cizaña.
iv) Apárteme Señor de
las sendas de la Mentira (son los caminos que ha trazado el Malo), que yo
camine entra las señales camineras que nos dejaste: el Decálogo, priorizando tu
Mandamiento del Amor.
v) Dale a mi corazón
unos lentes que le permitan orientarse por los senderos de la Ley Divina y me
prevengan de coger por donde indica el Engañoso.
En
el verso responsorial vamos a repetir: La Ley es una Lámpara de Luz Clara y
Nítida que me muestra los Caminos que conducen hacia la Vida Eterna.
Lc
9, 1-6
Hay
tres salidas de Jesús por Galilea: en a primera, va acompañado por los cuatro
primeros que llamó, en la segunda, va con los doce que lo acompañan, en la
tercera, Él envía a los doce y sale solo. Hoy, precisamente, es el Envío: Así
iniciamos la tercera Salida de Jesús por Galilea.
Lo
que a nosotros compete es que nos Envía, que no podemos seguir debajo de la Orla
de su Manto: todo pajarillo debe abandonar el nido cuando llega la “Hora”.
Hay,
algo así como la fase preparatoria, y cuando las alas han madurado lo suficiente,
entonces tenemos que salir a “Predicar el Reino” y a “curar a los enfermos”.
¿Eso está claro, cierto?
Cuando
Él ve que las alas de sus pajaritos ya soportan un corto vuelo, los envía,
ungidos con poder y autoridad. Meditemos eso, ¿qué significa haber recibido
poder y autoridad?
¿Sobre
quienes tienen poder y autoridad? ¡Sobre toda clase de demonios!
El
envío tiene unas “direcciones” muy precisas, Él no los envía a que den vueltas
en círculo, como le suele pasar a quien anda extraviado. Les da las siguientes
directrices para que sepan hacia donde se encaminan:
·
No llevan nada para el camino, ni bastón (la gente podría
alarmarse de que los van a coger a garrotazos), ni alforja, el que lleva
alforja ya lo tiene todo resuelto, ese no está buscando personas para construir
comunidad, ese está buscando “bobos” que lo atiendan, que lo abaniquen y que le
llenen la copa cada vez que se le vacíe. Tampoco han de llevar su bien dotado vestier,
porque quien así obra, está ocupado de los disfraces y de la utilería, no de la
Palabra.
·
No tienen que llevar “pan y dinero”, porque no son
turistas, son ¡profetas!
·
Si uno entra en un lugar es porque le permitieron la
entrada; si en una casa lo reciben, quédense allí, la gente tiene que saber
cómo y dónde encontrarlos, no están en la clandestinidad, están en la
disponibilidad.
·
Y, para que luego no se hagan los sorprendidos, sepan que
muchos no los recibirán, que muchos los rechazaran, que muchos se darán a la
tarea de perseguirlos y que muchos querrán reclamar sus vidas. Muchos se creerán santos su logran matarlos,
porque o están buscando la palabra, sino lo que buscan es saciar su sed de
asesinos y, el asesino sólo se sacia derramando sangre: Ellos no buscan a Dios,
buscan quitar a Dios de su camino, porque les representa un inconveniente.
·
Contra los que no los reciban, no planeen hacer llover
fuego contra ellos, simplemente sacúdanse el polvo de las sandalias y que esa
sea su única acusación, ante los Ojos de Dios. Es decir, no se contagien de
nada, de ninguna de sus impurezas; sacúdanse bien, para que, de ese estilo, no
se les queda nada pegado. Los que no reciben, sobre ellos sólo hay que orar,
pronunciando el Effetá.
¿Qué
hicieron los Doce? Juntaron todo el poder y la autoridad recibidos y se fueron
a entregar el Evangelio (léase la “Buena Noticia”). La Buena Noticia no tiene
nada que ver con doctrinas, sino con el “Poder” que “Sana”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario