miércoles, 18 de septiembre de 2024

Jueves de la Vigésimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario


 

1 Cor 15, 1-11

Hoy entramos en el séptimo bloque de esta Carta, el último, antes de la despedida, donde les hará algunas recomendaciones y les comentará sus planes de viaje en lo sucesivo; este epilogo, no lo estudiaremos. La temática del capítulo 15, es la Resurrección. En el discurso de Pablo en el Areópago ya se evidenció que, para los griegos, hablar de resurrección era una “bobada”, a la que no había que perderle tiempo (Hch 17, 32).

 

Algunos, como Platón, aceptaban la inmortalidad del alma, pero, siguiendo una vertiente agnóstica, sólo lo inmaterial, resucitaba, pero lo material, era despreciable (en términos religiosos, saduceos, diríamos “impuro”). Aún otros, creían que los que habían muerto, a la fecha de la Parusía, ya habían salido del juego definitivamente, muertitos estaban y muertitos se quedaban. Así que la parte de nuestra Fe que declara la resurrección de los muertos, se la pasaban por la faja.

 

Lo que se hace en esta -la que llamamos 1ª Carta a los Corintios- es muy importante, Pablo va al “kerigma” y les repasa los puntos esenciales, para dejar sentado y muy claro, lo que definía (y define) el perfil de nuestra fe. Bien vale la pena que los desgranemos, uno a uno, y los pongamos bien claro, como los hitos de nuestra “trayectoria”.

 

1.    Cristo murió por nuestros pecados (según las Escrituras),

2.    Fue sepultado y Resucitó al Tercer Día (según las Escrituras),

3.    Se les apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía (al momento de pronunciar este discurso), otros han muerto, después se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles

4.    Por último, como a un aborto, se me apareció también a mí. Aquí, aprovecha para señalar su calidad de apóstol, sin presumir de un rengo principal, sino, poniéndose al final de la línea de dignidades, último, pero también apóstol.

 

Y, nos enseña algo esencial, que no es asunto de dignidad, ni de ser de los miembros de alguna “rosca”, sino -por el contrario, muy a pesar de haber sido un “perseguidor de cristianos. Y nos enseña, con todas las letras, que su designación es “pura Gracia”, y por Gracia, él ha legado a ser lo que es.

 


Estos son nuestros “jalones”. Así los predicaron, así pusieron los fundamentos, así jalonaron el Camino, así señalizaron la Ruta, en suma: ese fue el Evangelio que les predicaron:

-que aceptamos

-en el que estamos fundamentados

-que nos salva -con la sola condición de perseverar en Él

-y que Pablo y los demás apóstoles nos trasmitieron, en absoluta conformidad con lo recibido. Sin desvirtuarlo en lo más mínimo.

 

Por esto es tan importante la Resurrección, que no hay que nombrarla por el ladito, sino dándole su debida centralidad, de otro modo, los judíos entregaron a los Romanos a Jesús para que lo llevaran al sacrificio de la Cruz, y fin de la película.

 

La grave consecuencia es que, entonces, quedó derrotado, y -como muchos los dicen, para dejarlo enterrado en el Santo Sepulcro- “fracasó”.

 

¿Dónde queda, entonces, la Victoria de Jesús sobre la injusticia y la muerte? En el caso de arrinconar la verdad de la resurrección, la derrota es de Jesús y de todos nosotros, los que formamos el Cuerpo Místico de Cristo.

 

Sal 118(117), 1-2. 16-17. 28

Salmo de Acción de Gracias, una Todah. Parece que data del año 444 a.JC.  para la fiesta de Sukkot (la Fiesta de las Enramadas) y quedó incorporado a esta festividad. En ella, por turnos, van cantando diversos grupos, se alternan los levitas, el pueblo, el gobernante (este Rey que toma la Palabra, para esa época, no existía, su voz es, pues, figurada; con momentos muy definidos: La situación angustiosa es presentada, se ofrece le Sacrificio de acción de Gracias. El carácter festivo se reforzaba manteniendo iluminado el Patio Exterior del templo durante toda la noche. Este festejo seguía por siete días, y se conmemoraba habitando por este tiempo en esas cabañas improvisadas que evocaban el Éxodo: la travesía de 40 años por el desierto. Estas cabañas, estas enramadas, se acostumbra todavía levantarlas y hay que tener diariamente una comida en ella y pernoctar también, para revivir, para actualizar las condiciones de su liberación de su identidad, de su configuración como pueblo del Señor.

 

Observemos que los versos que se han elegido para la perícopa que se proclama hoy, apuntan en la dirección de agradecer por la Resurrección.

 

En la primera estrofa damos gracias a Dios por su Bondad, por su Misericordia Eterna, todos los israelitas declaran que la Misericordia Divina dura por siempre.

 

El brazo combatiente del guerrero es el brazo derecho, con este brazo blande la espada o la lanza, mientras con el izquierdo, maneja el escudo; por eso, el brazo derecho es el brazo del “poder”.  En esta estrofa se declara el Gran Poder que Dios lleva en su Brazo Derecho, Brazo Excelso: Este Poder se manifiesta en que el que Canta sabe que no morirá, que será inmortal, que Dios le prolongará la vida para que dedique su inmortalidad a cantar Vítores al Señor YHWH.

 

La perícopa se cierra reconociendo a YHWH como su Dios, agradeciéndole, pero n con una gratitud insulsa e insípida, sino con ensalzamiento.

 

En el verso responsorial se dice, afirmando nuevamente, la Bondad de Dios y lo perentorio que es agradecerle.

 

Lc 7, 36-50



Recordemos que los profetas no solo se manifestaban por oráculos, palabras reveladas, sino que, muchas veces, hacían uso de acciones simbólicas para darnos a entender lo que Dios quiere decirnos. Aquí aparece una mujer que efectúa una acción de Gracias, por medio de una acción simbólica. Es una acción simbólica que profetiza que Jesús será Ungido con Mirra, como se hace con los mortales, pero también con Incienso como corresponde a Dios.

 

El alabastro es una variedad de sulfato de calcio, del aljez o de piedra de yeso que se presenta bajo forma compacta, no muy dura, compacta, a veces traslúcida, de apariencia marmórea, que se usa para hacer esculturas o elementos de decoración arquitectónica, con él se pueden hacer copas, o jarrones para guardar perfume.

 

En el relato de hoy, aparece una mujer que lleva un ἀλάβαστρον [alabastron] recipiente confeccionado en alabastro y lleno de perfume. Empieza toda una liturgia, una serie ritual de acciones de adoración. (A quienes les gusta condicionar la “santidad” de las personas encargadas del culto, cabe resaltarles que esta “sacerdotisa” era una ἁμαρτωλός [hamartolos] “pecadora”.

 

Hay aquí, algunas coas que no están dichas, pero que se implican, por ejemplo: ¿cómo sabía la mujer que Jesús estaba allí?  ¿Cómo fue posible que entrara sin que nadie se lo impidiera? Parece ser la actuación de alguien que está acostumbrada a entrar “como Pedro por su casa”. Semejante familiaridad, tal nivel de confianza apunta hacía una “habitual”. Cabe deducir que la tal prostituta que hoy funge de sacerdotisa-profeta y que ha venido, hoy, a ungir a Jesús, frecuentaba la casa del fariseo, lo que tampoco nos sorprende, dado que Jesús con frecuencia nos advierte que ellos “no hacen lo que dicen”.

 

(Aún, hay otra pregunta que queda flotando: ¿cómo sabían que se trataba de una “pecadora”)

 

¿Qué pasos comprende el rito?

a)    Acercarse

b)    Se postra ente Él, en la zona de sus pies

c)    Se deshace en lágrimas, como una sincera penitente,

d)    Lavaba sus pies con sus lágrimas

e)    Se os enjugaba con su propio cabello

f)     Lo cubría de besos

g)    Le ungía los pies con perfume.

 

Es un rito de 7 pasos.

 

A continuación, Jesús nos va a relatar una משל [maschal] “parábola”, parábola del prestamista y los dos deudores (Lc 7, 41-50). Aquí hay uno de esos casos en que, nos aceleramos en juzgar -y que, con toda razón de nuestra parte, desde la perspectiva de nuestra justicia hipócrita, nos asiste la razón)- lo que nos impide descubrir tres elementos que pertenecen a los signos de revelación, el lenguaje que Dios nos habla:

1)    Toda la liturgia muestra un amor gigantesco, descomunal, por parte de la “mujer”, es un total acto de Amor.

2)    Especialmente las lágrimas y el apocamiento con el que ella realiza la unción son una forma “penitencial” excelsa.

3)    El corazón Misericordioso de Jesús.

 

En un caso tal, había que aplicar aquella enseñanza de Jesús, “Bienaventurados los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios” (Mt 5,8).


 

Hay otra gran enseñanza que no podemos dejar marginal: El gran pecador, como recibe amnistía de una “deuda” descomunal, tendrá mucha mayor gratitud que aquel al que no se le ha perdonado más que cinco centavos, ese dirá, que no tiene nada que agradecer. No entenderá ese perdón como dádiva, sino como insignificancia.

 

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