lunes, 8 de julio de 2024

Lunes de la Décimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario

 


Os 2, 16. 17b-18. 21-22

Iniciamos hoy un cursillo en cinco lecciones sobre el profeta Oseas. Profeta del reino del norte.

 

הוֹשֵׁעַ [Hōšēa] “Oseas” “Salvación de Yahwéh”, “Yahwéh ha salvado”, este nombre deriva de la raíz [Yasha] que significa “salvar”; así que está directamente entretejido con el nombre de Jesús [yeshosúa] que significa “Yah es salvación”. (Oseas era también el nombre original de Josué, sólo que Moisés se lo cambió); este profeta era hijo de Beeri. Es posible que viviera en el norte de Israel durante el siglo VII a.C. El inicio de su ministerio fue con Jeroboam II (782 – 753 a.C.) y lo continuó hasta el 721 a.C. Se han hecho pesquisas para afinar esta datación y se piensa que el ministerio debió empezar hacia el 745 a.C. y que debió ser testigo presencial de la caída de reino del Norte (722 a.C).

 

Llamamos a Oseas el profeta del amor, y ciertamente lo es, pero muchas veces se piensa que su Libro debe ser una hermosa novela rosa, forrada de tierno romanticismo. Por eso conviene iniciar por una rápida contextualización dentro de la vida del profeta.

 

Lo primero a decir es que el relato está en tercera persona, lo que conduce a pensar que no es un escrito directo, sino recogido por algún discípulo. Se nos ofrece un paralelismo: la esposa de Oseas es al pueblo de Dios, lo que Oseas es a Yahwéh. Esta simbología que tuvo que arrastrar el profeta era de lo más vergonzoso y humillante que se podría imaginar, no se puede dejar de entender que, si para el ser humano es vejaminoso, mucho más degradante lo es para Dios, Digno de nuestro total amor y de nuestra completa fidelidad.

 

La esposa de Oseas se llamaba Gomer y prontamente vemos que está inclinada a la prostitución; con ella engendró “hijos de prostitución”, a saber, el primogénito “Yizrael” (nombre del campo de combate al norte de Palestina); el segundo [Lo´rujamah] “no-compadecida”, como quien dice, “Dios le negará el perdón”. La tercera [Lo´Ammi], “no es mi pueblo”, Dios desconoce a su pueblo como “pueblo elegido”, le niega la paternidad.

 

Es la primera vez que encontramos en la Biblia la relación Dios-pueblo expresada como relación conyugal. Y por primera vez la respuesta que su pueblo le ha dado a Dios es descubierta como prostitución y adulterio.

 

En cambio, la perícopa de hoy lo que nos muestra es todo lo contrario:  Yahwéh es fiel, no traiciona su Alianza, en el Fondo de Su Corazón, confía que ella superará su ataque amnésico y volverá a llamarlo “Esposo-mío”. La perícopa está presentada como la ilusión de Dios de volver al “primer amor”. Y, El Señor, lo que hace es renovar su Alianza, definiendo Su Conyugalidad con cinco rasgos Divinos:

a)    Justicia

b)    Derecho

c)    Misericordia

d)    Ternura

e)    Fidelidad

Así es el Amor de Dios, sin importar cómo sea nuestra respuesta ingrata. Este es el “valor simbólico” del matrimonio del profeta.

 

¿Cómo se expresó esta prostitución del pueblo?

a)  En un periodo de quince años, cuatro reyes fueron asesinados (con la complicidad de los militares)

b)    Alzamientos interiores

c)    Corrupción religiosa y moral

d)    Los sacerdotes llevan el pueblo a la ruina

e)    Condena las injusticias, pero prioriza su denuncia contra la idolatría.

 

A medida que leemos, no podemos sino contristarnos por las lágrimas que Dios derrama cuando nos oye poner en nuestros labios el -para Él tan doloroso- nombre de Ba´al.

 

Quizá este paralelismo con el amor conyugal, haya sido la manera de enfocar y denunciar un tipo de “adulterio” que proliferó en esta época, se trata del culto a Ba´al sacralizando la sexualidad, lo que en las denuncias se ha entendido como “prostitución sagrada”, donde una persona ofrecía servicios sexuales en un contexto cultual, se trataba, en esencia, de sacerdotisas cuyo cometido habría sido el de ofrecer dichos servicios en rituales especiales, dentro de las dependencias del templo.

 

Las investigaciones más recientes y serias dudan firmemente que estos ritos hayan existido.

 

Sal 145(144), 2-3. 4-5. 6-7. 8-9

El salmo de hoy es un salmo de la Alianza. Un salmo alefático que elenca los atributos de Dios. Hoy, especialmente enfocado en dos:

1)    Dios es Clemente

2)    Dios es Misericordioso

 

Inicia -la perícopa- mostrando que es Digno de Bendición y Alabanza por su Grandeza.

 

Luego señala como este recuerdo perdura y se trasmite de boca en boca a través de las generaciones. Los del pasado alaban sus hazañas y los labios de los fieles en el presente las repiten para preservar su memoria

 

En la tercera estrofa, con otro enfoque va sobre lo mismo: los de antaño, hablaban alabando sus proezas que para los enemigos debieron ser aterradoras. Y nosotros en el presente sostenemos con fidelidad esta narrativa. La tarea es la de preservar este זֵ֫כֶר [zeker] "memoria". "olor" (se trata de un tipo de recordación que actualiza como lo hace el olfato, la inmediatez de la experiencia evocada).

 

La cuarta estrofa nos pone en evidencia que:

a)    El Señor es Clemente y Misericordioso

b)    Lento a la cólera y Rico en piedad

c)    Bueno y Cariñoso con todas sus criaturas.

 

Como podemos advertir, el Rostro de Dios que se nos muestra, es aquel de facciones paternales. Las “laudes judaicas” incluyen este salmo todos los días atendiendo a lo que dice su introito: “Bendeciré tu Nombre… día tras día lo bendeciré”. 

 

Mt 9, 18-26

La Iglesia está representada por las dos mujeres, hijas de Son, de las cuales una toca al Señor y otra es tomada por Él de la mano.

Silvano Fausti



 

Un jefe de los judíos se le acerca a Jesús, para pedirle que actúe, ya que su hija ha muerto. Le pide que vaya a imponerle la mano y así resucitarla. Ellos salen para la casa donde está la niña muerta y por el camino, una hemorroísa, se les atraviesa.

 

Lo que destaca más impactantemente es la fe que acompaña a estos dos pedigüeños de milagros. Están absolutamente convencidos del “poder” de Jesús.


 

¡Cómo ella lo esperaba, bastó tocarle el borde del manto y el sangrado cesó! A Jesús le importa un “pepino” el asunto de la “impureza ritual”: Que una “sangrante” lo tocara, para Dios eso no es problema, para Dios lo importante era que, a ella se le escapaba la vida, en forma de hemorragia.

 

Llega a casa de la niña muerta, ya habían empezado el ritual mortuorio así que los flautistas ya tocaban sus pífanos. Jesús los retira a todos, aclarándoles que la niña no está muerta. Todos hacen gala de su incredulidad, al revés de la hemorroisa y el papá de la jovencita. Esa incredulidad se demuestra en burla dirigida contra Jesús. Es preciso apartar a los incrédulos para poder proceder. Una vez estos han salido, ¡Jesús obra!

 

No tiene que hacer algo complicado, no hay ningún gesto esotérico, lo que hace es lo más común y lo más cotidiano que quepa imaginar: Le da la mano para apoyarla que se incorpore. Ella, por su parte, se ἠγέρθη [egerthé] la palabra tiene tres traducciones válidas: “levantó”, “despertó”, “resucitó”. Las resonancias de esta tercera manera de traducir nos revela el poder que tiene Jesús para dar la vida y recuperarla.

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