miércoles, 20 de agosto de 2025

Jueves de la Vigésima Semana del Tiempo Ordinario

 



Jc 11, 29-39a

Qué es la contumacia

Hay dos versiones sobre el surgimiento de la autoridad política central en Israel: la primera es contraria y hostil a la monarquía, que representa la visión democrática de las tribus del norte que Vivian en tierras productivas. La segunda es favorable a la monarquía y representa la visión de la tribu de Judá que vivía en tierras menos productivas.

Ivo Storniolo – Euclides Martins Balancin

Vamos a referirnos hoy al octavo “Juez”: Jefté era hijo de Galaad y de una prostituta.  El verso 11, 1 lo menciona como un “valiente guerrero”. יִפְתָּח [Yiftach] “Libera”, “abre”. Fue el encargado de lidiar con los amonitas. Era el jefe de una banda de sicarios y ladrones. Algunos ven en él la prefiguración de un mafioso. Esta lectura nos lleva hasta el desconcierto: estamos tan habituados a esperar que Dios escoja a los mejores, ponemos la barra a la “altura de la perfección”, de la santidad; y, Dios viene y elige a uno que es un asesino y lo pone al frente, como adalid. ¡Quedamos de una sola pieza!

 

La manera como es convocado y puesto al mando, es la misma del usual contrato de un mercenario para ponerlo a cargo de un asesinato, claro que con tintes honorables de derecho internacional.

 

Jefté acepta bajo la condición de que acepten su gobierno. Y ellos, sin sopesar nada, lo nombran su caudillo. Entonces Jefté le escribió al rey amonita preguntándole por qué se metía con ellos. Y el rey amonita le contestó que cuando habían salido de Egipto se habían adueñado de sus tierras, desde el Arnoc hasta el Jaboc y hasta el Jordán. El rey amonita lo emplazó a que le devolvieran sus tierras, por las buenas.

 

Viene un alegato, digno de la Corte Internacional de Justicia, argumentando que el Dios de los Hebreos les había dado las tierras y que, así como ellos se creían dueños porque su dios se las había entregado, así también, el pueblo de Israel, tenía los mismos derechos porque su Dios lo había establecido, asignándoles aquella tierra como heredad.

 

El siguiente paso, nos lleva la perícopa de hoy, donde Jefté le ofrece a Dios a cambio de su victoria sobre los amonitas, la vida de la primera persona que lo reciba como vencedor a su regreso, y la “afortunada” es su propia hija, así que el que a hierro mata a hierro se hace filicida: Esta chica, paseó por los montes por dos meses llorando su desdi8cha y murió virgen. En aquella cultura, era una deshonra y una calamidad que una mujer muriera sin haber tenido descendencia.

 

Es uno de esos pasajes bíblicos que nos cuesta leer y, al pasar por aquí, se nos forma un nudo indisoluble en el corazón. Es -cuanto menos interesante casi “curioso”- que, pese a la prohibición mosaica contra los sacrificios humanos, estos se siguieran practicando. Una prueba más que, de todas maneras, y pasando por encima de la Ley Divina, la cabra tira p´al monte.

 

Así nos pasa que, se les dice: “la Palabra de Dios dice esto”, y la respuesta inmediata, automática es: “pero nuestras costumbres dicen lo otro”, o una muy parecida, “yo en mi cuaderno anoté otra cosa, y la palabra no vale ni una col de Bruselas, frente a mis apuntes del cuaderno”.

 

Será usar la fórmula tan cara a los Jeftitas: “Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”.

 

Sal 40(39), 5. 7-8a. 8b-9, 10

Este salmo, tal vez hace alusión a la virgen que acaba de ser sacrificada en la Primera Lectura. Y, por su virginidad nos remite a Jesucristo, que no conoció el pecado y su Padre lo libro de cualquier forma de corrupción. Es un caso típico dónde un “justo” paga por los pecadores y sus muchos pecados.

 

Tenemos un salmo de Acción de Gracias que es una versión particular de los salmos hímnicos. El salmo total tiene la estructura de esta realidad que evidencia el Libro de los Jueces. Los pobres de Yahweh que viene a sacrificar se asocian a la acción de gracias. Hay un clamor que con dramatismo implora al Señor su auxilio frente al gran peligro; luego, se agradece con toda el alma que Dios se haya enterado y haya actuado, Sobreviene una nueva desgracia en esta montaña rusa, y, se levanta un nuevo clamor, sólo cuando este pueblo toca fondo se acuerda que existe un Dios. Esta nueva nube es otra calamidad que los sume en la tiniebla y los envuelve.


El salmo, como está organizada la perícopa proclamada, propone cuatro pautas y cuatro momentos de este columpio:

-       Bienaventuranza para quienes se ponen confiados en manos de Dios.

-       Dios es claro, no está interesado en el sacrificio vicario de animalitos que no tiene en nada la culpa de nuestras atrocidades

-       El clamor sube del pecho angustiado del que ha puesto su corazón y se ha entregado a la brújula de la Ley.

-       Este que ha enriquecido su vida estudiando la enseñanza Divina, no se cierra sobre su solipsismo, sino que comparte su conocimiento de lo que Dios le ha enseñado -por medio de la Iglesia- a todos a todos que aquí son mencionados como “la gran קָהָל [qahal] Asamblea”, este “gran” significa “donde hay muchos”, “donde están presentes todos los interesados”, “donde se congregan todos los convocados”.

 

Si lo repasamos encontramos que el malaventurado es el que se rodea de idolatras que inducen a vivir en el error premunidos de engaños.

 

Nos enseña la grandiosa formula de la entrega, inerme se pronuncia la donación: “Aquí estoy”. Rehuyendo toda prevención, toda defensiva, con entera disponibilidad.

 

La gran Sabiduría ha sido consignada por escrito a través de los tiempos, porque Dios en su Misericordia nos ha dejado por escrito la pista salvífica, eternamente disponible para quien lo ande buscado.

 

La única constancia que vale la pena dejar sentada, por parte nuestra, es la seguridad de haber proclamado su Santísimo Nombre a los cuatro vientos y que ningún oído pueda argumentar que por nuestra culpa Lo desconoce.

 

Mt 22, 1-14

Son particularmente eficaces las parábolas que, al hablar de otras cosas, fácilmente despistan. El oyente les presta oído sin defensas excesivas, como si no se refirieran a él, para comprender, al final que hablan de él. El relato, como un espejo, nos permite ver lo que de otro modo nunca veríamos: ¡nuestro rostro! (Cf. Jc 1, 23-25)

Silvano Fausti

Para el Evangelio tenemos hoy una nueva parábola del reino. “El Reino se parece”. La cultura hebrea no habla con definiciones, no maneja el enfoque que nosotros de “verdades”, no presenta aserciones dogmáticas. Habla -en cambio- por medio de comparaciones. Aquí la referencia que se toma para el reino, es la de un rey que celebra la boda de su hijo. Y, la comparación se desarrolla revelando los distintos momentos que se implementan para hacer realidad ese matrimonio:

-Mando a sus criados a llevar las invitaciones

-Y, los potenciales invitados, no aceptaron

-Entonces envió una segunda “brigada de emisarios”, esta vez anunciándoles que todos los platos serian platos gourmet, y que había puesto todo al hilo para que fuera un suceso máximo.

Los convidados hicieron gala de pretextos y fabricaron excusas inverosímiles

Pero, como si esto fuera poco, apelaron a la violencia con los criados, dejando constancia de la infidelidad de estos invitados canallas y asesinos, porque llegaron al colmo de matarlos.


 

Pasamos, pues, a la segunda fase:

El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. En conclusión: los convidados no se lo merecían.

 

Como consecuencia:

-       Envió criados a los cruces de los caminos para que invitaran a todos los que pasaran por allí

-       Reunieron a todos los que encontraron: malos y buenos; adviértase la nula discriminación, en la recepción no hay mecanismos filtrónicos, no se tamiza. ¡Todos son acogidos!

-       La sala del banquete, ahora sí, ¡se llenó!

-       El Rey detectó que uno de los comensales no estaba adecuadamente vestido y le preguntó ¿cómo era posible que hubiera ingresado sin vestido de boda? (Así como ayer, el salario para los jornaleros se pagaba con moneda de amor; hoy, el traje requerido para la boda, es también estar engalanado de amor, con adornos de ternura, compresión y con un corbatín de sincera fraternidad, como corresponde a los hermanos en Jesucristo).

-       Aquel, no abrió la boca. (Se debe abrir la boca, el amor hay que declararlo, confesarlo, proclamarlo. No hay amor si uno se queda ahí, cara de palo).

-       El rey ordenó que lo ataran de manos y pies y lo arrojaran fuera, a las tinieblas. Esta palabra, aquí, designa el lugar de castigo, por medio de una expresión explicativa: “Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.


 

Como epígrafe tenemos la sentencia: “Porque Πολλοὶ [poloi] “muchos”, “una multitud” son los llamados, pero pocos los ἐκλεκτοί [eklectoi] “elegidos”. “escogidos”, “seleccionados”.

 


«ἐκλεκτοί son los que optan libremente por responder a la llamada, no con palabras, sino con hechos y en verdad». (Silvano Fausti).

martes, 19 de agosto de 2025

Miércoles de la Vigésima Semana del Tiempo Ordinario


Jc 9, 6-15

Cuando uno dice realista, lo primero que se viene a la mente es la lógica que acompaña a una persona que se atiene a la realidad, considerando la realidad tal como es, sin idealizaciones ni exageraciones. Se enfoca en los hechos concretos y las circunstancias objetivas, adaptándose a ellas y tomando decisiones basadas en la evidencia disponible.

 

Pero hubo una época, en que al decir realismo se refería a los que apoyaban al rey y querían como soberano un monarca y que en general el estilo de gobierno fuera el de un rey o reina: “el que defiende los derechos del Rei, sigue sus partes, ó milita debajo de su bandera", era la definición que se encontraba asociada, u esta otra "el que defiende las regalías, derechos y prerrogativas [sic] de los soberanos" (Potestatis regiae defensor).

 

A medida que las naciones fueron haciéndose democracias y este tipo de gobierno pasó a considerarse el más indicado; los movimientos realistas fueron declinando y el monarquismo fue perdiendo preponderancia y la palabra realismo pasó a significar a los filósofos realistas los que sostienen que el mundo existe independientemente de la percepción o el pensamiento humano. En otras palabras, las cosas existen tal como son, independientemente de que alguien las observe o piense en ellas. Entre ellos están el realismo aristotélico, el realismo tomista llamado moderado; John Locke, George Berkeley, David Hume, el realismo científico, el conceptualismo y el nominalismo, el realismo fenomenológico, donde hay que mencionar a Husserl, entre otros. Pero esto, pequeño Adam, es otra historia.

 

En cierta época, Israel era fuertemente anti-realista (hablando en términos de política), el único Rey era el del Cielo, el propio Dios. Hoy nos encontramos con el hijo de Gedeón, llamado Abimelec que se dirige a Siquem y procura convencer a los siquemitas de impulsar la implantación de un reinado entre ellos. Los historiadores más serios e investigadores más concienzudos, opinan que aquí, al hablar de la gente de Siquém, se está refiriendo a los terratenientes con preponderancia económica que se coaligaron pensando que un rey les vendría muy bien y se encargaría de enfrentar las amenazas que veían surgir en torno a ellos. Eran los oportunistas del realismo de aquel entonces.

 

La parábola que nos trae la perícopa, es abiertamente anti-realista. Afirma que para cada problema concreto surgirá un líder, y que ese abanderado, ese paladín tendría el carisma idóneo para la necesidad que atravesaran: así, de llegar a necesitar aceite, el olivo aportaría su idoneidad, si alguien requería la dulzura de los higos, la higuera sin desmedros, se ofrecería; y si en cambio lo que el tiempo les traía era la necesidad de tener vino, sería la vid la que correría a brindarse.

 

Todos querían ser serviciales y ofrecían prestarse y entregarse totalmente a la causa que se ofreciera, todos estaban dispuestos a dar su carisma y su vida integra, cada uno según sus propios dones; pero ser rey no era necesario. Los seres humanos, a veces, pecamos de contumaces, así que corrieron a proponerle la corona a un “espino”, que se brindó siempre y cuando las gentes se pusieran al alcance y se dejaran herir y perturbar continuamente, dejándose rasguñar por él. Que tan pronto quisieran abandonar sus molestas laceraciones los perjudicarían haciéndose pirómano de los cedros libaneses, perdiendo así las ventajas de su recia madera.  Sin embargo, los árboles que querían estar a la moda de los otros pueblos, se negaban a dar a torcer el brazo y renegar de su anhelo de tener un rey. Muchas veces, lo que nos impulsa no es una real conveniencia, sino el afán de copiar los usos y costumbres de los que nos rodean. Esta parábola de los árboles a quienes les sugirieron asumir la realeza, denuncia que quien se hace al poder, desemboca en el desarrollo de molestias a sus súbditos, como las que una zarza puede producir en todos los que se le acercan.

 

Recordamos que Gedeón tuvo 70 hijos, pues Abimélec fue a Ofra, a la casa de su padre, y mató al mismo tiempo a todos sus hermanos, los 68 hijos del así apodado Yerubaal (ver Jc 9, 1-25. Solamente Jotam, el hijo menor, pudo esconderse y salvarse. Aquí en la parábola de los árboles candidatos a rey, era Jotam, quien les hacía caer en la cuenta del equivocado plan que tenían. (Valga recordar aquí que Jotam fue el undécimo rey de Judá y que reinó entre el 750 al 735 a.C.)

 

Abimelec logró imponer su gobierno en Siquem, se hizo soberano de Gerar, pero la memoria que se guarda de su gestión, fue la de un sonado fracaso. Abimelec cayó en el asalto a la ciudad de Tebes (ver Jc 9,50-54) donde él encontró un ignominioso fin, con una piedra de molino que le arrojó una mujer desde la torre donde habían buscado refugio todos los habitantes de aquella ciudad, (para que no se dijera que una mujer lo había matado, su última voluntad -expresada a su escudero- fue que lo atravesara con su espada). Todos los habitantes de Siquem fueron castigados, por haber apalancado a Abimelec, al trono. Esta fue la respuesta a la maldición de Jotam


 

Entonces, ¿el realismo está enterrado?   No, cada tanto los arboles reúnen sus huestes en algún claro del bosque y la propuesta se repone, a ver cuál de los incautos árboles se siente cómodo con una corona nimbándole las sienes (el ramaje) … A sabiendas que no faltará un espino pirómano que les queme las maderas más útiles y más ornamentales, Los troncos de sus propias casas y sus propias vidas, porque una vez acomodados en su trono, atentaran contra todos los que se les atraviesen, empezando por sus promotores y mecenas, sus soportes financieros, y los de su propia cochambre.

 

Sal 21(20), 2-3. 4-5. 6-7.

Como estamos en la temática del rey, pues se opta por un salmo real. El rey, tiene conciencia de su papel vicarial y pontifical. No gobierna por su propio ímpetu, sino que su gobierno se deja encaminar por lo que el Espíritu del Señor le ilumina.

 

Dios acompañaba el ejercicio de la autoridad de aquellos que se mostraron dóciles a su Voluntad.  Y, se felicitaba de haber encontrado resonancia en la acogida disciplinada que algunos reyes le dieron.

 

Los disciplinados recibían la bendición y el beneplácito del Señor que se enorgullecía de encontrar canales para llevar su Misericordia y entregarla directamente por medio de sus representantes.


Estos reyes excepcionales eran bañados de gozo por el Señor que los rodeaba de bendiciones sin interrupción.

 

La enseñanza del Salmo resplandece y está vigente para los que hacen la Voluntad del Padre Celestial. Y, refrendemos, cada uno es -desde el bautismo- sacerdote, profeta y rey.

 

Mt 20, 1-16

Es muy importante mirar la situación de las comunidades donde llegaban también no-judíos y se vinculan, entrando a formar parte de las comunidades del cristianismo naciente, mientras los primeros integrados originalmente eran judíos, como Jesús mismo lo era. Los que llegaron temprano a las comunidades eran judíos, y los que llegaron tarde, ya a la última hora, cercana la caída de la tarde y ya a la hora en que empezaba la puesta del sol, cuando la jornada se daba por terminada. Y, estos recién llegados, eran tratados con todas las prerrogativas que tenían los que habían “madrugado” a llegar y habían soportado el calor del día. A los madrugadores, esto les parecía injusto. Por ser los más antiguos ellos se consideraban los dueños naturales del mando y el gobierno y con la autoridad para decidir en nombre del Señor qué y cómo hacer al seno de la comunidad.

 


Jesús no quería que se empezara a dar una discriminación al interior de las comunidades de sus seguidores y nos lega esta parábola que suena casi disparatada.  ¿Cómo podían ganar lo mismo quienes habían estado sólo un rato? Era muy lógico que ellos, mejor conocedores de la Torah y desde siempre vinculados al culto judío, les dijeran qué hacer, y en qué creer.

 

La parábola no se puede tomar en el vacío a-histórico, es preciso contextualizarla, se tiene que poner como una plantilla sobre la realidad del cristianismo naciente, el que lideraban los discípulos que mañanearon a ir tras el Maestro. Esta plantilla ayuda a entender la dificultad de los cristianos provenientes del judaísmo y los cristianos que originariamente llamaron griegos, porque su lengua vehicular era el griego y no el hebreo.

 

Si se malinterpreta la parábola termina por desautorizar a los propios apóstoles. Todas estas dificultades y contradicciones son muy patentes al leer los Hechos de los Apóstoles y las Cartas de Pablo y de los otros discípulos que nos han legado epístolas.

 

Lo que enseña la parábola fue definitivo para poner en pie de igualdad a los que provenían del judaísmo con los que provenían de la gentilidad, conscientes de que estas comunidades nacientes conllevaban esa mixtura.  Pero, se comprende y así se actuó, que los que eran cristianos de la primera generación y habían tenido contacto personal con Jesús, podían guiarlos y presidir las comunidades porque habían conocido de primera mano las enseñanzas de Jesús, y podían relatar con toda la fuerza de su testimonio, la experiencia cristiana y la médula de su doctrina.

 

La iglesia siempre ha reconocido la enorme valía de todo lo que proviene de quienes conocieron personalmente a Jesús. Igualmente se ha dado particular valía a los documentos legados por quienes conocieron a los Apóstoles y fueron instruidos en la fe por ellos.

 

¿Cuál es la paga en cuestión? ¡El amor de Dios! Siempre será valioso para entender la dimensión religiosa, que la Alianza con Dios, no es un asunto de horas de trabajo-vs-monto de dinero. Las relaciones de amorosas no se pueden plantear en términos pecuniarios. El amor no puede convertirse en cuestión de toma y daca, no es un intercambio de servicio ni de valores, aun cuando si podemos describirlo como una transacción de bienes espirituales, y por tanto no monetaria.

 

¿Cuánto pagará Dios? No podemos acudir a la secretaría del trabajo para demandarlo, como tampoco con la novia o esposa se puede recurrir a cierta oficina para solicitar una “mayor cantidad de amor” de su parte. Cómo podríamos tratar de constreñir a Dios para fijarle pautas a la cantidad de amor, proporcionales a, tomemos por caso, las horas pasadas rezando.


Inclusive, podríamos decir que depende totalmente de su arbitrio darnos el Amor que Él quiera, eso sí con la plena certeza que será Justo y Generoso, de tal manera que su respuesta amorosa se conformará a cabalidad con su Misericordia que es Infinita y a su Generosidad que es Ilimitada.

lunes, 18 de agosto de 2025

Martes de la Vigésima Semana del Tiempo Ordinario


 

Jc 6, 11-24a

Cuando los oprimidos luchan contra sus opresores con las armas de los opresores, a la larga son vencidos.

José Luis Caravias s.j.

El Libro de Jueces -nada que ver con magistrados, eran líderes tribales- es supremamente sangriento, su crueldad esta signada por el sacrificio de niños. Se echa de notar que se ha producido un cambio rotundo en lo tocante al pueblo escogido, que se había gestado en condiciones de nomadismo y, ahora, viene a asentarse en el agro, y cada clan recibe su heredad, pasando a pertenecer a una cultura sedentaria y agraria, lo que abarca desde la muerte de Josué hasta el establecimiento de la monarquía, aproximadamente entre los años 1400 y 1000 a. C.

 

Yahweh era el Dios Libertador, que los había sacado de Egipto y los había dirigido en la conquista de la Tierra Prometida; pero, la idea que ellos se llevaban era que YHWH no sabía de las cuestiones agrícolas, de las siembras y de la importancia del agua para los cultivos, entonces, se acogieron a la deidad dominante de los Cananeos y los fenicios, Baal, "señor" o "amo" en lenguas semíticas, especialista en lluvia, y en general en los temas de la agricultura. Su culto se expandirá bajo el reinado de Acab (ver 2 R 10,18-36).

 

גִּדְעוֹן [Gidón] "cortador", "talador", "destructor", "el que humilla", "guerrero poderoso",    españolizado Gedeón, es un juez y líder militar que lideró a los israelitas hacia la victoria contra los madianitas, es el quinto de la lista de doce “jueces”. Gedeón derribó el ídolo amonita de Baal, por lo cual fue apodado יְרֻבַּ֜עַל [Yerubaal], “Baal se las vea con él”, “el que lucha contra Baal”.

 

Al iniciar la perícopa de hoy, nos encontramos con los madianitas, que se la tiene al rojo vivo a los israelitas, en particular a los de la tribu de Manases, entonces el Señor optó por llamar a גִּדְעוֹן [Gidón] “Gedeón”, que era hijo de Joás del clan de Abiezer. Tenemos noticias que Gedeón era más bien tímido, rayando en la cobardía. El Señor siempre obra sorprendentemente así, en vez de dirigirse a un superhéroe, opta por buscar a uno que está aventando el trigo para desgranar las espigas en un lagar, valga decir que, en vez de estar en la era ubicada en lo alto de la montaña, un espacio circular, generalmente empedrado o pisado, donde se extendía la paja trillada para que el viento se llevara la paja, dejando caer el grano limpio, estaba en el lugar más absurdo, en el lagar, donde se pisaban las uvas o aceitunas para extraer su jugo o aceite que consistía en dos tinas conectadas, una más alta para la fruta y otra más baja para recoger el líquido, ubicado en verdaderas cuevas excavadas en  la piedra caliza (cfr. Jc 6, 1-6). Como los madianitas venían a robarles la cosecha, ellos resolvieron aventar el trigo usando los lagares como escondite. Hasta allí vino el Ángel a buscar a Gedeón, llamándolo “valiente guerrero”.

 

Así, con esta expresión, Dios le descubre una fuerza que vive en él, y que el desconoce: “Ve con esa fuerza tuya y salva a Israel de las manos de Madian”. “Yo te envío”.

 

Y, sin embargo, su naturaleza timorata, sigue dudando de sí mismo, por eso le insiste: “Dame una señal”. Y añade en su requisitoria: “No te retires de aquí hasta que vuelva a tu lado, y traiga mi ofrenda y la deposite ante Ti”. Y Dios, que es tan Paciente y Misericordioso, con toda su Formalidad lo espera.

 

Cuando llega con la ofrenda, el Ángel -personificación de Dios-  tiene un gesto que convierte la ofrenda en holocausto: La consume totalmente, con tan solo tocarla con la punta de su Bastón.

 

Sucede lo que siempre en estas situaciones: Convencidos que haber visto a Dios o a su Representante les costaría la vida, se consterna, y espera su súbita muerte.

 

Dios lo tranquiliza y lo reconforta: “La Paz contigo, no temas, no vas a morir”. Para completar este ritual, ya sabemos que la última fase es decretar que aquel lugar es Sagrado, que es un altar donde Dios ha aceptado una ofrenda. Esto lo consigna llamando aquel lugar: יְהוָ֖ה שָׁלֹ֑ום [Yahweh shaloum] “Dios-Paz”, esta Paz de Dios es mucho más que la ausencia de acciones bélicas, es bienestar, es prosperidad, es seguridad, es clima amistoso.

 

La forma de tener hoy experiencias de Dios al estilo de Gedeón pienso que puede ser a través de lo que llamamos acciones directas no violentas.

José Luis Caravias s.j.

Miremos una pequeña pieza del capítulo 7 de Jueces: Lo que aprendió Gedeón, a su pesar, es que no debía luchar con el mismo estilo de sus rivales madianitas, que debía usar el método de YHWH. Mientras los madianitas hacían gala de su armamento y su crueldad, Dios le ordena a Gedeón usar “cantaros”, “antorchas”, y la שׁוֹפָר [shofar] “trompeta” características de su pueblo.



Equivale a salir, hoy en día, hacia el frente de campaña no con metralletas, ni bazucas, ni granadas, ni drones; sino llevando las ollas, las cacerolas, los pitos y las chirimías. Y confiar en que Dios hará su obra y nos dará la victoria con el solo estruendo de nuestras voces, si de verdad depositamos nuestra confianza en el Señor.

 

Con este barullo de cantaros que se rompían y las teas que danzaban rodeándolos con sus llamaradas, mientras se oían gritos y pitidos constantes, lograron que los madianitas sucumbieron al pánico y huyeran; a lo que sucedió una época de tranquilidad y paz, se libraron de los madianitas (Cfr. Jc 8, 28).

 

Es muy interesante leer cómo se desarrolló todo el asunto, porque Gedeón seguía dudando, y seguía probando a Dios, reclamándole señales. Llegó a reunir un gran ejército de 32000 hombres, logró convocar toda esta enormidad de potenciales combatientes, sin embargo, Dios le ordeno depurar para que no fueran a decir que el desenlace favorable se debía a ellos, a su gran numero, valentía y fortaleza. La primera depuración fue invitar a los que tuvieran miedo a volverse a sus casitas, se fueron 22000. La segunda depuración fue separar a los que se arrodillaron para beber directo del agua corriente, también fueron devueltos a sus lugares de proveniencia, quedaron los restantes, los que se arrodillaron para beber, en número de trescientos, que bebieron directo del agua corriente.

 

Confiar no significa procurar imponerle a Dios nuestros caprichos y tratar de enseñarle a ser dios según nuestra manera. Dios siempre nos va mostrando su Presencia al lado nuestro, pero hay que saber leer sus signos.

 

Sal 85(84), 9. 11-12. 13-14

Recién, en la Primera lectura hemos tocado el tema de la Paz-divina. Este Salmo es el gozne donde voltea y pivota esa paz, veamos de qué manera:

i)              En el propio verso responsorial y en la primera estrofa se nos habla afianzando que “Dios anuncia la paz a su pueblo”

ii)             La paz proviene de los valores del reino que se entrecruzan y se entrelazan en el poderosos abrazo de los amantes: la misericordia y la fidelidad convergen; la justica y la paz se articulan en ósculo. Hay algo que desciende del Cielo como respuesta a algo humano que se eleva hacia el Cielo: y es la fidelidad, si nosotros somos fieles, Dios emite su respuesta enviando la justicia.

iii)           La tercera estrofa habla de la prosperidad que o viene de ningún Baal; la verdadera prosperidad es la expresión de la lluvia fecundante que desemboca naturalmente en que la tierra se muestre dadivosa.  Esa es la respuesta munífica de Dios, esa es la Justicia de YHWH, YHWH avanza, pero le precede su Justicia que consiste en su Largueza y Magnanimidad.

 

El salmo se refiere y explicita qué significa Dios-es-Paz. El salmo data de la época post-exilica, el pueblo ha regresado de la deportación en Babilonia; pero no se aplica a la reconstrucción del Templo sino a sus afanes de acopio de bienes domésticos, nada le interesa que la Casa del Señor esté en ruinas. Nuevamente el pueblo ha sido socorrido con las ternuras Celestiales y nuevamente, su corazón ingrato, lo urge a levantar techo y casa para sí, relegando al Señor al olvido. El hijo nada en su egoísmo. Quiere matar al Padre para que este le entregue toda la herencia y malbaratarla. También los repatriados se dan ínfulas de ingratitud.


Cuando Jesús se presenta entre nosotros, los Ángeles que lo preceden van entonando el Gloria in excelsis Deo, que explicita:

            ¡Gloria a Dios en las alturas!

            ¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su εὐδοκία “favor”!

 

El “favor” de Dios se plantea como algo que Él tiene la obligación de darnos. Nos pasa lo que al hijo malcriado que quiere hacer de su papá un esclavo, manipulando el cariño como yugo. Esta palabra griega εὐδοκία significa “voluntad”, “su agrado”, “su afecto”, “que se empeñan en su complacencia”.

 

Este es el significado del salmo, el ser humano, el pueblo de Dios, está para ganarse el afecto del Padre-que-está-en-los-Cielos. No somos sus dueños sino sus críos.

 

Mt 19, 23-30

La gratuidad en seguir a Jesús es la respuesta a la gratuidad del amor y de la Salvación que nos da Jesús. Y cuando se quiere ir que sea con Jesús no con el mundo, sea con la pobreza o con la riqueza, esto es un cristianismo a mitad, que quiere una ganancia material.

Papa Francisco

Este segmento que leemos hoy, está -en el evangelio lucano- en continuidad con lo que leímos ayer de un joven que preguntó a Jesús como podía ganar la vida eterna. Lo cual significa que el pivote sigue siendo lograr la τέλειος [teleios] “perfección”:


 

Para Gedeón el asunto era reunir al mayor número posible de “guerreros”, quizás él se sentía más holgado con los 32000 hombres en pie de lucha. Para el rico, lo que cuenta es la talla de sus arcas y la barriga de su billetera. La abundancia en bienes materiales puede ser perfectamente un recurso, por ejemplo, para generar empleos y oportunidades, ahí, es cuando a pesar de las riquezas, el camello puede pasar por el ojo de la aguja.

 

Pero no es ese el único recurso para agigantar el ojo de una aguja. También se puede, apoyar a los jóvenes con escasos recursos en sus estudios, soportar un hospital de beneficencia, socorrer un asilo para adultos mayores, favorecer a los vocacionados para adelantar su formación, y esto es solo una pequeña muestra de todo el bien que se puede hacer y cómo es que el Cielo no está totalmente sellado contra los ricos de la tierra. El rico está condenado solamente cuando su perspectiva es exclusivamente egoísta.

 

Es un poco inútil discutir si se trata del instrumento de costura o de una puertita estrecha en la muralla de una fortificación. Puede ser lo de la puerta angosta, no hay problema; a nuestro gusto, la figura literaria cobra más fuerza, porque es más absolutamente imposible, que todo un camello pase por el ojo del pequeño y puntiagudo utensilio, de metal, hueso o madera, por la perforación por donde se pasa el hilo. Notemos que lo que Jesús quiere destacar es la imposibilidad del paso de un rico a las Moradas Celestiales. El axioma que quiere asentarse es que, en Dios, todo es posible.

 

Eso constituye la primera mitad de la perícopa. La segunda mitad es el tema que plantea Pedro: fijación del salario para los que hayan acogido el seguimiento discipular. Un elemento esencial de este seguimiento es que, ellos “lo han dejado todo”. Han abandonado toda posesión, es decir, que han logrado la total independencia de la ambición de los bienes materiales.

 

Y esto porque hay discípulos de discípulos. Los hay, que practican el seguimiento por aquello de que el amigo de algún rey, puede lucrarse de las riquezas del muy real amigo. Van tras el Señor, pensando en canonjías y prebendas que del discipulado se derivarán.  No decimos nada el respecto porque el Señor tiene sus caminos, y quizás esa idea de ser señor feudal -como muchos entendieron el llamado, el Señor la haya tenido a bien.

 

Aparece aquí un término peculiar: παλινγενεσίᾳ [palingenesia] “nacer de nuevo”, “creado otra vez”, “renacido”, “regenerado”, “renovado”. Porque Jesús en su respuesta asigna un momento específico para empezar a repartir las “heredades”, y eso será cuando llegue la palingenesia, o sea, llegada la hora de la regeneración. Y, Jesús especifica de qué se trata, “cuando Él se siente en su Divino y Glorioso Trono, ahí serán manifiestos los beneficios ganados.  Para ellos habrá doce tronos y ejercerán como “jueces” de la corte Real.


Lo que se abandona será centuplicado. Así lo declara Jesús. No pensemos en la tabla de multiplicar, que esto no es una cabina contable para pasar a revisar las ganancias de un título valor: “yo aboné 30 me corresponde 300”, no, de eso no se trata. Sino de la desbordante Abundancia de Dios.

 

Concluye la perícopa con un retorno al primer asunto: el de los ricos, y al lado de eso, los no tan ricos, y los pobres:  No es una ley, no es la tabla de multiplicar celestial, pero, habrá unos que iban muy acostumbrados a ser de los “primeros” y -tristemente para ellos- pasarán a la cola. Pero otros, acostumbrados a ser los postreros, recibirán la generosidad que con lo poco que tenían ayudaban a su prójimo.

 

«Seguir a Jesús desde el punto de vista de lo humano no es un buen negocio: es servir. Lo ha hecho Él, y si el Señor te da la posibilidad de ser el primero, tú tienes que comportarte como el último, o sea, servir». (Papa Francisco)

domingo, 17 de agosto de 2025

Lunes de la Vigésima Semana del Tiempo Ordinario

 


Jc 2, 11-19

Mientras Josué es un Libro constante de victorias hasta el punto de conquistar 7 naciones en 7 años, Jueces es un Libro de derrotas, en el que se habla de 7 apostasías, 7 opresiones y 7 liberaciones.

José Miguel Miranda

Esta semana, de lunes a jueves, haremos una breve visita a este Libro de los Jueces, dedicaremos el viernes, una sesión, al Libro de Rut -en la Primera Lectura- porque es lo que prevé la liturgia para la celebración de Santa María Reina¸ para luego, abandonar el Antiguo Testamento; el sábado, empezaremos a estudiar las “Epístolas”, con un texto de la Primera a los Corintios -que es el texto previsto en la liturgia para celebrar la fiesta de Santa Rosa de Lima-; seguiremos trabajando las Epístolas hasta finales de septiembre, en la Vigésimo quinta semana del tiempo ordinario, cuando retornaremos al A.T. y trabajaremos a Esdras y a los profetas.

 

Leer el Libro de los Jueces es darse cuenta que Dios tuvo que mostrar la “piedra testimonial” muchas veces. Y de tanto trasegar con ella, del Santuario al Tribunal, y viceversa, la piedra se descascaró. Pero esto no se puede entender de forma maniquea. Cuando Dios hace Alianza, no la hace pensando en el “castigo”, la hace para perseverar en la fidelidad a la Alianza. Y crea, cada vez un “Nuevo Camino”, abre una “Nueva Puerta”, no se dará por Vencido, porque Él Creó con una Proyección Exitosa, muy a pesar de nuestros tantos descalabros. Dios no se puede capturar en el dilema “premio-vs-castigo”, “Cielo o infierno”. No aceleremos nuestras declaratorias del “fracaso de Dios”, sino, Glorifiquemos su Paciencia-Tenaz para con nosotros, porque Él es Salvador, como nos lo muestra su Hijo.

 

El libro de Jueces narra las historias de unos “líderes” libertadores de Israel. Un שופט [Shofet] “Juez”, -cuyo plural es שופטים [Shoftin] “Jueces”- era una figura especial, que no era -ni por muy lejos- lo que hoy es un juez, no tenía que ver nada con tribunales, eran algo así como “libertadores” que sucedieron a Josué, que -a veces- eran tipos de caudillos, administradores de justicia, que actuaba con poderes gubernativos, sin unificación de tribus -aun cuando algunos historiadores ven en ellos como generadores de incipientes confederaciones-, y también caudillos militares; “enviados por Dios” como socorro ante situaciones bien definidas y puntuales, -tenían un “carisma” particular-, pero no fueron personas integras, y sus aportaciones, como reacción a un acoso, no atinaron a constituir soluciones duraderas y saludables para la comunidad israelita; son criticados por incurrir en tribalismos sectarios, en excesos de ambición y por la carencia de criterios políticos claros,. No superaban la visión estrecha de líderes locales que enfrentaban amenazas resultantes de la infidelidad al Dios Único -puesto que se habían entregado a la adoración de los Baales, de las Astartés y otras divinidades de las tierras vecinas-; y como solución a los ataques de poblaciones enemigas vecinas. Muchos de los poblados cananeos que no fueron desintegrados en la época de Josué, acosaron y golpearon a las tribus de Israel.  Los historiadores fijan su vigencia entre el 1150-1025 a.C. como “cataplasmas” momentáneos. Sin embargo, después que fallecían, la población recaía en su idolatría.

 

Aunque el libro se centra en líderes militares mal llamados "jueces" eran héroes que luchaban por liberar a su pueblo en un momento de opresión y, una vez concluida su misión, retornaban a sus actividades ordinarias; esta es la faceta Deuteronómica de la obra. Pero, en este Libro, también se presentan elementos que reflejan la perspectiva y preocupaciones de la tradición sacerdotal que ponen su énfasis en la observancia de la ley, los rituales y las prácticas del culto. Aunque el libro se sitúa antes de la construcción del Templo, la narrativa del Libro de los Jueces prepara el terreno para la importancia del culto y la adoración que se desarrollará con mayor plenitud en la época de los reyes.

 

Nos encontramos aquí con una repetición temática: Podríamos encontrar en la historia de este periodo unos ciclos narrativos que denunciaba una שָׁחַת [shachad] “infidelidad”, “ruina”, “apostasía”; sobrevenía el peligro, la amenaza o la situación puntual -leída bíblicamente como “castigo”-, venían las suplicas al Cielo, pidiendo salvación, se daba la aparición -entonces- de una de estas figuras -un libertador heroico-: “el Señor levantó jueces que los libraron de la mano de los saqueadores” (Cfr. Jc 2, 16) proporcionaban una salida o solución para desembocar en una nueva situación de infidelidad, olvido, abandono de Dios por parte de su pueblo: “Se apartaron pronto del camino en que sus padres habían andado en obediencia a los Mandamientos del Señor” (Cfr. Jc 2, 17e). Estos ciclos se repiten, a lo largo de Jueces, en número de seis.

 

Los doce jueces de Israel mencionados en la Biblia son: Otoniel, Ehud (Aod), Samgar, Débora, Gedeón, Tola, Jaír, Jefté, Ibzán, Elón, Abdón y Sansón.


La perícopa de hoy precisa las fases de estos ciclos de caída:

1)    Abandonaron al señor, Dios de sus padres…y fueron tras otros dioses de los pueblos vecinos, a postrarse ante ellos

2)    Se encendió, entonces, la ira del Señor contra Israel. Los entregó en manos de saqueadores, que los expoliaron.

3)    Entonces el Señor suscitó jueces que los salvaran de las manos de los saqueadores.

4)    Pero tampoco escucharon a sus jueces, sino que se prostituyeron yendo tras otros dioses y se postraron ante ellos.

A la muerte del juez volvían a prevaricar más que sus padres, yendo tras otros dioses. A este se le ha llamado el esquema en cuatro tiempos.

 

Sal 106(105), 34-35. 36-37.39.40. 43ab y 44

Salmo de la Alianza. Este Salmo de alguna manera está puesto en continuidad con el Salmo anterior 105(104), donde se llama a la gratitud por la Alianza bien llevada que condujo a las victorias y a la salida de Egipto tanto como a la conquista de la Tierra Prometida, por eso los concita a cantar con gratitud; en este, en cambio, se denuncian las apostasías, las rebeldías, y se hace notar cómo las infidelidades del pueblo, en la parte que les correspondía de la Alianza, condujo al desgaste, la erosión de la fortaleza de Israel, y se atrajeron la ira de Dios.

 

Este salmo tiene 148 versos, de ellos se han tomado, prácticamente 8, para organizar la perícopa, y con ellos se han configurado 4 estrofas.


En la primera estrofa denuncia tres elementos disruptivos de la Alianza que permearon la Amistad con Dios, a saber, no haber exterminado las poblaciones nativas de Canaán, haberse casado con gentiles e imitar sus costumbres.

 

En la segunda, Haber incurrido en idolatría llegando al límite de sacrificar a sus propios hijos e hijas a sus demonios.

 

La tercera denuncia la perversión y su prostitución en la maldad, así que Dios desató sus celos e hizo restañar en sus espaldas el látigo de su ira.

 

En la cuarta: Vez tras vez el Señor los libraba, pero ellos se revolcaban en su ruptura de la Alianza; no obstante, Dios escuchaba su clamor y los libertaba cuando los oía gritar con angustia.

 

Mt 19, 16-22

Después de enseñar sobre el divorcio, Jesús pasa a bendecir a los niños -fue la Lectura que hicimos el sábado pasado, donde Jesús les impuso las manos, superando la discriminación que los discípulos querían imponer contra ellos, apelando a su cercanía con Jesús, suele suceder, el que está cerca quiere adueñarse y poseer en exclusiva-; en la perícopa de hoy, Jesús es entrevistado por un joven rico. 


Alguien camina pegado a la tapia, como un ciego que buscara la puerta a puro tacto. Y pregunta, al que-Siempre-Escucha: ¿Dónde está la Puerta que conduce a la Vida Eterna? Eso denota una elevada espiritualidad, no pregunta ¿Cómo podría hacerme al poder?, tampoco su pregunta es ¿Cómo podré enriquecerme más con toda prontitud y mínimo esfuerzo?, no pide consejo para invertir de la manera más lucrativa, ni su afán propende por títulos y coronas, tronos y cetros; ¡no! Este que pregunta está muy adelantado y busca la entrada a las Mansiones Celestiales. Aún hay más, sabe que debe obrar el bien, y su pregunta está muy bien enfocada porque quiere saber de tantos “bienes” posibles, cuál le granjeará la Voluntad y la Acogida de Dios.

 

Obsérvese que lo que esta persona “tiene”, no son simplemente sus “posesiones”, sino que tiene sus “bienes”, aquello que siente valioso, y le parece valioso porque le suena a su “espíritu” que es algo digno de ser deseado. Y ¿cómo distingue que es un “bien”, y no otra cosa? Tiene un sin número de opciones que, gracias a su riqueza, se la abren y se multiplican.

 

Esta pregunta es una pregunta clave: nosotros muchas veces simplificamos al decir, «esta persona sabe que algo es un “bien” porque no es un mal». ¡Este es el enfoque “maniqueo”! Observemos que Jesús en ningún momento de su enseñanza opta por este enfoque. En verdad Jesús lo que yuxtapone, no es lo “bueno a lo malo”, sino lo “bueno a lo perfecto”. Él empieza dando un parámetro de referencia, ¡el Único Bueno es Dios!, si quiere irse por el lado del bien, tiene que ir en la dirección que Dios le indica, porque solo lo que proviene de Dioses bueno, lo que de otro lado proviene sin duda que es desviación y profundo error, por mucho que parezca otra cosa (no podemos soslayar en este punto recordar ¿cómo sucumbió Eva? Leemos en Gn 3, 6 “La mujer vio que el fruto del árbol era hermoso, y le dieron ganas de comerlo…”, caemos pues en la cuenta que el pecado es en realidad ¡dejarse engañar por las apariencias! Y, es que las cosas pueden ser aparentemente buenas); luego le señala los peldaños segundos de esta escala de lo bueno: “No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantaras falsos testimonios, honra a tu padre y a tu madre y ama a tu prójimo como a ti mismo”. Podría decirse que le muestra la que llamamos la Segunda Tabla, considerado que la Primera Tabla son los Mandamientos que nos relacionan y nos obligan respecto a Dios, y la Segunda Tabla, la que se refiere a nuestras relaciones con los demás, con el prójimo. (También habrá que tomar en cuenta que no es la Segunda Tabla, tal cual solemos recitarla, es decir los Mandamientos del cuarto en adelante, hagamos la comparación).

 

¿Por qué no le habla Jesús de los Primeros Peldaños? Porque ya la pregunta -como lo insinuamos arriba-, conlleva el cumplimiento de la Primera Tabla, es decir el afán por cumplirle a Dios y el esfuerzo por buscarlo, el anhelo por llegar a Él. Pero volvamos al asunto: ¿Qué es lo que Jesús yuxtapone a la Segunda Tabla? ¡Vayamos al verso 21 y observemos! Jesús no yuxtapone el “mal”, no se desvía a hacerle propaganda a los artículos que venden en la tienda del Malo, sería como hacerle propaganda a la competencia, el adversario que se promociona con engaños; ¡todo lo contrario! Jesús lo que asocia es la “Perfección”.

 

Les rogamos atender a la pedagogía de Jesús. Para hablar del bien, no se va al maniqueísmo, sino que salta a los peldaños Altísimos de la escala de valores y se apunta hacia lo superlativo, lo que está en la cúspide de la escala; y nos informa qué es lo que encontraremos cuando entremos en el Reino: τέλειος [teleios] “perfecto”; en agricultura diríamos “maduro” en ese sentido de “está listo”, “ha llegado al máximo de su realización”; perfecto no es alguna categoría abstracta, alguna especie de superhombre, no es alguna proyección lógica, no es un “sueño” de algún filosofo; no, sencillamente es llegar a ser lo mejor que podemos llegar a ser, no algún ultra. ¡Una ética de los máximos!

 

Pero aun llegando hasta aquí, falta un poquito de claridad, y Jesús la da cuando añade: vende-y-da. Lo que significa liberarse de las ataduras “fetichizantes”. ¿Qué es esto?  Pasar, lo que le pertenece a la persona, y atribuírselo a una cosa: yo no soy el que soy, soy “mi auto”, “mi casa”, “mis lujos”, “mis obras de arte”, “mis joyas”, “mis armas”, … y para ser perfecto, necesito ¡desprenderme de todo eso! ¡Saber a ciencia cierta quien soy yo! ¡reconocerme hijo de Dios y desmayarme en su Paternidad -es decir, ser como un niño y confiar totalmente en mi Padre Celestial, Él es mi Maestro de Vida, mi Guía Certero para discernir el mal, el bien y la perfección


Pero, cuando se da la “fetichización”, sucede algo muy curioso, a la persona le duele separarse de alguna de esas cosas porque se han vuelto “una parte suya”, y siente como si le arrancaran una pierna. Eso le pasó a este personaje del relato, se fue -triste- con el corazón rebelde que gritaba: “No me dejaría arrancar mi pierna, ¡ni loco!”, que traducido a un lenguaje muy rudimentario significa: primero mis cosas, segundo mis cosas, tercero mis propiedades y por último … la vida eterna que, desde el punto de vista práctico, ¡no sirve para nada! Esa es la opinión -de cortas miras- de un fetichista.