domingo, 15 de junio de 2025

Lunes de la Undécima Semana del Tiempo Ordinario


2 Cor 6,1-10

No demos motivo de escandalo jamás

San Pablo empieza, hoy, explicando -en una sola expresión- cuál es el papel que desempeñamos y que Dios, con su Convocatoria, nos ha regalado comisionándonos una misión. ¿Cuál es? ser “colaboradores en la obra de Dios”. Συνεργοῦντες [Sunergoytes] significa precisamente “el que trabaja junto con uno en la misma labor”, “el que colabora”, “el que tiene un profundo espíritu de pertenencia y se identifica con los ideales de la empresa”, “el que ayuda poniendo en ello alma, vida y sombrero”. Y, ¿en qué colabora? ¡en la empresa de Dios”, en el “trabajo divino”. Esta palabra se deriva de συνεργέω [sunergeo] “cooperar con alguien en muy estrecha relación”. (Pienso -para ilustrar el concepto- cómo le metían el hombro todos y cada uno de los miembros de la familia de Noé a la construcción del Arca, ahí está la clave de ese relato, no en quedarnos mirando alelados el barquito y abrir los ojos, como platos, mirando -ingenuamente- el zoológico flotante. ¿Por qué no nos sorprendemos más bien de la laboriosidad cooperativa para construir el Arca?). La sinergia es el espíritu de la sinodalidad.

 

¿Cuál es ese tiempo ¿Cuándo es eso? ¿En qué fecha? Precisamente ahora, este es el “momento oportuno”; este es “el Día de la Salvación”. ¿Qué significa “día de Salvación”? ¿Un Día en que Dios viene con su ejército a implantar un reinado? O ¿el Día que nos empeñamos -por fin- en tocar conjuntamente la partitura de esa Gran Sinfonía que se llama Conversión? Como hormigas que se mueven y actúan juntas en una colonia, organizadas y trabajando en conjunto por un objetivo común.

 

Para eso somos convocados y “contratados” para actuar como διάκονος [diakonos]. Nos encanta llamar la atención que esta palabra cobra su significado de aludir a una persona que, al hacer su oficio de limpieza, lo hace con tal dedicación y prolijidad que levanta una nube de polvo, diá, "a fondo" y σκόνη [skone] "polvo": ¿Se han fijado cómo, -en un día soleado- al hacer el aseo se levanta un ballet de polvillo? Siempre se levanta, pero sólo cuando está soleado, vemos -por el efecto Tyndall- las partículas que dispersan la luz, haciendo que el haz de luz sea visible y en él, el torbellino del polvillo. Pues esa es la etimología de la palabra diacono. ¡Diligentes y dedicados! Así, con ese par de palabras podemos descifrar el alma del diacono.

 

Y sigue diciendo: si hacemos algo malo afectamos el prestigio de nuestra tarea, o sea que, dañamos la fama de Dios: he ahí el problema, lo malo que hagamos perjudica el Renombre del Rey del Cielo. Por eso, en todo momento y en todo cuanto hagamos, testimoniemos el Nombre Santo de Dios.

 

Lo cual nos exige un elenco de virtudes que aquí se nombran:

­       Soportar con mucha paciencia los sufrimientos

­       También las dificultades

­       Y no se diga las necesidades que pasamos

­       Así como las dificultades que se nos presenten

­       Sean azotes

­       Encarcelamientos

­       Alborotos y motines en contra nuestra

­       Trabajo esforzado

­       Desvelos y

­       Hambres

 

Pero la lista no concluye allí, aún falta nombrar 9 situaciones en las que Pablo ha probado demostración de fortaleza y paciencia en el curso de su apostolado

­       Demostrar nuestra pureza

­       Porque contamos con el conocimiento de la verdad

­       Por nuestra tolerancia

­       Y también por nuestra bondad

­       Porque dejamos trasparentar que tenemos en nosotros el Espíritu Santo

­       Y por la sinceridad de nuestro amor.

­       Por la verdad que estructura nuestro Mensaje

­       Y porque es evidente que Dios está con nosotros

­       Ninguna arma diferente a la rectitud está en nuestras manos. Se dice que, tanto para el ataque como para la defensa, que si se traduce al pie de la letra dice “las de la derecha y las de la izquierda”; esto siempre alude a que el guerrero lleva la espada en la derecha y el escudo en la mano izquierda.

 

Y, a continuación, se muestra nuestra definición -lo que caracteriza a un verdadero agente de pastoral- con seis oximorones:

­       Como impostores que dicen la verdad

­       Como desconocidos, siendo conocidos de sobra

­       Como moribundos que vivimos sentenciados nunca ajusticiados

­       Como afligidos, pero siempre alegres

­       Como pobres que enriquecen a muchos

­       Como necesitados, pero poseyéndolo todo.

 

Quiere decir que se nos visualiza exactamente como lo contrario de lo que realmente somos (lo que pasa es que ese es su estilo de ataque: calumniarnos), cuando se nos mira con los ojos del mundo, para que el mundo nos vea así, para desprestigiarnos.

 

A esto estaba convocando San Pablo a los corintios: Esta perícopa la podemos visualizar, globalmente, como un Manual de Instrucciones para poder colaborar, hombro a hombro con el Señor en la edificación de su Reino, y actuar con diaconía en medio de ese ambiente de sinergia, del griego συνεργία [synergía] 'cooperación'.


¡Pablo nos ruega que no dejemos pasar esta oportunidad que Dios nos propone!

 

Sal 98(97), 1bcde. 2-3ab. 3cd-4

El salmo se ocupa de saludar la llegada del Mesías, el Rey incuestionable de toda la tierra no sólo de Israel, sino, además de las que aquí se llaman las “islas”, con lo que se quiere nombrar el resto del mundo, fuera de Israel.

 

Observemos que Su reinado no está acompañado de bombas, ni del sonido de bombarderos, ni de drones, ni de misiles. Hay un fondo musical de carnaval, de jolgorio, los instrumentos que se mencionan hablan de dicha, no de destrucción y muerte. Nada permite pensar que haya dolor y llanto de niños y mujeres. En esta instrumentación, todo son citaras, clarines y trompetas. El que viene es el Propio Señor y Rey.


 

¿Cómo va a ser la regencia de este Gobernante? ¿Traerá atropellos y vejaciones? ¿Sus armas serán denuestos y maltratos? ¿Acaso basará su dominio sobre arbitrariedades y desafueros? Consultemos el salmo, a ver qué nos dice: Justicia, Misericordia y Fidelidad, es lo que traerá.

 

Tengo que entender que mi inteligencia es lenta para captar: No me doy cuenta que el Señor sale -a lo largo del día- a contratar diáconos, que le ayuden en su viñedo: desde muy temprano en la mañana, a las nueve, al mediodía, a las tres y a las cinco (cfr. Mt 20, 1-16); y me viene a la mente la recomendación de San Pablo: “¡que no dejemos pasar esta oportunidad que Dios nos propone!

 

Me cuesta trabajo aceptar la contratación porque siempre espero que me venga a llamar un “Emperador” y me cuesta distinguir este sencillo “Carpintero” que me llama.

 

Me contrata para trabajar en la viña, pero también quiere usar mis labios y mi garganta para reproducir el llamado, y para entonar los canticos motivadores, animadores, entusiasmantes. Ambas cosas, las manos y la garganta se han de poner al servicio de Su “Obra”. ¡Sin dejar de lado la alegría desbordante!

 

Mt 5, 38-42

Remontarse por sobre la Justicia como venganza

Ojo por ojo, solo acaba dejando ciego al mundo entero.

Mahatma Gandhi

El Señor Jesús nos sigue guiando hacia la plenitud de la Ley. Hoy tomará la que en el Primer Testamento es la “Ley del talión” (Cfr. Ex 21,23-25), que fue un enorme progreso en Acadia y Babilonia como cortapisa de la vengatividad, poniendo freno a la sed de retaliación bloqueando que se llevara la sentencia más allá del daño causado, sino tratando de equilibrar el daño con su contra-paga, el castigo. Y que, sin embargo, fuera de ser un intento de contención, lo que hacía era coger un mal y sacarle una fotocopia, para no tener un solo mal sino su doble (su principio se basaba en la tabla de la multiplicación: la Justicia sería la fabricación de otra “injusticia”), de sentido contrario, con la ingenuidad de que la una contrarrestaría la otra, idealizando que tal era la solución, muchos siguen idolatrando esa fantasía, suponiendo que así se logrará restañar la herida, y sin visualizar que eso solamente continua la “serie en cadena”. Sacan el pecho y hablan de desalentar a otros que quieran repetir la afrenta, y quieren, -tapándose un ojo-, pensar que, contra toda evidencia, la cadena de males se interrumpirá.


 

Hay un punto de soldadura que nos ofrece Gandhi, entre la Primera Lectura y el Evangelio de hoy: “Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia”.

 

La Ley perfecta de Jesús no consiste en enfrentar los agravios con violencia, miremos las pautas que Él nos da:

a)    Su alguien nos abofetea la mejilla derecha, la propuesta consiste en ofrecerle la otra mejilla para que pueda asestarnos su revés.

b)    A quien quiera adueñarse de nuestro manto, démosle también la capa.

c)    Si alguien nos impone acompañamiento por la distancia de una milla, vayamos junto con él, dos millas.

d)    Si alguien nos pide, ¡démosle!

e)    No le saquemos el cuerpo a quien nos pida un préstamo.

 

Se trata pues de un total desprendimiento, de manera tal que, aquel que pretenda nuestra viña, la pueda tomar, sin necesidad de calumniarnos ni de conducirnos a la lapidación.


Quien tiene, siempre será objeto del envidioso. Las posesiones siempre estarán sujetas a la codicia ajena. La injustica estará pronta a gatillarse en toda cultura que se cimienta sobre la posesión. Sólo el desapego es invulnerable.

 

El Reino se tiene que basar sobre el desprendimiento y la generosidad. Solemos decir que Dios no se deja ganar en munificencia, como para decir que es demasiado arduo, para el ser humano promedio, vivir en el marco de la divina prodigalidad generosa. Y, al volver los ojos al Crucificado, descubrimos una religión y una cultura de la “entrega”: Hasta la perfección de la donación.

 

Aun cuando lo hemos cubierto por pudor con un trapo para ocultar su recato, para hacer sus imágenes pudorosas; lo cierto es que lo entregó todo, hasta su desnudez. Para usar de la fórmula manoseada “hasta Su Última Gota de Sangre” y era ¡Sangre Divina!

 

Por mucho que nos incomode, esa es la perfección que Jesús nos entrega, esa es la asombrosa valentía que aquel muchacho acomodado asumió como paradigma de su vida y que tanta admiración nos provoca, estamos pensando en San Francisco de Asís.

 

El cínico, que es uno de los crueles del género humano, lo que primero saca del baúl de la concupiscencia (que se ha promovida bajo el subtítulo de “justicia”), nos espeta: ¡Pues venga y le quitamos a usted todo, y después nos cuenta!

 

Nietzsche nos reprochaba estar en una religión de esclavos. Porque su propuesta apuntaba hacia la fuerza, la arrogancia, el poder. No puede descifrar nada en el fondo de la fuerza verdadera que implica una cultura de la debilidad, ¿qué podría decirle a él, la donación voluntaria, el abandono, la mansedumbre? A todos, estas líneas del Evangelio Mateano nos cuestionan muy hondamente, sabemos que se nos está hablando de algo novísimo, que -en realidad- todavía no se ha ensayado. ¡Qué reto!

 

¿La interpretación del filósofo estaba totalmente desviada? Pues, nos parece que, él era, más o menos consciente de la situación que se podía introducir por debajo del intersticio de la humildad y la mansedumbre: la oprobiosa dictadura, aquellos que -so capa de redención- buscarían mantener su prepotencia, promoviendo el sometimiento: Sea servil para poder inyectarle la sumisión. La humildad para todos, que yo me encargaré de manejar el monopolio de la “obediencia”. Se trata -nada más ni nada menos- que de la idolatría del “acatamiento”.

Observemos que le pidió la Serpiente a Jesús en el desierto:

­       que esas piedras se conviertan en panes

­       tirarse del punto más alto del templo y ordenarles a los ángeles que Lo salvaran  

­       póstrate para adorarme

 

Satanás quería someter el Señor bajo su tiranía. La serpiente, ¿qué nos pide hoy por hoy? ¡Que vayamos al arsenal a buscar pertrechos!

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