Flm
vv.7-20
… el mundo del consumo
exacerbado es al mismo tiempo el mundo del maltrato de la vida en todas sus
formas.
Laudato si’
Reducir,
reutilizar y reciclar se pusieron de moda -y vaya que esto era urgente para tomar
consciencia, al seno de una sociedad consumista, y así cuestionar y detener el
desperdicio y la polución ambiental. Sin embargo, las soluciones no pueden ser
parciales y unilaterales, sino que deben tomar en cuenta de manera holística otros
focos y otras vertientes de esta realidad que también ponen en peligro la “casa
común”. La Iglesia aboga por una ecología humana integral que abarca la faceta antropológica
-inmediatamente ligada el desperdicio y a un materialismo exacerbado, a saber: que
es jerárquicamente más importante, atacar el asunto desde la óptica del ser
humano, como administrador del medio ambiente y de la Creación entera: hay que reconciliar,
reformar y rehabilitar.
Pero,
contra lo que muchos pueden pensar, y desinformar, la Iglesia ha venido preocupada
y muy interesada en estos ejes. Esta Carta a Filemón, toma a su cargo el
enfoque recuperador de la persona, como parte del tema koinónico-sinodal. (Koinonía
se puede traducir por “comunión”, o por “participación”). Nuestra manera de
enfocar los problemas tiende siempre en primer término a las personas, a su
corazón, a sus entrañas y a sus angustias y heridas. Uno de esos aspectos, de
urgente priorización consiste en afanarse más por la rehabilitación que por el
castigo. Antes que la lobotomía y la amputación hay que afanarse por la
recuperación.
Esta
carta no es un comunicado del Pastor a una comunidad, sino de amigo a amigo,
desde las entrañas del pastor, emana esta -no decimos carta, por su brevedad de
sólo 335 palabras, un solo capítulo y únicamente 25 versículos- nota. En
Colosas, había dos núcleos cristianos: uno al que se le remitió la Carta a los
Colosenses, y otro, que se reunía en la casa de Filemón. (Como Arquipo está
mencionado en ambas “cartas” se piensa que era Arquipo quien fungía como
bisagra entre las dos comunidades). La Carta se dirige no sólo a Filemón,
también se menciona como destinatarios, a Apfia-Apia (v.2 quizás la esposa de
Filemón) y a Arquipo.
Se
trata de otro escrito desde la prisión, y se piensa que Pablo estaba
encarcelado en Éfeso cuando la escribió. Se toca el tema de la esclavitud. Ya
que la carta (o nota, si se prefiere), se ocupa extensamente de él. Onésimo era
un esclavo de Filemón, y se cree que se había escapado, igualmente se supone
que le había robado algo. Onésimo se había hecho cristiano, y se había hecho
mano derecha de Pablo y se había ganado el cariño de San Pablo, el Apóstol de
la gentilidad habla de él, llamándolo “hijo”.
Decimos
que es una carta pastoral porque responde a la definición que hemos dado de “Carta
pastoral”, una donde se dan consejos morales y prácticos diciendo cómo debe
actuar un verdadero cristiano. Pablo explica que tiene autoridad para señalar cuál
ha de ser el comportamiento a tener, pero que no se lo impone como norma, sino
que se lo ruega como amigo, y le pide que lo cumpla en nombre de los nexos de
gratitud que median entre ellos.
Onésimo
significa “útil”, “beneficioso”, “de buena espalda” dado que en griego clásico “útil”
se dice ὄνησις [onesis]. En el verso 11, se juega con este significado del
nombre: le dice a Filemón que Onésimo se había vuelto ἄχρηστον [achrestón] “inútil” (en koiné) para Filemón, pero, ahora,
-ya en su condición de fiel cristiano-, se ha convertido en εὔχρηστον [euchrestón] “útil” para los dos, tanto para Pablo como para
Filemón.
Lo que le pide -no abiertamente- indirectamente es que le
conceda la “libertad” a Onésimo; prefiere pedírselo como un favor. En el verso
6, se prepara el terreno para esta solicitud, cuando Pablo formula su acción de
gracias, conectada y formando parte del saludo: “Y pido a Dios que tu
participación en la misma fe te lleva a conocer todo el bien que podemos
realizar por amor a Cristo”.
Para ayudarnos a entender de qué se trata, Papa Francisco
-siguiendo una distinción que data de Santo Tomas de Aquino- nos propone en su Fratelli
Tutti,
distinguir -al respecto- dos clases de amor: “Hay un amor “elícito” que son los
actos que proceden directamente de la virtud de la caridad, dirigidos a personas
y a pueblos. Hay además un amor “imperado”: aquellos actos de caridad que
impulsan a crear instituciones más sanas, regulaciones más justas, estructuras
más solidarias… Esto provoca la urgencia de resolver todo lo que atenta contra
los derechos humanos fundamentales…. El fenómeno de la exclusión social y
económica, con sus tristes consecuencias de trata de seres humanos, comercio de
órganos y tejidos humanos, explotación sexual de niños y niñas, trabajo
esclavo, incluyendo la prostitución, tráfico de drogas y armas, terrorismo y
crimen internacional organizado”.
No se sabe cómo asumió Filemón el pedido formulado por San
Pablo. Si se puede aceptar la información que nos proporciona Jerónimo de Estridón,
Onésimo se convirtió en predicador cristiano, y luego nombrado Obispo de Éfeso
por el Apóstol Pablo. Posteriormente, fue apresado y llevado a Roma, donde
murió lapidado.
No es este el lugar para profundizar en la cuestión, pese a
lo que queremos -por ahora- concluir indicando una necesidad urgente que Papa
Francisco nos presenta: “Las actitudes que obstruyen los caminos de solución,
aun entre los creyentes, van de la negación del problema a la indiferencia, la
resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas. Necesitamos
una solidaridad universal nueva”. (Laudato si´ #14) Parecería que San
Pablo nos dirige, hoy por hoy, a cada uno, un llamado suplicante: “Si, hermano,
hazme este favor en el Señor; alivia mi ansiedad, por amor a Cristo”
Sal
146, (145), 6c-7. 8-9a. 9bc-10
He ahí, en las palabras
de este salmo, todo el compromiso del cristiano por la promoción, por el
desarrollo, por el “servicio”, personal y colectivo de la sociedad.
Noël Quesson
Los
seis últimos salmos 145-150, son himnos y forman el último el último הלל Hallel, se
llaman así, porque empiezan y terminan con la palabra Halleluia. ¿Por qué se
alaba y nos alegramos en el Señor? Pues, muy sencillo, ¡porque Dios ayuda y protege!
¿A quiénes ayuda y protege? Busquemos en el salmo, a ver a quienes encontramos.
a) Los oprimidos, b) los hambrientos, c) los prisioneros, d) los ciegos, e) los
abatidos, f) los extranjeros, g) las viudas, h) los huérfanos. Estos son los mínimos,
a los que Dios quiere compensarles su pequeñez. Dios profesa un amor
preferencial.
Me
toca profundamente, una pregunta, seguida de todo un argumento, que hace Noël
Quesson: «Si Dios se interesa por los desgraciados… ¿Tú qué? ¿Qué haces?
Proteger, guardar, curar levantar, sostener. Dios ha confiado al hombre sus
propias tareas. Si el hombre es “este humilde polvo inconsistente, tiene la
admirable dignidad de poder imitar a Dios. “Sed perfectos, como vuestro Padre
celestial es perfecto”, decía Jesús»
Como
antífona tenemos una bienaventuranza: “Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob”
Lc
17, 20-25
¡Y pensar que ya está aquí!
Jesús
nos da una noticia, ¿qué decimos, “noticia”? No, nos da un ¡noticiononón! Los
fariseos -y esa expresión connota el deseo de que sea para un día futuro, muy
futuro, ¡lejanísimo! ¿Cuándo va a llegar, el Reino de Dios?
Jesús,
de inmediato, los “baja de la nube”. Les advierte que el Reino de Dios no llega
con pre-aviso. No manda un heraldo que les notifique. No manda a colgar
cartelones indicando que va a llegar primero a Europa y a los estados Unidos, y
sólo después a América Latina… a África, quien sabe… tal vez a ellos no les
llegue. El Reino de Dios está en medio (dentro) de nosotros. (Dice en la rúbrica).
Sólo
que a Dios no le gusta el bullicio, no va por la línea estrepitosa. Nos enseña
que el Reino no viene “aparatosamente”. Eso va contra todos nuestros
prejuicios, arremete contra nuestro imaginario. Estamos habituados -en grado
sumo- que cualquier cosa que va a pasar, la anunciamos previamente con “bombos
y platillos”. Una de las funciones de los telenoticiarios es mantenernos
debidamente prevenidos de todo cuanto vaya a suceder.
Cuando
va a venir un gobernante de un país extranjero, los periodistas toman a su
cargo, avisarnos, tenernos definitivamente prevenidos. Cómo va a ser que el
reino sea diferente. Es como organizar un grandioso concierto de un famosísimo
cantante y mantenerlo en secreto. Esto
es absurdo. ¡No lo aceptamos! ¡Si el Reino va a venir, exigimos que se nos dé
los datos con la debida antelación para agendarlo!
Pero
si hay un dato muy útil inserto en la perícopa de hoy: Primero van a torturar y
a matar al Hijo del Hombre. Después de matarlo, vendrá la ἀποδοκιμασθῆναι [apodokinomastenai] “crítica”, “reprobación”, “rechazo”, “desecharlo”.
En
síntesis, Jesús no se anuncia a Sí mismo, su Anuncio, es ¡el Anuncio de su
Reinado! El rey ya vive dentro de cada uno de nosotros, en una red que enlaza
corazones y voluntades. Lo que llega, es Su Reinado, la Soberanía de Dios en
ejercicio de su Autoridad y Poder. Recapacitemos, es lo que decimos siempre en
el Padre Nuestro: ¡Venga a nosotros Tu Reino!
No
mantengamos dentro la restricción: “aguarde tantico” … “denos otro cuarto de
hora para disfrutar de este estado-de-llevarte-la-contraria, sólo
queremos que te tardes otros veinte siglos… De aquí a allá, habremos
recapacitado y ahí sí, nos convertiremos…
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