miércoles, 14 de junio de 2023

Miércoles de la Décima Semana del Tiempo Ordinario



2Cor 3, 4-11

San Pablo -y aquí seguimos los resultados de los investigadores más avezados en el Paulismo-  escribió una primera carta a los Corintios, que se perdió. Luego una segunda, que es la que nosotros tenemos por 1Cor. Esto hacía el año 54. Después, escribió cuatro cartas más que aparecen refundidas en la que conocemos como 2Cor. Le perícopa de hoy, proviene de la tercera carta que fue escrita, aproximadamente en el año 55 y comprende 2Cor 2, 14-7, 4.

 

Dios tomó a Pablo y sus seguidores para hacer de ellos trasmisores de una “Nueva Alianza”, que se caracteriza por ser una Alianza -ya no de la letra- del Espíritu. Una declaración clave es que la “letra mata, mientras que el Espíritu da vida”. Con Alianza de la letra” se denomina aquella que fue entregada por Dios a Moisés en el Sinaí, que fueron las Tablas de la Ley. No fue que esa Alianza se cumpliera carente de Gloria, al contrario, era tal su esplendor que Moisés se volvía radiante y el pueblo no podía mirarlo a la cara, puesto que encandelillaba, inclusive más que si miraran el sol, pero, así nos lo declara San Pablo, se trataba de una luminiscencia pasajera. Y nos interroga San Pablo, ¿si así con aquella Alianza, podemos imaginarnos cómo será la reverberación de esta Nueva Alianza del Espíritu -Alianza que es “ministerio de δικαιοσύνης [dicaiosunes] “justicia”?  Y, enfatizamos -como ayer- que esta justicia no es de los tribunales, ni de nuestros jueces y magistrados; es la Justicia que resulta del Veredicto que da Dios, de Su Beneplácito.

 

Aquella Gloria era brillo de lo pasajero, ¿cómo será ahora el destello de una Alianza que es Permanente? 

 

Sal 99(98), 5-6. 7.8.9

Dios es Grandísimo, Dios es Santísimo. Es un Salmo del Reino. Podemos admirarnos del Poder y la Santidad de Dios. Es el Tres-Veces-Santo. Se trata de un salmo formado por 9 versos. De ellos ocupamos 5 en esta perícopa para organizar con ellos 5 estrofas. En el responsorio reafirmamos que nuestro Dios es Santo y es Señor. En Él se aúnan Santidad y Poder.

 

Primera estrofa: Los pies del señor están apoyados en el “apoyapiés”, nosotros nos prostramos delante de ellos con gesto de ensalzamiento.

 

Segunda estrofa: Figuras preclaras del Antiguo Testamento: Moisés, Aarón, sus sacerdotes y el profeta Samuel juntos lo invocan y el Señor nos responde.

 

Tercera estrofa: La Gloria del Señor viene forrada en la Columna de Fuego -signo claramente del Espíritu de Dios- y de ella brota la Voz Potente de Dios que declara su Voluntad y proclama sus Mandatos, su Ley.

 

Cuarta estrofa: respondía porque Dios es un Dios -de-Perdón, pero -en el extremo- también un Dios que castiga si se le obliga.

 

Quinta estrofa: Postrados ante el Monte Santo proclamemos al Triplemente Santo Dios 

 

Mt 5, 17-19


 

La perfección de la Ley que el pueblo escogido había recibido de Dios por medio de Moisés, no llega a tal Perfección en un proceso de recorte, de mengua, de amputación, de supresión. La plenitud se logra siendo fieles a los decretos de la Ley, guardándola con total cabalidad.

 

No se le suprimirá ni el más mínimo signo diacrítico, ni la más insignificante virgulilla. Nuestra obligación estriba en comunicarla con asombrosa exactitud y nuestro camino de santidad se recorrerá más vital y más ágil, cuanto mayor y más preciso sea nuestro rigor y precisión en los detalles que Dios nos ha mostrado.

 

Señor, si quieres, concédele alas a tu pueblo, para que no tenga que reptar lenta y cansinamente por entre los vericuetos de una Ley con la cual sólo alcanzamos a distinguir las seducciones del pecado; si Tú quisieras, podríamos elevarnos a las cumbres del Amor y desde allí, vivir mucho más cerca de tu Corazón, rozando las Nieves de la Misericordia. Que no son Nieves frías, sino candentes como nuestro corazón cuando nos explicas las Escrituras.

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