viernes, 8 de marzo de 2024

Viernes de la Tercera Semana de Cuaresma



Os 14, 2-10

Es un profeta del norte, y le tocó desempeñarse durante el periodo real de una de las vergüenzas históricas del reino de Efraín-Jacob: Jeroboam II (mientras en el sur gobernaban Amasias y después Usías), y lo siguió haciendo hasta el reinado de Ezequías: Empezó hacia el año 745 a.C. y no sabemos ni cuándo ni dónde murió.

 

Oseas -más que cualquiera otro profeta- es el profeta del amor, reiterando siempre la imagen de Dios como un Marido y del pueblo (recordemos que pueblo en semítico es femenino, “la puebla”) —los judíos— como su esposa, que termina siéndole infiel, metáfora característica en la prosa del profeta.

 

A Oseas le tocó una época muy dura, revueltas, golpes militares y regicidios -cuatro en un muy corto periodo- época que está simbolizada con la “fornicación” de Gomer (en el texto es corriente llamarla “meretriz”), su propia esposa.

 

La perícopa de hoy comienza cuando recién se ha narrado la caída de Samaria. Sin embargo, no puede decirse que haya algún hilo de continuidad histórica en este Libro que se caracteriza por la carencia de unidad, y por su discontinuidad cronológica. Vamos a tratar en la perícopa de hoy, del descubrimiento del Amor Misericordioso de Dios.

 

Nuestra perícopa hoy, hace resonar un destello de esperanza, y, con esta plegaria litúrgica se verbaliza un sentimiento popular de arrepentimiento que llevará a la postre a aproximar una Alianza de Dios siempre ansioso por entregar su Bendición.

 

Se reconoce que la Victoria no les vendrá de pactos con reyes y ejércitos vecinos, lo que más bien les acarrearía idolatría, ya que estaban rodeados de pueblos e imperios politeístas. Así que el profeta los invita al compromiso de no volver a incurrir en la adoración de ídolos fabricados por ellos, fundidos en sus hornos, modelados con metales de sus canteras.

 

Los débiles, los desprotegidos, huérfanos y viudas en Él encontrarán compasión. Él cura la deslealtad, sepulta su ira y se entrega a amarnos fielmente. Como las más hermosas frondas y los huertos de frutos más deliciosos, así será el amor que profesará YHWH a su puebla. Si perfume nos alcanzará y nos envolverá como los famosos aromas del Líbano. Trigos y viñedos serán restaurados. Como un Ciprés perenne.

 

Pero hay una sabiduría que Dios nos infundió, nuestro corazón segrega una Justicia que Dios mismo ha dispuesto nos adorne. Él nos ha condecorado con rasgos de divina finura porque somos obra de sus Manos.

 

Si no producimos de los candores que Él nos ha puesto, entonces, sólo seremos lo contrario, zarzas espinosas, yerba mala, malezas y marañas que abruman y llenan de desolación: se traslucirá que tenemos espíritu traidor.

 

 

 

Sal 81(80), 6c-8a. 8bc-9. 10-11ab. 14 y 17

Dios y el hombre se buscan mutuamente, se miran el uno al otro.

Noël Quesson


 

Salmo de Alianza. El señor se identifica y nos muestra su Credencial: Él es el Señor, nuestro Dios. ¿Y, eso qué implica? Que a nosotros corresponde, como nuestra parte en la Alianza, escucharlo.

 

Este salmo tiene un ligero sabor de reproche cuando reclama: “Si mi pueblo me escuchara”. El Señor pide ser escuchado. El adulterio consiste precisamente en no escucharlo.

 

Israel, en el mes de Tishri celebraba -como cúspide de sus celebraciones que iniciaban con el Año Nuevo, la fiesta de la Neomenia. Luego, trascurridos siete días, la Fiesta de las Trompetas, día de asueto y de ofrecer sacrificios. Luego viene el Yom Kipur -análogo a nuestra Resurrección-, es la maravillosa oportunidad de cambiar y corregir con ayuda de la oración, el ayuno y la caridad. En el décimo quinto día, venía la Fiesta de las Suca, rememorando las precariedades que tuvieron que pasar en el desierto y que su alojamiento fuera en cabañas improvisadas. Meditar sobre esta situación itinerante del desierto era ocasión de renovación de la Alianza. La Alianza es con el Gran Bienhechor-Gran Legislador.

 

Dios oye nuestro clamor. No pasa indiferente, nada hay que le duela tanto como nuestros pesares, todas nuestras penurias. Y nos libera sin tardanza.

 

Dios, entristecido, se queja contra nosotros, deja anotado en el Libro de Actas que lo hemos defraudado, que hemos sido fuente de su desilusión. Se queja pidiendo ¡Ay, si lo escucháramos!

 

Nos ha enseñado el monoteísmo, no nos puede ver sufrir la adoración a deidades paganas, Él, que con todo Poder nos libró de la esclavitud, no sabe cómo podemos anhelar volver a ella.

 

Es como el Hijo que le ruega al Padre para que con un roce de su Dulzura lo conduzca a prestar atención y corregir su derrotero. Todos, hasta nosotros, le rogamos a Dios: ¡Haznos escuchar! Nosotros tampoco entendemos ¿De dónde hemos sacado nuestra sordera? ¿Será el Malo el que nos ha puesto tacos en los oídos y tapones de espesa cera que nos impiden oír los encantos de Su Amor?

 

Mc 12, 28b-34

El Reino de Dios se hace accesible para el pueblo sencillo, pues lo importante para entrar en él puede ser reconocido y cumplido por todos, sin necesidad de grandes estudios y sin tener que pertenecer a un grupo privilegiado.

Euclides M. Balancin

 


No existe otro Mandamiento mayor que estos

Ya estamos habituados a los encontronazos mal intencionados de escribas y fariseos con Jesús. Ellos suelen (ojo al verbo, no está en pasado, y esto por una razón suficientemente clara), van a Jesús buscando como atravesarle una piedra de tropiezo, siempre procurando cogerlo en una respuesta aprovechable para delatarlo, algo que decir que pintara a blasfemia, para poderlo llevar con el patíbulo a cuestas, (y eso sigue ocurriendo hoy día). Lo que ellos tratan es de poderlo declarar sacrílego.

 

En su lugar, hoy encontramos a un γραμματέων [gramateon] “escriba”, que va con una actitud franca, abierta y honesta a preguntarle algo, y no lo está confrontando. Y la pregunta no es cualquier pregunta, no se trata de una friolera, -al contrario-, pongamos aquí toda nuestra atención y fijémonos qué es lo que le pregunta: ¿Cuál Mandamiento es el Primero de todos?

 

Esto ya nos lleva a un asunto nodal: en todos los tiempos ha habido gente honesta tratando de acercarse a Dios, y que lo hacen a carta cabal, como verdaderos buscadores, y es que a Dios hay que buscarlo. Él se hace el encontradizo, nos sale al paso, está atento a nuestra actitud. Sin embargo, cuando Él nos invita a permanecer “despiertos”, significa que podemos pasar a su lado y, no advertirlo, y ¡perder la oportunidad!

 

Un detalle más que podemos rescatar en este Evangelio es que, hay que evitar los estereotipos, ¿es un escriba? Entonces ¡descártenoslo! ¡no le pongamos cuidado! ¡cualquier cosa que nos diga, será una trampa que nos está tendiendo! Pero, Jesús no procede así. Le da una respuesta contundente, clara, muy exacta, le dedica tiempo y atención. ¡Nada más lejos en Jesús que atenerse a rótulos! Jesús no es Uno que cohonesta con prejuicios.

 

Está muy claro que Jesús para responderle se remite a una cita de (Dt 6, 4s), oración hebraica tradicional, el שְׁמַ֖ע Shema, nosotros traducimos “escucha”, pero es un poquito más que escuchar, שְׁמַ֖ע se trata de “escuchar inteligentemente”, “aguzando la comprensión”, poniendo todo de nuestra parte para mejor entender, inclusive, rogándole a Dios que nos Ilumine su Santo Espíritu para que seamos capaces de “taladrar” con el oído, lo que pudiera ser incomprensible a nuestra pobre inteligencia. No sólo participa el cerebro, se integra a la función comprensiva el corazón -no como afectividad ni como sentimentalismo- sino como espiritualidad y apertura a Dios.

 

En la cita dice “con toda tu διανοίας [dianoias] “mente”, en el texto hebraico leemos מְאֹדֶֽךָ [meodeka] ahí entendemos “con vehemencia”, nosotros los bogotanos de la vieja guardia habríamos traducido “Con alma vida y sombrero”, algo así como “jugándose todas las fichas, hasta la última”. ¡Se trata de un amor que se compromete totalmente! ¡Sin dar cabida a duda alguna!

 

¿Cómo será el amor de los que se han ceñido la corona del martirio? ¡Así es al amor que ama con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las ἰσχύς [ischus] “fuerzas”! ἰσχύς significa con “virtud perfecta”, “con integridad”, “comprometiendo la persona entera”.

 

Ese es un análisis de un hemisferio del planeta, y ¿dónde está el otro lado? ¡No nos vayan a robar el resto! La parte faltante, la segunda mitad es el amor al prójimo, si el prójimo no entra a estar presente en el amor, este amor es nada más que una mentira, pura teoría. Los “pensadores” hacen muchas maniobras para pasar la sierra y recortar al prójimo. Silenciosamente, casi siempre de noche, llegan con silenciadores en sus armas y disparan unas balas que obnubilan la comprensión, cuando uno se despierta, el soporífero ha hecho su letal efecto, y ya pasamos a ser de los que consideran el amor al prójimo como una “ideología”. Un ribete sobrante, innecesario. O más desarticulador: una necedad.

 

Nótese bien que Jesús considera los dos hemisferios como una sola cosa. El Mandamiento mayor, según se lee aquí son “las dos cosas juntas”.

 

Aquí va otro “nótese bien”, el escriba -que no tiene su comprensión sesgada- que es un judío “recto”, se pone, de inmediato, de acuerdo con Jesús. ¿Qué entendemos nosotros de este “ponerse de acuerdo”? Que en realidad no hay una brecha insalvable entre el judaísmo y el cristianismo, a menos que uno vaya predispuesto a aserrar los hemisferios, o contratado para tenderle una trampa a Jesús (contrato nimio, por unas cuantas monedas).

 

¡Vamos a ver ahora, cuántos separatistas profesionales se rasgan las vestiduras! Como Jesús no está cargado de prejuicios discriminatorios, no duda ni por un momento en afirmar que este escriba también tiene amplia cabida en el Reino de Dios. ¡Qué, sólo le falta dar un simple saltito! “No estas lejos del Reino de Dios”. 

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