miércoles, 13 de diciembre de 2023

Miércoles de la Segunda Semana del Tiempo de Adviento

 


Is 40, 25-31

Los capítulos 40-55 en Isaías son el Deutero-Isaías, que se ha dado en llamar “Profeta de Consolación”. A nuestro modo de ver la consecuencia más importante de este cambio de voz, es el cambio de perspectiva del Mesianismo: el proto-Isaías veía al Mesías como un Rey Poderoso; ahora la imagen que veremos del Mesías es la del Siervo Sufriente.  Este Mesías sufre en lugar de su pueblo, Él recoge sobre sí todo el dolor y todos los padecimientos, como un Cordero Manso, ofrece su Vida al Señor para expiar por nosotros.

 

Aún otro detalle que nos permitirá entender mejor este “cambio de voz” es que ahora, la salvación es para toda la humanidad. Este cambio de foco supera el judeo-centrismo del primer Isaías.

 

A este “Isaías” se le ubica entre 546 – 539 a.C. o sea después de la victoria de Ciro sobre Lidia y antes de la toma de Babilonia.

 

Esta inserción fue realizada por un “editor” que decidió juntar a los tres Isaías. De esta manera, tenemos una obra colectiva, y no a un autor único, aun cuando lo que sí cabe entender es la existencia de una escuela profética que hunde sus raíces y da secuencia al proto-Isaías; eso sí, con los cambios de perspectiva y de estilo propios de cada uno.

 

La perícopa de hoy nos muestra al Dios Creador, en el co-texto de mostrarnos la Grandeza de Dios. Dios llama y convoca, y su autoridad de convocatoria es eficaz, aun cuando las tribus de Israel han dado con una racha de desconfianza hacia su Señor, lo ven ahora como un Dios “indiferente” que no le importa el destino de su pueblo.


 

De paso introduce una valiosa corrección: ¡Dios no se cansa! La antropomorfización de la Divinidad los había llevado a pensar que Dios como nosotros, tiene necesidad de un asueto, de un “merecido descanso”, y lo que les pasaba a ellos era que Dios estaba de vacaciones, así el enemigo había aprovechado el receso laboral de Dios para asolarlos.

 

No solamente no se cansa, sino que quien a Él se acerca, obtiene inmediatamente una carga de vitalidad y de fuerza incomparable. Bajo su Amparo, tiene alas de águila, corren sin fatigarse y caminan sin cansarse.

 

Estas ideas se desarrollarán en el Segundo-Isaías y serán la espina dorsal de su profética. Si alguien tiene alguna duda del gran Poder de Dios, bastará que contemple el lenguaje sideral y tendrá noticia de que Dios es Infatigable y vive -sin tregua- atendiendo, con particular esmero a su pueblo elegido.

 

Sal 103(102), 1bc-2. 3-4. 8 y 10

Salmo de Acción de Gracias. Que inicia con una puesta en alerta: Siempre nos amenaza el riesgo de la ingratitud. No podemos descuidar las muchas veces que el Señor nos ha asistido y todos los beneficios que ha ido sembrando en nuestra trayectoria.

 

El dulce amorío de Dios para con nosotros es el tema incisivo que rige este Salmo. El clima que lo enmarca es el de dos románticos enamorados. En la segunda parte, hay una invitación constante para entrar en la misma orbita de gratitud y esperanza.

 

En la segunda estrofa de nuestra perícopa se muestra a Dios como un Dios Perdonador y Sanador. Es un Go´el que corre pronto al rescate y está dispuesto a redimirnos con su propia vida.

 

La tercera estrofa apunta en la dirección de destacar que Dios está por encima de resentimientos y rencores, que el no nos paga con la misma moneda de deslealtad que nosotros le pagamos, sino que -precisamente por ser Dios del perdón- es abundante y generoso en Clemencia, Compasión y Misericordia.

 

Como corresponde a un salmo de Acción de Gracias, el responsorial nos invita a que nuestra bendición de gratitud brote de nuestra propia alma, valga decir, de lo más hondo de nuestro ser. 

 

Mt 11, 28-30



El tema del abandono y el cansancio se contraponen el tema de la ternura, el cuidado constante y el aligeramiento de toda carga.

 

No se trata de afirmar que todo esfuerzo será eliminado, siempre tendremos a nuestro haber el estímulo de esforzarnos para alcanzar los logros que nos propongamos; lo que no significa que estemos al garete, como “ovejas que no tiene Pastor”, porque Él siempre va con nosotros.

 

Sólo quisiéramos detenernos a comentar tres palabras que nos parecen claves en esta perícopa:

 

Πραΰς [praus] “manso”, “gentil”, “agradable” dice en el diccionario. Esta cualidad es la que aporta poniendo en juego el “perdón”.

 

ταπεινὸς [tapeinos] “humilde”, que sabe a consciencia que todos sus atributos son obsequios de Dios y todo cuanto logra es bendición que viene del Cielo.

 

Ζυγός [zugos] “barra de madera para que entre dos bueyes puedan trabajar juntos. Esta perícopa empieza con la convocatoria: “Venid a mí”, la cual es un llamado al seguimiento. Recordemos que el Señor nos envía de dos en dos, para que aprendamos a trabajar juntos y vayamos progresando en el arte de construir comunidad, la comunidad no se hace a partir de individualidades que se añaden, sino que se va dando un proceso de trabajar, hoy con este, mañana con aquel, y así, en un proceso de “maduración”, de “fermentación” (cuidándose, eso sí, de la levadura de los fariseos).

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