martes, 19 de diciembre de 2023

Martes de la Tercera Semana de Adviento

 



Jc 13, 2-7. 24-25a

Después de la Torah, en la Tanaj, viene los Libros proféticos (Navi´im): Los “primeros” profetas, Yehushúa (Josué), Shofetim (Jueces), Shemuel (Samuel) y Melajim (Reyes); y en segundo lugar, los profetas “últimos”, Yeshayahu (Isaías), Yermia (Jeremías), Yejezquel (Ezequiel), junto con los doce profetas “menores” (“menor” se refiere al tamaño más pequeño de estos libros).

 

Los profetas “menores” son: Hoshéa (Oseas), Yoel (Joel), Amós, Ovadía (Abdías), Yona (Jonás), Mija (Miqueas), Najúm (Nahum), Jabakuk (Habacuc), Tzefania (Sofonías), Jagai (Ageo), Zejaría (Zacarías) y Malaji (Malaquías). El conjunto de las predicciones de esos doce profetas “menores” está incluido en la serie de doce profetas llamada “Teré Asár” que en arameo significa doce. En suma, el asunto viene a que el Libro de los Jueces pertenece a este conjunto, el de los proféticos.

 

En este pasaje del Libro de los jueces aparece una categoría muy especial, la de נָזִיר [Nazir] “Nazireo”. ¿Qué es un Nazireo? Un “consagrado”, “consagrado”, “puesto aparte”; por estar consagrado, no puede beber ni comer derivados de la uva, tampoco la mamá, y su cabello es parte del compromiso de nazireato, no puede ser cortado. Además, para no contaminarse, no podían -por ninguna razón- entrar en contacto con muertos- lo cual inducía impureza.

 

Esta categoría del Nazireo, abre la puerta a la designación de un “escogido”, un personaje que da cabida en la historia a la “solución divina”. Una palabra que parece poseer la misma raíz es nezer, término que se usa para designar la corona o la condición de tener poder real.

 

¿Cuál era la situación de los israelitas para el siglo IX? La llanura de Esdrelón estaba sometida a los grupos cananeos y los Filisteos controlaban toda la costa Mediterránea, a Israel sólo le quedaba el confinamiento en la región montañosa. Hacia el año 1050 filistea se empoderó y se convirtió en una poderosísima amenaza para Israel.

 

Hoy nos ocupa שמשון [Simsun] “Sansón”, “hombre del sol”, de quien creemos nació en el 1118 a.C. hijo de Manoj -de la estirpe de Dan- y Hatzlelponi -que era estéril-. Recordamos que el “secreto” de su fuerza, le fue sonsacado por Dalila, su enamorada, a quienes los filisteos compraron la información por unas cuantas monedas de plata. Le cortaron el cabello y lo sometieron, pero cuando recuperó el cabello, también con él recobró su fuerza y derribó el templo de Dagón, se destaca que, gracias al derrumbe del templo, los filisteos resultaron seriamente debilitados ya que en dicho acontecimiento murieron muchos de sus líderes políticos, militares y religiosos, perdiendo además gran parte de su control e influencia en Israel. El episodio en que murio sansón, se data en el 1058 a.C.

 

Sal 71(70), 3-4a. 5-6ab. 16-17

Este es un salmo de súplica. Recientemente repasábamos la idea que en estos salmos no se trata de un pedir por pedir, sino de un redimensionamiento de la relación Paternal-filial, pedimos tensando el “cable” que nos conecta con la Divinidad, y nos hacemos conscientes de la Alianza que media y que da pábulo a nuestras peticiones.

 

En este salmo se presta una especial atención a la Presencia de Dios en nuestra vida, aun antes de que esta comenzara y sólo existiéramos como proyecto en la Ternura de su Corazón, y le rogamos que con el correr de los años y llegando la fragilidad de los años tardíos, su Poder siga siendo siempre nuestro refugio.

 

Le pedimos que Él sea siempre nuestra Roca de refugio, almodóvar donde hallamos salvación, donde la mano perversa no puede alcanzar.

 

La segunda estrofa asegura que su Protección ya era vigente al estar en el seno de nuestra madre.

 

Desde jóvenes el Señor se ha encargado de educarnos e instruirnos para que nuestra boca alcanzara la pericia de saber Adorarlo y Loarlo.

 

El responsorial pide que haya siempre abundancia de loas en los labios para saber gloriar al Glorioso.

 

Lc 5-25



Es muy importante en el estilo lucano, la datación y puesta en referencia de personajes históricos dándole a los hechos de su Evangelio un momento cronológico que introduce los datos en un encuadre “real” y previniendo una lectura errada con enfoques mitológicos. Se lee, detrás de esto, que son hechos realmente acaecidos. Lo de hoy es un relato de la época herodiana.

 

זְכַרְיָה Zacarías -personaje sacerdotal- cuyo nombre significa “de quien Dios se acuerda”, estaba casado con una mujer אלישבע [elizhava] “Juramento de Dios” -también de casta sacerdotal, y nada menos que del linaje aarónico, fieles ambos a la Alianza. Ella era estéril -en el relato bíblico la responsabilidad por la esterilidad recae -invariablemente- en la mujer.

 

Estaba Zacarías en su turno de ejercicio sacerdotal, ofrendando el incienso, cuando -a la derecha del Altar de la Incensación, se presentó el Ángel del Señor, de pie, y le entregó la anunciación de que sería padre y que el fruto de las entrañas de Elizheva le nombraría “Juan” que significa "fiel a Dios". Y lo conmina a resplandecer de “alegría”.

 

Lo instruye para que entienda que este Juan será un Nazireo y que su misión será conducir a la Conversión a muchos hijos de Israel. A continuación, lo designa a la misión de “Precursor”, pues habrá de ir “delante del señor”, pero no pensemos que es un simple caminar por delante, sino que esta “precursoría” implica un “ser portador del espíritu eliseano,

a)  Convertir los corazones de los padres hacia los hijos, es decir, corregir el enfoque de una paternidad que simplemente entendía a los hijos como “más manos labradoras” gratuitas al servicio de los cultivos paternos.

b)    A los desobedientes convertirlos a la sensatez.

c)    Prepararle al Señor un “pueblo” adecuadamente dispuesto.

 

Pero aquí se presenta -muy a pesar de su prosapia sacerdotal- la duda sobre lo que le anuncia el “mensajero”, le pide garantías al Ángel.

 

El Ángel le entrega el Nombre -saber el nombre de alguien era “someterlo a la servidumbre”- tendrá, no obstante, que pagar caro precio por esa osadía, y recibirá como prueba su “mudez”.

 

La gente esperaba que saliera Zacarías del Santa Sanctorum, pero lo retrasaba su entrevista con el Arcángel, y -cuando por fin salió-, al descubrirlo mudo, supieron que había recibido una visión.

 

Pasados los días señalados para servir en el templo, regresó a su casa y Elizheva concibió y estuvo sin mostrarse a la gente durante 5 meses, tiempo en el cual ella ganaba consciencia del Prodigio que la Divinidad había obrado en su ser, levantándole la oprobiosa condena.

 

Estos relatos no se han de ver como la anécdota de tal o pascual, ¡no! Se trata de nuestra propia misión y de nuestra propia historia personal como “precursores”, y de nuestro llamado a rellenar los hundidos y a terraplenar los morros que dificultan le “Venida” -tal vez nos suene más comprensible si la llamamos “Parusía”- del Triunfador-que-llega. No son cuenticos del “pasado”, son misiones que la fe nos entrega hoy.

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