viernes, 24 de diciembre de 2021

HA ENTRADO EN NUESTRA HISTORIA

 


Is 9,1-3,5-6; Sal 96(95), 1-2ª.2b-3.11-12.13; Tit 2,11-14; Lc 2, 1-14

 

Ya a comienzos del siglo II se pudo documentar la tradición de su nacimiento en una gruta. El inicio recuerda el final de su camino entre nosotros. Su vida terrena está encerrada en el misterio de estas dos grutas, desde la humildad de la tierra hasta la humildad de la tierra. Aquí, envuelto en pañales, allá en una sábana, aquí colocado sobre la madera del pesebre, allá en el madero de la cruz.

Silvano Fausti

 

1

En este Año 2021, la Arquidiócesis de Bogotá y la Conferencia Episcopal de Colombia nos propusieron una Novena de Navidad bajo el título “Caminemos en Familia hacia Belén” donde nos postulan entre otros aspectos que “Es importante que como cristianos tomemos plena consciencia de que la Navidad no puede convertirse en una cuestión emocional o tierna, sino que debe ser para nosotros una oportunidad de vivir con alegría el Evangelio en el encuentro con los hermanos”.

 


Para el Día Noveno, en la reflexión, se nos remite al numeral 30 de la Amoris Lætitia (Exhortación Apostólica sobre el Amor en la Familia), para que aquilatemos el tesoro del corazón de María. La exhortación -en este numeral- después de aludir al icono de la familia de Nazaret, y a los magos; se vuelve hacia María que nos anima a vivir con coraje y serenidad los desafíos familiares, tanto los tristes como los entusiasmantes, y no sólo meditar sino además custodiar en el corazón las maravillas de Dios. La cita que nos trae la Novena dice textualmente: “En el tesoro del corazón de María están también todos los acontecimientos de cada una de nuestras familias, que ella conserva cuidadosamente. Por eso puede ayudarnos a interpretarlos para reconocer en la historia familiar el mensaje de Dios”

 


2

Vamos a enfocarnos en la Liturgia de la Misa de Media Noche:

Tomamos un fragmento de la Segunda Lectura para invitarlos a saborearlo, a degustarlo con profunda atención, porque allí se nos deletrea la razón de ser del Salvador-Humanado:

“Se ha manifestado la gracia salvadora de Dios que trae la salvación a todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a las pasiones mundanas, y a llevar desde ahora una vida sensata, con justicia y piedad, aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo”. (Tit 2, 11-13)

 


3

Echemos -ahora- un vistazo a la perícopa de San Lucas, capítulo 2, versos del 1 al 14.

[1] Por aquellos días se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de todo el Imperio. [2] Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. [3] Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; [4] así es que José también, que estaba en Galilea, en la ciudad de Nazaret, subió a Judea, a la ciudad de David, llamada Βηθλεέμ Belén, porque era descendiente de David; [5] allí se inscribió con María, su esposa, que estaba embarazada.

[6] Mientras estaban en Belén, llegó para María el momento del parto, [7] y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en φάτνῃ un pesebre, pues no había lugar para ellos en καταλύματι la sala principal de la casa.

[8] En la región había ποιμένες pastores que vivían en el campo y que por la noche se turnaban para cuidar sus ποίμνην rebaños. [9] Se les apareció un καὶ ἄγγελος κυρίου ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de claridad. Y quedaron muy asustados.

[10]Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo, pues yo vengo a comunicarles una εὐαγγελίζομαι buena noticia, que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo. [11] Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un σωτὴρ Salvador, que es el χριστὸς Mesías y el κύριος Señor. [12] Miren cómo lo reconocerán: hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre. [13] De pronto se le unió al Angel una multitud del ejercito celestial que alababa a Dios, diciendo: [14] “¡Gloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz a los hombres εὐδοκίας de buena voluntad!»

 


Se da inicio con el tema del censo, el censo es una cuestión humana, demasiado humana, diríamos tal vez mejor que es una temática “mundana”, que pretende medir y expresar numéricamente el poderío militar de un pueblo, se quiere contabilizar con cuántos efectivos militares se cuenta, para que el sólo número, ya cause un efecto apabullante y desalentador a cualquier pueblo que osara acariciar la resistencia o la rebelión; de alguna manera se está hablando en el lenguaje propio de la dominación de la ocupación militar. Sin embargo, aquí Dios hace gala de su lógica paradojal: Su desorbitante poder es el de un bebé, su maravillosa armadura es un “pañal”, y -en vez de atemorizar, este Mesías sólo puede provocar ternura. Todo cuanto sucede es “providencial”, Dios se anunció, porque de no haber sido así se nos habría pasado desapercibido, Él había sido profetizado y su contexto demarcado porque su teofanía no es deducible a partir de razonamientos y nosotros lo habríamos aguardado rodeado de manifestaciones de estrafalario poderío y espectacularidad; y, nunca rodeado de simples señales de humildad y sencillez. Así es como su aparición se revela -precisamente-. Como cumplimiento de las “extrañas” profecías que lo vaticinaban. En el verso 16, que no alcanzamos a leer esta noche, se indica una de las señales que se les había dado, encontrar a la Madre, al Padre putativo y al Recién Nacido acostado en una caja de alimentar animales: φάτνῃ.

 

El dato del Imperio, de Galilea, de Nazaret, de Judea, de César Augusto y de Quirino lo que hace es darnos unas coordenadas espacio-temporales que permiten ver dónde y cuándo se abrió la ventana de paso entre el kairos y el cronos. No se trata de una leyenda a-histórica; sino, todo lo contrario, se trata de una acaecer.

 

Καταλύματι deriva del sustantivo κατάλυμα es el singular neutro de la forma dativa; ya en otro lugar hemos discutido que la palabra no significa “posada”, tampoco “albergue”; sino, “sala principal de una casa”. Esta descripción nos da una idea porque María no podía dar a luz a su Hijo en presencia de “pequeños y mayores”, hombres y mujeres convivientes, que comparten la cotidianidad, pero no tiene por qué estar presentes durante un parto.

 

Jesús quiso hacerse uno de nosotros para conocernos a fondo, para “asumirnos” totalmente, única manera de podernos redimir. Todos los seres humanos, al saber que Dios se hizo hombre, nos podemos sentir completamente orgullosos de nuestra naturaleza humana y confesar: De todo lo que podría haber sido dentro de la Creación, lo mejor y lo máximo que se puede ser es “humano”.

 


Pero bueno, nos hemos apartado del tema que nos ocupa para devolvernos al que ya tratamos suficientemente en el Tercer Domingo de Adviento. Queríamos, simplemente, recordar que Belén significa Casa de Pan. El nombre de este pueblito, al que Roboam –nieto de David- le construyó torres y murallas de protección que no alcanzaron a resistir dos siglos; es una alusión a la Eucaristía, puesto que Jesús se ha hecho Pan de Vida, con razón su pueblo natal es “Casa de Pan”, digno portador de la enseña “Hic De Virgine Maria Iesus Christus Natus Est”. «El pan de los ángeles, el alimento bajado del cielo, que da la vida, es depositado en el lugar donde comen los animales.»[1]

 

«Belén parece que estuviera poblada para siempre de ángeles y pastores. Existe todavía Belén, a diferencia de otras muchas ciudades de la antigüedad que han desaparecido sin dejar rastro. Es una aldea de calles irregulares en la cual la atención se concentra en la Basílica de la Natividad y sobre todo en la cueva del nacimiento que allí dentro ha quedado encerrada. Una estrella en el pavimento del suelo señala el sitio en que Cristo nació y una inscripción, sobria pero elocuente, pregona: “Aquí de la Virgen María nació Cristo Jesús”. El dato histórico y teológico del nacimiento de Jesús matizado de modo especial por ese adverbio: fue aquí[2]

 

4

Una Lectio Divina consta de cinco partes: Lectio, Oratio, Meditatio, Contemplatio y Actio. El Padre Weisensee propone 7 preguntas para la Meditatio de esta Lectio, la perícopa que hemos propuesto para esta hermosísima fecha, de las cual entresacamos las siguientes que nos parecen claves:

 

· ¿tiene algo que ver el hecho que Jesús nazca en Belén? ¿qué importancia tiene Belén?

· ¿qué implica el hecho que María no encontrara un lugar en el pueblo para ella dar a luz?

· ¿qué nos dice el hecho que Jesús nazca en un pesebre, en medio de animales?[3]

 

«Lo que sucede en la noche de la navidad es acontecimiento y misterio. Nace un hombre, que es el Hijo eterno del Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra: en este acontecimiento extraordinario se da a conocer el misterio de Dios. En la Palabra que se hace hombre se manifiesta el prodigio de Dios encarnado. Un niño es adorado por los pastores en la gruta de Belén. Es "el Salvador del mundo", es "Cristo Señor" (cf. Lc 2,11). Sus ojos ven a un recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre, y en aquella "señal", gracias a la luz interior de la fe, reconocen al Mesías anunciado por los Profetas.

 

Es «Dios-con-nosotros», que viene a llenar de gracia la tierra. Viene al mundo para transformar la creación. Se hace hombre entre los hombres, para que en Él y por medio de Él todo ser humano pueda renovarse profundamente. Con su nacimiento, nos introduce a todos en la dimensión de la divinidad, concediendo a quien acoge su don con fe la posibilidad de participar de su misma vida divina. Dios se hizo Hombre para hacer al ser humano partícipe de su propia divinidad. ¡Éste es el anuncio de la salvación; éste es el mensaje de la Navidad!»[4]

 

5

Retornamos al Día Noveno de la Novena de Navidad “Caminemos en Familia hacia Belén”: En ella encontramos la siguiente oración: “Dios fiel y rico en Misericordia: al contemplar en el Pesebre la expresión más grande de tu amor por nosotros, te entregamos nuestras familias, te entregamos estos días de oración y de fraternidad. Haz que la luz de Belén nos colme de alegría y nos enseñe a ser familia que vive en el amor verdadero, comunidad de esperanza que encuentre en la familia de Jesús un hogar de caridad, una escuela de la fe, un camino de esperanza. Amén.

 


¡FELIZ NAVIDAD!



[1] Fausti, Silvano. UNA COMUNIDAD LEE EL EVANGELIO DE LUCAS. Ed. San Pablo. Bogotá-Colombia 3ª ed. 2014. p. 59

[2] Bravo, Ernesto. LA BIBLIA HOY. Ed. San Pablo Santafé de Bogotá-Colombia. 1995 p. 230

[3] Weisensee, Jesús Antonio Pbro. EVANGELIOS DE LA INFANCIA MATEO–LUCAS LECTIO DIVINA Ed. Federación Bíblica Católica FEBIC-LAC Bogotá –Colombia 2000 p. 76

[4] Restrepo S, Jaime Pbro. NAVIDAD EN FAMILIA, UNA EXPERIENCIA DE FE. En Revista Iglesia SINFRONTERAS. #361 Misioneros Combonianos.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario