sábado, 18 de agosto de 2018

VENGAN, COMAN Y BEBAN Y HUYAN DEL MALO



Prov 9, 1-6; Sal 33, 2-3.10-11.12-13.14-15;Ef 5, 15-20; Jn. 6, 51-58.

Apelaremos a una “parábola”, la del “VENDEDOR DE SEMILLAS”.

«Un joven soñó que entraba en un supermercado recién inaugurado y, para su sorpresa, descubrió que Jesucristo se encontraba atrás del mostrador.
- “¿Que vendes aquí?” - le preguntó.
- “Todo lo que tu corazón desee” - respondió Jesucristo.
Sin atreverse a creer lo que estaba oyendo, el joven emocionado se decidió a pedir lo mejor que un ser humano podría desear: “Quiero tener amor, felicidad, sabiduría, paz de espíritu y ausencia de todo temor - dijo el joven-. Deseo que en el mundo se acaben las guerras, el terrorismo, el narcotráfico, las injusticias sociales, la corrupción y las violaciones a los derechos humanos”.
 Cuando el joven terminó de hablar, Jesucristo le dice: “Amigo, creo que no me has entendido. Aquí no vendemos frutos; solamente vendemos semillas”.»

Como dice el Papa Emérito Benedicto XVI “Quien siembra en el corazón del hombre es siempre y sólo el Señor” Quien no “mastica” el Pan de Vida no incorpora sus nutrientes, ni es fiel, ni vive prudentemente, en suma, no ha alcanzado la verdadera sabiduría, se queda “insensato”, porque la sabiduría de verdad es solamente Jesucristo; sólo cuándo de nuestra parte se da el esfuerzo por cristificarnos el Pan de Vida nos satura, y nos capacita para “transparentarlo”. Y la transparencia de Dios a través de nosotros es una tarea, es la dulce misión de ser lo que verdaderamente somos, Dios nos “satura” para que brote de nuestro ser la misericordiosa ternura del Padre, y podamos vivir la filiación divina. Nosotros no “imitamos” a Jesús, somos como Jesús porque somos sus hermanos, y estamos repletos de sus “genes” porque lo “masticamos” a Él, incorporándonos a Él. La meta es la Resurrección pero la ruta es vivir acordes con su Divina Misericordia, reconocerlo, aceptarlo, querer ser de su “familia”.

Se nos ocurre una pregunta de enfoque:
¿Qué es Pan Vivo?
Tomamos como punto de partida un “elenco” de palabras
que conforman el sistema “planetario” de las Lecturas
de este Domingo, Vigésimo Ordinario del ciclo B.

Al enumerar los “planetas”, es evidente que tendremos una visión minimalista,
que será válida y valiosa, si, una vez los hayamos reconocido,
regresamos al sistema: sístole-diástole:

Vamos a iniciar con el evangelio:
Pan Vivo, bajado del Cielo,
comer,
Vivir para siempre,
Mi carne,
la Vida del mundo,
sí no comen y no beben,
carne y sangre (del Hijo del hombre),
(vivir sin tener) vida en ustedes =(se refiere a la) Vida Eterna,
que no se tiene, sí no se bebe y se come la Carne y la Sangre
del Enviado;
Habita en Mí y Yo en él.
Promesa: Yo los resucitaré en el Último Día,
Verdadera comida, Verdadera bebida,
El Padre-envía,
(el Enviado tiene Vida) porque lo envía el Padre,
así, del mismo modo,
comerse al Enviado comunica la promesa: vivirá.
No la vida transitoria, estamos hablando de otro tipo de vida superior,
que tiene su raíz en esta vida frágil y pasajera,
pero ya no es caduca, “vivirá para siempre”!


Vayamos a la Primera Lectura, del Libro de los Proverbios:
Sabiduría, el Camino de la inteligencia,
(¿recuerdan Quien es Camino, Verdad y Vida?).
Casa, Siete Columnas,
Sacrificado víctimas,
Mezclado el Vino,
Enviado a sus criados,
Anunciar (no se anuncia en cualquier parte, ojo!),
en los Puntos que dominan la ciudad,
inexpertos,
faltos de juicio,
comer mi pan, beber mi vino,
vivirán.

Ahora, exploremos la Segunda Lectura:
Andar,
aprovechar la ocasión,
insensatos (los que se emborrachan con licores)=libertinaje - opuesto a “sensatos”,
(vienen) días malos,
Dejarse llenar del Espíritu,
Recitar, salmos, himnos, cánticos,
Cantar y tocar para el Señor.
Dar siempre gracias a Dios-Padre en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo.

Cerremos esta enumeración de “palabras” acudiendo al Salmo,
Se trata del Salmo 34(33), Salmo de Acción de Gracias (o sea de “reconocimiento”):
Bendigo, alabo,
Mi alma se gloría en el Señor,
Los humildes lo escuchen y se alegren,
Todos sus santos le teman,
Nada le falta al que le teme (al que es Santo),
Los que buscan al Señor no carecen de nada;
(en cambio) los ricos empobrecen y pasan hambre,
Aprendamos que significa “temor”
Palabra que nos escandaliza, porque desde nuestra perspectiva
nadie debe “temer”.
Si hay alguien que quiera estar seguro, que ame la vida, que ansíe días prósperos,
(he aquí el manual de instrucciones):
1º. Guarda tu lengua del mal, tus labios de la falsedad;
2º. Apártense del mal, obren el bien;
3º. Busca la Paz y corre tras ella.


Este es el estuche del corazón que come su Pan y bebe su Sangre preciosísima.

Para recomponer en una visión holística todos estos fragmentos, tenemos una frase del Padre Gustavo Baena, s.j.:

La Eucaristía nos compromete a que seamos nosotros la solidaridad de Dios con el hermano… Comulgar es un serio compromiso en el cual nos comprometemos a ser solidarios con los que están caídos, con los pecadores, con la miseria humana, con el dolor humano… La comunión es un compromiso ante la universal humanidad.

Pero, nos sentimos llamados a desglosar qué es esto de la “universal humanidad”. Para entrar en esta idea con tenaz profundidad, vamos a ver una cita reseñada de Dom Helder Câmara:

«En cierto modo, talvez hayamos insistido demasiado en la sola presencia eucarística de Cristo, el cual tiene otras formas de estar presente. Por ejemplo, en cierta ocasión dijo: “Cuando dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”


Recuerdo que una buena religiosa hizo un día una larga caminata con el único fin de llevarme a su hospital. “Padre” me dijo, “he recorrido todo ese camino porque hace ya una semana que nos encontramos sin capellán y no he tenido la posibilidad y la dicha de recibir a Cristo. ¡Y necesito recibir a Cristo! ¡deme la comunión, padre! Y, si es posible proporciónenos un sacerdote…”

Le di la comunión, naturalmente. Pero luego le dije: “Hermana, usted está día tras día con Cristo vivo. Usted está con los enfermos, ¡y ellos son Cristo! ¡Usted está cuidando y tocando con sus manos a Cristo! ¡Es otra forma de Eucaristía, otra presencia viva de Cristo, que completa su presencia eucarística!»












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