sábado, 3 de febrero de 2018

ENCONTRAR EL SENTIDO, VENCER EL SINSENTIDO


Job 7, 1-4. 6-7; Sal 146, 1-2. 3-4. 5-6;  1Cor 9, 16-19. 22-23; Mc 1, 29-39

El que no pone toda su preocupación en Ti,
está muy expuesto al peligro de caer.
Tomas de Kempis

Los cínicos buscan la oscuridad allí donde van. Siempre señalan los peligros que acechan, los motivos impuros y los motivos ocultos. Llaman a la confianza ingenuidad; a la atención, romanticismo, y al perdón sentimentalismo. Sonríen con desprecio ante el entusiasmo, ridiculizan el fervor espiritual y desprecian el comportamiento carismático… Pero al despreciar la alegría de Dios, su oscuridad provoca más oscuridad.
Henri J.M. Nouwen

Podemos vivir sumidos y empecinados en el pesimismo,
de hecho, al Malo parece complacerle que nos desesperemos.
Muchos adquirimos a lo largo de la vida el horrible hábito de verla negra,
siempre negra y cada vez más oscura.
Miles de circunstancias pueden subsumirnos en los miasmas de la pesadumbre
y, aún peor, podemos terminar por habituarnos a la angustia.
Qué sarcasmo, ¡si no estamos afligidos no estamos contentos!
Ese es el retrato de Job bajo su circunstancia nefasta,
es cierto que la está pasando mal, es cierto que le han llovido aflicciones por doquiera,
es cierto que el Ángel Acusador lo tiene a prueba
pero eso no es pretexto para
caer en el desasosiego.
Pero él se refocila y se revuelca y se retuerce en su tristeza.
En vez de alzar la cabeza, la clava y se auto-entierra.
En vez de apuntar hacia la cima, él se zambulle en la tumba.
Se desmoraliza porque por el momento –solo confía en sus propias energías.
Es el pesimismo de la naturaleza humana caída. ¡Glosa nuestra situación de pecadores!

El Salmista –por su parte- está más elevado en su ascesis,
Sabe que no está solo
                                   muchísimo menos se considera abandonado
él sabe que cuenta con su Go-El
      que pagará el rescate
                                                     sabe bien que el Señor sana los corazones destrozados.
Busca en la música –porque ella es buena- alabanza armoniosa.
Sabe que atravesando la densa niebla, al salir al otro lado, estará Jerusalén reconstruida
y
las tribus –otrora en diáspora- mañana otra vez reagrupadas.
Con renovadora esperanza descubre que Dios  hunde en el polvo a los malvados,
pero en cambio,
                           sostiene a los humildes.


En la Segunda lectura, la liturgia nos muestra alguien más arriba en la escalera ascética,
¡se trata de San Pablo!
                                     Él encuentra sentido a su existencia
                                                                                                Porque ha recibido una Misión.
Misión tan noble, que su paga es efectuarla.
No Cumple la Misión para recibir otra cosa que anhela, la cumple porque cumplirla
ya es meta, también premio y paga.
Reo sería de la muerte eterna –que es la Sinrazón- si no anunciara.
Luego ser proclamador de la Noticia Feliz del Evangelio
                                                                                           Derrota por entero
El sinsabor de ver pasar los días en la infinita monotonía del sinsentido.

Avancemos ahora, al grado más alto, el de nuestro Paradigma:
Pongamos en elenco, una tras otra, las acciones del Maestro:

(La Voz que anima nos llamará –siempre- a la cumbre de las águilas).
Sale de la Sinagoga, (donde fue a escuchar a su Padre),
Y va (no solo, sino junto a Santiago Y Juan) a casa de Simón y Andrés,
Encuentra a la suegra de Simón víctima de la fiebre
                                                                                    ¡Él la sana!
Le da la mano y la levanta, le re-incorpora,
La asocia a la unidad de los que obran según la Voluntad de Dios:
SERVIR.
Ahí está la palabra gorda y resonante de este Domingo: SERVIR [διακονέω].


Quien sirve a su prójimo está libre de desdicha,
Llena el vacío,
                        Encuentra razones de vivir,
                                                                    Escucha a Dios
                                                                                              Se dedica a alabarlo.
En seguida, el desierto es derrotado, invadido ahora de jardines floridos, paradisiacos.
Poblados ahora de voces celestiales que cantan la alabanza del Señor,
deja de ser desierto ahora es habitado, antes era sinónimo de muerte ahora es Vida
Con mayúscula.

¿Se detuvo ahí Jesús? No, por el contrario
Sanó a muchos, aquella misma tarde le llevaron “todos” los enfermos y endemoniados,
Y el evangelio dice que los sano a “todos”, los sanados fueron multitud [πολύς].
A los demonios los sometía al silencio.

Esto no era cosa de un día, y al día siguiente, día de asueto;
Por el contrario,
                          Madruga muchísimo, cuando aún no clareaba,
en un lugar apartado, otra vez dialoga con su Padre.
Fueron los discípulos a notificarle que todos lo buscaban,
                                                                                              y Él,
aprovecha para ampliar el círculo de acción de su servicio:
                                                                                               a las aldeas cercanas.



Según el relato no ha hablado nada, ha predicado, sólo con sus “hechos”,
Y San Marcos insiste, que la propuesta es ir a las aldeas cercanas
“para predicar también allí”. Es decir, para seguir sanando
y reduciendo los demonios al silencio.

No cesa de predicar: recorre toda la Galilea. ¡Tierra de humildes!
¡Y sirve por doquiera!
 El Hijo de Dios libera y sana para que podamos servir
Y sirviendo lograr felicidad.   









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