martes, 24 de diciembre de 2019

NOS HA NACIDO EL REY-JUSTICIA



Is 9, 1-3.5-6; Sal 96(95); Ti 2, 11-14; Lc 2, 1- 14

La Navidad… Es el día en que Dios, que nos creó a su imagen y semejanza, quiso hacerse como nosotros en la persona del Hijo.

José Bortolini

Esta luz que brilla en las tinieblas no es un suceso fortuito, sino una fuerza personal y viva que nos saca de la confusión y del no-sentido, para darnos una orientación, una capacidad de caminar, de movernos, de ver por dónde vamos.

Carlo María Martini

Su Reinado se funda en la Justicia y el Derecho
El pueblo que andaba en la oscuridad בַּחֹ֔שֶׁךְ, que vivía צַלְמָ֔וֶת “bajo sombras de muerte” dice el verso 1 del capítulo 9 de Isaías, pasa –a un estado radicalmente distinto- pasa a una אֹ֣ור  גָּדֹ֑ול “Gran Luz”. Se trata de una verdadera Conversión. Ahora, bajo esta Gran Luz, se vive de otra manera, con alegría y muy grande gozo (Cfr. Is 9, 2a); esa alegría es  comparable a la que acompaña al campesino cuando recoge una cosecha generosa o cuando se tiene para repartir con prodigalidad. El Señor ha erradicado la esclavitud que tan grande opresión causaba, la tiranía, como en el día de Madián, es decir, el Día en que Dios se mostró favorable con su pueblo y le concedió una gran victoria, victoria que aplastó a los injustos, a los inmorales que corrompían a la gente del pueblo escogido. En el verso 4, que no se lee en la perícopa de esta fecha, se nos dice que las botas militares y sus trajes manchados de sangre desaparecerán quemados (Cfr.).


¿Cuál es esa “Gran Luz”? ¡Nos ha nacido un Niño! ¡Él es esa Gran Luz! Dios nos ha dado un hijo, con poder para gobernar. Recibirá varios títulos, que se nos revelan en el verso 5:
Admirable en sus planes (Consejero Maravilloso),
Dios invencible,
Padre Eterno
Príncipe de la Paz.

En el verso 6 dice que es descendiente de David, en cuyo trono se sentará; su poder se extenderá por doquier, y la paz que Él construirá será una paz perdurable; su reinado estará fundado sobre dos bases inamovibles, tendrá como fundamento la justicia y el derecho. ¿Quién lo garantiza? קִנְאַ֛ת  יְהוָ֥ה  צְבָאֹ֖ות  תַּעֲשֶׂה־  זֹּֽאת׃  ס  El celo del Señor Dios de los Ejércitos, Él es quien lo dice, Él es quien lo promete.

YHWH reina con Rectitud y Fidelidad
La idea de venida, de llegada es el eje de este ciclo de Navidad que se preludia con el tiempo de Adviento y tiene su cúspide en esta Noche que conmemora el nacimiento de Jesús, su venida Encarnada, su “Primera Venida” que es vaticinio y promesa de la Segunda Venida, la Parusía, cuando vendrá rodeado de Gloria y Majestad. El salmo de esta misa de Gallo (que no es necesariamente Misa de media noche), cuando celebramos el momento del Nacimiento, Sal 96(95), en el verso 13, se refiere precisamente a esto: nos habla del Señor que “viene”, mejor todavía, “que está viniendo”, “que está llegando”; la expresión en Hebreo es algo que ya empezó, sigue sucediendo y seguirá (la acción ya se inició cuando se habla, sigue funcionando mientras se habla y se continuará por un tiempo indefinido, que puede ser muy corto), la expresión en hebreo es בָ֗א que viene del verbo  בּוֹא (venir, llegar, entrar). Bueno, muy bien, “está llegando” el Niño Dios ¿y qué? Que viene a “gobernar la tierra, los pueblos del mundo con בְּצֶ֑דֶק rectitud y בֶּאֱמוּנָתֽוֹ׃ fidelidad! En este sentido, se conectan la Primera lectura con el Salmo. Ahora podemos colegir que el Rey que nace en esta fecha es un Gobernante cuyo modo de regir son justicia, rectitud y fidelidad.


Se trata de otro Salmo del Reino, es decir, nos anuncia que YHWH es quien reina. El salmo procede en tres fases muy definidas: Se invita al pueblo elegido a loar al Señor (versos 1-3); luego, a todos los pueblos (versos 7-10); y, finalmente, a todas las criaturas (versos 11-12). En los versos 4-6 se interpola una “teodicea”, o sea, una verdadera enumeración de los atributos de Dios: i) es grande, ii) digno de alabanza, iii) más terrible que todos los dioses, iv) los dioses de otros pueblos no son nada, v) en cambio YHWH es Dios Creador, vi) hizo los cielos, vii) hay gran esplendor en Su Presencia (nos brilla una Gran Luz, leímos en Isaías), viii) Hay poder y belleza en su Santuario.

Se nos convida a celebrar cantándole al Señor “una canción nueva”. «… este es el mandamiento imposible. ¿Cómo cantar un cántico nuevo cuando todos los cantos, en todas las lenguas, te han cantado una y otra vez, Señor? Se han agotado los temas, se han probado todas las rimas, se han ensayado todos los tonos.»[1] Pero se puede hacer un cántico nuevo cuando el motivo es nuevo, así sean las mismas palabras, ¡el motivo es el que es nuevo!; y es que el Señor cada día crea, el Señor ni duerme ni reposa, el Señor sigue haciendo todo nuevo, así que el mismo canto de ayer hoy es un canto nuevo porque alaba las nuevas creaciones del Señor. Aún hay más, hasta ayer muchos pechos eran incrédulos, hoy muchos amanecen creyentes y esa es creación, es gracia, bondad y poder de Dios. Muchos que se levantaron hoy mismo con el Señor Jesús muerto en el sepulcro de su corazón, en esta Noche han vista una Gran Luz, y ese resplandor les ha resucitado al Salvador en su pecho. «Los cielos y la tierra y los campos y los árboles son ahora nuevos, porque mi mirada es nueva. Se me unen para cantar todos juntos el nuevo cántico de alabanza…. Este es el cántico nuevo que llena mi vida y llena el mundo que me rodea, el único canto que es digno de Aquel cuya esencia es ser nuevo en cada instante con la riqueza irrepetible de su ser eterno.»[2]


«Se comprende bien que el pueblo sencillo de los creyentes haya oído cantar también a los pastores, y que hasta el día de hoy se una a sus melodías en la Noche Santa, expresando con el canto la gran alegría que desde entonces, hasta el día de hoy se una a sus melodías en la Noche Santa, expresando con el canto la gran alegría que desde entonces hasta el fin de los tiempos se nos ha dado a todos.»[3]

Camino, rumbo y estrategia
Las empresas definen su visión, valga decir, la meta hacía la cual caminan, para orientar sus acciones y poderla integrar a su desplazamiento hacia el “norte” propuesto. Nosotros apuntamos hacia la construcción del Reinado de Dios, para la meta, Dios se ha escogido un pueblo que debe ζηλωτὴν καλῶν ἔργων. “ser celoso en aplicarse a los trabajos honrosos”, -mejor todavía y mucho más claro- “dedicado a las obras buenas”. En efecto Jesús vino a este mundo trayendo la salvación a toda la humanidad, y se escogió un pueblo –que se puede honrar en llamarse suyo- cuyo propósito consiste en dedicarse a hacer el bien y toda obra buena, toda la que honre y celebre la bondad del Señor, que nos ha hecho a su imagen, trasparencia Suya.


Y en esto radica la Segunda Lectura, tomada de la Carta a Tito, en darnos una “visión” de nuestro ser de cristianos. Acorde con ella debe ir nuestra estrategia, nuestras acciones, nuestros pasos, cada uno, y su sumatoria, no pueden extraviar por un instante la dirección señalada y anhelada. Gloria sea dada al Señor en todas y cada una de nuestras acciones.

«Respuestas Infantiles que sorprenden»
«Al autor y orador Leo Buscaglia se le solicitó una vez que fuera parte del jurado en un concurso. El propósito del concurso era encontrar el niño más cariñoso. El ganador fue un niño de 4 años, cuyo vecino era un anciano, a quien recientemente le había fallecido su esposa. El niño al ver al hombre llorar, fue al patio de su casa, se subió a su regazo y se sentó. Cuando su mamá le preguntó que le había dicho al vecino, el pequeño niño le contestó: “Nada, sólo le ayudé a llorar”.
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La maestra Debbie Moon’s, de primer grado, estaba discutiendo con su grupo el dibujo de una familia. Había un niño pintado y tenía el cabello de un color diferente al del resto de los miembros de la familia. Uno de ellos sugirió que el niño era adoptado y una niña compañera del grupo le dijo: “Yo sé todo de adopciones porque yo soy adoptada” ”¿Qué significa ser adoptad?” preguntó otro. “Significa -dijo la niña- que tú creces en el corazón de tu mamá, en lugar de crecer en su vientre”.
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Nueva York, en un frio día de diciembre: Un niño de 10 años estaba parado frente a una tienda de zapatos, estaba descalzo, apuntando a través de la ventana y temblando de frio. Una señora se le acercó y le dijo: “Mi pequeño amigo, ¿qué estas mirando con tanto interés en esa ventana?” “Le estaba pidiendo a Dios que me diera un par de zapatos” fue la respuesta. La señora lo tomó de la mano y lo llevó adentro de la tienda, le pidió al empleado que le diera media docena de calcetines para el niño. Preguntó si podría darle un recipiente con agua y una toalla. El empleado rápidamente le trajo lo que pidió. Ella se llevó al pequeño a la parte trasera de la tienda, se quitó los guantes, le lavó los pies y se los secó con la toalla.


Llegó el empleado con los calcetines. La señora le puso un par al niño y le compró un par de zapatos. Junto el resto de calcetines y se los dio al niño. Lo acarició en la cabeza y le dijo: ¡No hay duda, pequeño amigo, que te sientes más cómodo ahora!”… Mientras ella daba la vuelta para irse, el niño la alcanzó de la mano, mirándola con lágrimas en los ojos contestó con estas palabras: “¿Es usted la esposa de Dios?”.»[4]

Pastor entre pastorcillos
Podemos enumerar los personajes que intervienen en el Evangelio: El Divino Niño, la Santísima Virgen María, San José, los Ángeles, los pastores y nosotros mismos. Los pastores καὶ πάντες οἱ ἀκούσαντες ἐθαύμασαν περὶ τῶν λαληθέντων ὑπὸ τῶν ποιμένων πρὸς αὐτούς· “…contaron lo que se les había dicho de aquel niño, y cuantos los oían quedaban maravillados.”. Nosotros participamos como personajes del relato de este grandioso momento histórico como “aquellos que oían y quedaban maravillados”. Sin embargo, no podemos oír y maravillarnos a menos que haya “pastores” que cuenten; así que también participamos de la historia en nuestra función de “pastores” encargados de relatar, de generación en generación, δοξάζοντες καὶ αἰνοῦντες τὸν Θεὸν ἐπὶ πᾶσιν οἷς ἤκουσαν καὶ εἶδον καθὼς ἐλαλήθη πρὸς αὐτούς. “alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.” «Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador, y sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados donde el resto del pueblo fiel sea sólo receptivo de sus acciones.»[5]

¿Qué es lo primero que dicen los pastores cuando los Ángeles se retiran? Διέλθωμεν δὴ ἕως Βηθλεὲμ “Vayamos hasta Belén” ¿Cómo podemos llegarnos a Belén? Hemos dicho que Belén es una alusión Eucarística, que Belén significa Casa de Pan, y el Pan es Jesús que se nos entrega en la Eucaristía para que lo comamos. ¡Por eso se acunó en un cajón de alimento, en un pesebre; para que desde el principio supiéramos que Él era alimento! “Mientras comían, Jesús tomó en sus manos el pan y, habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio a los discípulos, diciendo: -Tomen y coman, esto es mi cuerpo.” (Mt 26, 26). Por eso Belén es una alusión Eucarística. Todos podemos llegarnos a Belén simplemente acercándonos a comulgar. Comulgar es “comunión” con Jesús, Dios-Encarnado. Por supuesto, la Transubstanciación es Encarnación-segunda hecha posible por su nacimiento –Encarnación primera- en un Cuerpo humano.

Retomamos una idea que ya apuntábamos en nuestra interpretación del Salmo: «…para los cristianos estuvo claro desde el principio que el hablar de los Ángeles es un cantar, en el que se hace presente de modo palpable todo el esplendor de la gran alegría que ellos anuncian. Y así, desde aquel momento hasta ahora el canto de alabanza de los Ángeles jamás ha cesado. Continúa a través de los siglos siempre con nuevas formas y, en la celebración de la Natividad de Jesús, resuena siempre de modo nuevo.» [6] Entonemos, entonces, un cantico nuevo sumando nuestras voces a las voces celestiales.

Pero no sólo se trata de un asunto de ángeles, también están los pastores: «Los primeros testigos del gran acontecimiento son pastores que velan… Jesús nació fuera de la ciudad, en un ambiente en que por todas partes en sus alrededores había pastos a los que los pastores llevaban sus rebaños. Era normal por tanto que ellos al estar más cerca del acontecimiento, fueran los primeros llamados a la gruta… Ellos representan a los pobres de Israel, a los pobres en general: los predilectos del amor de Dios…, se puede pensar además en el relato de la elección de David para rey. Samuel es enviado a casa de Jesé, en Belén, para ungir como rey a uno de sus hijos, que el Señor le indicaría. Ninguno de los hijos que se presenta ante él es el elegido. Todavía falta el más joven, pero está pastoreando el rebaño, como explica Jesé al profeta. Samuel lo manda a traer de los pastos y, según las indicaciones de Dios, unge al joven David “en medio de sus hermanos” (cf. 1S 16, 1-13). David viene de pastorear ovejas, y es constituido pastor de Israel (cf. 2S 5,2).»[7]

Búsqueda del significado profundo
«Las navidades, creo, pueden celebrarse de dos maneras: o simplemente celebrándolas y entonces hasta resultan agradables; o atreviéndose a pensar y, entonces, no se sale de ellas sin grietas en las rodillas y desgarraduras en las yemas de los dedos… Y por eso la idea de que Dios se haga uno de nosotros, cuantas más vueltas le doy, más vertiginosa se me vuelve. Un día enloqueceré. En Navidad Dios se me hace más pequeño y, por tanto, más abrazable. Más sencillo y, por tanto, más comprensible. Más amigo y, por tanto, más acompañable. Dios me parece más Dios en Navidad precisamente porque se disfraza de menos Dios. Y como a mí el dolor también me va haciendo más pobre y necesitado, también resulta que se adapta mejor a mis heridas. En Navidad siento que yo era aquel herido de la parábola del Buen samaritano. Alguien pasa por mi lado, se baja del caballo de la divinidad y cura mis heridas con aceite. Y luego los dos, en el mismo caballo, cruzamos los caminos del mundo. Hasta la posada. Sobre ella hay una estrella encendida.»[8]

Este Buen Samaritano es el propio Dios-humanado, Rey de reyes, Señor de señores, Rey disfrazado de menos Dios, Rey-Dios-Encarnado, que gobierna con toda Majestad, majestad que se explica con las palabras justicia, rectitud, fidelidad. Rey que es Misericordia, que nos incorpora a su Reinado como súbditos de su caridad para con todos, «La Palabra de Dios enseña que en el hermano está la permanente prolongación de la Encarnación para cada uno de nosotros: “Lo que hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, me lo hicisteis a mí.” (Mt 25, 40). »[9]


«Esto debe hacernos pensar y remitirnos al cambio de valores que hay en la figura de Jesucristo, en su mensaje. Ya desde su nacimiento, él no pertenece a este ambiente que según el mundo es importante y poderoso. Y, sin embargo, precisamente este hombre irrelevante y sin poder se revela como el realmente Poderoso, como aquel de quien a fin de cuentas todo depende. Así pues, el ser cristiano implica salir del ámbito de lo que todos piensan y quieren, de los criterios dominantes, para entrar en la luz de la verdad sobre nuestro ser y, con esta luz, llegar a la vía justa.»[10]

«… aceptar el poder del Señor que quiere hacer, por mi mano, gestos de salvación, de amor, de misericordia, de verdad, de amistad. Significa aceptar el poder de mi llamada para ser como Jesús…, aceptar el compromiso de salvar a otros, de llevar la palabra de salvación, de pronunciar palabras no simplemente de consuelo exterior, sino palabras que tengan en sí la fuerza del Espíritu Santo, para ese tipo, género y modo de salvación que el Señor dispuso en mi vocación.»[11]

Para ti, herman@ que esto lees:
¡Feliz Navidad!


[1] Vallés, Carlos G. s.j. BUSCO TU ROSTRO. ORAR LOS SALMOS Ed. Sal Terrae. Santander-España 1989. pp. 184-185
[2] Ibidem
[3] Benedicto XVI LA INFANCIA DE JESÚS. Ed. Planeta. Colombia 2012 p. 81
[4] Agudelo, Humberto Pbro. VITAMINAS DIARIAS PARA EL ESPÍRITU T. 2. Ed. Paulinas Bogotá Colombia 2005 3ª. imp. pp. 55-56
[5] Papa Francisco. EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII GAUDIUM # 120.
[6] Benedicto XVI. Op. Cit. p. 80
[7] Ibid. p. 79-80
[8] Martín Descalzo, José Luis. BUENAS NOTICIAS. Ed. Planeta Barcelona – España 1998 pp. 93. 95
[9] Papa Francisco. EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII GAUDIUM #179
[10] Benedicto XVI. Op. Cit. pp. 73-74
[11] Martini, Carlo María Card. POR LOS CAMINOS DEL SEÑOR. Ed. San Pablo Santafé de Bogotá-Colombia 1995 p. 510

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