domingo, 25 de noviembre de 2012

Entonces, ¿eres rey? οὐκοῦν βασιλεὺς εἶ σύ


Dan 7,13-14; Sal 93(92), (1-5); Ap 1, 5-8; Jn 18, 33-37

En el mismo momento en el cual la humanidad trata de aplastarlo, en realidad Cristo reina y triunfa.

Card. Carlo María Martini

… voz de los sin voz,
y voz contra los que tienen demasiada voz…

Jon Sobrino


«Barret dice … que “Juan ha identificado en la realeza de Jesús con la mayor sagacidad la clave para interpretar la historia de la Pasión, y ha resaltado su significado tal vez más claramente que ningún otro autor neotestamentario”»[1]

«El camino de Jesús culmina en su última fiesta de Pascua (cf. 12, 1), en la que Él mismo, como verdadero cordero pascual, derramará su sangre en la cruz»[2]

«Pilato manda que azoten a Jesús. Para el que ha declarado inocente (18, 28c) ordena el castigo reservado a los esclavos y a los soldados que han delinquido. Jesús sirve de hazmerreír; los esbirros del poder se ensañan con él: lo coronan con espinas, lo adornan con un manto color púrpura –lo más seguro, una hilacha apestosa de esas que sólo se hallan en los cuarteles tercermundistas- como muestra de homenaje le dan bofetadas.»[3] Este es un rey digno de comedia, no se parece para nada a la idea que tenemos de un rey. «Pilato pregunta a Jesús si es rey de los judíos. En realidad, “es la realeza el motivo teológico que domina el proceso”[4] Y, sin embargo, en Jn 18, 37d, Jesús le contesta a Pilatos  ὅτι βασιλεύς εἰμι. ἐγὼ     “…lo que dices, Rey soy yo…” …«siempre sale a flote la pregunta central, que es la siguiente: ¿Cómo Jesús es rey? ¿Cuál es la verdadera realeza de Jesús»[5]



Nada más difícil que ver tras este “Hombre” azotado, hecho un guiñapo, cuya imagen humana es lo más inhumano que quepa, sangrante por cada poro, escupido, abofeteado, con su manto que en vez de ser de armiño es un trozo desflecado de bayetilla, pero, especialmente, coronado con corona de espinas. Nuestra mente retiene la imagen de los reyes según la registra la cinematografía, pero, la primera imagen que acude a nuestro recuerdo es la del rey de una conocida marca de condimentos, o el de la estampita impresa en la cajetilla de los fósforos. A su lado, ponemos la Imagen de este Rey-Jesús, nada más distante, ni más contradictorio. «… el condenado era golpeado por varios guardias hasta que se cansaban y la carne del delincuente colgaba en jirones sanguinolentos”(Blinzer, p. 321)»[6]

«“Jesús de Nazaret, Rey de los JUDÍOS” (19, 19). Pilato, el representante del poder político más potente del tiempo, reconoce y proclama rey a Jesús. La cruz es su trono. Al escribir su letrero en los idiomas principales del tiempo, hebreo, latín y griego (19, 20), Pilato proclama al MUNDO ENTERO que Jesús es rey. Incluso, insiste en el letrero y lo defiende sin cambiar: “Lo que he escrito, escrito se queda” (19, 22). Sin darse cuenta, Pilato se hace testigo y defensor oficial de la dignidad real de Jesús.»[7].



Es muy extraño que muchas iconografías hagan el juego a la imagen del rey tradicional, con corona de oro, y elegante capa, adornando con ese “disfraz” a Jesús. Pero, hay que contestar rotundamente que Jesús es un Rey de otra clase: «…Pilato entiende y ejerce el poder explotando y oprimiendo al pueblo, sin temor de matar a alguno para mantener su cargo y sus privilegios. Jesús es rey, pero su realeza es diferente, es decir, no es de este orden social injusto (mundo). Su realeza es servicio a la vida hasta las últimas consecuencias… La realeza de Jesús es para este mundo, pero no sigue las reglas de juego de los poderosos. Para Jesús, ser rey es servir hasta la entrega plena de la vida.»[8]

2

«El trozo de Jesús ante Pilatos es muy complejo y muy largo,… inclusive, quien lee no puede menos que tener la idea de que Juan –que escribe en estilo hierático- dice aquí como demasiadas cosas. Hasta se tiene cierta impresión de prolijidad: casi 30 versículos para narrar algunos hechos naturalmente fundamentales (la condena a muerte de Jesús),…»[9]


Este “trozo” está construido sobre una doble estructura, de una parte, es ascendente y va intensificando in crescendo hasta llegar a un clímax; si lo subdividimos en siete escenas, reguladas por las entradas y salidas de Pilatos:

1ª. Afuera: 18, 28-32
2ª. Adentro: 18, 33-38a
3ª Afuera: 18, 38b – 40
4ª Adentro: 19, 1-3
5ª Afuera: 19, 4-8
6ª  Adentro 19, 9-12a
7ª Afuera 19, 12b-16

la séptima sería la cúspide, en esa estructura ascendente. Pero, simultáneamente y superpuesta a esta estructura, hay una estructura concéntrica (como los círculos en el agua que tiene por centro el punto donde toca la “piedra”), donde la escena climática sería la del centro, o sea la cuarta, la de la “Corona de Espinas”. La perícopa que leemos hoy se ocupa sólo de un fragmento de la 2ª escena, pero –el texto debe ser relacionado con su co-texto para alcanzar una adecuada comprensión de su mensaje.



Sólo así se hace comprensible que Jesús, Segunda Persona de la Trinidad es el Rey, Señor de la historia, que compendia desde el principio hasta el fin, lo cual está expresado en el verso 8 de Apocalipsis, cuando leemos que Ἐγώ εἰμι τὸ Ἄλφα καὶ τὸ Ὦ, λέγει κύριος ὁ θεός, ὁ ὢν καὶ ὁ ἦν καὶ ὁ ἐρχόμενος, ὁ παντοκράτωρ. “Yo soy el Alfa y el Omega”, donde otra vez se hace presente la expresión Ἐγώ εἰμι “Ego eimi”, mensaje encriptado que significa la Divinidad de Jesús puesto que se conecta con  el Tetragrama YHWH, el Santo Nombre de Dios. El Salmo lo confirma: יְהוָ֣ה  מָלָךְ֮  גֵּא֪וּת  לָ֫בֵ֥שׁ  לָבֵ֣שׁ  יְ֭הוָה  עֹ֣ז  הִתְאַזָּ֑ר 

Tú eres, Señor, el Rey de todos los reyes.
Estas revestido de poder y majestad.



3

Hemos resaltado como uno de los grandes males de nuestra edad, al relativismo. Pilatos juega hoy a ser cofundador de esta categoría cuando pregunta irónicamente “¿Qué es la verdad?” (Jn 18, 38a), pero no espera ninguna respuesta, es llanamente una pregunta retórica cargada de sarcasmo. Podríamos perfectamente releer, detrás de esta pregunta retórica, la afirmación de “la verdad no existe, no hablemos de irrealidades”

En cambio Jesús, está empeñado en la tarea de la Verdad, para Él, ese es el sentido de la vida; vive y la razón de su vida es estar comprometido con el Padre y ese compromiso tiene todo que ver con la Verdad, se expresa, se manifiesta a través de ella: ἵνα μαρτυρήσω τῇ ἀληθείᾳ·  “para que dé testimonio de la verdad” Jn 18, 37g. «Jesús … caracteriza la esencia de su reinado como el testimonio de la verdad.»[10] «Dar testimonio de la verdad significa dar valor a Dios y su Voluntad frente a los intereses del mundo y sus poderes Dios es la medida del “ser”… dar testimonio de la verdad significa hacer legible la creación y accesible su verdad a partir de Dios , de la Razón creadora para que dicha verdad pueda ser la medida y el criterio de orientación en el mundo del hombre… la irredención del mundo consiste … en … una situación que lleva necesariamente al dominio del pragmatismo y, de este modo, hace que el poder de los fuertes se convierta en el dios de este mundo…”Redención”, en el pleno sentido de la palabra, sólo puede consistir en que la verdad sea reconocible. Y llega a ser reconocible si Dios es reconocible. Él se deja conocer en Jesucristo. En Cristo, ha entrado en el mundo y, con ello, ha plantado el criterio de la verdad en medio de la historia.»[11]  «…Jesús deja claro… lo que Él pretende con su misión es liberar de todo, liberar del poder del “padre de la mentira”, “del asesino” (8, 32-47), de todo lo que empuja a uno a hundirse en las “tinieblas” (3, 19.20)»[12].


Para entender esto es necesario comprender que «Jesús no reina dominando, esto es, extendiendo su influencia de persona a persona, mediante un poder de lo alto, sino que reina atrayendo. Haciendo resplandecer en sí el amor de Dios por la humanidad desamparada.»[13]
«El reino de Jesús, negación de toda servidumbre y de toda humillación, es sólo motivo de burla para los servidores del “reino de este mundo”, que en este caso se concretiza en el imperio.»[14] «La acusación de que Jesús se habría declarado rey de los judíos era muy grave. Es cierto que Roma podía reconocer efectivamente reyes regionales, como Herodes, pero debían ser legitimados por Roma y obtener de Roma la circunscripción y delimitación de sus derechos de soberanía. Un rey sin esa legitimación era un rebelde que amenazaba la Pax Romana y, por consiguiente, se convertía en reo de muerte.»[15]
«Jesús es un rey que da la vida. Esa fue su misión. Al dar la vida a los que no tenían vida, Él da testimonio de la verdad, es decir, es fiel al Proyecto de Dios, que siempre ha querido la vida para todas sus criaturas. Quien está con Jesús es como la oveja que escucha la voz del pastor (Cf. 10,5)»[16] πᾶς ὁ ὢν ἐκ τῆς ἀληθείας ἀκούει μου τῆς φωνῆς. “Todo el que es de la verdad, escucha mi voz” Jn 18, 37h


«La humanidad se encontrará siempre frente a esta alternativa: decir “si” a ese Dios que actúa sólo con el poder de la verdad y el amor o contar con algo concreto, algo que esté al alcance de la mano, con la violencia.»[17]








[1] Benedicto XVI. JESÚS DE NAZARET. 2ª parte. Grupo Editorial  Planeta. Bogotá-Colombia. 2011 p. 217
[2] Benedicto XVI. JESÚS DE NAZARET. 1ª parte. Ed. Planeta. Bogotá-Colombia. 2007 p. 282
[3] Pallares, José Cárdenas. PARA SEGUIR EL VUELO DEL ÁGUILA. PISTAS PARA LEER A SAN JUAN. Editores Verbo Divino Quito ecuador 2001. p. 98
[4] Blank, J. “DI VERHANDBURG VON PILATUS JOH. 18: 28-19146” en Linchte Johanneischer Theologie Bz (1959) p. 62. Citado por Pallares, José Cárdenas. PARA SEGUIR EL VUELO DEL ÁGUILA. PISTAS PARA LEER A SAN JUAN. Editores Verbo Divino Quito ecuador 2001. p. 93
[5] Martini Card., Carlo María. EL EVANGELIO DE SAN JUAN. EJERCICIOS ESPIRITUALES SOBRE SAN JUAN. Ed. Paulinas Bogotá – Colombia  1986 p. 128
[6] Benedicto XVI. JESÚS DE NAZARET. 2ª parte. Grupo Editorial  Planeta. Bogotá-Colombia. 2011 p. 233
[7] Seubert, Augusto. CÓMO ENTENDER LOS MENSAJES DEL EVANGELIO DE JUAN Ed. San Pablo. Santafé de Bogotá-Colombia. 1999. pp. 138-139.
[8] Bortolini, José. CÓMO LEER EL EVANGELIO DE JUAN. EL CAMINO DE VIDA. Ed. San Pablo. Bogotá – Colombia. 2002 p. 189
[9] Martini, Carlo María. Op. Cit. p. 124
[10] Benedicto XVI. JESÚS DE NAZARET. 2ª parte. Grupo Editorial  Planeta. Bogotá-Colombia. 2011 p. 224
[11] Ibid. pp226-227.
[12] Pallares, José Cárdenas. Op. Cit. p. 95
[13]Martini, Carlo María. Op. Cit. p. 132
[14] Pallares, José Cárdenas. Op. Cit. p. 98
[15] Benedicto XVI. JESÚS DE NAZARET. 2ª parte. Grupo Editorial  Planeta. Bogotá-Colombia. 2011 pp. 221-222.
[16] Bortolini, José. Op. Cit. p. 190
[17] Benedicto XVI. JESÚS DE NAZARET. 2ª parte. Grupo Editorial  Planeta. Bogotá-Colombia. 2011 p. 231. 

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