jueves, 27 de febrero de 2025

Viernes de la Séptima Semana del Tiempo Ordinario

 


Si 6, 5-17

Según una famosa frase, atribuida a San Francisco de Sales: “Se cazan más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre”. Decimos con alguna frecuencia que se atrapan más moscas con miel que con vinagre, con lo que evidentemente queremos decir que con palabras duras y actitud acre no se logran hacer buenas migas, y, por el contrario, con modales suaves y dulces se pueden captar amigos, y, según leemos hoy en la perícopa, ahuyentar los enemigos. La perícopa de hoy se ha titulado “La verdadera amistad”.

“La conversación agradable atrae muchos amigos,

Y al que habla amablemente todos lo saludan”.

Traducen otros.

 

Significa que podamos contar con multiplicidad de simpatías y relaciones, y nos aconseja el hagiógrafo, pero, que nuestros “confidentes” sean extremadamente pocos, a lo sumo, uno.

 

Cuando logramos encontrar a alguien que pinte como buen amigo, no podemos acelerarnos en confiarle nuestros más íntimos pensamientos; en el Sirácida se nos aconseja, antes de pasar a tenerlo por confidente (la versión griega lo llama “consejero”), hacerlo cruzar el foso de la prueba. Y nos explica la razón: los oportunistas abundan, cuando nuestra situación es pujante, son numerosos los que nos rodean; pero, en el día desafortunado, nos dan la espalda, y si conocen nuestro corazón al desnudo, no se demoran en ponerlo en exhibición ente el mejor postor.


 

Mientras tu mesa está ricamente servida, muchos comensales vienen a gozar de tu fortuna; pero cuando la mesa está desnuda, esos que se comieron tu hacienda, ni siquiera te aportan un mendrugo.

 

Cuando la fortuna te sonríe, también los oportunistas están allí -como los buitres con la carroña-; pero si el infortunio se ceba contra ti, no duda en dar testimonio en tu contra y sacar a relucir tus vergüenzas. En algunas traducciones lo encontramos dicho así: “Mientras te vaya bien serán uña y carne contigo”.

 

Aquí -disímil con lo que Jesús te aconsejaría-   este hagiógrafo te recomienda tener a los enemigos retirados y obrar con cautela, incluso con tus amigos.  Viene luego una frase afortunada, que tiene cabida en el pecho de los que coleccionan moralejas para engarzarlas en sus discursos altisonantes: “Un amigo fiel es un refugio seguro, y quien lo encuentra, ha encontrado un tesoro” (v. 14b).

 

Los versos 16s nos llegan con las siguientes palabras: un amigo fiel es medicina de vida/ y los que temen al Señor lo encontraran/. El que teme al Señor, afianza su amistad/, porque, según sea él, así será su amigo”/.


 

Estrictamente leíamos allí:

“Un amigo fiel protege como un talismán;

el que honra a Dios lo encontrará.

El amigo es igual a uno mismo,

y sus acciones son iguales a su fama”

 

Sal 119(118), 12. 16. 18. 27. 34. 35

Haz que camine por la senda que me has trazado

Repetiremos lo que decíamos el miércoles, cuando también leíamos de este salmo, una perícopa organizada con otros versículos distintos de los que nos ocupan hoy.

 

Este salmo -el más largo de todo el salterio- es de súplica. Es un salmo alefático, pero no por versos, sino por estrofas. Cada estrofa es una letra del alefato y cada estrofa contiene 8 versos. Esto quiere decir que el salmo quiere presentar u compendio global, omni-abarcador, que va, -nosotros diríamos de la a hasta la zeta, los griegos, de alfa hasta omega, los hebreos, de א Alef a ת Tav-.

 


De muchas maneras, podemos percibir en las Leyes que Dios nos ha entregado, la mano del padre que lleva -Tiernamente- al hijo, para que sepa caminar por la vida.  Este cuidado paternal nos permite ver la Ley desde otra perspectiva bien diversa del dolido anarquista que preferiría vivir abandonado de la paternidad que los sostiene.

 

Para la perícopa de hoy se han tomado 6 versos. Cada verso será una estrofa en la perícopa de hoy. Los dos primeros versos son de la estrofa ב bet; el verso 18 es de la estrofa גִּ guimel; el verso 27 de la estrofa ד dalet; y los versos 34 y 35, de la estrofa ה hei. Una muestra tomada de las cuatro letras comprendidas entre la segunda y la quinta.

 

En cada verso nombra la Ley con palabras diversas:

12. tus decretos

16. tus palabras

18. maravillas de tu Ley

27. Mandatos

34. tu Ley

35 Mandatos

 

Y, en cada jugada, hay una estrategia distinta que conduce a un resultado específico:

12. enséñame

16. mi delicia, no la olvidaré

18. Abrirnos los ojos para tener la capacidad contemplativa

27. Ser instruido para caminar meditando

34. Cumplir la ley, para guardarla; y esto nos parece valiosísimo por que invierte la óptica según la cual guardar la ley es “guardarla” en la memoria, aquí -en cambio- lo que nos dice es que guardarla en realidad consiste en cumplirla.

35 Caminar por donde nos conducen Sus Mandatos, gatilla el deleite y la alegría del corazón.

 

Es decir, la Alianza es que Dios Misericordioso nos muestra un Camino, y sellamos la Alianza, viviendo según esa Guía.

הַ֭דְרִיכֵנִי בִּנְתִ֣יב מִצְוֹתֶ֑יךָ

 

Mc 10, 1-12

Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.

Mt 15, 8

Nuevamente los fariseos se acercan a preguntarle. Y, otra vez, las preguntas sólo enmascaran el “poner a prueba”. Poner a prueba significa carear para descubrir si estaba de acuerdo con ellos.


 

Con frecuencia saludamos las preguntas que se nos hacen, pero en aquel momento era -digámoslo con todos las letras- una celada, una emboscada.

 

Algo de destacar es que ellos no le preguntan con la riqueza de la ignorancia que ansía ser derrotada; le preguntan, como dueños del balón, para decirle: si no juega con nuestras reglas no le prestamos el balón, ni lo dejamos jugar en ningún bando. Hay que dar otro paso: la prueba era para garantizar que Él no amenazaba nada que pudiera tocar sus intereses.

 

En el Discurso inaugural del Romano-Argentino Pontífice para la 1ª Congregación General de la Segunda Sesión de la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos, encontramos que dice: “El Espíritu Santo penetra en aquella parte de nosotros que frecuentemente es muy parecida a las salas de los tribunales, donde ponemos a los imputados en el banquillo y formulamos nuestros juicios, normalmente para condenarlos”. Lo que no salva a los Fariseos es que ellos habían despachado previamente al Espíritu Santo antes de llegar a la pregunta, haciendo de esta sencillamente una piedra de escándalo.

 

Encontramos aquí una enseñanza grandiosa. Nosotros, cuando somos interrogados, pretendemos obligar a que la persona acepte venir a jugar en nuestro terreno, y se ajuste a nuestras reglas (supongo que, se sobreentiende que es lógico, porque somos los “dueños de la verdad”). Jesús no obra de esa manera, Él va a contestar, entrando a jugar en el terreno de ellos: “¿Qué les ha mandado Moisés?”

 

«Jesús —explicó el Papa— no responde si sea lícito o no sea lícito; no entra en su lógica casuística, porque ellos pensaban solamente en la fe en términos de “se puede” o “no se puede”, hasta donde “se puede”, hasta donde “no se puede”». Pero en «esa lógica de la casuística Jesús no entra». Es más, a ellos «les formula una pregunta: “¿qué os ha ordenado Moisés?”». En realidad, pregunta «“¿qué hay en vuestra ley?”»

Papa Francisco

 

Esto es clave. No podemos excluirlo y callarlo. Centrarnos exclusivamente en el punto de la indisolubilidad matrimonial” y relegar la pauta metodológica que nos da El Divino Maestro.

 

Vale la pena reflexionar también ¿por qué Moisés les dio gusto, les llevó la idea? Por la dureza de su corazón. Pone en evidencia que tenemos dura, durísima la cerviz, no sólo el cuello rígido, también la cabeza: ¡testarudos!


 

Por nuestras inseguridades queremos aferrarnos y σκληροκαρδίαν [esclerocardian] “endurecimiento del corazón” es la expresión que leemos en 10, 5; esclerotizar, volvernos rígidos. No somos hinchas ciegos del cambio. ¡No eso tampoco! No se puede promover el cambio por el cambio. Todo se puede y se debe conservar, y solamente ha de cambiarse lo que disfuncione. Moisés lo permitió por la debilidad moral de la gente.

 

… todos los que ejercen un influjo sobre las comunidades o los grupos sociales deben contribuir eficazmente a la promoción del matrimonio y de la familia.

Gaudium et spes #52

Con ese mismo criterio de crear tensiones y fomentar rupturas, se han tomado las reflexiones de la Amoris Lætitia, apegándose a la esclerotización del corazón y a los más recalcitrantes tradicionalismos, para evitar abocar un tema tan serio como lo es la indisolubilidad matrimonial, frente a la cotidiana disolución de estos vínculos, a los  matrimonios civiles para remendar relaciones alternativas que después de un matrimonio fallido, buscan desesperadas formalizaciones, y a las incontables convivencias de hecho ante el dilema de cómo constituir y dar peso al amor y al proyecto de construir una convivencia en común.

 

Con meridiana certeza podemos decir que la solución no parece apuntar hacia la normalización del divorcio, fórmula ajena, divergente del ideal del amor cristiano y de lo que Jesús nos legó en su magisterio cristiano. Eso tampoco ha de conducirnos a hacernos los desentendidos y descuidar una situación que corroe una relación sacramental tan esencial.

 


Pero no está “sólo la verdad”. Existe «también la misericordia, porque Él es la encarnación de la misericordia del Padre y no puede negarse a sí mismo». Y «no puede negarse a sí mismo porque es la verdad del Padre, y no puede negarse a sí mismo porque es la misericordia del Padre». Y «este es el camino que Jesús nos enseña a recorrer: no es fácil, en la vida, cuando surgen las tentaciones: pensemos en las tentaciones en los negocios». En ese caso «los negociantes» dicen: «yo puedo hacer hasta aquí, despido estos trabajadores y gano más de allá». Es «la casuística», efectivamente. «Cuando la tentación te toca el corazón este camino de salir de la casuística a la verdad y a la misericordia no es fácil: se necesita la gracia de Dios para que nos ayude a seguir adelante así. Y debemos pedirla siempre». (Papa Francisco).

No hay comentarios:

Publicar un comentario