Hb
12, 4-7. 11-15
Pasamos
hoy de la sección cuarta de este Libro, donde se ha trabajado la fe y la
fortaleza; y abrimos el acceso a la quinta parte, donde se va a plantear el
significado de la vida cristiana. Precisamente la perícopa de hoy cumple esta
función de gozne, hace pie en la fe y la perseverancia, para dar el paso a
buscar los caminos llanos procurando para los que van con nosotros sinodalmente
y para nosotros mismos, los menores riesgos de contaminación con las
sanguijuelas del pecado.
Si
-aunque sea por un instante- perdemos el norte, es preciso que el Señor nos
corrija y que nosotros sepamos recibir la corrección. En continuidad con la
parábola del deportista, del atleta que corre, requiere que el “Entrenador” lo
vaya modelando, suprimiendo los movimientos parásitos que desvirtúan la
eficacia de su correr y lo retrasan para alcanzar ese perfeccionamiento que es
la corona de laureles que se da al atleta como trofeo por su esfuerzo. El
corazón de esta perícopa palpita sobre el eje de la corrección.
Que
a alguien le llamen la atención se puede entender como una intromisión en la
propia autonomía. Pero también se debe entender que se nos llama la atención
porque se nos ama. Si le persona nos es indiferente, nada le decimos, allá él;
pero cuando alguien entra en nuestra esfera de simpatía o de cariño, ya no se
le deja al garete, sino que se le llama a reflexionar y a revisar sus
comportamientos. Dios nos interpela porque nos ama, porque no le somos
indiferentes. Cuando alguien se lastima, por ejemplo, un tobillo, eso puede
requerir de algún tipo de entablillamiento mientras la extremidad recupera su
solidez, ya entonces, volverá a andar con paso firme, sin volverse a tronchar.
No podrá caminar por un tiempo en terreno pedregoso o escabroso.
En
la parábola deportiva, se pasó de comparar con una carrera y ahora la
comparación es más bien con un pugilato. Para el box o para la lucha cuerpo a
cuerpo, se requiere
a) Fortalecer las manos
débiles
b) Robustecer las
rodillas vacilantes
Pasando
del plano de la parábola, al plano de la vida espiritual, ¿Qué quiere decir
esto?
a) Que hay que
trabajar un estilo relacional interpersonal que permita un clima de paz
b) Que hay que
esmerarse por andar la senda de la santificación, porque sólo por ella
llegaremos a las Praderas Celestiales a dónde Dios nos ha invitado
c) Ha de procurarse
que todos entren en Gracia de Dios
d) E impedir, a toda
costa, que las antiguas toxinas se reactiven en el organismo espiritual
haciéndole daño a muchos.
Sal
103(102), 1bc-2. 13-14. 17-18a
Este
es un salmo de Acción de Gracias. Cielo y tierra son convidados a vivir la
gratitud, expresarla y cantarla. Todas las criaturas se entrelazan para
erguirse en una coral unificada que descubre en Dios Padre, la Ternura de la
que se nos hablaba en la Primera Lectura: “Dios los trata como a hijos, pues
¿qué padre no corrige a sus hijos?”.
En
ese sentido podríamos tomar como médula de este salmo el verso 13:
Como
un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles.
Si
nosotros hubiéramos sido hechos con polvo de ángeles, se nos podría juzgar con
rudeza y hosquedad, porque nuestra materia primigenia nos puntuaría con números
lindantes al infinito, pero, nuestra realidad es justipreciada en el verso 14:
porque
él sabe de qué estamos hechos,
se acuerda de que somos barro.
Este
salmo tiene 22 versículos, envueltos en su totalidad en una atmosfera de amor y
ternura. Se tomaron 5 versículos para lo que se proclama hoy.
Se
ha considerado que este salmo es la adaptación de una oración de un enfermo, y
quiere reflejar la propia Jerusalén enferma, después de la calamidad del 598
a.C. con la campaña militar llevada a cabo por Nabucodonosor II, rey de
Babilonia. (El salmo incluye una profecía de reconstrucción).
1ª estrofa. Se interpela a sí mismo para llamarse a bendecir a Dios con
todas sus células y moléculas.
2ª
estrofa: Dios sabe que somos de barro. No pretende de nosotros más de los que
somos y podemos dar. En ese sentido Dios es realista, pero su realismo subyace
a su Misericordia.
3ª
estrofa: Toma el mismo versículo que será el responsorial: la Misericordia de
Dios dura por siempre, Él no es voluble. Perdura de generación en generación.
Este
salmo se ha intitulado: “Salmo de las Misericordias de Dios”: Gracias, oh Dios,
por ser tan Bondadoso, y gracias también por perdonar nuestra ingratitud y
tantas infidelidades.
Mc
6, 1-6
DISCIERNEN LAS COSAS DEL MUNDO, PERO NO LAS DE
DIOS.
¿Cómo se puede hacer
esto que la Iglesia llama conocer los signos de los tiempos? Los tiempos cambian.
Es característico de la sabiduría cristiana conocer esos cambios, conocer los
diversos tiempos y conocer los signos de los tiempos.
Papa Francisco
Aquí
llegamos al final de la primera parte del Evangelio según San Marcos, donde
asistimos a la actividad de Jesús en Galilea.
Jesús
está enseñando en la Sinagoga, y todos los vecinos se preguntan ¿cuál es la
fuente de tanta sabiduría? Y ¿de dónde dimana ese exceso de poder que nada le
queda grande y todo se le somete?
Pero,
por muy paradójico que suene, por ser un conocido, por haber tratado con la
Mamá y porque había jugado con los otros niños del pueblo, no podían darle crédito.
Y Jesús subraya que un profeta es aceptado en cualquier parte, menos en su
propia tierra natal, y ¿quiénes son los más refractarios? ¡Sus parientes, los
de su casa!
Este
tema, es tema de fe, y se vuelve un obstáculo insalvable. Así que Jesús obró
entre ellos, unos cuantos prodigios. Él mismo, no podía salir de su asombro:
¿por qué llegaba a tanto su incredulidad. El corazón, detrás de sus ojos, les
decía: ¡No puede ser posible, no es más que otro igual a nosotros!
Eso
sigue ocurriendo, hay muchos que están dispuestos a reconocer a Jesús, si se
les dice que era un ET. Seremos -según esta anécdota- también nosotros los
cristianos-católicos los que tengamos mayor dificultad para acogerlo en su
Parusía. No nos quedemos ahí, criticando a los paisanos de Jesús, miremos ¿qué nos
pasa a nosotros? y si ¿nosotros somos víctimas del mismo mal? Porque, si es
así, tenemos que reaccionar pronto: si somos infieles tenemos que dar el paso a
reconocerlo. Si nos cuesta ver en nuestros vecinos la Presencia de Dios,
entonces, no estamos listos para andar sinodalmente.
«…
yo soy libre debo emitir mi propio juicio y comprender que significa todo. Se
trata de un trabajo que a menudo no hacemos: nos conformamos nos tranquilizamos
con: me han dicho, he escuchado, la gente dice, he leído… Y así nos quedamos
tranquilos. En cambio, deberíamos preguntarnos: ¿Cuál es la verdad? ¿Cuál es el
mensaje que el Señor quiere darme con ese signo de los tiempos? ... Somos
libres para el don de la libertad que nos ha dado Jesucristo. Pero nuestro
trabajo es mirar lo que sucede dentro de nosotros, discernir nuestros
sentimientos, nuestros pensamientos y qué acontece fuera de nosotros, y
discernir los signos de los tiempos. Con silencio, reflexión y con la oración»
(Papa Francisco)
Hay
una pauta que nos da el mismo Papa Francisco en el #30 de la Evangelii
Gaudium y que nos parece
pertinente: «Cada Iglesia particular, porción de la Iglesia católica bajo la
guía de su obispo, también está llamada a la conversión misionera. Ella es el
sujeto primario de la evangelización, ya que es la manifestación concreta de la
única Iglesia en un lugar del mundo, y en ella “verdaderamente está y obra la
Iglesia de Cristo, que es Una, Santa, Católica y Apostólica”. Es la Iglesia
encarnada en un espacio determinado, provista de todos los medios de salvación
dados por Cristo, pero con un rostro local. Su alegría de comunicar a
Jesucristo se expresa tanto en su preocupación por anunciarlo en otros lugares
más necesitados como en una salida constante hacia las periferias de su propio
territorio o hacia los nuevos ámbitos socioculturales. Procura estar siempre
allí donde hace más falta la luz y la vida del Resucitado».
Jesús
cambia, entonces, de tónica. Va por los pueblos de las inmediaciones, no
dedicado a la sanación, sino a la enseñanza.
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