Si
5, 1-8
“Este
Libro refleja la sabiduría ortodoxa tradicional, pero cuidando de actualizarla
según la nueva cultura dominante. Jesús ben Sirá es un “conservador iluminado”
por su tendencia a operar en la teología sapiencial tradicional una adaptación
ligera pero adaptada a un modelo “laico”. Pero su dialogo con la cultura
profana es todavía muy cauto, pero verdadero”. (José L. Caravias s.j.)
Ayer
quedamos en el capítulo 4, en los versos 11-19, leíamos: “La sabiduría, … el
que la obedece juzgará a las naciones; el que le hace caso, vivirá en la casa
de Ella. Disimuladamente caminará con él. Lo pondrá primero a prueba, y cuando
tenga lleno de Ella el corazón, volverá a él para guiarlo y revelarle sus
secretos. Pero si él se desvía, lo rechazará y lo entregará a su ruina”. Veamos
lo bien que hilvana la perícopa de hoy, apuntando hacia el que “se desvía”.
Los
capítulos 1,1 – 42,14 constituyen la primera parte de este Libro y agrupa una
serie de reflexiones sobre diversos temas. Es el caso de hoy, donde la temática
es la “presunción y las riquezas”. Cuando uno se siente poseedor y dueño de
“todo” y puede llegar a afirmar que “tiene lo bastante”, y que con sus
posesiones puede vivir descaradamente a su arbitrio. Pero también por haber
recabado fortaleza y salud para afirmar que, con ella, puede consagrarse a
perseguir “caprichos y antojos”. El piso de fondo para este extravío es la idea
de la “posesión del todo”, la idolatría del “tener”.
Ese
tipo de seguridades lleva a falsear la perspectiva hasta llegar a atreverse a
afirmar que puede burlarse de Dios, porque habiendo pecado, siente que se ha
salido con la suya y ha quedado impune. La perícopa se dirige contra la maldad
del rico que se enorgullece basado sobre una serie de falsas seguridades, que
lo conducen a no reparar en el mal que causa. Y nos hace notar que no hay tal
impunidad, sino una paciencia divina (lento a la cólera, nos dice en Éxodo 34,
donde el mensaje principal es la revelación del carácter de Dios y la
renovación de la relación entre Dios y su pueblo; lo encontramos reiterado
especialmente en el Salmo 103(102)) que nos da la oportunidad de descubrir
nuestros desencaminamientos.
En
la versión hebrea se lee, además: “No te dejes llevar de tu corazón y de tus
ojos para seguir los malos deseos”. Como un llamado de advertencia contra la
avidez y la glotonería de la mirada. Porque el ojo que mucho abarca, resbala y
cae en esos senderos concupiscentes.
En
la versión hebrea, después del verso 4 se añade. “No digas, el Señor es
compasivo y borrará todos mis pecados”. Lo que lleva hacia una moral indolente
y descarada. El que así piensa se fía de la autosuficiencia del dinero,
desembocando en el pensamiento de no tener a nadie a quien rendirle cuentas.
Una vida sin Dios y sin Ley. Se ignora en esta perspectiva que el rico conlleva
la misma fragilidad del pobre, y que en cualquier esquina puede hallarse frente
a su tribunal final. La Misericordia Divina es ilimitada, ¡es cierto!, pero el
impío es portador de una maldad tan creativa que se da mañas para ponerse fuera
de su alcance. ¡El impío es, por definición, impenitente!
¿Cómo
puede ser el malvado tan extravagante para lograr salirse de la
Bondad-Infinita? Obcecándose en su perversidad a consciencia, perseverando en
la perversión y la inmoralidad de sus actos, manteniendo sus acciones en el
área de las sombras de la pecaminosidad. Dios nos ha descubierto sus sendas,
pero podemos de manera contumaz, quedarnos al margen de sus caminos. Al
contrario, el consejo con el que nos advierte el Sirácida dice: “no lo dejes
siempre para el día siguiente” (v.7). El proverbio popular lo estampa: “No
dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.
La
lógica nos dice que el arrepentimiento debería llegar y acudir presuroso tan
pronto descubrimos que hemos fallado el derrotero, que estamos “errando la
puntería”, que -a sabiendas- vamos por el mal camino.
En
el verso 8, se puede entender como riquezas “mal habidas” y así se ha
traducido, pero la expresión se enfoca, más bien, hacia las “riquezas
engañosas” las que dan pábulo a pensar que la ley divina añade subterfugios y
genera pretextos.
Sal
1, 1-2. 3-4 y 6
La mayor fuente de Sabiduría es la Palabra de Dios
La gente habla de sus
vidas sin rumbo, de su falta de dirección, de seguridad, de certeza, de su
sentirse a la deriva en un viaje que no sabe de dónde viene ni a dónde va, del
vacío en su vida, de las sombras de la nada.
Carlos González Vallés
s.j.
¿Quién
se desvía y se aparta de Dios? El que desconfía de la “propuesta de Dios”. El
extravío empieza cuando creemos que podemos encontrar una alternativa superior.
Cuando os parece que su enseñanza no basta, que sus miras son estrechas y que podríamos
exitosamente volar más allá, irnos más lejos, saliéndonos de sus cauces.
Nuestra propia malaventuranza la trazamos cuando desconfiamos del Señor.
El
árbol en la mística judía es signo de la unión entre Dios y el hombre. El salmo nos trae una imagen, casi ingenua, describe
al hombre con una comparación: «… como árbol plantado junto a una corriente de
agua, que dará fruto a su tiempo. Aquí la imagen nos parece casi trivial; pero
sabemos que en Palestina son escasas las corrientes de agua, y un árbol
plantado cerca del agua es un lujo, es algo más bien raro, y por tanto es una
situación excepcionalmente favorable». Carlo María Martini.
Al
mirar este salmo nos parece muy importante reconocer que cuando uno se llega a
las Escrituras, no vamos, como un coleccionista, buscando “rarezas” para
incorporarla a su vitrina, una tras otra. No estamos a la caza de ideas y no se
trata de encontrar hoy una temática y mañana otra, una palabra especial hoy,
que después vendrá otra como la última adquisición. Lo que vamos, más bien, es
articulando un rizoma (estamos próximos aquí a la visión de Deleuze, donde cualquier
predicado afirmado de un elemento puede incidir en la concepción de los otros
elementos de la estructura, sin importar su posición recíproca, quizás porque
lo preponderante en términos teológico no es el poder, que siempre se
afana por hegemonizar en la estructura; nos parece que el concepto rizomático
es más cercano a la sinodalidad).
Cuando
Dios nos presenta su propuesta, no lo hace de manera hegemonizante, sino como
una opción para alcanzar la paz espiritual, para vivir la dicha, sin sombras de
imposición, de intentos subyugantes. Nos dice “Seréis felices, gozareis de la
bienaventuranza”. La expresión que usa es אַ֥שְֽׁרֵי־ [esher] “¡Feliz!
Es lo primero que encontramos en el Salmo hoy, y se ha
traducido por “Dichoso”. Lo primero que nos dice es que el Tentador se nos
acerca con el sutil disfraz del impío y viene a nosotros repartiendo sus
consejos, llamándonos a recorrer los oscuros valles del pecador, juntándonos en
convites de cínicos, en vez de acampar en la Tienda del Señor acompañados de su
Shekina, donde los Ángeles entonan -en hermosa coral- la Ley de YHWH.
La segunda estrofa resalta que todo lo que inicia el hombre
pío, fructifica positivamente en honor del Dios que lo instruye, todo lo que él
planta se llena de follaje y carga oportunamente sus frutos. Es paradigma de
fecundidad y bonanza.
Por el contrario -y ese es el tema de la tercera estrofa de hoy,
¿cuáles son los frutos que carga el impío? Paja que se lleva el viento. Y ¿a
dónde van a parar los paganos, los idolatras? En hebreo dice תֹּאבֵֽד [abad] “la muerte”, la “perdición”, “andar errabundo”, “a la destrucción”,
a “ser completamente borrado”., “al valle de la muerte”.
«Tú me haces sentirme como “un árbol plantado al borde de las
aguas2. Siento la corriente de tu gracia que me riega el alma y el cuerpo, hace
florecer mi capacidad de pensar y de amar y convierte mis deseos en fruto
cuando llega la estación y el sol de tu Presencia bendice los campos que Tú
mismo has sembrado» (Carlos
González Vallés s.j.)
Mc
9, 41-50
… es necesario rezar
"porque para vivir en la coherencia cristiana es necesaria la oración,
porque la coherencia cristiana es un don de Dios y debemos pedirlo":
"Señor, ¡qué yo sea coherente!
Papa Francisco
¿De
dónde nace este afán de escandalizar, este interés de retrasar la construcción
del Reino? De la incoherencia. Y, en qué consiste la incoherencia, en no ser
portadores en nuestra vida de los valores evangélicos. Dios nos ha mostrado con
que varillas y postes se va estructurando el edifico del Reino de Dios, pero
otros afanes, otros egoísmos nos obnubilan, y terminamos desvelados en otras
motivaciones distintas y divergentes que no son la propuesta de Jesús.
Esas
manos, esos pies, esos ojos, son los que tendrían que servir de leña para
alimentar el fuego purgante. No se trata de cortarse la mano, ni de amputarse
el pie, ni de cercenarse el ojo; se trata -por el contrario, de poner manos, pies
y ojos y la totalidad de nuestro ser al servicio de la Causa de Dios. Se trata
de corregir el rumbo, de precisar cuál es el verdadero objetivo, de superar las
manías, las mañas, los resabios. Muchas veces se trata de repensar nuestro
enfoque, de volver a medir si estamos cortando las barras y las columnas con la
medida que Dios las ha pedido, pues no deben ser, ni más cortas ni más largas. De
las medidas exactas que puso Dios en los planos y en la maqueta. Hay que
deshacerse de todo lo que nos aleje del proyecto diseñado por Dios. Esa sabiduría
de adaptarse a la Sabiduría es la única verdadera Sabiduría.
“Por
eso, es preciso cortar ese mal por la raíz, es decir, preservarse de la
ambición que corrompe en todas las dimensiones: cortar la mano (9, 43), es
decir, las acciones; cortar el pie (9, 45), es decir, el modo de proceder,
arrancar el ojo (9,47) esto es, los deseos”. (Euclides M. Balancin) En el árbol
de nuestra vida hace su nido la serpiente. La figura literaria, también alude a
que son partes de nuestro propio ser las que dan vida a la serpiente que nos
habla con sus carantoñas tentadoras. ¡Hay que descabezarla!
"Jesús
habla muy fuerte del escándalo: ´quien escandalice a uno sólo de estos pequeños
que creen en mí, uno sólo de estos hermanos, hermanas que tienen fe, más le
vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los
asnos, y le hundan en lo profundo del mar´. Un cristiano incoherente hace mucho
mal y el escándalo mata… muchas veces hemos escuchado: ´Pero padre, yo creo en
Dios, pero no en la Iglesia, porque vosotros cristianos decís una cosa y hacéis
otra". Y también: ´yo creo en Dios, pero en vosotros no’. Y esto sucede
por la incoherencia”. (Papa Francisco)
“El
actuar en el nombre de Jesús debe impedirnos el que seamos obstáculo a la fe de
los otros: incluso actitudes e ideas que en sí son justas no deben imponerse a
los otros, que todavía no están maduros en la fe. En lugar de ayudarlos, se
corre el riesgo de perderlos.” (Beck, Benedetti, Brambillesca, etal).
¿Cuál
es el criterio? Que tenga amor, que aplique el perdón, que sea capaz de
conmoverse. Esa es la coherencia. “Toda práctica que tiene como objetivo ser
superior a los demás, dominar a las personas -en una palabra, la ambición del
poder-, va por mal camino, completamente fuera de la ruta del proyecto del
Padre, y, por tanto, del Reino de Dios”. (Euclides M. Balancin) «Toda opción en
el fondo es siempre una amputación de otras opciones posibles, y es válida, si
va orientada hacia una realización más plena de quien opta. Precisamente aquí
la opción radical asume su validez por cuanto está orientada hacia la “vida” y
el “reino”». (Beck, Benedetti, Brambillesca, etal).
"Si
tú te encuentras delante --imaginemos-- de un ateo y te dice que no cree en
Dios, tú puedes leerle toda la biblioteca, donde se dice que Dios existe y
también probar que Dios existe, y él no tendrá fe. Pero si delante de este ateo
tú das testimonio de coherencia de vida cristiana algo comenzará a trabajar en
su corazón. Será precisamente tu testimonio lo que le traerá esta inquietud
sobre la cual trabaja el Espíritu Santo. Es una gracia que todos nosotros, toda
la Iglesia, debe pedir: ´Señor, que seamos coherentes´". (Papa Francisco)
“El
que cree es siempre “pequeño”. No porque la confrontación con la realidad de la
fe lo mortifique o lo aplaste, sino porque ella le da la verdadera medida de sí
mismo y la relación correcta con los otros. Por eso el que cree no es un
gigante solitario, sino una persona, que vive la fe y el amor en la
fraternidad: uno nace y se construye con otros” (Beck, Benedetti, Brambillesca,
etal). Se llega al descubrimiento de que estas cirugías que suprimen partes del
ego, son operaciones correctivas para poder caminar sinodalmente en las
comunidades, para que sean comunidades movidas por el empeño sincero de construir
el Reino, y no trampolines para la construcción de altares al egoísmo, donde
todo se vale si y sólo si, es para mi propio altar.
Señor, que yo no escandalice nunca, que yo sea una persona que piensa como cristiano, que siente como cristiano, que actúa como cristiano". (Papa Francisco)
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