Gn
6, 5-8; 7, 1-5. 10
El
relato del diluvio se inspira en las grandes inundaciones causadas por los
grandes ríos en el Oriente medio antiguo. Hay en la base un acontecimiento
real, una inundación catastrófica. El autor bíblico lo emplea con un
significado simbólico: el diluvio es un regreso al caos primitivo.
Euclides
Martins Balancin; Ivo Storniolo
En la Primera Lectura: El destrabó las compuertas y levantó
los diques porque la degeneración, la corrupción y, la perversión de su
criatura iba siempre en aumento y las únicas semillas que germinaban con éxito
en su pecho, eran las de la maldad. Dios va a propiciar un Nuevo Inicio,
aprovechara lo mejor que encontró en la primera versión del género humano, la
“punto uno”.
No es un ejercicio de destrucción, es un “plan de mejora”. Al
leer con atención encontramos que también los preparativos para este
“perfeccionamiento” se llevan 7 días. Y, ahí sí, sobrevino el diluvio. Se debe
destacar que Dios no hizo el mal -como hemos venido enfatizando- sino que el
ser humano lo sacó de la hura de su corazón, y que esta maldad es un tipo de
“astucia”, que es una cualidad, una inteligencia, una forma de entendimiento
que puede -no necesariamente tiene que ser así- usarse con engaño. La astucia
en general es una competencia, pero como todas ellas, puede ser usada para el
bien o para el mal, (esa decisión es el territorio donde entra a jugar nuestro
arbitrio, que dimana de la libertad con que hemos sido creados, para que
fuéramos tan especiales, sólo un poco menores que los ángeles): este fue el
triste uso que le dio el ser humano, el de la faceta maligna.
¿Qué tiene que ver la serpiente con todo esto? ¡Nada! Sólo la
similitud de que ella también se cuela en huras, y en ellas habita, y es -de
entre todos los animales- el más astuto del campo. Toda esta voz que impulsó a
la “caída” era una reverberación del anhelo torcido de querer ser “como Dios,
conocedores del mal y del bien” (Cfr. Gn 3,5).
Reflexionemos -porque este asunto es trascendental en la
teología del pecado original- ¿qué interés podía tener la serpiente en hacer
“caer” al hombre? Todo el tiempo hemos forzado una encarnación del Diablo en la
Serpiente, pero la serpiente fue creada por Dios, y Él no creó nada malo, todo
cuento el hizo era bueno, especialmente el Edén, un jardín de delicias que
adecuó para que en él habitara el hombre, ¿cómo se le habría colado el Diablo?
Tenemos que asumir nuestra responsabilidad, la serpiente no
“engañó” al humano para hacerlo caer, eso no dice allá, en Génesis. ¿cómo se
pudo colar en el corazón humano el Malo? Por el resquicio de la libertad: “Así
dice el Señor, yo he puesto delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal”
(Jr 21, 8)
מַבּוּל [mabbul] “Diluvio”, es la palabra que aquí se registra. El texto que
nos encontramos en esta perícopa describe varios factores desconcertantes:
-
Después que al crearnos Dios hizo un
control de calidad y reconoció la perfección de su obra, ahora resulta que el
ser humano no es otra cosa que un montón de maldad.
-
Resulta -última noticia- que al Sumo
Creador se va sobrecogido por la sorpresa de las necedades completamente
imprevistas con las que le vino a salir Adán y su combo de descendientes.
-
Y, aún más extraño, este “Decepcionado”
resuelve recurrir a un proyecto de eutanasia pandémica.
¿Dónde queda, entonces el Maravilloso Plan del que con
tanta esperanza hablamos? O, ¿esta es sólo una página intercalada de
desesperanza?
La hipótesis de las fuentes nos aporta que este relato del
Diluvio está conformado por segmentos Yahvistas y segmentos Sacerdotales que
fueron entreverados. Por ejemplo, el diluvio, para los Yahvistas habría durado
40 días, en cambio, según la versión sacerdotal su duración habría sido de 150
días.
Este relato cumple una función pontificial, ¡sí, así como
suena! tiende un puente entre las 10 generaciones pre-diluvianas y las 10
post-diluvianas que van de Adán a Abrahán, veinte generaciones en total. Esta
simetría forma parte de la geometría literaria con la que se fabuló la
estructura “mítica”, cuyo afán esencial es demostrar el linaje del judaísmo, y
comunicar el privilegio que Dios tuvo desde siempre con este pueblo, el pueblo
elegido.
“Inventan los nombres y las edades… También quieren mostrar
que el mismo Dios de la Alianza, es el Dios de sus padres y el Dios de La
Creación. Sólo hay Uno y Único Dios. Al decir que inventan nombres y edades no
decimos que sean mentirosos. Ellos no quieren engañar a nadie. Al no saber el
nombre le ponen uno con significado simbólico o bien el nombre de algún pueblo
de su tiempo.
Si nosotros, ahora que tenemos papeles y sabemos escribir,
no sabemos los nombres de nuestros bisabuelos y tatarabuelos…” (Javier Saravia
s. j.)
“Las grandes catástrofes de la historia realizan, por lo
tanto, el sueño del hombre justo: el fin de un mundo corrompido por la
autosuficiencia y la aparición del nuevo mundo de Justicia” (Euclides Martins
Balancin; Ivo Storniolo)
“Sin embargo, algunos se escandalizan con estas
explicaciones. Pierden el sentido común y afirman: ‘Si está escrito así, pues
así es’. Además, para Dios con su poder nada es imposible. Él pudo hacer que la
gente durara todos esos años’ … etc. etc.
Si hacemos estas explicaciones no es para escandalizar a
nadie. Y menos a la gente sencilla.” (Javier Saravia s.j.)
Sal
29(28), 1-4. 3b. 9c-10
El
trueno es tu voz, y el rayo es la rúbrica de tu Mano.
Carlos
González Vallés s. j.
Hoy la liturgia nos propone el Salmo 29(28) y se concentra en
los versos en que el Poder Divino se manifiesta como tormenta. El ruido
impresionante de este fenómeno de la naturaleza es para el salmista “La Voz del
Señor sobre las aguas”. El salmo aclama y gloría al Señor, porque Él “se
sienta” sobre las aguas del מַבּוּל [mab-bul] “diluvio”, como Rey Eterno.
(Cfr. Sal 29(28), 10) La posición que ostenta como Gobernante-por-Siempre, es sentado,
y -en correspondencia- la nuestra, de súbditos, es de adoración, postrados (v.
2).
Al datar este salmo se encuentra que es antiquísimo, como
trece siglos antes de Cristo, quiere mostrarnos el poder de Dios, mostrando una
tempestad incomparable. Y los truenos que retumban son allí, la propia Voz de
Dios.
Aún te siento ahora más cerca en la tempestad, Señor, que en
la calma. Cuando todo va bien y la vida discurre su curso normal, te doy por
supuesto, reduzco al mínimo tu papel en mi vida, me olvido de ti. En cambio,
cuando vienen las tinieblas y me cubren con el sentido de mi propia impotencia,
al instante pienso en Ti y me refugio a tu lado.” (Carlos González Vallés s. j)
No es un diluvio que pretende meter miedo, no es el
catastrofismo por gusto, tampoco el apocalipsis para que nos quedemos juiciosos
en el rincón, peinados con gel. Esas son manías cinematográficas, aterradoras
visiones filmográficas, en tiempos antiguos era el “Coco”, para que los niños
se tomaran toda la sopa. Observemos que el salmo concluye anunciando la Paz de
Dios para su pueblo, venida sobre nosotros como regalo Divino. Si leemos el
salmo integro, encontraremos la esperanza de YHWH que resplandece y triunfa:
“El Señor se sienta por encima del aguacero, el Señor se sienta como Rey
Eterno. El Señor da fuerza a su pueblo, el Señor bendice a su pueblo con la
paz”
Mc
8, 14-21
El gobierno de las tormentas, del oleaje, y de todas las
fuerzas de la naturaleza por parte de Dios, está maravillosamente expresado en
la perícopa de la Tempestad calmada (Marcos 4,35-41; Mt 8, 23-27; Lc 8,22-25).
La libertad, ese don tan precioso con el que nuestro Creador
nos ha dignificado conlleva la responsabilidad permanente del discernimiento:
“Estén atentos (abran los ojos), eviten la levadura de los fariseos y de
Herodes”. (Mc 8, 15) ¿Cuál es el rasgo de los fariseos? Se ufanan de su
posición, prestan una importancia desmedida a la observancia de ritos externos
y de las formalidades de una piedad a la vista, con ayunos, abluciones, largas oraciones
en voz alta, y limosnas cuidando de ser vistos por todos, en cambio, descuidan
la verdadera piedad y la caridad sincera, practicando -como lo vimos
recientemente-, entre otros, el corbán, excusa leguleya para no socorrer a sus
propios padres; Herodes por su parte, es el prototipo del gobernante
despreciable que abusaba cargando al pueblo de impuestos, diezmó la familia de
los Asmoneos para adueñarse del poder, actuaba como cómplice y sirviente del
Imperio, llegando a asesinar a una de sus esposas y a los dos hijos que habían
tenido, por ser legítimos herederos del trono; y, como si fuera poco, promovió
orgias y combates entre gladiadores, y es tristemente recordado -además- por la
masacre de los niños, tras la comparecencia de los “Reyes Magos”, tratando de
eliminar entre ellos al Niño Jesús. ¡Se entiende por qué se debían evitar estas
levaduras!
«ARCA
es una embarcación. En el relato se describe que tiene las siguientes medidas:
150 metros de largo 25 metros de ancho, 15 metros de alto. Tiene tres pisos. Se
presenta como un templo. Es figura de él y del Arca de la Alianza. Gn 6, 15s»
(Javier
Saravia s. j.)
Los discípulos no llevaban en el Arca más que un Pan: Jesús,
el Pan de Vida. Pero, ellos, aun cuando lo había visto multiplicar hasta la
desmesura el pan y los peces, ¡no acababan de comprender! (Cfr. Mc 8, 21).
πεπωρωμένην ἔχετε τὴν καρδίαν ὑμῶν [peporomenen echete
ten cardian ymon] “¿Tienen tan cerrado el entendimiento?” «Jesús muestra que
los discípulos deben entender algo que les hace falta en su comprensión, sin
precisar exactamente de qué se trata. Solo les indica que la causa de su
incomprensión es la mente embotada». (Hugo Orlando Martínez Aldana)
Hay un conjunto de ideas que circulan en el medio ambiente en
el que nos movemos y que nos bloquean para poder ver y entender. Sólo el Espíritu
Santo puede liberarnos. Puede destrancarnos. Puede pronunciar sobre nosotros el
Effetá. El Malo trabaja para hacer más densa esa neblina mental y mantener su
manipulación.
“Esta incomprensión es desalentadora, pues coloca a los
discípulos en el terreno de los opositores de Jesús, al no saber analizar
correctamente la práctica del compartir de los panes”. (Euclides M. Balancin)
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