Gn 9, 1-13
Rascacielos tempranos
En las
condiciones actuales de la sociedad mundial, donde hay tantas inequidades y
cada vez son más las personas descartables, privadas de derechos humanos
básicos, el principio del bien común se convierte inmediatamente, como lógica e
ineludible consecuencia, en un llamado a la solidaridad y en una opción
preferencial por los más pobres. Esta opción implica sacar las consecuencias
del destino común de los bienes de la tierra, pero, como he intentado expresar
en la Exhortación apostólica Evangelii
gaudium, exige contemplar ante todo la inmensa dignidad del pobre a
la luz de las más hondas convicciones creyentes. Basta mirar la realidad para
entender que esta opción hoy es una exigencia ética fundamental para la
realización efectiva del bien común.
Papa
Francisco Laudato Si´ - #158
Hoy vamos a adentrarnos en nuestro penúltimo taller sobre el
Génesis. Dios vuelve a establecer su Alianza y, repite las consignas que le
había dado a Adán: multiplicarse y poblar la tierra. Le da soberanía, pero le
impone responsabilidad. Si revisamos la historia universal, encontramos que se
abusó de lo primero, pero la faceta de responsabilidad se obliteró. Hoy día,
estamos alarmados frente al desastre que hemos hecho de nuestra “Casa Común”.
«El mundo, la historia, el tiempo es el lugar donde vamos
construyendo ese nosotros con Dios, el nosotros con los demás, el nosotros con
la tierra. Nuestra vida, siempre esconde esa invitación, una invitación más o
menos consciente, que siempre permanece…. No sólo estamos invitados a ser parte
de la obra creadora cultivándola, haciéndola crecer, desarrollándola, sino que
estamos también invitados a cuidarla, protegerla, custodiarla. Hoy esta
invitación se nos impone... Ya no como una mera recomendación, sino como una
exigencia que nace por el daño que provocamos a causa del uso irresponsable y
del abuso de los bienes que Dios ha puesto en la tierra. Hemos crecido pensado
tan solo que debíamos “cultivar”, que éramos sus propietarios y dominadores,
autorizados quizás a expoliarla...» (Papa Francisco)
Veamos la Primera Lectura: Se trata de la Alianza con Noé,
que Dios verbaliza con todas sus cláusulas: La primera, es la fecundidad, la
tarea era “sustituir” todos los que habían sucumbido en la depuración del
Diluvio; luego está la subordinación de todos los animales al hombre (ser
humano, hombre-mujer), y con ello, la posibilidad de comer de todo sin
excepción (dejando de lado las normas de Kosher -lo que estaba declarado “puro”
o sea apto para comer según las normas dietéticas judías-, eso sí, con la
precisión de haber desangrado exhaustivamente la carne; el ser humano queda
preservado del crimen contra su vida, y a cualquiera que atentare contra ella,
el Señor lo juzgaría con toda severidad. ¡La vida es Sagrada!
Ese veto a la “pena de muerte” -los asesinos no debían ser vengados
por medio de su propia muerte- Dios les prohibía quitarles la vida a los Caínes
y Lameques (el otro asesino se llamaba Lámec), para quien matar a Lámec el
castigo sería, no de siete veces, sino de setenta y siete veces.
Y a continuación, una promesa de dejarlos tranquilos,
salvaguardados de la repetición del Diluvio, el usó de su arma -un arco para
disparar las flechas Divinas- cuando el arco se usa está en posición vertical,
cuando se deja de usar y se cuelga, el arco está horizontal- así está ahora el
Arco de Dios, que pasa a ser, de instrumento letal, a ornamento, y ¡cuán
deliciosamente decora el firmamento el Arco de Dios con su heptacromática
apariencia! Este signo alegra la vista de los que no están ciegos para los
mensajes de Dios.
Nosotros visualizamos en el Sínodo de la Sinodalidad un esfuerzo
valeroso de dar los pasos necesarios hacia un Pentecostés que es el Anti-Babel.
«Existe una relación entre nuestra vida y la de nuestra madre
la tierra. Entre nuestra existencia y el don que Dios nos dio. «El ambiente
humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podemos afrontar
adecuadamente la degradación humana y social si no prestamos atención a las
causas que tiene que ver con la degradación humana y social» Pero, así como
decimos se «degradan», de la misma manera podemos decir, «se sostienen y se
pueden transfigurar». Es una relación que guarda una posibilidad, tanto de
apertura, de transformación, de vida como de destrucción, de muerte.
Hay algo que es claro, no podemos seguir dándole la espalda a
nuestra realidad, a nuestros hermanos, a nuestra madre la tierra. No nos es
lícito ignorar lo que está sucediendo a nuestro alrededor como si determinadas
situaciones no existiesen o no tuvieran nada que ver con nuestra realidad. No
nos es lícito, más aún no es humano entrar en el juego de la cultura del
descarte.
Una y otra vez, sigue con fuerza esa pregunta de Dios a Caín:
«¿Dónde está tu hermano?». Yo me pregunto si nuestra respuesta seguirá siendo:
«¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?» (Gn 4, 9). (Papa Francisco)
Sal 102(101), 16-18. 19-21. 29 y 22-23
Vayamos al Salmo 102(101). A estas situaciones de
“destrucción” (que nosotros erróneamente llamamos “castigo”), sucede la labor
reconstructiva del Propio Dios, que impulsa y genera los medios, así como
instruye al hombre a trabajar para no ver la obra de Dios en ruinas; al triste
y desolador espectáculo del Templo destruido (imagen que encontramos de la
forma más escalofriante cuando miramos “al que traspasaron”), sucede la
Aparición de Dios que se Presenta revestido de Gloria, atento a las suplicas de
los indefensos, prestando oídos a los gemidos de los cautivos y librando a los
que son amenazados de muerte. Llegará una instancia en que los pueblos
alcanzaran unanimidad para dar culto a YHWH en Jerusalén, que puede ser
cualquier ciudad que sea santuario de Paz.
Este salmo tiene 28 versículos. De ellos se toman 9 para la
perícopa que se proclama hoy:
La primera estrofa habla de un “cuándo”. Cuando YHWH
reconstruya a Jerusalén; cuando actúe a favor de los עַרְעָר [arar] “indigentes”,
“menesterosos” “indefensos” y no desoiga sus ruegos.
En la segunda estrofa destaca que Dios expresó eso en aquel
entonces, como una profecía, para que estuviéramos atentos al momento, a la
llegada, y comprendiéramos que Él no quita su mirada de nosotros ni aleja sus
oídos de nuestros gemidos, porque sabe que estamos אָסִיר [asir] “cautivos”, “prisioneros”.
Cuando llegue ese momento (llegamos así a la tercera estrofa,
formada por otro terceto versicular), el santo-y-seña será que todos los
pueblos de la tierra lograran superar sus sectarismos y alcanzar el nivel de comunión
para alabar, unánimes, junto con sus gobernantes y rendirle culto a YHWH.
¿Qué declara el versículo responsorial? Se trata del
versículo 20(19): “Que Dios nos ha volteado a mirar, y que su Mirada es Fiel
como Él, con Ojos de Ternura nos mira, durará su Contemplativa Mirada fija en
nuestra carencia, hasta que toda Jerusalén sea Verdadera-Ciudad-de-Paz.
“Ciudad moderna de huelgas y disturbios, de explosiones, de
bombas, de sirenas de policía. Sufro contigo, con la esperanza de que nuestro
sufrimiento traerá redención y llegaré a cantar libremente en ti las alabanzas
del Señor que te hizo a ti y me hizo a mí”. (Carlos González Vallés s. j.)
Mc 8, 27-33
Sean
pastores del rebaño de Dios, … gobernándolo… como Dios quiere; no por sórdida
ganancia, … no como déspotas sobre la heredad de Dios.
Cfr.
1P 5, 2s
La
misma respuesta de Pedro al decirle: “Tú eres el Mesías”, está encubriendo una
esperanza equivocada.
Adriana
Méndez Peñate
Entre el Evangelio de hoy y el de ayer hay un paralelismo muy
interesante: Hemos venido viendo que los Discípulos de Jesús están “ciegos”;
participan de la apreciación de “la gente”, piensan que Jesús es Juan el
Bautista, o Elías o, alguno de los profetas: lo confunden con gente muerta
tienen ojos, pero ¡no ven! Pedro hoy le dice: “Tú eres el Mesías”, eso es
equivalente a decir: “Veo hombres, me parecen árboles, pero andan”. Entonces,
Jesús vuelve sobre el Secreto Mesiánico: No le hablen a nadie acerca de esto.
(Mc 8, 30). Máxime que se encuentran en Cesarea de Filipo, que, por ser territorio
pagano, hacía más políticamente inconvenientes (o al revés) las manifestaciones
de mesianismo.
Jesús tiene que iniciar la Segunda Terapia: “Le puso otra vez
las manos en los ojos; … (Cfr. Mc 8, 25a). En esta segunda parte de la sanación
de la ceguera de los Discípulos, Jesús les corrige y les ajusta los lentes para
que vean bien: “El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por
los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres
días” (Mc 8, 30). Se puede traducir lo anterior con las siguientes palabras:
“Si, efectivamente Yo soy el Mesías, pero el punto está en que
Soy un Mesías, pero no triunfalista, mis medios no son las armas y la
imposición, sino la ternura y la misericordia, ¡Soy el Mesías de la Compasión!
¡Rehúso usar las vías de la violencia!”. Pero -aquí viene el gran “pero”- lo
que pasa es que el ser humano no puede “digerir” esto así, de golpe, en
realidad de verdad, nos está llevando siglos asimilar esta Verdad.
Hay ciegos que no resisten ver bien, hemos conocido personas
que -pese a sus dificultades visuales, prefieren dejar de lado sus gafas,
olvidarse de ellas, hacer como si no existieran, y seguir padeciendo sus
desarreglos ópticos, “… es que me maltratan en las orejas mijito”: Aquí tenemos
a Pedro, que -haciendo oídos sordos de lo que le está “enseñando” su Maestro;
cree entender mejor las cosas y allanarle el camino a Jesús, saltándose la
etapa de la Pasión, pensando llegar así -por un atajo- a las rutas de la
Glorificación: ¡Maestro, me conozco otro camino, más corto y más confortable!
¡Pobre Pedro, es tan sólo un hombre, por eso no puede alcanzar las cumbres
cimeras de la Lógica Divina!
Renegar de sí mismos,
es decir, renunciar a toda ambición personal, … Cargar con la cruz … esto es,
que la sociedad los considere y los trate como criminales. Es aceptar que el
sistema los odie.
Juan Mateos s.j.
Comenzó
a enseñarles. La primera parte estaba caracterizada por el verbo ‘anunciar’,
‘proclamar’. Es el primer anuncio que lleva al reconocimiento mesiánico.
La segunda parte se centra en la catequesis. Jesús les enseña a los
discípulos el sentido profundo de su mesianismo. "El Hijo del Hombre tenía
que padecer mucho”.
«…la cruz … este
instrumento de redención ha venido a ser, juntamente con la muerte, el
sufrimiento, la sangre, uno de los términos esenciales que sirven para evocar
nuestra salvación… el discípulo no puede renunciar a la cruz y al sufrimiento
para seguir con la tendencia natural de conformarse con la grande masa, … Por
el contrario, debe aceptar ser considerado como un estúpido para el mundo, no
conforme con los tiempos actuales... tener la fuerza y el valor de caminar en
contra de la corriente si fuese necesario». (Hugo Orlando Martínez Aldana)
“…
en la concepción de la identidad de Jesús por parte de Pedro, no es posible
concebir a un Cristo que sufre y muere. Lo cual es normal porque es muy difícil
seguir a un líder que predice tales cosas; pues en vez de augurar un triunfo …
lo que está advirtiendo es una derrota total”. (Hugo Orlando Martínez Aldana).
Nosotros
decimos que los Apóstoles eran muy lerdos para asumir que Jesús es el Mesías.
En realidad, ninguno de nosotros quiere quitar los ojos del Superman en que lo
hemos disfrazado. De múltiples maneras lo seguimos aguardando que llegue
echando chispas, lanzando napalm infernal a diestra y siniestra, (como en la
película de Francis Ford Coppola, Apocalypse Now, ambientando su llegada con la música
de Richard Wagner reproducida con atronadores parlantes).
Tememos
que no estamos muy aventajados sobre San Pedro, quizás él sigue estando a la
vanguardia y lo ha entendido mejor que nosotros. En vez de llevárnoslo aparte, vayamos
donde Él, para reconocer que “Quien cumple la Voluntad del Padre Celestial, ese
es hermano, hermana y madre de Jesús”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario