1 Jn 3,
22-4, 6
No se extrañen hermanos si el mundo los
aborrece
1 Jn 3,13
… verbosidad, sonrisas, dulzuras, enmascaran a
menudo el hielo del corazón, la rabia de los hipócritas…
Enzo Bianchi
Esta
perícopa de la Primera de Juan, tiene tres puntos nodales.
i.
El Mandamiento Duple de Dios, tengamos cuidado de no
escindir su carácter duple, no se puede serruchar por la mitad y dejar la otra
mitad fuera: Creer en el Nombre de su Hijo Jesucristo y amarnos unos a otros.
“… se ama con dificultad al hermano concreto que vive a nuestro lado y que no
hemos elegido; quisiéramos amar o también servir a los hermanos y hermanas,
pero eligiendo nosotros los destinatarios de nuestra caridad y de nuestro
servicio…” (Enzo Bianchi)
ii.
Todo espíritu que confiesa a Jesucristo es de Dios. Y todo
espíritu que no confiesa a Jesús no es de Dios, sino del Anticristo
iii.
La pauta de discernimiento para distinguir el Espíritu de
Verdad del espíritu del error: Si escucha el Evangelio es de Dios; quien no
escucha el Anuncio, no es de Dios.
“…en
el estar a su lado, en el hacerse prójimo a ellos es necesario no cerrarles el
corazón, sino sentir la compasión y compartir lo que se tiene para aliviar las
necesidades del hermano” (Enzo Bianchi). Ya en el verso 11 del capítulo 3, nos
mandaba amarnos unos a otros, y en el verso 12, nos prevenía para no ser como Caín,
que incurrió en el desamor de su hermano, extremando en fratricidio, lo llevó a
la muerte. Y en el verso 15b nos ratifica: “ustedes saben que ningún asesino
posee vida eterna en sí mismo”. Sin embargo, no se puede incurrir en el
minimalismo de conformarse con no llegar a los límites del asesinato, una
lectura atenta del capítulo 4 de Génesis, en particular de Gn 4,9 nos deja ver
que no cuidar, no velar por el hermano, raya en el homicidio, así no se haya
derramado sangre. Permítasenos reiterar: no basta con no matar, tenemos la
obligación de cuidar.
En
el verso 22, retomando la multiplicidad farisaica de ἐντολὰς [entolas] se menciona el cumplimiento de “mandamientos”; pero
al pasar al siguiente versículo se progresa hacia la simplificación -propia del
cristiano- de un solo Mandamiento: ἐντολὴ [entole] “mandamiento”, para no
poner el énfasis en la miríada jurídica, sino en lo esencial del Amor de Dios.
Hay una advertencia que nos llama con exigencia. La exigencia
nos conduce a cualificar nuestro compromiso. Se nos conmina a realizar una toma
de posición que no pide dar la vida, pero si apostar que la daremos llegado el
caso. La exigencia es del orden del todo o la nada, o se está dispuesto o en
realidad no somos de Dios. (aquí el verbo regente es el verbo τίθημι [tithemi] que está relacionado con el gesto de
desprendimiento de Jesús el desprenderse de su ropa para lavarles los pies a los
discípulos y reemplazarlas por una toalla -a manera de delantal- para indicar
la donación verdadera, la entrega para servir, no para exhibir.
Para muchos esto es un
realismo maniqueo, pero nos parece que su verdadera inspiración tiene más bien
un sabor qumramico. Y, es que el peligro
de la mundanidad (con sus tentaciones de poder, riqueza y éxito), no era -ni es-
un peligro hipotético, ya sabemos que la comunidad estaba penetrada por agentes de disgregación
-muchos falsos profetas le han salido al mundo-; por eso el llamado es a seguir
la regula fides, como dice la Regla de la Comunidad:
“Dios ha dispuesto para el hombre dos espíritus para que camine con ellos… el
espíritu de la verdad y el de la mentira. Para dilucidar esta dicotomía
consideraremos, a continuación, el salmo 2.
La toma de posición nos lleva a saber en el caso límite, para
donde vamos a coger, pero, no solamente, sino a “entrenarnos” de continuo para
la entrega y el crecimiento espiritual. La Carta nos advierte, si persiguieron
al Señor Jesucristo, también nosotros seremos perseguidos. Vemos que, desde el
primer momento de su vida, la persecución se desata y Él se ve obligado a huir
a Egipto, sin poder regresar hasta que el tirano murió.
En verdad, como ya lo hemos dicho, nuestra misión no es forzarlos
a desenmascararse, ellos -a su debida hora- serán desenmascarados. Uno puede
identificaros porque hablan con categorías mundanas, con altisonancias de
mundo, y por eso logran capitalizar la atención de los que son “mundanos”.
Eso no tiene que apremiarnos, ni angustiarnos, la carta nos
lo dice, ya los hemos vencido. Y esto no lo hemos logrado nosotros, lo ha logrado
Dios que es nuestro Dueño y Señor.
Nuestra aplicación ha de consagrarse en el cumplimiento de su
Ley, que no es una Ley difuminada, sino nítida y compacta, resumida en sus dos
pautas amorosas de compromiso con Jesús y con nuestros hermanos.
Ayer, Herodes procuraba engañar a los Magos, y que ellos le
sirvieran -ingenuamente- de informantes, para ubicarlo; el pretexto que sacaba
era el de quererlo ir a “adorar”. La historia lo señala como un infanticida
además que un filicida. La persecución es fatal, la cuchilla del anticristo no
busca culpables, se ceba en los inocentes y repite la historia de Faraón, que
condenó a los hijos de los hebreos a exterminio. Matar al que se acerca y nos
parece “amenazante”; y, obrar la caridad a los distantes, para que no tengamos
que darnos cuenta que sólo les hemos dado de lo que nos sobra más para
anestesiar el corazón que para vivir y ejercitar la compasión.
Una sola sangre es redentora, la que marcaba los dinteles y
las jambas de sus casas, la del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
El pecado del mundo es su mundanidad, que reniega a toda costa de la
espiritualidad. Esa no era la sangre que otros derramaban, era con su propia
sangre con la que regaba el Altar en un acto sinceramente Misericordioso.
Sal 2, 7-8.
10-12a
¿Por qué se amotinan
las naciones,
y lideran los pueblos con
planes vanos?
Se alían los reyes de
la tierra,
los príncipes conspiran
contra el Señor y
contra su Mesías:
“Rompamos sus
prisiones,
sacudamos su yugo”.
Sal 2, 1-3
Este
también es un Salmo real. Tendríamos que leerlo en continuidad con el Salmo 1. Nos
pone delante los dos Reinos. Pero el reino diabólico está puesto solo como
contraste amenazante, para que sea demolido, no como alternativa. En realidad,
es un salmo real porque nos habla del Mesías o sea del Ungido y de cómo los
gobernantes, los Herodes y los Pilatos, las Sanedrines y todos los Juristas y
Sumos Sacerdotes se alían contra el Mesías, se confabulan contra Él.
Tiene
cuatro movimientos: en el primero está la rebeldía manifiesta de los poderosos
de la tierra -como se nos muestra en el epígrafe-; en el segundo, el Padre
Celestial reacciona frente a estos rebeldes; en el tercero, es el Mesías el que
da respuesta, en el cuarto movimiento el salmista recomienda precaución.
Concluye afirmando la bienaventuranza de los que son precavidos en el cuidado
de su relación con Dios-y-Mesías.
Este
salmo tiene 12 versos, para conformar la perícopa a ser proclamada se toman
cuatro versos y medio.
Cuando
en la primera estrofa el salmista dice “Tú eres mi hijo” está pensando en el
pueblo de Israel. Aquí estamos obligados a recordar que el pueblo Elegido brotó
como fusión de diversos grupos empobrecidos de diversas razas que se sumaron y
se agruparon para formar clanes ampliados. Ese es el “Yo te he engendrado hoy”,
porque fue Dios quien Personalmente los recluto y los fue incorporando. Con una
solemnidad prácticamente hierática el Señor pronuncia esta proclamación de
Paternidad.
En
el trasfondo, la reivindicación de esta comunidad como filiación para el Padre
Celestial, rememora esta adición gradual de pueblos que apunta a una comunidad
transnacional, una comunidad que también había sido extranjera (en Egipto) y
que conocía en carne propia el concepto de expatriación, de nomadismo, de
vivencia errante sin donde recostar la cabeza, vagabundo en un desierto. Es nuestra
naturaleza: comunidades desarraigadas, huidizas, errantes, sin un terreno donde
sepultar a sus muertos, como nos lo rememora la historia de Abrahán, padre del
judaísmo.
Por
eso la promesa: “te נָתַן [nathan] “daré” en
herencia las naciones; en posesión los confines de la tierra. Nuevamente está
el concepto de una filosofía de la “donación”, de la “entrega”, de la “puesta
en servicio”, Dios quiere dejarlo todo para “comprometerse en alianza de
Amistad”.
Los
versos 10-12 que están a la base de la segunda estrofa, contiene una exhortación
para comprometerse en una “conversión”: llama a los “reyes que rigen la tierra”
al escarmiento, a mudar su actitud: cuando les dice que “sirvan a YHWH”, les
está diciendo que sirvan al pueblo que Él ha prohijado. Porque el Señor siempre
se ha declarado nuestro Go-el.
El
que lleva en el pecho un corazón opresor interpretará que Dios le entregará los
pueblos para que los someta, para que puedan esclavizarlos, para generar un
nacionalismo de embudo: ancho para mí, estrecho para ellos. Pero para llegar a
semejante conclusión tienen que pasarse por la faja aquello de sírvanle al
Señor con temor, ríndanle homenaje entre temblores; ¡sean sensatos!
Este
llamado se lo hace a los reyes, a los que riegan la tierra. No es un llamado al
pueblo raso. Es una invitación a la conversión de los gobernantes.
Leamos
el salmo sin espejuelos. Busquemos su sentido neto.
Mt 4, 12-17.
23-25
Convertirse, volverse
hacia la luz, abrir los ojos, ahora es la única condición para entrar en el día
que ya ha llegado. Es un cambio de la mente y del corazón, de los ojos y de la
vida. “Centinela, ¿cuánto queda todavía de la noche?”, preguntamos con ansiedad
(Is 21,11). Ya no queda más que el tiempo para despertarnos del sueño (Cf. Rm
13,11).
Silvano Fausti
También
aquí encontramos de manera patente el llamado a la conversión, el pináculo de
este evangelio nos convoca a la conversión: “Convertíos, porque el Reino de los
Cielos ha llegado”. Podríamos entender perfectamente “Si no os convertís, el
reino que llega no podrá realizarse”. Algo así como “Si no preparáis la fiesta
no habrá fiesta”.
Tenemos
aquí precisamente la transición de la actuación del Precursor a la actuación
del Mesías. Pero ¿qué es lo que encuentra el Mesías? Persecución, masacre,
degüello y asesinato, martirio y barbarie. Que hace Jesús, se va a Galilea. La
persecución lo obliga al desplazamiento. No se va de paseo, no va a ampliar sus
instalaciones y a abrir nuevos locales en otro territorio. La situación de
Jesús es la de retiro, para que su desenlace no sea igual al de su primo.
¡No
por ahora!
Tendrá
que poner su tienda de campaña en el Territorio de Cafarnaúm, junto al mar, no
es verdaderamente un mar, es un lago, aun cuando la tradición lo ha denominado
así.
Notemos
que Juan -así lo precisa el Evangelio-
había sido entregado; esto implica que no andaban tras él, que no había
un piquete dedicado a perseguirlo y a detenerlo, sino que alguien, o algunos,
se dieron a la tarea de acusarlo, de ponerlo entre manos asesinas.
El
salmo nos dice que hay que propender por una conversión, que a los “opresores”
se les tiene que dar la oportunidad de convertirse. Hay que hacerles caer en la
cuenta que “están metiendo la pata”. No
se vaya a pensar que ellos son malos por naturaleza, están equivocados porque
así se les ha aleccionado. Sus “maestros” no trabajan por la implantación del
reino, sus maestros trabajan por el aumento de ganancias, y punto. Por eso no
ven más allá. Tienen espejuelos que les entorpece la visión. Si, a alguien que
no conoce los cucarrones se le manda a buscar uno, es claro que muy difícil y
casi imposible que lo encuentre.
Sería
importante que se mostrara y se enseñara en las facultades cuales son los rasgos
distintivos de un cucarrón, para que los trabajadores de la tierra los pudieran
distinguir y preservar esta especie que tanto trabaja por la aireación y la
nitrogenización del suelo para hacerlo fértil. Tratamos de edificar una
parábola, confiemos en no estar equivocando o dificultando entender que la
tarea no es matar a nadie, ni hacerle la guerra a nadie, de lo que se trata es
de mostrar algo que ha quedado al margen y se ha descuidado, que no se mira y
se soslaya.
Aprender
sobre cucarrones hace parte de la “conversión”. Para que lleguemos a tener un
corazón de carne allí donde tenemos un corazón de piedra.
¿A
dónde fue a parar Jesús? al territorio de Galilea, Judas de Galilea, o Judas de
Gamala, fue un líder judío que lideró la resistencia al censo impuesto por
Cirenio en la provincia de Judea con fines tributarios romanos en el año 6 d.
C. Alentó a los judíos a no registrarse, y aquellos que lo hicieron fueron
perseguidos por sus seguidores. De allí brotó el movimiento de los Zelotes, grupo
político-nacionalista judío del siglo I d.C. que buscaba la independencia de
Judea del Imperio Romano. Judas el Galileo murió a espada, como se nos informa
en el Libro de los Hechos de los Apóstoles (Cfr. Hch 5,37). En todo caso
Galilea pasó a ser sinónimo de subversivo y la región quedó marcada por este
rotulo.
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