Jr 31, 1-7
Ya hemos dicho que hay una labor
editorial detrás de este Libro, de tal manera que ciertos bloques están allí
yuxtapuestos, por ejemplo, los capítulos 30 y 31, formando una unidad
estilística, fundada en el género poético: se entienden como la colección de
once poemas, y por su contenido tiene cierta analogía con el Libro del
Deutero-Isaías, con una tonalidad consoladora. Está escrito en clave de
esperanza.
El capítulo 30 está integrado por los
cuatro primeros poemas. El capítulo 31 lo forman los siete poemas restantes. El
verso 1, del pasaje que leemos en esta fecha, enuncia la restauración de la
Alianza: Estamos ante una Nueva Alianza: “En aquel tiempo -oráculo del Señor-,
seré el Dios de todas las tribus de Israel, y ellas serán mi pueblo”. Se
renueva y se reitera el oráculo central. “Ustedes serán mi pueblo y Yo seré su
Dios”. Luego, viene el Quinto poema, son los versos 2-6; y se añade -a manera
de conclusión de la perícopa de hoy- el
primer verso del Sexto poema (Jr 31, 7):
“Así dice el Señor:
Griten jubilosos por Jacob,
regocíjense por el primero de los pueblos,
pregonen, alaben, digan:
El Señor ha salvado
a su pueblo, ha salvado al resto de Israel”
La perícopa señala que el camino de ida
fue un sendero de “llanto” pero ahora re-emprenderá, por el desierto -siempre
mencionado como el espacio del “primer amor”, del éxodo feliz en el que el
pueblo se fue depurando y conociendo el enamoramiento que los enlazaba con su
Señor, con lazos de sin igual ternura-, el camino de vuelta, y es una senda de
“descanso”, vendrán aliviados. Y Dios exhibe para ellos Su Amor Eterno, habrá
“encargados de atender el calendario lunar para fijar la hora de la reconstrucción,
como una doncella que ha sido ultrajada, pero que será re-dignificada: será el
tiempo de la fiesta, el tiempo de la vendimia. Entonces los guardias en sus
atalayas anunciarán y llamarán el regreso, les dirán que es hora de volver a
Sion.
Se habla de la reunificación de los
reinos del Norte y el Sur, pero la proyección del oráculo escatológico
trasciende el límite de Israel, y se ensancha más allá.
Sal Jr 31, 11-12ab. 13
Como salmo tenemos un fragmento del poema
“séptimo” que abarca los versos 10-14. Aquí la reconstrucción es mostrada con
la imagen del reagrupamiento, es una contra-diáspora, como un Buen Pastor,
recogerá sus ovejas dispersas. Él se ocupará de su “rescate”. Luego, enumera
los factores de la abundancia que seguirán. Este tema domina la primera estrofa,
el Pastor Hermoso que las vuelve a congregar.
Como se habla de la Doncella que es
re-dignificada, le promete que se volverá a engalanar con sus joyas, y a bailar
entre rondas de danzantes. Y todas, serán concentradas en torno a las riquezas
que de Manos de Dios brotarán como raudal imparable.
También los jóvenes tanto como los
ancianos, que tanto sufrieron y lloraron, hallarán alivio a sus penalidades y
el gozo será el adorno de sus años postreros.
El eje de este cántico, gira en torno al
Pastor que concentra bajo su protección toda su grey.
Mt 15, 21-28
Hay demonios muy malos, son los que
infunden tristeza y desánimo, desaliento y depresión. Son los que oscurecen
todo el firmamento y llenan los ojos de llanto. Son demonios destructivos que
desgarran y hunden, que sepultan en vida. ¡A expulsarlos hemos sido enviados!
Es una tarea de consolación, abrir la ventana por la mañana y dejar ver como la
Aurora despunta. Somos -en tanto que discípulos-misioneros- profetas de
alboradas. Estamos llamados a señalar la cercanía de la hora de la dicha: la
llegada del Pastor Hermoso. No a ver pecado en todo y por todas partes, ¡Como
si el pecado pudiera derrotar la Preciosa Sangre de Cristo! Sino a desentrañar
toda la Ternura del Dios que “rescata”, el Señor que Salva.
Tenemos otra tarea, directamente
conectada con el anuncio del Reino, de señalar la Mañana que se asoma. Y es la
de no preocuparnos de que el agua bendita caiga un poco más allá de la línea
demarcada. Que los beneficios que trae el Buen Pastor, no están limitados a
nuestro grupo, a nuestra pastoral, a nuestra parroquia, a nuestros parientes, a
nuestros relacionados. Estamos llamados a auspiciar que también los cachorritos
puedan nutrirse con las migajas que caen de la mesa. Toda vez que nos preocupe
que la Gracia se desborde más allá de las líneas fronterizas, estaremos
falsificando el Mensaje Cristiano.
El lenguaje es claro: Tiro y Sidón eran
territorios allende las fronteras Israelitas, y la mujer que clamaba, era una
cananea. No es que Jesús sea indolente con aquella mujer que, de seguro,
conmovió su corazón de inmediato. Tenemos que co-textualizar el episodio por el
bloque al que pertenece en el Evangelio mateano, es la segunda parte donde
Jesús está -con su accionar- concibiendo un nuevo Pueblo de Dios que acoge a
todos los que el judaísmo discriminaba, rechazaba y marginalizaba. Por eso nos
llamamos “católicos”, porque hemos aprendido lo que Jesús nos enseñó, que el
Padre Celestial hace llover sin distingos, sin segregar, socorriendo con su
generosidad y prodigalidad a todos los que tengan sed, a todos los que tengan
sembrados resecos.
Que se entienda bien, el pecado es y será
pecado. Pero las discriminaciones artificiosas, montadas sobre prejuicios de
cualquier índole -en este caso- sobre líneas dibujadas en los mapas- no
encajonan nuestra fe en áreas de aprobación y desaprobación. ¡Nadie será
declarado fuereño! La enseñanza de Jesucristo está por encima de estas
divisiones geopolíticas, en ese sentido, al Mensaje del cristianismo no lo
aprisionan ni lo silencian esos criterios. Quizás, por tal motivo, la imagen que
representa al Espíritu Santo es la de una Paloma, nunca enjaulada.
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