Jr 14, 17-22
El profeta mira hacia todas partes, y en todas partes
descubre la situación tan dura que se está viviendo. Jeremías se deshace en
llanto, no es un espectador indiferente, no se alegra de los sin sabores que
están pasando sus paisanos, no les echa en cara su responsabilidad por la
situación; se conduele, no puede pasar indolente. Decimos que Dios es el novio,
y el pueblo es la novia: Jeremías dice que es una doncella y está sufriendo de
una dolorosa herida.
A través de su mirada contemplamos el panorama:
a)
En el campo, ve muertos caídos a filo de
espada
b)
En la ciudad, la gente se está muriendo
de hambre
c)
Profetas y sacerdotes quedan convertidos
en vagabundos.
Adolorido y compadecido, interroga a Dios, para algo es su
amigo y su Portavoz:
a)
¿De dónde le sale el rechazo por Judá?
b)
¿Le da asco Sion?
c)
¿Por qué ha permitido que la espada se clavara
en sus carnes?
d)
Estaban dispuestos a recibir tiempos de
paz y en cambio sobreviene tiempos de malestar.
e)
Esperaban ser sanados y -por el-
contrario- lo que sobreviene es la turbación.
A estas alturas ya conocemos esa debilidad de Dios frente a
nuestro arrepentimiento, así que el profeta pasa a asumir la culpa, dice que
han pecado.
Y, como un magnifico abogado, le da rezones convenientes para
que los perdone
a)
Por Su Altísimo Nombre
b)
Por el prestigio de Su Glorioso Trono
c)
Porque a Él nunca se le pierde de la
Memoria la Alianza que pactó con su Pueblo-elegido.
Jeremías, además trae a cuento que Dios les ha probado que:
a)
Nadie, sino sólo Él gobierna la lluvia y
previene la sequía
b)
Que los cielos no producen la lluvia si
El Señor no les da la orden.
c)
Porque sólo Él puede satisfacer nuestras
esperanzas.
d)
Porque Dios es el Único Creador de todo
lo que existe.
Como se ve, estamos ante una pieza forense, nos parece estar
oyendo al abogado defensor pronunciando el Discurso de Cierre, el “alegato
final”.
Sal 79(78), 8.9.11 y 13
Este es un salmo de súplica. En medio de una situación tan
fuerte y dura, tan rigurosa y cruda, el salmista se refiere al pueblo de Dios
como si fuera una viña y le ruega que lo restituya a su plena lozanía.
En la primera estrofa ve las acciones de la generación de los
padres, la generación previa, como la culpable de tantas desgracias y suplica
que no sea la generación presente la que tenga que cargar las culpas de sus
predecesores.
>la segunda estrofa pide el perdón de los pecados y presenta
como justificación -ya que no tienen una propia- la honra y el honor del Nombre
Tres Veces Santo.
Pide que el Señor se deje tocar y el pueblo alcance la
compasión, para que Dios active su Brazo Poderoso, en defensa de este pueblo,
que sabe perfectamente que son un rebañito de Divina Propiedad, que son
ovejitas de ese redil que necesita ser salvado. Y, garantiza que, si Dios lo
salva, la gratitud será duradera y por todos los siglos cantará sus Alabanzas.
El eje de este salmo, es no tener nada que presentar como
tributo de redención y lo Único que podría llegar a salvarlos es el Señor,
porque Él es Misericordiosos, y cantar loas a su Nombre es prenda de Expiación.
Mt 13, 36-46
La Iglesia en algunas partes es simbolizada por la Barca,
porque al principio se congregaban en la playa y Jesús les hablaba desde esa
Barca; otro punto de convocatoria de la Iglesia (los convocados) era la “Casa”,
que alguien ofrecía para alojar sus Asambleas en las que se ofrecía la
“Fracción del Pan”.
Al iniciar la perícopa de hoy, Jesús deja a los
“simpatizantes” (la gente), y se retira para irse a una “asamblea discipular”.
¿Cuál es el tema de la convocatoria en la Asamblea de hoy? ¡La parábola de la
cizaña en el campo!
Cuando se compara un solo asunto con alguna realidad, para
explicarla, nos hallamos ante una “parábola” propiamente dicha. Pero cunado
toda una serie sirve de referencia para hablar de otra serie, estamos ante una
“alegoría”.
Hoy tenemos una de esas series: el que siembra la buena
semilla / el campo / la buena semilla / la cizaña / el enemigo / la cosecha
/los segadores. Una serie de siete elementos. Y cada uno de ellos representa y
tiene su par en la otra serie, a la que llamaremos el Reino.
El arte de construir una buena alegoría (lo buena que sea
depende de lo mucho que aclare las relaciones de la segunda serie), aquí, la
imagen referente es un “sembradío”, y la imagen referenciada es el Reino, en un
momento dado muy preciso: “al final de los tiempos”. Uno hablaría de una
excelente alegoría, porque partiendo de algo muy conocido, llega a descifrar
algo que es absolutamente desconocido: La realidad escatológica.
Lo más sano de este paralelismo es que no pretende incurrir
en el “terror” como arma de proselitismo.
Todo el mundo sabe cuál es la relación básica que enlaza uno
con otro los 7 elementos de referencia. Para enriquecer la interpretación, lo
que hace Jesús es resaltar algunos de los vínculos que se darán en la “serie
escatológica”.
El sembrador de Buena Semilla …………….. El Hijo del hombre
El campo ……………………………………….. el mundo
La buena semilla ……………………………… Los ciudadanos del reino
La cizaña ………………………………………. Los partidarios del Maligno
El sembrador enemigo ……………………….. El maligno
La cosecha …………………………………….. El final de los tiempos
Los segadores ………………………………… Los ángeles
Aclaraciones complementarias, que enriquecen la
decodificación de la alegoría son:
a)
¿Qué se hace con la cizaña? Se corta y
se echa al fuego.
b)
Y, ¿cuál será el destino de la cizaña’:
padecerán el dolor del fuego que se clava en sus carnes: llorarán y rechinarán
los dientes
c)
¿Qué pasará con los Ciudadanos del
Reino? Brillaran como el sol en el Reino del Padre
No faltará el que quiera hacerse “de la vista gorda” (los que
alegan que no ven bien porque tiene inflamados los ojos). No pasa nada, no necesitan
los ojos, porque la alegoría no es para verla. ¡Basta que tenga oídos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario