Is 10, 5-7. 13-16
Estamos en la parte del Proto-Isaías, donde él comunica oráculos
de YHWH dirigidos contra Judá y Jerusalén. Por medio de Asiria, Él dará merecidos
azotes a este pueblo infiel, borracho, inmoral e idolatra. Las consonancias de
las palabras hebreas, parecen ser los efectos de sonido de los cascos de caballos
y de las ruedas de las carretas bélicas. Sin embargo, si escuchamos con
atención, oiremos el corazón de Dios herido, que sufre y llora por la traición
de su pueblo. En medio de su tristeza, mirando
su Alianza pisoteada, ignora la violencia con que marchan estos ejércitos invasores
que se comparan a un hacha que -despiadadamente- deforesta toda la naturaleza,
echando abajo los hermosos y altos árboles que Dios les había regalado.
Estos bosques devastados personifican a las figuras
gubernamentales del reino del sur. Ellos son los ramos altos de los árboles en
los que se desfoga el destructor Asirio. Como lo dice el oráculo, no es el poderío de
estos invasores-destructores el que se manifiesta, ellos son solo la vara de la
ira divina.
Toda la perícopa tiene por protagonista y conductor de las
acciones, la Mano de Dios que pasa como cirujano descartando y extrayendo todo
tumor. No se puede dejar que la impiedad
se multiplique e invada todo el organismo. Este pueblo infiel será pisoteado
como se pisotea el barro, sin consideración.
Nos hace tomar conciencia que, los que han usado del hacha y
de la sierra para desbrozarles el camino -han obrado por la orden de quien los
ha puesto y dotado de autoridad; y ellos, los malagradecidos, se voltean
ingratos como cojos que no agradecen al bastón que les da apoyo, tenemos que
comprender, que el bastón no es el que da el avance, sino sólo un punto de
referencia que sirve de sostén. (Trata siempre de descubrir quien fue bondadoso
y te regalo el “bordón”).
Los que sirvieron de vara y bastón se van a debilitar y se
quebraran para que entendamos que no ha sido ningún “superhéroe” el que los ayudó,
sino la Voluntad Cariñosa del Señor. ¡Sólo Dios es Dueño y Señor, Amo de toda
la tierra! Él obra incluso a través de impíos e incrédulos.
Tal vez lo que se nombra como “vara” punitiva, se remita e la
invasión de Senaquerib en el 701 a. C. Sin saberlo, creyendo tan sólo estar
cumpliendo con sus planes ambiciosos, Senaquerib (véase el Segundo Libro de las
Crónicas en el cap. 32). Todo cuanto Senaquerib hizo, Él lo veía sencillamente
como la implementación de sus planes y caprichos. Era su proyecto personal. No
se daba cuenta a quien servía con sus campañas militares invasoras y
destructivas.
Lo que resplandece en medio del relato y nos sirve como lineamiento
práctico, es el potencial que tenemos para estar al servicio de Dios como
sustancia maleable y dócil que se complace en cumplir sus designios, sin
revelarse, sin revolcarse con resistencias. Como lo resumió tan
maravillosamente la Virgen con su expresión “Hágase en mí, según tu Palabra”
(Lc 1, 38).
Sal 94(93), 5-6. 7-8. 9-10. 14-15
Se trata de un tema candente: la injusticia empoderada. Pero,
contra los mercenarios, no se trata de jugar con sus reglas. La justicia no
puede convertirse -con pretextos- en retaliación. No se debe añadir a la muerte
más muerte y al delito, jugarle son sus reglas sucias. ¡No hay que entrar en su
juego! Hay que mantenerse incólume, siempre dentro de la Palabra de Dios. Que
es un Dios de Vida. ¡El Dios Viviente!
Veamos los renglones de denuncia:
a) Trituran
al pueblo
b) Oprimen
al linaje de los herederos
c) Asesinan
a viudas y forasteros
d) Degüellan
a los huérfanos
Pero están absolutamente convencidos que Dios está Dormido,
que Él no se entera, ni se da cuenta. Necios e ignorantes: No ven que Él fue
quien creo el oído y puso los labios. Él puso el ojo, y lo conectó a su
Memoria. La memoria está en Red con la Justica. No es una Justicia amordazada,
ni deja nada impune. Con razón se dice que Dios es Omnisciente.
La otra idea totalmente falsa es que la injusticia se ha
impuesto -el mal es el que domina- y que Dios, les ha dado carta blanca a los “atropelladores”.
¡Despiértense! Dios se levantó de la tumba, y despertó para reactivar la
Justicia. ¡Dios tiene ya regadas y abonadas la semilla de la Justicia! La
Maldad ha prendido todos sus parlantes y encendido todos sus reflectores
tratando de confundir nuestros sentidos y que no podamos leer los signos de los
tiempos, pero el profeta dice, oráculo del Señor, ¡la hora es llegada!
Se creen muy justos y se acuclillan al lado de Dios, para
desconcertarnos, pero el Señor lo ha dicho, y su Palabra no se desmiente: todos
los errores de su pueblo hallaran Misericordia, porque su pecado viene del
dolor y no de la maldad.
Mt 11, 25-27
De Dios
se habla solamente por medio de opuestos (coincidentia oppositorum, dice
Nicolás de Cusa), para no reducirlo a un ídolo: es cercano y altísimo, tierno y
omnipotente, pequeño y grande, madre y padre, misericordioso y justo.
Silvano
Fausti
Del verso 11, 1 – 13, 52, nos encontramos en una parte del
Evangelio Mateano donde se evidencia que la Justica del Reino nos cuesta
entenderla. Está fundamentada en otra clase de visión distinta a la que se ha
promovido. ¡Funciona con otra lógica!
Muy agazapados, ocultos con su camuflaje, están los impíos,
convencidos de cierta institucionalidad cómplice, se trata de un entramado que
encubre, que alcahuetea, que promueve la injusticia.
Jesús, por el contrario, alaba al Padre porque les pone en
claro todo esto, a los pobres y oprimidos, empezando por las viudas, los
forasteros y los huérfanos. Se trata de restituirles a todos los débiles y
marginados lo que se les ha arrebatado, siendo que les pertenece, que es su
heredad. ¡Dios ha obrado así porque así le place!
Por eso, a los pobres no les cuesta ver en Jesús a su “Redentor”.
Sólo la verdadera Justicia es invencible e imperecedera. Tal vez no tenemos
títulos académicos que sustenten nuestro “saber”; tal vez no conocemos las
jerigonzas de sus “conjuros”. Pero nos basta mirar el Rostro de Dios para
descubrir su Sonrisa, nos basta la limpieza de corazón y la generosidad de
nuestra ignorancia. Tenemos nada más que Su exuberante Prodigalidad.
No se tiene que saber tanto, pero si se necesita anhelar con
todas las fuerzas del alma, la edificación del Reino. El Reino viene con una
cultura de vida, de perdón, de Amor, de sinodalidad.
Es un tipo de “saber”, una clase de conocimiento muy
particular, es el conocer que Salva. No accesible para dominar, y no exclusivista, no está destinado a alguna “elite”, es para todos los νηπίοις [nepios] «Simples”, “Sencillos”, “sin ninguna
sofisticación mental”. (“indocto”, si cabe decirse).
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