Is 6, 1-8
Iniciamos hoy un cursillo en cinco secciones sobre el Proto-Isaías.
Recientemente dimos un vistazo al profeta Amós, cabe decir que el Proto-Isaías
puede entenderse como un discípulo de Amós en lo tocante a los géneros literarios
que trabaja, en los que descubrimos una poética vital, que los profetas
posteriores quisieron copiar.
ישעיה [Yeshayah] “Isaías”, “Salva
Yah” recibió su vocación hacia el 734
a.C. La perícopa que estudiamos hoy es un oráculo del Libro de Immanu-El, que
da marco a un momento histórico muy preciso, la guerra Siro-efraimita, entre
los años 734 – 732 a.C. ¿Qué contemplamos en esta visión? ¡Dios-Santísimo sentado
en su Trono en el Templo! ¡rodeado de criaturas celestiales (los Serafines)! Son
los Ángeles más cercanos a Dios, su nombre deriva de la palabra שָׂרָף [saraf] que traducida
del hebreo significa “ardientes”, “quemantes”.
Si recordamos las “quemantes” que atacaban a los israelitas
en el desierto, entendemos que ellas fueron -como en el caso de Eva-, las que
introdujeron la “muerte” y a eso se debe que aparezcan en nuestra cultura, como
seres verdaderamente deleznables. Pero antes, y en muchas tradiciones, las
serpientes eran seres con poderes celestiales y ayudantes de Dios, y estaban
allí para velar y proteger, incluso de los ataques demoniacos. Eran símbolo de
la sabiduría y el conocimiento; portadoras de los conocimientos herméticos.
Al dios egipcio Tot, se le atribuían conocimientos esotéricos
y de alquimia. Esta veta cultural del hermetismo está poderosa y directamente emparentada
con las religiones mistéricas, a las que les gusta apelar a los “misticistas” que,
presenta “misterios” que no se pueden explicitar, y donde las verdades doctrinales
sólo pueden conocerse por medio de una experiencia iniciática ritual, y no
mediante la palabra o la razón. Este enfoque es el propio de los que quieren
hacer de la fe su exclusivo monopolio.
En cambio, aquí, los Serafines revelan que Dios es
El-Santísimo, que llena la tierra de su Gloria: Contemplar esta imagen de Gloria
Excelsa, se yuxtapone a la realidad de pecado e idolatría en la que nada el
pueblo. Esa Gloria que llenaba el Templo tiene aquí su expresión Teofánica en
el temblor de las jambas de las puertas y de sus umbrales, y el humo, otro
signo emparentado con el de la Nube que eran signo de la Presencia de Dios, de
su Shejiná.
Como suele suceder con estas Manifestaciones, quienes las
reciben se creen amenazados de muerte, Isaías se siente “perdido”, fatalmente
condenado a perder la vida; pero un Serafín tomo uno de los carbones del Altar (lo
que simboliza el poder purificador de los sacrificios que se quemaban en aquel
fuego, le purificó la boca, tocando sus labios con la brasa-ardiente. El carbón
en ascuas tiene -aquí- poder absolutorio. Al quemarle los labios sus pecados
quedan expiados.
Al quedar los labios purificados, su boca podrá repetir, a la
gente, lo que Dios le revele: se trata de una vocación al profetismo,
acompañada de una absolución, sin la cual, sus labios no podrían hablar las
Palabras que Dios le hablara. Yahvé le
da la autoridad para que sea su “ventrílocuo”: esta quemadura santifica los
labios que “comunicaranaaaaaaaaaa2 a los seres humanos, los “Pensamientos de
Dios”.
Hasta aquí nos trae la perícopa de hoy. ¡dios no busca
personas “dignas”. ¡Nadie es digno! Pero a quien Él decide llamar, ¡¡¡lo hace
digno!!!
Este es el esquema: la dignidad no proviene del hombre.
¡Siempre es Dios el que se adelanta y nos “primerea”! ¡Él hará aplicar el carbón,
al rojo, donde le plazca!
Sal 93(92), 1ab. 1c-2. 5
Cuando los judíos fueron llevados a Babilonia en deportación,
tuvieron la oportunidad de ver que Marduk, que todo parece indicar que se
pronunciaba Marutuk, que significa “becerro del dios sol, Utuk, o sea Amar-utu,
era re-elegido, anualmente, después de enfrentarse a Tiamat, deidad del Mal; y -en
virtud de su victoria- llevado al templo de Esagila: Se trataba de un ritual de
entronización. Este salmo entra en esa orbita, Yahwé no necesitaba ser
entronizado una y otra vez, porque Él es Dios-Eterno, pero el honor se le
tributaba parodiando estas procesiones.
Este salmo es un salmo del reino. ¡YHWH reina!
Por su vestido y su fajón, se nota que está vestido de rey.
El Universo entero reposa sobre la firmeza de su trono.
Sobre el Trono de Yahwe reposa la firmeza de toda la
Creación: Todo está firme porque Su Trono Real está firme.
Qué diremos en la antífona: reconoceremos que Dios, por sus
Vestiduras, es identificado como rey, porque su atuendo es vestidura de Majestad.
Mt 10, 24-33
Metodología de la usurpación del Reino
Jesús continúa desarrollando las bases del seguimiento para
todos los que recibirán y acogerán el llamado a ser constructores del Reino, Discípulos-Misioneros.
La base de este discipulado no pude cifrarse en la ilusión de recibir un mejor
trato en nuestra calidad de discípulos, de aquella que recibió el Maestro.
Muchas veces pensamos que el asunto está en el buen
entendimiento del Mensaje. Que los perseguidores sanguinarios son los que no
han podido entender el Mensaje y que la dificultad se superaría fácilmente si supiéramos
traducir las ideas del cristianismo al nivel de las comprensiones lentas.
Pero la dificultad va más lejos. Los “puntos ciegos” son insalvables
para el individuo. Por eso la custodia de esta “heredad” no fue entregada a
personas, sino a una Comunidad, la Iglesia, la comunidad de los creyentes iluminados
por el Espíritu Santo, y, originalmente, a los que habían asumido el
discipulado, los que caminaron con Él. Ese ha sido el camino abnegado del martirio,
palabra esta que -no nos cansamos de ratificar- significa “testimonio”. Se trata,
entonces, de entregar la vida para llevar el testimonio hasta el límite de
nuestras fuerzas, siempre y sólo gracias a la fuerza que nos comunica el
Espíritu Paráclito.
Desconfiar o tartamudear en la firmeza de la fe, esa sí que
es una derrota para nuestro ser total, que pierde pie para afianzar su paso en la
convicción de su creencia. La escapatoria es la seducción del “papá de la mentira”:
Haciendo gala de sus engaños el Evangelio relata que a Jesús se le llegó a
llamar Belcebú, una de las peores blasfemias que cabe, dado que este era un dios
de los filisteos el que se le rendía culto en Ecrón, era una de las
manifestaciones del Baal de los cananeos. Para los judíos y los cristianos
terminó siendo el nombre de un demonio. Con esa palabra los cristianos, significamos
a Satanás. Esta es una falsedad usual del mentiroso, llamar con el nombre del
mal, al que es el Sumo Bien. Es la táctica del “Golpista Asesino”
Con estas falsedades, el Malo va llevándonos la mano, para
que tracemos los mapas de la violencia y de la destrucción letal. Con ese
disfraz la confusión llega a obnubilar nuestro pensamiento haciéndolo incapaz
de la real distinción entre el bien y el mal. Entonces el Malo echa a andar la
máquina de la confusión. Y nosotros quedamos incapacitados para reconocer el
lobo tras la piel de oveja con la que se cobija.
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