Jr
1,1. 4-10
Empezando
hoy, vamos a trabajar el profeta רְמְיָהוּ [Yirmeyaju] Jeremías, en trece sesiones, hasta
el 8 de agosto.
Empezamos
hoy con la perícopa que se refiere a la vocación de Jeremías al profetismo, en
el año 626 a.C. durante el reinado de Josías cuando Jeremías tenía 19 años.
Jeremías fue profeta durante 40 años, periodo en el cual gobernaron
sucesivamente Josías, Joacaz, Yoyaquín, Joaquín y Sedecías. Fueron contemporáneos
suyos, en el ministerio profético, Sofonías, Nahúm y Habacuc. Durante este
tiempo se desmoronó Judá.
Nació
hacia el año 645 a.C. provenía de familia sacerdotal, hijo de Jelcías, descendiente
de Abiatar, que fue sacerdote de David y que fue desterrado por Salomón a
Anatot, en la zona de la tribu benjaminita.
Nos
gusta el siguiente paralelo que nos ofrece Salvador Carrillo Alday M.Sp.S.
porque nos parece que, al comparar con el llamado de Isaías, nos deja ver -por
contraste- el perfil exacto de Jeremías:
En Jeremías En
Isaías.
Temor …………………………………Familiaridad con
Dios
Un serafín interviene ………………..Dios
mismo actúa
Un carbón encendido ……………….Un toque
de la Mano de Dios
Misión dura……………………………Misión dura
Carácter intrépido……………………Carácter tímido
Jeremías
se esconde detrás del pretexto de ser un נַ֫עַר [naj-ar]
“muchacho”, “criado”, “sirviente”, “escudero”, “mozuelo”; añade que él no sabe
hablar, lo que significa que “no tiene “nada que decir”, no se refiere a que no
sepa construir argumentaciones, es más rudimentario, es carencia de sustancia.
El
Señor suple esta deficiencia, Él mismo le pondrá las palabras en la boca. Viene
aquí la entrega de todo el equipo de “funciones” que tendrá a su cargo: Le da
autoridad para 1) extirpar, 2) destruir, 3) perder, 4) derrocar, 5) reconstruir
6) Plantar. Son 4 funciones demoledoras y solamente 2 positivas, constructoras.
Jeremías
tiene una Madre, previa a la madre carnal, es Dios mismo que lo engendró en su
“Matriz” designándolo para el profetismo.
Sal
71(70), 1-2. 3-4a. 5-6ab y 17
Este
salmo es del género “súplica”. Enlaza con la maternidad que tiene el profeta en
Dios que lo “engendró” en su Vientre para el profetismo, el salmo dice:
En el vientre materno ya me apoyaba en
ti,
en el seno me sostenías,
siempre he confiado en ti.
El
salmista está totalmente puesto bajo el amparo de Dios; desde el principio se
acoge, confía en no quedar derrotado para siempre, se confía a la Justicia de
Dios, y le ruega que lo escuche, que dirija su oído hacia él y le preste total
atención.
También
le pide a Dios que sea su “Roca de refugio”, su “alcázar” para salvarse, solo
Él puede librarlo de las manos perversas.
Dios
es para él esperanza y confianza, desde su más tierna juventud y desde su más
pronta infancia Dios lo sostenía en su Seno.
En
consecuencia, y ante la Altísima Fidelidad de Dios, él ha correspondido
poniendo su boca al servicio de la proclamación de Dios, sus labios se han
dedicado a loar las maravillas del Señor.
El
verso que actúa como estribillo se refiere a eso: la boca es una herramienta
consagrada al Señor.
Todo
el Salmo es una puesta a disposición para asumir el profetismo, para ser
heraldo, Keryx, como gratitud por la defensa que Dios ha otorgado: Porque Él
siempre es Defensor Misericordioso.
Mt
13, 1-9
¿Estamos a la orilla con los que escuchan?
Hay que clarificar en qué consiste el Reino. Pasamos, ahora, a
esta parte del Evangelio mateano, donde se muestra, no sólo el hoy y la
progresión del reino, sino, además, también lo que llegará a ser. Estamos
también ante una exposición de las dificultades para edificar el Reino y cómo
Jesús fue hecho Víctima de ese rechazo. El rechazo del Reino es la clave de
comprensión para saber por qué fue rechazado Jesús.
La gente puede amar los slogans, lo que no pueden es permitir
que las barreras obstaculizadoras sean removidas. Que no se las vayan a mover,
porque ahí sí se pondrán bravísimos.
Observémonos con atención a medida que se vayan postulando
estas parábolas: Las parábolas del Reino. Serán cuatro parábolas destinadas a
la gente y luego, cuatro específicas para los discípulos (para nosotros). Bien,
al fin de cuentas, todas son para nosotros.
Sin embargo, cabe destacar que la gente representa a los
“hijos del malo”, y los discípulos son los “hijos del reino”. Al principio del
Evangelio mateano, la gente escucha y poco a poco va brotando un grupo de
simpatizantes que paulatinamente se convierten en los “discípulos”. Los
fariseos, serán los recalcitrantes. Pero los que no se adhieren, son los discípulos
del Malo. Pero a los que lo han recibido les hace entrega de la autoridad.
Es curioso que Mateo haya puesto el Discurso en Parábolas
como cima de la predicación en Galilea. Lo podemos leer como una tentativa
final para que sea acogido, no quiere dejar que -los indiferentes- se pierdan
el beneficio de la Salvación.
El Reino no es alguna realidad futura, no se trata de un simple
sueño anhelado, mucho menos de una territorialidad donde un determinado regente
ejerce el control; sino de una forma de relacionarse entre sujetos que tienen una nueva óptica, porque han recibido un anuncio y ven que es posible construir
una sociedad de fraternidad, de respeto interpersonal, de cariño como si fueran
miembros todos de una familia bien-avenida. Gentes con un corazón de carne,
capaces de esforzarse por la sinodalidad, comunidades que se enlazan en una red
de armonías para una sana convivencia. Sus pioneros son los que trabajan para
que la Voluntad de Dios se cumpla aquí, en la tierra, como se cumple en el
Cielo. El mapa del Reino, el plano detallado está contenido en la vida y obras
de Jesús. No es un proyecto de gobierno sino un estilo de vida en fraternidad.
Para hoy tenemos el planteamiento de la parábola del
sembrador. Mañana veremos las parábolas en el contexto de las ambiciones
personales, contrapuestas al sentido del “servicio”; el viernes se explicará la
parábola como alegoría, donde cada elemento es significante de algo
trascendente en el proceso de la proclamación del Reino; y el sábado, veremos
que sembrar el Reino no es el único sembradío que se puede plantar en el
corazón de la humanidad, el Malo se afana en entreverar su excremento con las
semillas del Reino.
Hay clases y clases de terrenos, es decir, de corazones, no
todos los terrenos tienen la misma capacidad ni la misma “productividad”.
Podemos clasificar los terrenos en
a) El
borde del camino
b) Terreno
pedregoso
c) Entre
abrojos
d) Tierra
buena
Y la productividad se puede jerarquizar, de menor a mayor en:
a) El
treinta
b) El
sesenta
c) El
ciento
Sin embargo, hay algo muy halagüeño: ¡No son pocos los que
acuden a escuchar! Jesús por eso, predica desde la barcarola, que es figura de
la Iglesia. El Anuncio del Reino se sigue haciendo desde la Iglesia, esa es su
misión: ¡El anuncio del Reino!
El Reino ya empezó, pero no ha llegado a su plenitud: El anuncio del Reino nos convoca a la escucha y al
compromiso con la Comunidad de los creyentes. ¡El Reino no es para golondrinas
solas!
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