miércoles, 24 de julio de 2024

Miércoles de la Décimo Sexta Semana del Tiempo Ordinario

 


Jr 1,1. 4-10

Empezando hoy, vamos a trabajar el profeta רְמְיָהוּ [Yirmeyaju] Jeremías, en trece sesiones, hasta el 8 de agosto.

 

Empezamos hoy con la perícopa que se refiere a la vocación de Jeremías al profetismo, en el año 626 a.C. durante el reinado de Josías cuando Jeremías tenía 19 años. Jeremías fue profeta durante 40 años, periodo en el cual gobernaron sucesivamente Josías, Joacaz, Yoyaquín, Joaquín y Sedecías. Fueron contemporáneos suyos, en el ministerio profético, Sofonías, Nahúm y Habacuc. Durante este tiempo se desmoronó Judá.

 

Nació hacia el año 645 a.C. provenía de familia sacerdotal, hijo de Jelcías, descendiente de Abiatar, que fue sacerdote de David y que fue desterrado por Salomón a Anatot, en la zona de la tribu benjaminita.

 

Nos gusta el siguiente paralelo que nos ofrece Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. porque nos parece que, al comparar con el llamado de Isaías, nos deja ver -por contraste- el perfil exacto de Jeremías:

 

                        En Jeremías                                       En Isaías.

            Temor …………………………………Familiaridad con Dios

            Un serafín interviene ………………..Dios mismo actúa

            Un carbón encendido ……………….Un toque de la Mano de Dios

            Misión dura……………………………Misión dura

            Carácter intrépido……………………Carácter tímido

 

Jeremías se esconde detrás del pretexto de ser un נַ֫עַר [naj-ar] “muchacho”, “criado”, “sirviente”, “escudero”, “mozuelo”; añade que él no sabe hablar, lo que significa que “no tiene “nada que decir”, no se refiere a que no sepa construir argumentaciones, es más rudimentario, es carencia de sustancia.

 

El Señor suple esta deficiencia, Él mismo le pondrá las palabras en la boca. Viene aquí la entrega de todo el equipo de “funciones” que tendrá a su cargo: Le da autoridad para 1) extirpar, 2) destruir, 3) perder, 4) derrocar, 5) reconstruir 6) Plantar. Son 4 funciones demoledoras y solamente 2 positivas, constructoras.

 

Jeremías tiene una Madre, previa a la madre carnal, es Dios mismo que lo engendró en su “Matriz” designándolo para el profetismo.

 

Sal 71(70), 1-2. 3-4a. 5-6ab y 17

Este salmo es del género “súplica”. Enlaza con la maternidad que tiene el profeta en Dios que lo “engendró” en su Vientre para el profetismo, el salmo dice:

En el vientre materno ya me apoyaba en ti,

en el seno me sostenías,

siempre he confiado en ti.

 

El salmista está totalmente puesto bajo el amparo de Dios; desde el principio se acoge, confía en no quedar derrotado para siempre, se confía a la Justicia de Dios, y le ruega que lo escuche, que dirija su oído hacia él y le preste total atención.

 

También le pide a Dios que sea su “Roca de refugio”, su “alcázar” para salvarse, solo Él puede librarlo de las manos perversas.

 

Dios es para él esperanza y confianza, desde su más tierna juventud y desde su más pronta infancia Dios lo sostenía en su Seno.

 

En consecuencia, y ante la Altísima Fidelidad de Dios, él ha correspondido poniendo su boca al servicio de la proclamación de Dios, sus labios se han dedicado a loar las maravillas del Señor.

 

El verso que actúa como estribillo se refiere a eso: la boca es una herramienta consagrada al Señor.

 

Todo el Salmo es una puesta a disposición para asumir el profetismo, para ser heraldo, Keryx, como gratitud por la defensa que Dios ha otorgado: Porque Él siempre es Defensor Misericordioso.

 

Mt 13, 1-9

¿Estamos a la orilla con los que escuchan?



Hay que clarificar en qué consiste el Reino. Pasamos, ahora, a esta parte del Evangelio mateano, donde se muestra, no sólo el hoy y la progresión del reino, sino, además, también lo que llegará a ser. Estamos también ante una exposición de las dificultades para edificar el Reino y cómo Jesús fue hecho Víctima de ese rechazo. El rechazo del Reino es la clave de comprensión para saber por qué fue rechazado Jesús.

 

La gente puede amar los slogans, lo que no pueden es permitir que las barreras obstaculizadoras sean removidas. Que no se las vayan a mover, porque ahí sí se pondrán bravísimos.

 

Observémonos con atención a medida que se vayan postulando estas parábolas: Las parábolas del Reino. Serán cuatro parábolas destinadas a la gente y luego, cuatro específicas para los discípulos (para nosotros). Bien, al fin de cuentas, todas son para nosotros.

 

Sin embargo, cabe destacar que la gente representa a los “hijos del malo”, y los discípulos son los “hijos del reino”. Al principio del Evangelio mateano, la gente escucha y poco a poco va brotando un grupo de simpatizantes que paulatinamente se convierten en los “discípulos”. Los fariseos, serán los recalcitrantes. Pero los que no se adhieren, son los discípulos del Malo. Pero a los que lo han recibido les hace entrega de la autoridad.

 

Es curioso que Mateo haya puesto el Discurso en Parábolas como cima de la predicación en Galilea. Lo podemos leer como una tentativa final para que sea acogido, no quiere dejar que -los indiferentes- se pierdan el beneficio de la Salvación.

 

El Reino no es alguna realidad futura, no se trata de un simple sueño anhelado, mucho menos de una territorialidad donde un determinado regente ejerce el control; sino de una forma de relacionarse entre sujetos que tienen una nueva óptica, porque han recibido un anuncio y ven que es posible construir una sociedad de fraternidad, de respeto interpersonal, de cariño como si fueran miembros todos de una familia bien-avenida. Gentes con un corazón de carne, capaces de esforzarse por la sinodalidad, comunidades que se enlazan en una red de armonías para una sana convivencia. Sus pioneros son los que trabajan para que la Voluntad de Dios se cumpla aquí, en la tierra, como se cumple en el Cielo. El mapa del Reino, el plano detallado está contenido en la vida y obras de Jesús. No es un proyecto de gobierno sino un estilo de vida en fraternidad.

 

Para hoy tenemos el planteamiento de la parábola del sembrador. Mañana veremos las parábolas en el contexto de las ambiciones personales, contrapuestas al sentido del “servicio”; el viernes se explicará la parábola como alegoría, donde cada elemento es significante de algo trascendente en el proceso de la proclamación del Reino; y el sábado, veremos que sembrar el Reino no es el único sembradío que se puede plantar en el corazón de la humanidad, el Malo se afana en entreverar su excremento con las semillas del Reino.

 

Hay clases y clases de terrenos, es decir, de corazones, no todos los terrenos tienen la misma capacidad ni la misma “productividad”.

 

Podemos clasificar los terrenos en

a)    El borde del camino

b)    Terreno pedregoso

c)    Entre abrojos

d)    Tierra buena

 

Y la productividad se puede jerarquizar, de menor a mayor en:

a)    El treinta

b)    El sesenta

c)    El ciento

 

Sin embargo, hay algo muy halagüeño: ¡No son pocos los que acuden a escuchar! Jesús por eso, predica desde la barcarola, que es figura de la Iglesia. El Anuncio del Reino se sigue haciendo desde la Iglesia, esa es su misión: ¡El anuncio del Reino!

 

El Reino ya empezó, pero no ha llegado a su plenitud: El anuncio del Reino nos convoca a la escucha y al compromiso con la Comunidad de los creyentes. ¡El Reino no es para golondrinas solas!

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