1s 17, 32-33. 37. 40-51
aprendan de mí, que soy
manso y humilde de corazón
Mt 11, 29cd
Es
menester hacer una exegesis apropiada de la Palabra, a riesgo de caer en la
banalidad y vaciarla de su Poder. Si no cuidamos esta condición habrá lectura,
pero no Lectura, y dejaremos su Espíritu exangüe. Podemos leer -evidentemente-
estas palabras como si estuviéramos leyendo las historietas de Superman,
Batman, Flash o Spiderman.
Por
ejemplo, si la Primera Lectura de ayer no la cargamos con un anclaje adecuado,
nos parecerá que Dios obra con gigantesco capricho, que le encanta llevar la
contraria, o que le gusta aplicar el truco literario, tan manoseado, de la
“sorpresa” porque siempre sale con lo inusitado.
Hay
que preguntarse seriamente, ¿por qué Dios no eligió a Eliab? ¡Habría sido lo
más adecuado! Aquel pueblo necesitaba -según el pensamiento humano, un guerrero
experimentado, un verdadero Adalid, que pudiera presentarle cara -como se
requerirá hoy- un combatiente que pudiera no sólo manejar las armas sino,
también, soportar el peso de armadura. (a David le pusieron la armadura de
Saúl, que él -lógicamente- no pudo cargar). ¿A
quién tendrá que enfrentar el “Elegido”? El versículo final, de la perícopa de
hoy, describe al enemigo, a Goliat (este nombre tiene algún rastro de
etimología hebrea y significaría “nómada”), con una sola palabra, lo describe llamándolo
גִּבּוֹר [gibbor] “guerrero”, “valiente”, “tirano”.
Demos -así sea tan sólo un elemento de aporte- a ¿por qué
Dios obra con tanto “desatino”? Si Dios hubiera actuado con otro criterio,
habría incurrido en la contradicción con su principio fundamental: la opción
preferencial por sus “pequeños”. Sí este principio es válido, Él tenía que
elegir קָטָן “al menor”, “al
más pequeño”, “al que no tiene la mínima importancia”, de la familia de Jesé.
En Su Pedagogía, Él tenía que guardar coherencia. Ese es el trasfondo de la
elección de David.
Pero aún hay otro detalle digno de mención: si se hubiera
inclinado por otro, sería como haber dicho: “Dependo de los mismos valores que
ustedes proclaman: la fuerza, la violencia, la guerra, el armamento sofisticado”.
¿Por dónde iría una hermenéutica responsable de la perícopa
de hoy? Es cierto que en su momento la historieta tenía por objeto justificar
el reinado de David, revestir de lucimiento su Linaje, legalizar su
nombramiento, precisamente hecho en contra del principio de primogenitura, y,
además, en contrahílo del nombramiento del hijo de Saúl, que, según el canon, debía
recaer en su primogénito, יהונתן Jonatán, nombre este que significa “YHWH
lo ha dado”.
Pero hoy en día, ¿cómo habría que enfocar? David había ido
al frente de batalla a llevarles una lonchera a sus hermanos, que les había
mandado su papá. Nos ayuda mucho para encaminarnos, un axioma contenido en la
perícopa de hoy: “El Señor no salva con lanza y espada”. Muchas
veces se soslaya este principio tan rotundamente postulado en esta parte de la
historia, siendo que es el verdadero núcleo. Aun otra frase de hoy, ratifica el
enunciado: Pone en evidencia que Goliat -el representante del Filisteos- apela
a los recursos inapropiados, le dice David: “Tu vienes a mí con cimitarra,
lanza y jabalina”.
Habría que tatuarlo en la piel de los guerreristas, de los
armamentistas, los herodianos (que siguen rondando, acechando y esperando a los
fariseos contemporáneos en todos los recovecos de la vida), los heraldos de la
cultura de la muerte. Mientras no nos sacudamos esta “idolatría” de destrucción
y sangre, no podremos avanzar ni lo más mínimo. Los aparentes avances, más
temprano que tarde se desmoronarán y caerán por tierra como “ídolos con pies de
barro”
¿Con qué clase de armamento hay que ir a enfrentar
cualquier amenaza que surja? ¡Con ningún armamento! sino “En Nombre del Señor
del Universo”.
Pero David no se declara en huelga, no dice “que Dios se
encargue, que yo me voy a esconder en un rincón seguro”. Lo que caracteriza a
este “Pastor” es que siempre, óigase bien, ¡siempre! enfrenta los leones y osos
que se presenten. Hoy se le retrata con una expresión de diligencia. La perícopa
nos afirma que “David corrió veloz a la línea de combate”. Nosotros que hemos
sido ungidos también para la realeza, en nuestro bautismo, tenemos como ungidos
una triple vocación: a la responsabilidad y pronta respuesta, a la fidelidad con
el compromiso y a la firmeza de la fe.
Sal
144(143), 1bsd. 2. 9-10
Este
es un salmo de Bendición. Pide el cobijo del Santo Nombre para el pueblo
personificado en su Adalid. La primera parte de este salmo se refiera a la
“batalla escatológica” que libra Dios contra el Mal. En cambio, la segunda parte
nos habla de la Paz alcanzada simbolizada en abundancia, en silos repletos, en
familia alegremente congregada, en dicha por fin lograda.
Muchos
de los aspectos tomados en cuenta por el salmo son los que David tiene en su
certeza y firmeza al enfrentar la amenaza. David sabe que Dios es escudo, es
fortaleza, es roca, es alcázar es baluarte. Además, YHWH le entrega todos los
pueblos a su dominación.
La
tercera estrofa pone a David bajo la protección de la bendición y el salmista
le agradece a YHWH que ponga su escudo sobre David, que le haga precisos y
ágiles los dedos en el manejo de su honda y que lo tenga guarecido ante el
ataque de la espada maligna.
El
responsorio bendice a Dios por ser su Castillo Amurallado que le rinde
beneficioso resguardo de todos los peligros.
Mc
3, 1-6
Estamos
hoy, ante la quinta y última de las controversias.
Jesús
sabe perfectamente que el asunto del Sabbath es un punto álgido. Los de la
sinagoga, básicamente los fariseos, estaban al acecho: lo observaban para ver
si curaba en sábado…
Y
¿por qué es tan importante lo del Sabbath? Por tres razones que entran en
juego:
1) El filo y la
punzada de este “dogma” del Sabbath es para delimitar una frontera para esa
fecha semanal: el límite es un factor Creativo (como lo es Dios), o destructivo
(como lo es el Maligno. O sea, en el fondo la pregunta de Jesús es: este Santo
Día es un día del Paráclito o del Tentador.
2) El Sabbath es un
día para obrar el bien o para hacer el mal.
3) El tema de la vida,
de la vida humana, es lo que está en juego: Este Día ¿es un día de salvación o
es un día para azuzar la muerte y echarles a las fauces otra presa?
Aquí,
se requiere recordar ¿para qué se estableció el Sabbath?
Cuando
el pueblo de los Israelitas estaba esclavo en Egipto, no podían descansar
ningún día. No había Día Santo. Todos los días eran días de explotación, sin
tregua. ¡Dios no se cansa! En nuestra antropomorfización de Dios, nos
imaginamos que Dios se fatigaba y que -muy seguramente- después de pasar 6 días
Creando, en el 7º, tendría necesidad de “descanso”, ¡y le vendría bien!
Pero
no hay tal. Dios no se fatiga, pero el hombre si necesita parar un Día y
recordar que sobre él está Dios, y que Dios lo creó y lo dignificó y le asignó
un Día para volver los ojos hacia su Causa y Origen, y Glorificarlo. Es el ser
humano el que necesita parar para darse cuenta que hay Un-Dios, Misericordioso,
que nos ha dado el ser y la dignidad. El Séptimo Día está para recordar que
Dios nos sacó de la esclavitud: Es lo que se celebra en el Sabbath. Por eso el
Sabbath es Santo.
Como
ellos no contestan a la pregunta sobre lo que está permitido hacer en Sabbath, (y
no contestaban porque estaban ocupados tendiendo la trampa, armando su
mecanismo y aguardando que Jesús la pisara), los miró ὀργή [orgue] “airado” y συλλυπούμενος
[sulupoumenos] “lleno de condolencia”, “de pesar”, al darse cuenta de su
incapacidad para compadecerse del hombre de la mano tullida. Le ordenó que la
extendiera
Todo
el veneno de la cobra se concentró en sus colmillos, llamó a las otras de la
camada para ponerse de acuerdo y atacar todas a la vez y juntar veneno en una
sola tarascada y así garantizar que no podría salvarse de la muerte. La
perícopa concluye con la confabulación: la trampa fue efectiva, lograron cazar
su perdición. ¡Ya estaban perdidos desde el mismo momento en que el Maligno les
dio su lamida!
No hay comentarios:
Publicar un comentario