Is
26, 1-6
Los
capítulos 24-27 conforman el que llamamos el “Apocalipsis Mayor de Isaías”. La
apocalíptica se mueve sobre un carril histórico, explora -y no desdeña ni renuncia-
a una visión conjunta del Sitz in lieben
desde perspectivas culturales, políticas y científicas, pero sin agostarse en
el puro examen de las tendencias que se extrapolan del decurso que las líneas de
avance que van tomando las diversas disciplinas (futurología), lo que tiene mucho
más que ver con la economía y la rentabilidad de la inversión y que a veces es
más lo que callan que lo que enseñan, lo que ocultan que lo que muestran; sin
que esto desconozca la seriedad de los estudiosos, sólo queremos indicar que se
mueven en otra carrilera.
No
esperamos un “mapa arquitectónico” que nos dé en detalle las diversas
instancias del edificio. La apocalíptica revela por yuxtaposición, con mecanismos
más emparentados con los recursos estéticos más caros al arte, con una suerte
de técnica de collage, donde se van viendo -desde los diferentes ángulos- los
diversos aspectos que luego podremos recoger en una imagen global. Así,
encontramos una sucesión de imágenes que pasan del “Banquete”, a la “Ciudad
fortificada”, y avanzan apuntando hacia el concepto de Resurrección, pasando
por la imagen de la “Viña” para desembocar en la expiación del pueblo de Israel
que alcanza su resolución en la Convocatoria de los que habían sido universalmente
dispersados.
Anotemos
que esta sección se trata de una inserción post-exilica en el cuerpo del proto-Isaías.
Sal
118(117), 1 y 8-9. 19-21. 25-27a
Es
un salmo de Acción de Gracias. Todo lo que este pueblo ha alcanzado es Gracia
de Dios.
1ª
estrofa: Inicia reconociendo la Bondad del Señor y que su Misericordia sea
Fiel. Es muy preferible atenerse a Dios que atenerse a los seres humanos, aun
cuando se les haya puesto en la jefatura.
2ª
estrofa: La Puerta del Señor es la entrada Salvífica. Solo los que vencen
-logrando practicar la fidelidad, ese Don Divino- cruzan el umbral de esa
Puerta, lo que se llama “ser Victorioso- siendo conscientes que esa Victoria se
alcanza sólo gracias a que Dios escucha y atiende que se lo hemos pedido.
3ª
estrofa: Pidamos Salvación para que Dios nos la socorra, para alcanzar la
Salvación; y, además, pidamos prosperidad, para salvaguardarnos de penurias. Bendigamos
al Señor desde el Templo, congregados en Santa Asamblea.
La
Primera Lectura nos hablaba de una Ciudad inexpugnable, dotada de doble muralla
y de Bastión: nadie entrará en Ella, a menos que sus habitantes, -el pueblo
fiel- le franquee el acceso. Hay que entrar por la Puerta del Señor, los que
luzcan la corona de la fidelidad podrán ingresar.
Recordemos
que este salmo se estrenó en el 444 a,C. en la época de Nehemías, celebrando la
fiesta de las סֻכּוֹת sukkōt
“tabernáculos”, “chozas” que se celebra entre del 15 al 22 de Tishrei, (septiembre-octubre).
Mt
7, 21. 24-27
El
Salmo ya nos planteó el tema del acceso, sólo otorgado a los que puedan resistir
y mantenerse en la Fidelidad, saliendo victorioso de todas las pruebas que
tuviere que enfrentar. Aquí Jesús, en esta perícopa nos explica con mayor
exactitud cuál es esa victoria.
La
Victoria demanda coherencia con la Voluntad Divina: Nadie más entrará en el
Reino. En el Reino, en su Interior, es donde se realizará el Banquete, donde se
recuperará la condición paradisiaca perdida. En el verso 24 dice, manifestando
que la Voluntad Divina se expresa en las Palabras de Jesús, que quien ponga por
obra las Palabras que Jesús dice será el que edificará “sobre roca”, será un
hombre φρονίμῳ
[fronimo] “prudente”,
“sabio”, “ingenioso”.
Pero
en el verso 26, pone su opuesto (simétrico) si los oye, y, sin embargo, no las
practica, ese tal será un μωρῷ [moro] “insensato”, “tonto”, “necio”. En el verso 23 son calificados como τὴν
ἀνομίαν [ten
anomian] “agentes de iniquidad”, “transgresores”, “promotores de maldad”, “los
que proceden con injusticia”.
Se
ha examinado el asunto de la autoridad que Jesús porta como Hijo, en el verso
29, la gente -según nos informa San Mateo- tiene conciencia de que el proceder
de Jesús trasluce la veracidad de su autoridad, no como en el caso de los “maestro
de la ley”. La autoridad se trasparenta en el Amor-Ágape con el que procede.
La
Puerta es la Ley dictada por Dios mismo, y articulada por Boca y Voz de su Hijo
Santísimo. ¡Él es la Piedra Angular!
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