Is
7, 10-14
Hoy tenemos la última Lectura
tomada del Isaías, en nuestro cursillo Isaíano de Adviento, la próxima vez que
leamos a Isaías, será el 25 de diciembre -ya en Navidad- cuando veremos lo que
tiene que decir el Deutero-Isaías sobre el Mesías y el Mensajero de la Paz.
Aquel texto servirá de preámbulo al Cuarto Cántico del Siervo Sufriente.
El Domingo (II de Adviento)
leímos una perícopa del Trito-Isaías. Hoy, damos marcha atrás, y releemos del
Proto-Isaías, la perícopa del capítulo 7, los versos 10-14, que se refieren a
la “doncella” (desposada o núbil), el profeta se refería a Abi (si nombre no
apocopado era Abías), hija de Zacarías, esposa de Acaz y madre de Ezequías.
Hasta aquel momento, Abí aún no había dado descendencia el Rey.
Los capítulos 7-12 de Isaías,
conforman el Libro de Immanu-El (con nosotros-Dios); nos hallamos en el reinado
de אָחָ֖ז Acaz (o Ajaz), hijo de Jotán de Judá, gobernó entre el 734 a. C. - 715 a. C.
frente a la guerra siro-efraimita (736 a. C.-732 a.) aquí Efraím es una manera
de referirse al reino Septentrional de Israel, se alía con Tiglat Pileser III
de asiría, y, para consolidar ese “alianza” rinde culto a las divinidades
extranjeras, pone en el Templo un altar que había visto en Damasco y que le
había llamado la atención. Llegó a sacrificar a su propio hijo, y
hacerlo pasar a fuego, atentando contra el linaje Davídico.
El eje de la Lectura de hoy es
la Señal. Para qué servirá esta señal, ¿acaso, para fortalecer la fe de Acaz?
En realidad, Dios desenmascara a Acaz, demostrando -contra lo que él aparenta-
ya ha decidido hacer un pacto con los Asirios, porque pone su confianza, no en
Dios, sino en el ejército Asirio. El profeta lo llama al orden, y le dice que
le pida una señal a Dios, Acaz contra argumenta con una supuesta fidelidad a la
Escritura que no va a pedir ninguna אוֹת [oth]
“señal”, “signo que sirve de argumento para demostrar algo”, porque sería como
“tentar” al Señor (Cfr. Dt 6, 16), es decir, ponerlo a prueba. En verdad lo que
quiere es, salirse con la suya y hacer lo que le parezca, para no reconocer que
en realidad él desconfía de Dios y le parece que es mejor confiar en “hombres”,
con un ejército profesional y pactar con los Asirios.
La señal será que “una
doncella concebirá y dará a luz un hijo, y le podrá por nombre עִמָּ֖נוּ אֵֽל Immanu-el. Cuando las dificultades eran muy grandes, el Rey no engendraba
el hijo, sino que el hijo era engendrado por el propio Dios, en esas circunstancias,
el nombre no lo ponía el Padre, sino la Madre.
Al llegar aquí debemos decir
que todo el capítulo nos habla de la “confianza en Dios”, que debe ser una
confianza a toda prueba que Él viaja al lado de Israel, defendiéndolo. Y
desvela la infidelidad de Acaz.
Sal
24(23), 1b-2. 3-4ab. 5-6
Empecemos
mirando a quien pertenece toda la Creación, cosas y personas. Él la apuntaló sobre
los mares, y sobre los ríos. Hay ciertas ecuaciones que mantiene el agua bajo
control, para que ella no se salga de madre. Muy a pesar de los desequilibrios
que nosotros introducimos.
Saltamos
a otro punto: ¿Quién está a nivel de la dignidad, de la pureza, de la limpieza
de consciencia para subir el lugar Santísimo donde el Señor ha puesto su
vivienda? Viene, un nivel más alto de dignidad: ¿Quién puede entrar en el דְּבִיר [debir]
“Sancta Sanctorum”. “el cuarto de atrás”, “el cuarto del fondo”, “¿la Vivienda
del Santo de los Santos”, וְיֹ֣שְׁבֵי
[yashab] “donde Él mora”? El salmo nos da una respuesta triple
a) Que las manos sean
inocentes.
b) Que ha de tener el
corazón muy puro.
c) Que no incurre en
la idolatría, el peor pecado, poner “ídolos” por encima de Dios.
¿A
cuál Dios se refiere? A יְהוָ֥ה [Yahwe], el Dios de יַעֲקֹ֣ב [Yaqob] Jacob.
Ganar esta condición, significa alcanzar las delicias del
Corazón de Dios que otorgará sus complacencias, a saber:
a)
Recibirá la בְ֭רָכָה [beraka] bendición
del Señor
b)
Dios-el-Salvador, le hará Justicia.
Es un salmo que se proclama a dos voces, en una dinámica de
pregunta-respuesta. Es un Salmo del Reino, está en la tónica de la
entronización.
Hay
un factor esencial, Dios no reina porque se le haga una procesión de
entronización, no reina porque se toquen trompetas y el Shofar; lo que sostiene
el Trono es la coherencia moral de sus súbditos, el discipulado asumido con
entera responsabilidad.
La
dinámica de pregunta respuesta entre los fieles que llagan a la explanada del
Templo y los guardianes del Templo que requieren las pruebas de pureza a los
que quieren entrar.
Cuando
se iba a Entronizar al Santísimo, por ser el Altísimo, ha<bía que levantar
los dinteles para que pudiera entrar el rey de la Gloria.
Lc
1, 26-38
El
evangelista Lucas trabaja en este primer capítulo de su Evangelio un
paralelismo entre la Anunciación a Zacarías y la Anunciación a María Santísima.
Al hilo de las dos narraciones lo que se está contraponiendo y comparando es la
“Acogida” que da María al Mensaje que porta San Gabriel; mientras, que la
actitud que caracteriza a Zacarías es la desconfianza, y descree, porque le
suena “imposible” que su mujer, a tan avanzada edad pueda concebir y dar a luz.
Es
verdad que María descubre la rareza de que ella fuera a concebir, si no había
estado con ningún hombre, pero “recibe” con una aquiescencia sorprendente lo
que Dios quiere regalarle a la humanidad mediado por la intervención de la
Llena de Gracia.
Abramos
un paréntesis para aclarar que muchas personas creen entender que la χαριτόω [charito] “Gracia” que se menciona son
“gracias” en plural, como quien dijera “una mujer adornada de muchas virtudes”;
cuando, en realidad habla de una Gracia-Única, y es que Ella es
llena de Dios. Porque se dice que “es llena de Gracia” y no que “está”
llena de gracia, porque la lengua española distingue plenamente entre los
verbos ser y estar, “ser” es una condición permanente, que ya no se pierde, por
ejemplo, “es médico”, “es mujer”, es azul; alguien dirá que ahora es azul pero
más tarde puede decolorarse e irse empalideciendo hasta volverse de otro color,
a lo que contestaremos que ese no es el uso corriente del idioma, que usa el
verbo ser para denotar una “condición estable” ; “estar” -en cambio- es algo
provisional: digamos, por ejemplo: “está en el médico”, “está en su casa”,
“está jugando en el parque”, “está en el cine”, “está comiendo papas”; lo que
puede y de hecho cambiará muy fácilmente. Analícenlo en el uso común que
hacemos de estos dos verbos donde casi inconscientemente verbalizamos ser/
estar, como una dupla que subraya y denota estabilidad/provisionalidad.
Hay
una información pleonástica:
a) Reinará cobre la
casa de Jacob para siempre
b) Y su reino no
tendrá fin.
Ambas
afirmaciones hablan de lo mismo, de un reinado que no va a terminar, que
perdurará por siempre.
Tenemos
otra re-traducción del “Nombre” de Jesús: “Será llamado Hijo de Dios”.
María
hace una valoración de su condición, de su disponibilidad, en los términos de
la sociología política de su época y de su cultura: se pone en correspondencia
con lo que significa la “esclavitud” como privación de la propia voluntad, como
la condición de sometimiento total, como el abandono de toda opción propia para
plegarse por entero a la subyugación: Desde esta perspectiva, se hace dúctil
para que Dios reciba de ella “el plegarse” sin reservas a lo que Dios requiera
para hacer realidad -con ella, por medio de ella- el Proyecto de Salvación que
había gravado en Su Corazón Misericordioso desde los inicios mismos de la
historia de la humanidad.
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