Isaías
48, 17-19
Hemos
entrado de lleno en el Deutero-Isaías.
-Primero,
tuvimos un bloque (40,12 - 49,13) que contrapone la Grandeza de YHWH contra la vacuidad
de las deidades paganas.
-Luego
un segundo bloque (42,14 – 44,23) donde se exhibe la fidelidad de Dios para con
los que han sido llevados al destierro.
-El
tercer bloque (44,24 – 48,22) muestra que Dios le da una garantía de salvación
a su pueblo.
Como
bien se nota, esta perícopa de hoy pertenece y concluye esta tercera parte.
La
fidelidad de Dios no lo obnubila frente al Israel consuetudinariamente desleal
y duro de corazón. ¿A donde lo ha llevado tamaña testarudez? A la subyugación
bajo la férula de los gentiles.
YHWH
ha elegido “instruirnos” para nuestro bien. El señor vuelve a referirse a sí
mismo como גָּאַל [ga´al]
“Libertador”, “Redentor”, “el que rescata”, “padrino”. ¿Cómo ejerce este “apadrinamiento”?
Marcándonos el camino a seguir.
Pero
como nosotros hemos desoído sus מִצְוָה [mitsvah]
“Mandatos”: lo que hemos
logrado es huir de las bendiciones que el Señor nos tenía deparadas:
a) Bienestar como un
rio
b) Justicia como las
olas del Mar.
c) Descendencia tan
numerosa como las arenas de la playa
Y,
sobre todo, el Nombre de este pueblo no habría sido aniquilado. Y lo más grave
y doloroso: El nombre de este pueblo ha sido borrado de la Presencia del Señor.
Él ya no lo tiene ante su mirada.
Hay
una coda para esta tercera parte que concita a los desterrados a salir de
Babilonia del sometimiento bajo el yugo caldeo (cfr.48,20).
Sal
1, 1-2. 3. 4 y 6
El
Libro de los salmos se llama Telhillim en hebreo, esto es, alabanzas.
Pero el Salmo de hoy, no es una Alabanza, propiamente, valga decir que, el
Salterio inicia con una “Bienaventuranza”, no con una Alabanza. Y ¿quién es
bienaventurado? El bienaventurado cumple cuatro atributos:
i.
No sigue el consejo de los impíos.
ii.
No va por la senda de los descarriados,
iii.
No se sienta en la misma banca de los pérfidos
iv.
Se complace en le Ley de Dios y la medita noche y día.
La
primera Lectura nos pone ente los ojos que Dios en su Misericordia ha decidido
“instruirnos” para que podamos “discernir” el camino que vamos a tomar. No
elegimos nuestras opciones a oscuras, no vamos por la vida al azar; por el
contrario, vamos atravesando la vida con un mapa muy definido. Es muy curiosos
que, teniendo un excelente mapa a mano, optamos por querer saber más que el
mapa.
¿Quienes
optan en contravía del mapa? Sin lugar a duda los impíos que son capaces de
empezar el dialogo con la Divinidad gritándole: ¡mentiroso!
¡Se
necesita ser muy cínico!
Esta
época del Año Litúrgico es una hermosísima oportunidad de iniciar un proceso de
Conversión, y para quienes ya se han embarcado, para revisarlo, para evaluarlo,
para observar detenidamente cuál es nuestra fidelidad en el seguimiento del
“mapa” que tan generosamente se nos ha obsequiado y que bien podríamos llamar
el mapa del Tesoro, porque no a otra parte nos guía este mapa, sino al Tesoro
de los tesoros.
El
salmo nos advierte aún algo más: Sólo siguiendo sus indicaciones seremos un
árbol que carga frutos dulces, frutos apetecibles, frutos, paradisiacos, frutos
bondadosos: ¡Y que cuanto emprendamos, Dios haga que tenga buen fin!
Mt
11, 16-19
Si
Jesús hubiera jugado fútbol, se habría decretado, por parte de sus contendores,
que el fútbol era un escándalo. Si Jesús se hubiera dedicado a la música, es
indudable que se habría proclamado un decreto condenando a muerte a todos los
músicos. Si Jesús hubiera tomado sopa, los “doctores de la Ley” habrían
encontrado algún recoveco para afirmar que la ruta de la santidad era el
“seco”, porque la sopa era “impura”.
Por
eso, hemos de dejarnos instruir por el Señor, Él en su Bondad nos ha dado la
“Voz de la Consciencia” para que sepamos optar, porque sobre Él y en torno a
Él, todas las opiniones y confusiones se cernían y se siguen cerniendo.
Juan
-el bautista- hizo su opción por una vida de frugalidad, ¿qué decía la gente
sobre él? Que era un poseído. Jesús hizo su opción por la naturalidad, comía lo
que le ofrecían, bebía junto con los de su comunidad, se trataba con todos, sin
necesidad de ir de frac o de sacoleva, y ¿qué dijeron de Él? Que era un comilón
y un borracho y que se mezclaba con la gente de la más baja ralea.
¡Pero
esos criterios son desautorizados por el propio Jesús! En realidad, la
sabiduría se muestra por las obras sabias, y no por los prejuicios que Dios
nunca enseñó ni para aquella época, ni para ninguna, ni para el pasado, ni para
el presente.
Pero
cuando vayas por las calles de la vida, encontrarás siempre en una calzada, los
que tocan la flauta; y en la otra, los que cantan lamentos y plañen, de ambos
lados encontrarás ojos que te miran desafiantes, retándote los unos a que
llores con ellos y los otros a que bailes.
Nos
encante la formulación que acuñó Santo Toribio de Mogrovejo, y la proponemos
para darle nombre al “Mapa” que nos regaló Dios para dirigir nuestros pasos:
¡Al único que hay que tener siempre contento es a Nuestro Señor!
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