Co
1, 9-14
Recientemente
se ha puesto en boga hablar de la inteligencia espiritual. Es muy importante
que tengamos a ojos vistas que el concepto proviene de Pablo, quien ya en aquel
entonces ofrecía ruegos en favor del crecimiento en este sentido para los
colosenses.
¿Cómo
se da y cómo se manifiesta este desarrollo? San Pablo indica que se evidencia a
través de ciertas conductas:
a) Se agrada a Dios y
se producen frutos que agradan al Señor.
b) Se produce un
conocimiento patente en lo referente a Dios.
c) Se nos capacita
-como expresión de la Gloria Divina- para sufrir con paciencia, magnanimidad
con alegría y dando gracias para comprar la herencia del Pueblo Santo, en la
Luz.
d) Nos sustrae al
dominio de las tinieblas, transportándonos a los dominios del Reino de Jesús,
en la dimensión de su amor.
e) Recabamos los
efectos redentores -a nuestro favor- de la Sangre del Cordero derramada; Lo
cual lava nuestros pecados.
Se
descubre que este tipo de inteligencia nos unge para ser capaces de los bienes
del Espíritu. Mismas que sin la asistencia del Cielo se vuelven impenetrables,
incomprensibles y nos parecen un galimatías (sí, justo eso, latín con celta
indescifrable), y ¡para qué le vamos a gastar tiempo a eso!
La
inteligencia espiritual nos deja entender que es la ruta de acceso a un
conocimiento perfecto de lo que Él ha querido heredarnos.
Sal
98(97), 2-3ab. 3cd-4. 5-6
Salmo
del Reino: Se trata del cortejo Real que escolta al Soberano-YHWH para que sea
entronizado. YHWH no tiene que ser entronizado como se haría con un nuevo
monarca. Estamos ante el Monarca-Eterno, al que una y otra vez escoltamos a su
Palacio-Templo. En esta situación estamos ante el Rey del Universo, Rey de
reyes, Señor de Yisrael. El Señor que ha dado la Libertad a su Pueblo cautivo.
Hemos
venido diciendo que se precisa renovar el Himno-Cántico porque si nos limitamos
a entonar los canticos tradicionales, ya los oídos no se asombran, ni los
corazones son capaces de enamorarse. Un himno diciente, expresivo, muy
significativo con acordes del todo novedosos, e instrumentos recién inventados,
se precisa, para honrar su Magnifica Proeza Salvadora.
Nunca
-óigase bien- nunca, olvida el Señor la Alianza pactada con su pueblo, los
documentos que la estipulan están siempre ante sus Ojos, renovándola. Como
respuesta, el Señor nos enseña las cláusulas que orientan su Justicia siempre
Fiel. Porque la estructura que sustenta su gobierno es la Justicia.
Hasta
los bordes finales del Orbe ha llegado la Noticia de este reinado Justiciero,
un clamor de vítores se levante por todo el Universo: ¡Aleluya!
El
clamor honrando a este Rey-Dios llena hasta el último rincón: Es pues, resuenen
los instrumentos hímnicos, la Banda que hace escolta al Desfile más luminoso
que haya podido verse en parte alguna. Todos los Ángeles y Principados y Cortes
Celestiales, marchan porque identifican que la Salvación ha llegado. La Parusía
se ha cumplido: מרנאתא
Lc
5, 1-11
La
inteligencia espiritual de Simón-Pedro
Pedro,
en el conjunto del cuerpo apostólico tiene un papel preponderante. Podríamos
tratar de compendiar lo que quiere decirnos esta perícopa hablando de la
“Vocación de Simón”. Pero no encontramos en sí un llamado, no está aquí alguna
modalidad del “sígueme”. Siempre que abordamos este pasaje nos gusta destacar
que Jesús llama pescadores para que sigan siendo pescadores. No hay un cambio
de oficio, pero ellos sí han quemado las barcas, han dado un paso de ruptura,
de discontinuidad, han descubierto algo nuevo, algo distinto. “sacaron las
barcas a tierra, y, dejándolo todo, lo siguieron”. El seguimiento significó
Misión, por eso se denominan apóstoles. Cristiano no es el que enciende
lamparitas a Jesús, con todo lo hermosamente devoto que es iluminar una lucecita
en Nombre del Santo Nombre.
Estamos
ante un Evangelio que muestra unas discontinuidades que se expresan como conversiones.
Se continúa manteniendo la identidad, pero algo del pasado se abandona, para
dar un paso de crecimiento espiritual, comprometiéndose con Dios.
Nos
gustaría segmentar el relato en tres momentos:
Versos
1-3
Jesús
está enseñando, de pie, a orillas del lago de Genasaret. La gente se agolpa, y
se amontona encerrándolo. Jesús ve dos barcas, les pertenecen a los pescadores
que han desembarcado para lavar las redes. Jesús subió en la que le pertenecía
a Pedro y le pidió retirarla un poco de la orilla, desde allí, sentado,
enseñaba a la audiencia.
Versos
4-7
Concluyó
su didáctica y, dirigiéndose a Pedro la pidió que Ἐπανάγαγε εἰς τὸ βάθος [Epanagage eis to Bados] “remara mar
adentro”, lo cual también podría entenderse como “ha llegado el momento de intensificar
el compromiso”, “dar un paso más responsable”, “aventurarse a correr los
riesgos imprevisibles”.
Suena
prácticamente irónico. El “novato” va a dar clases de pesca a los “veteranos
pescadores”. Lo hemos intentado toda la noche infructuosamente, le dice. Pero
aquí se presenta un elemento decisivo: “la autoridad” de Jesús. Hay una
“intuición” en Pedro que le permite trascender a la absurdidad de una acción
“fuera de técnica”. A la autoridad de Jesús corresponde el “insight” de Pedro. Podemos suponer, y sería lo
más natural que, Pedro hubiera desoído la “Palabra” de Jesús; habría sido
normal que le refutara, que le contradijera, que hubiera blandido una
desaprobación, desautorizándolo con algún argumento de pescador consumado.
Observemos esta fórmula tan especial que usa Pedro para acatar y asimilar lo
que Jesús le pide: “En tu Palabra…”!
Pedro
ha tenido la “agudeza”, no hablaríamos de “obediencia”, sino de “apertura”. Es
capaz de desafiar sus propios conocimientos, sus experiencias previas -seguramente
múltiples- su “experticia”, deja todo eso de lado y genera el espacio de
“credibilidad”, no es un crédulo, pero sabe intuir que Jesús sabe de qué le
está hablando…
Esta
-que hemos llamado apertura- la capacidad de desmontarse de la cabalgadura para
encontrar lo “maravilloso”; “una redada de peces tan grande, que las redes
empezaban a reventarse”. ¡Y, las dos barcas, casi naufragaban ente el tamaño
peso de tal pesca!
Versos
8-11
El
“insight” de Pedro se
confirma, ahora ya no es sospecha, el pescador-pecador está ante el Santo de
los santos, pensamos que Pedro lo presentía, no son saberes acartonados de
vademécum, son claridades luminosas de Dios-Revelado; -contra toda evidencia;
Jesús venía del descreimiento de los que lo querían despeñar en su tierra
natal; y viene ahora, y se encuentra con este sencillo pescador que es capaz de
ir contra toda lógica y “recibirlo”, de “acogerlo” porque Él tiene Palabras de
Vida Eterna.
Ahora
se hace mención que también los hijos de Zebedeo estaban presentes, eran
compañeros de oficio de Simón y también fueron tocados por esta experiencia de
vida, llenos de estupor, es decir desconcertados, pasmados. Este asombro se ve
neutralizado por la palabra reconfortante de Jesús: “No temas”. Y sigue a esta
interjección consoladora el augurio: “Desde ahora serás pescador de hombres”. Jesús
lo asoció para integrar un equipo apostólico porque cristiano es el que hace
las cosas que Jesús le pide, según la manera como el Propio Jesús las haría.
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