jueves, 19 de diciembre de 2024

Viernes de la Tercera Semana de Adviento


 

Is 7, 10-14

El tema de la fe es la confianza en Dios; los profetas trabajan para corregir, para enderezar, para saberse “abandonar” en las manos de Dios. La cuestión política, en cambio, va en otra dirección, se trata de pactar con hombres, de confiar en hombres, de trabar fuerzas con otros hombres, de apostarle todo a los hombres, y garantizar que Dios quede afuera.

 

Bueno, si confío en Dios respeto su “ética”, la rectitud que Él propone; al político le estorba todo eso, para el político Dios tiene que ser relegado a la calidad de “embeleco”, de otra manera la propia consciencia estallaría porque los pactos con hombres, conllevan cierta deshonestidad. Pensemos, por ejemplo, iba a pactar con Asiria, en cabeza de Tiglat-Pileser, ¿se comprometería Asiria desinteresadamente en una guerra? Una de las jugadas que exigían los asirios era adorar los ídolos de su cultura, traicionando al Dios propio. Alguien puede pensar que no es tan gran compromiso, pero una vez se abandona a Dios, la alianza queda quebrantada y la tronera en la muralla permite la invasión total.

 

En el capítulo 7, hay dos visitas distintas de Isaías a la corte de Acaz. La primera ocupa los versos 1-9, y la segunda es la perícopa que leemos hoy. Para esa primera visita, la misión es ejercitar la fe, confiarse en el Señor. Isaías debe llegarse a la corte son su hijo, Shear Yashub, este nombre significa “un resto volverá”, entraña una doble promesa, el exilio ocurrirá, ya lo han adquirido, pero el exilio no será absoluto: “Un resto volverá”. (Lo sirios se había aliado con Efraín, en cambio, Acaz optó por hacerse del lado del invasor y apoyar a los Asirios. Si carecen de una fe firme, también serían borrados del mapa, como Efraín.


 

En la perícopa de hoy, el Señor le dice a Acaz que pida una אוֹת [oth] “señal”, una bandera, un faro, una piedra, que están allí para señalar, para indicar que es el momento o el lugar. La señal consistía, en este caso, en que “La doncella está en cinta y va a tener un hijo al que pondrá por nombre Emmanuel”.


 

Este texto es muy oportuno, se refiere precisamente el embarazo de María. Luego dice que en los primeros años de vida comerá leche cuajada y miel; nosotros nos saboreamos porque es un postre delicioso. Los investigadores, profundizando en el tema, nos aportan que esa era la alimentación de los pobres… O sea que alude a una dieta en tiempos de penuria. En todo caso, es una hermosa voz profética sobre la venida del Mesías, y añade que habrá congregación de los que habían sido dispersados, una anti-diáspora: retorno y convergencia, recomposición de las comunidades.

 

Sal 24(23), 1b-2. 3-4ab. 5-6

Enséñame la lección de tu Encarnación

Enséñame, a tratar contigo, Señor. Enséñame a combinar la intimidad y el respeto, la amistad y la adoración, la cercanía y el misterio. Enséñame a levantar mis dinteles y abrir mi corazón al mismo tiempo que me arrodillo y me inclino en tu Presencia.

Carlos González Vallés s.j.

En la primera estrofa se declara una verdad perfecta: ¡Toda la tierra tiene un Único Dueño, el Señor! ¡No sólo es su Dueño, es además su Fundador y su Fundamento!

 


No es sencillo estar en Presencia del Señor. El pueblo lo sabía y tenía “temor” de ver a Dios, se asustaban porque dada su indignidad sobrevendría su destrucción: Verlo sería su muerte.

 

En cambio, quien tenga las manos libres de sangre asesina y el corazón más limpio que un cristal, ese será bendito ese será bienaventurado. Y, no serán uno o dos, será toda una generación que estará confiada y atenta a Su Venida, en suspenso por su Adviento. No dice que serán los israelitas, en cambio, lo que dice es que esa generación será la del pueblo que adore al Dios de Jacob, en otras palabras, todos los que rindan culto a Yahweh serán bendecidos y Dios les hará Justicia así podrán reconocerlo como ¡Dios que Salva, como Jesucristo!

 

Lc 1, 26-38

María, umbral del año Jubilar.

María instaura un vínculo de parentesco con Jesús antes de dar a luz: se convierte en discípula y madre de su Hijo en el momento en que acoge las palabras del ángel y dice: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

Papa Francisco

Cuando la mujer descubre que está embarazada entre en un ciclo, en una tónica, en clave de “espera”. Siendo así, la concepción está plena del aroma de la esperanza. Sin embargo, muchas cosas que nos da la sociedad son sólo desanimo, desconfianza y miedo al futuro, podríamos diagnosticar que nos han robado la esperanza.


 

El sexto mes es el mes de Adar, (febrero-marzo), la palabra Adar significa "granero", "trilla". En ese mes sexto (o sea casi séptimo), o sea casi perfecto, cuando llegue el mes séptimo será la plenitud, recordemos que el seis y el siete tiene esa connotación en la cultura hebrea, el sexto, incompleto, el séptimo, “plenitud”. Se podría traducir por “está cerca la hora”, o “el momento es casi llegado”. También podría decirse ¡es adviento! porque ya llega!

 

Dios envía al Jefe General del departamento de Mensajes, o sea, como es un Mensaje tan importante, no envía a cualquier mensajero sino el General en Jefe de toda la Oficina de Correos Universal.


 

¿A dónde fue enviado? A Galilea. Y que es esto de Galilea, cuando la gente lee, se va directo al mapa de Tierra Santa a mirar, pero este topónimo posee un significado teológico: el lugar del discipulado de Jesús, el punto de partida de la misión de la Iglesia a todos los pueblos, porque esta Buena Noticia, como hemos insistido hasta cansarlos- es el lugar desde donde se irradiará el mensaje a todas las naciones de la tierra.

 

A Nazaret, Nazaret está relacionado con la palabra Netzer, que significa "una rama", "retoño", "vástago", "flor" o "renuevo". Estos días previos hemos leído sobre los Nazoreos, que quiere decir “consagrado”, y que debían respetar ciertos rituales para preservar su consagración; vimos -por ejemplo- respecto a Sansón, y resaltamos el no-corte del cabello, probablemente de ahí proviene la imagen que a través de los tiempos hemos conservado de Jesús, con su cabello largo, como si no hubiera experimentado nunca en su vida los rigores de la barbera.  Nazaret sería en ese sentido la patria de los “consagrados”.

 

Cuando oramos, el Saludo del Ángel, decimos “Dios te Salve María”, hoy, al leer subrayamos que el texto dice: Alégrate.

 

Acto seguido el Arcángel utiliza una palabra infinitamente bella y diciente. Se dirige a María, llamándola: κεχαριτωμένη [kejaritomene] “llena de Gracia”, “de toda la Maravilla Divina, que es inefable” y no “llena” por un momento, sino “llena de su Presencia Eternamente”.

 

Claro, ella se sorprende y no se puede explicar el cómo, no es una ignorante que desconoce el rol del hombre en la concepción. Pero, completamente diferente a Zacarías, ella no le pone condiciones, ni duda de su Promesa-Mensaje. Por eso ella no se hace acreedora a una penitencia de silencio.

 

Además, el Arcángel sabía que ella no era la clase de persona que va arrogante mostrando su carro nuevo o las fotos de su palacete, tratando de detonar la envidia del prójimo. No se necesita, en este caso, imponerle un silencio forzoso.  Si recordamos su modo de ser es el de “atesorar en el corazón”, talvez entendía que el beneficio de este alumbramiento no era privilegio para ella, era bien pensando en todos los que necesitamos y necesitaremos este bien a lo largo de la historia, de toda la ancha geografía.


 

"Este hágase no es sólo aceptación, sino también apertura confiada al futuro". ¡Este hágase es esperanza! 

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