Is
61, 9-11
¿Cuál
es el suelo que dio sus brotes? ¿Cuál es el jardín donde germinan las semillas
de Dios? Es María, Purísima Madre Inmaculada, que se engalana con música de
tiernísimos himnos y todos los fallos y veredictos resplandecerán -de ahora en
adelante- por ser profundamente justos; porque el Juez que dicta esos fallos es
el Mismísimo Hijo de Dios.
Semejante
floración provendrá de la estirpe davídica, y su esplendor alcanzará más allá
de cualquier frontera, pues ese Pan -brotado en la Casa de Pan (Belén)- será
nutricio por generaciones y Alimento de Salvación. Todos lo mirarán como fuente
de Misericordia y los hijos de los hijos -por toda la Eternidad- serán
bienaventurados porque el Poderoso obró con Infinita Magnanimidad en tu
Castísimo Seno Materno. ¡A ti te llamaremos La Bienaventurada!
Sal
1S 2, 1.4-5. 6-7. 8abcd
Este
salmo, que no lo es propiamente, se extractó de la Oración de Ana, por haber
concebido por fin un hijo, cuando se le había, ya, identificado como estéril, y
era víctima de las burlas de la otra esposa de Elcaná que se llamaba Feniná. De
ese embarazo nació Samuel, el profeta. La plegaria de Ana ocupa los once
primeros versos del capítulo segundo en el Primer Libro de Samuel. Recordamos
que Ana le ofreció a Dios reservárselo como Nazireo, y, por tanto, se crio en
el Templo, al servicio del Sacerdote Elí.
Es
patente el parentesco de esta plegaria con el Magníficat, donde -además-
encontramos, salpicándolo, referencias a los Salmos, en particular al 89, 98,
103, 107, 111 y 113.
Siempre
en la línea de la opción preferencial por los más despreciados, la plegaria
-así como sucede también en el Magnificat-
gira en torno al דָּ֗ל [dal]
“pobre” y al אֶבְי֔וֹן [ebyon]
"menesteroso”.
Lc
2, 41-51
Hay
aquí, subyacente una alusión a Samuel: El Niño Jesús -con sus doce años-
también quiere convertirse en un huésped de YHWH, y prefiere quedarse en el
Templo; siente que su ser lo llama a cumplir con sus deberes filiales
quedándose en el Templo para “ocuparse de las cosas de su Padre”; María y José
no se quisieron dar por aludidos que se refería a su Padre del Cielo.
Un
rasgo que muchas veces se deja desapercibido es la coherencia de vida de Jesús
con su fe judía. Su familia -según la carne- era fiel cumplidora del precepto
del peregrinaje a Jerusalén con motivo de la Pascua, y se nos dice que año tras
año iban. Recordemos, que, a su tiempo, fue presentado -como bebé- a los 40 días de nacido. Las fiestas que
obligaban a peregrinar eran llamadas por los judíos רגליים [regalin] o sea “piernas”, por lo que la
visita se desarrollaba como un ejercicio muscular, haciendo el camino a pie.
Esta
página del Evangelio Lucano quiere mostrarnos que Jesús -en tanto que era el
Hijo de Dios- sabía toda la “teología” imaginable como para charlar de tú a Tú,
con los διδασκάλων [didascalon] “Maestros”, y no se
limitaba a estar allí oyendo, sino que les planteaba sus preguntas.
Obsérvese que el tiempo que duró su estancia en el Templo -el
tiempo que desapareció de la tutela de sus padres terrenales-, fue el mismo que
estuvo Jesús en la tumba.
Hay
personas que llegan a pensar que María y José eran unos padres muy descuidados
para haber partido de Jerusalén sin percatarse de que su Hijo no venía en la caravana
de los “retornantes”, pero tiene que entenderse que, esta manera de “viajar
juntos”, (forma de sinodalidad propia de las culturas trashumantes) se inserta
en el contexto cultual- de marchar juntos al Templo, no significaba tener al
hijo que ya tenía los 12 años, -cuando se empieza a ser adolescente- al alcance
de la vista, sino que se le empieza a dar libertad de estar con sus coetáneos.
Estos elementos proporcionalmente ensamblados indican una formación para el
ejercicio de la libertad bien entendida. La palabra técnica es συνοδίᾳ
[sinodia] que designa la “caravana”. En la caravana se acompasan
libertad-y-obediencia. Es una forma de ser que define la naturaleza de todo
aquel que es “peregrino” (palabra que antiguamente sólo se usaba para designar
a aquel que iba al extranjero, y que luego adquirió un tinte exclusivamente
religioso). Desde nuestra visión de fe, no somos más que peregrinos en esta
tierra, necesitados de aprender a usar de la Libertad que el Señor nos ha
donado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario