Lev
25, 1.8-17
Hoy
se trata de una pieza magnifica de la Legislación del Pueblo Escogido: יוֹבֵ֥ל [Youbel] “el Jubileo”, “cuerno de carnero
usado como instrumento de viento”. Cada Quincuagésimo año de la salida de
Egipto, se hacía resonar el שֹׁופַ֤ר תְּרוּעָה֙
[Shofar Teruah] “Shofar Jubilar”, y se iniciaría el año de la triple
característica:
1ª)
Decretaba la libertad para todo israelita que estuviera bajo servidumbre. 2ª) Todos
tendrían que devolver las posesiones de los antepasados a los que habían tenido
que venderlas porque la pobreza les había obligado. Por eso, no se podía vender
una parcela a perpetuidad. 3ª) Sería un año de reposo para la tierra. La tierra
quedaría sin roturar. El pueblo judío viviría simplemente de lo que los campos produjeran
durante el año anterior al Jubileo, y de lo que creciera espontáneamente.
Así
como en el caso del precio de los esclavos, la ley estipulaba que el precio de
las propiedades variaría de acuerdo con la proximidad al año jubilar, y de ello
se derivaba que -como podemos leer textualmente- lo que se vendía no era la
tierra, sino las cosechas durante el número de años que faltara para llegar al
Jubileo, cuando la tierra, nuevamente, retornaría al usufructo de quien la había
“arrendado”.
No
se puede garantizar que el pueblo judío haya cumplido estrictamente lo que esta
Ley del año jubilar preveía. Pero se ve lo que YHWH quería, aquí se manifestaba
la Voluntad Armonizadora de Dios para su Pueblo Escogido, valga decir, el
Espíritu que animaba la Alianza: “Que nadie perjudique a אִ֣ישׁ אֶת־עֲמִיתֹ֔ו
[is weta mitow] “su prójimo”. Y teme a tu Dios, porque Yo-Soy el Señor tu
Dios”.
Sal
67(66), 2-3. 5. 7-8
Se
trata de un Salmo de בָּרַך [Barak] Bendición. Suplica que Dios derrame su Bendición: “El
Señor tenga piedad y nos bendiga, que haga brillar su rostro sobre nosotros”. Estas
palabras fueron las que Dios inspiró a Aarón para “Bendecir”, y que reconocemos
como Birkat Hacohanim “Bendición Sacerdotal”: Es una oración
principalísima en Sabbath; (Cfr. Nm 6, 22-27), y que se ha trasmitido y ha
perdurado: Se dice que no son los sacerdotes quienes bendicen, sino que es Dios
a través de ellos. Se cree que era un Salmo especialmente destinado para celebrar
las Primicias, o la Cosecha. Pentecostés o Sucot.
Reforzamos
una idea muchas veces presentada en el salterio: ¡La Universalidad! Queremos
hacer notar que el llamado para apreciar y resaltar los Caminos de Salvación
trazados por nuestro Dios, son “todos los pueblos”.
Es
un salmo relativamente corto, son sólo ocho versos. Hoy se proclaman cinco de ellos: Digamos de
manera sintética que, si la tierra ha dado su fruto, nosotros tenemos que dar
el propio, consistente en alegrarnos y manifestarlo y comunicarlo y compartir
esa dicha.
Mt
14, 1-12
Decimos,
refiriéndonos a San Juan Bautista, que era el Precursor, nos explicamos, el que
va abriendo camino, el que en la carrera pasa antes para quitar las piedras y
obstáculos que pudiera haber en la trayectoria, y, emparejando, si hay un
hundido, o un “turupe” rellenarlo o abajarlo, respectivamente.
San
Juan el Bautista, fue por delante diciendo que ya venía, que se acercaba, y
convidando a la conversión, con una ablución ritual, para que la gente se
lavara y se despercudiera el alma, y así, tener los oídos -mejor dispuestos-
para oír el anuncio que se iba a proclamar, la Buena Noticia que en breve se
haría oír.
Cuando
lo vio venir, lo señaló, y apuntando hacia Él les indicó que él no siquiera
tenía la alcurnia espiritual para desatarle la correa de las sandalias, y eso
que aquel era oficio de esclavos.
En
el bautismo de Jesús, notó que Este era el Elegido del Padre, el Enviado de
Dios. Y, propició una reinterpretación de la palabra “Mesías”, en la tónica de
lo que el Segundo-Isaías dibujó, cuando vaticinó al Siervo Sufriente. Así lo
designó “Cordero de Dios”, valga decir, espécimen sacrificial. En realidad,
Juan el Bautista ya declaraba a los gritos, que Jesús iba rumbo al Martirio, y
que su Martirio era testimonio del Infinito Amor del Padre por sus criaturas.
Como
los profetas acostumbraban mostrar signos contundentes, y no limitarse a la
predica, Juan ilustró su profecía, dejando que, su propia cabeza se hiciera
trofeo de una demostración bailable, de una danza en la que -más que la
persona- danza la pelvis, y cuya invención se estima hacia el 1200 antes de
nuestra era. Cumplido que ella le ofrecía a Herodes con motivo del cumpleaños.
Muchos antropólogos han pensado que estas danzas han tenido siempre como
destinatario al género masculino.
Y
cual fue el detonante de la decapitación: el relato bíblico que nos entrega San
Mateo señala que Juan Bautista, puso su cuello en el borde afilado de la
cimitarra, el día que llamó la atención sobre el adulterio de Herodes con Herodías,
antes esposa de Filipo, y que ahora había pasado a manos de Herodes Antipas, el
que se emocionó -sin límite- con la orgiástica demostración. Filipo era su
hermano, he ahí el módico detalle.
Precisamente
fue Herodías quien recomendó a Salomé -su hija- pedir como inequívoco diploma
de su técnica de ballet de cadera, la decapitación de Juan. De esta manera,
Juan siguió su función de precursor, allanando el camino y desenmascarando que
el precio de la Salvación se compraría al costo de la Sangre de Jesús.
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