martes, 3 de diciembre de 2024

Miércoles de la Primera Semana de Adviento


 

Is 25, 6-10a

Elegimos como palabra clave para adentrarnos en esta perícopa la palabra מִשְׁתֶּה [mishteh] "banquete", en realidad se refiere sólo a “beber vino”, sin embargo, por extensión ha llegado a ser “festín”, “comida”, “cena opípara”, es una sinécdoque, no se nombra la actividad total, sino sólo un momento de la misma.

 

El banquete tiene tres significados esenciales

       i.        Comunión

      ii.        Amistad

     iii.        Plétora y prodigalidad

 

Fundamentalísima es lo que es la esencia de la “comunión”: la idea de “acuerdo”, de afinidad”, de “compartir unos mismos pensamientos e ideas”, de “sintonía”, “lo que nos acerca”.

 

El “banquete” adquiere un significado superlativo, toda vez que, en su marco, estableció Jesús el Sacramento que es Centro y Culmen de nuestra fe. Los que concurren al “banquete” no solo son “compañeros” por comer del mismo pan, sino que llegan a plenificar su relación, acreciendo su amistad (aun cuando haya por ahí algún Judas).

 


Quien “da” el Banquete entrega de los suyo, porque deja de reclamar para sí la pertenencia de los alimentos y las bebidas, y al convidar, dice algo así como “todo lo tenemos en común, todo es nuestro”. Y, al dar de lo que ha conseguido, se da a sí mismo. El propio Isaías dice en (55, 1-2): “¡Todos los que estáis sedientos, acudid a las aguas, aunque no tengan dinero! Venid, comprad grano y comed sin dinero y sin pagar vino y leche. Escuchadme bien y comeréis cosa buena, y se deleitará vuestra alma con manjares exquisitos”.

 

El banquete que nos retrata la perícopa es un Banquete escatológico, que se celebra en el Templo, y que congrega a todos los pueblos. Se servirán vinos de cepa, vinos de solera (El vino embotellado se obtiene de la “saca” de la hilera de barricas más próxima al suelo, llamada «solera», en este caso solera significa la fila de botellas más cercana al suelo). Un aspecto del Banquete es que el anfitrión está Presente. No se trata sólo de poder comer lo que se sirve, lo que destaca primordialmente es la dicha de “compartir” con el Señor, que está en medio de la Asamblea: El Banquete dice “Presencia”.


 

Por fin la muerte será vencida definitivamente; “Arrancará en este monte la mortaja que envuelve a todos los pueblos”. Esta victoria incluye poner fin a la tristeza, el luto y el llanto, inclusive la vergüenza que provocaba haber recibido la muerte que se entendía como el castigo a una falta tan grave que Dios la sancionaba haciendo bajar a la tumba, esta ignominia quedará borrada.

 

Cuando la Mano del Señor baje sobre este Monte Santo (haciendo alusión al Monte Sion), todo será dicha y jolgorio, todo se volverá regocijo y celebración. Todo esto será ratificado en Ap 21,4.

 

Sal 23(22), 1b-3a. 3bc-4. 5.6

El salmo de hoy es una referencia a que -sabiendo que están llegando las invitaciones al Banquete del Fin de los Tiempos- estemos alertas interesados en que os llegue una, la nuestra. Nosotros queremos que el Señor nos invite y podernos contar entre los huéspedes de YHWH.


 

1ª estrofa: Ser invitados al Banquete significa que lo tendremos toso, que ninguna carencia nos afligirá. Que podremos tumbarnos sobre suave grama a reposar, y dirigirnos a beber a los manantiales de aguas tan límpidas que no caben en la imaginación.

2da estrofa: Aunque este oscuro y no se vea nada, podremos caminar tranquilos porque los Ojos de Dios derrotan toda oscuridad, y en la negrura, Él lo distingue todo como si el mismísimo sol estuviera radiante. ¡No habrá tropiezos! ¡Ninguna “piedra de tropiezo” en nuestro sendero!

 

3ª estrofa: Se acostumbraba que los Banquetes contaran con elementos de Spa. Baños con agua tibia, sobijos y masajes, lociones, ungüentos y esencias para frotar y relajar el cuerpo, parte del ritual era perfumar al invitado. Y, la copa no bajaba su nivel, se bebía un sorbo y los “sirvientes” ponían dos sorbos nuevos en la copa y quedaban allí pendientes para seguir atendiéndolo.

 

4ª estrofa: No es una invitación para una noche, ni para un puente, es una invitación a pasarse a vivir allí, y ser atendidos por siempre (años sin termino).


 

La persona dice: “¿Será que estoy soñando?” y se pellizca porque no puede creer que ha sido invitado a residir allí, ante la Presencia, y que eso no va a pasar, que ¡serán unas vacaciones sin término, con atenciones y cuidados infinitos!

 

Mt 15, 29-37

Jesús no actúa con irritación, no dice ‘esta gente me molesta’. Sino que siente compasión, porque sabe que no lo buscan por curiosidad, sino por necesidad.

Papa Francisco

¡Satisfacción de toda necesidad! Pero desde nuestra perspectiva -y así lo ven también aquellos discípulos- es algo irrealizable: “¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?” Con nuestra lógica y lenguaje actual diríamos: “Estamos muy lejos de algún supermercado para ir a comprar lo necesario para que no tengas que despedirlos en ayunas”.


 

Entonces, Él les pide que hagan un arqueo para ver con qué recursos cuentan, y constatan que sólo tiene “siete panes y algunos peces”.

 

¡Aquí hay alguna clase de hiato! Hay una ruptura lógica, para poder pasar adelante se requiere una “metanoia”, lo que definiremos como un cambio de mentalidad.

 

Gente que quiere trabajar a partir de su realismo, dirán, “sencillamente imposible”. Es puro relato, quizás sea un lenguaje metafórico para trasmitir una enseñanza, pero en la práctica, es pura fantasía.

 


¿Qué es lo que produce el giro? ¡Porque hay un giro! Un “salto”. Una discontinuidad: Jesús siente “compasión”, llama a sus discípulos y les comparte la emoción que lo embarga. Esto es lo que hemos llamado “projimidad”, es una superación de la “indiferencia” con miras a superar una situación “injusta”, pero lo que es vital es que Jesús no se centra en la lógica de la impotencia, sino que -por el contrario- su lógica es “la de la verdadera compasión”.

 

Toda nuestra cultura se apoya en mirar los “obstáculos” que la realidad nos pone; lo cierto es que Jesús, como un verdadero “Niño” se dirige a Su Padre y pronuncia la Palabra-con-Poder: εὐχαριστήσας [eucharistesas] “acción de Gracias”, la Palabra-que-puede-todo es la Palabra que se dirige al Padre para reconocerle su Poder, abandonándose en su Misericordia.

 

Estas son categorías arduas para una mente que ha crecido y evolucionado en el marco de la incredulidad redomada.

 

Hay -en todo caso- una experiencia previa, que sienta las bases para aquellas personas -la comunidad de los que acudían a Jesús, sus propios discípulos incluidos, que fue el entrenamiento y el aprestamiento necesario para que pudieran pasar a la segunda fase: la de comer pan y peces milagrosos, fue ver el “Poder” sanativo que tenía, darse cuenta que para Jesús era posible y fácil, lo que para todos los demás estaba impedido. Todos eran “inválidos” antes, después, ya están capacitados.


 

Y, nosotros, ¿no lo hemos visto obrar prodigios en nuestra propia vida? ¿no hemos gozado de su protección y cuidado providente a lo largo de nuestras vidas? ¿por qué olvidamos tantos milagros que nos ha hecho, tantos prodigios con los que nos ha acompañado, tanta providencia con la que nos ha sostenido?

 

Es muy importante darnos cuenta que el milagro no llegó a manos de los hambrientos por medio de las Manos directas del Milagroso, sino que Jesús se los hizo llegar por manos de los discípulos, quienes se los dieron a la gente.

 

Jesús sigue confiando en nosotros, sus discípulos, para que en pleno siglo XXI sigamos alcanzándole a la gente lo que Jesús multiplica. Luego habrá una tarea adicional, reservar lo que atestiguará la abundancia prodiga de lo que Él parte y re-comparte: Las siete canastas llenas, porque Él no da escasamente, el sobre-abunda en Gracia y Generosidad, como desde el principio, en Caná, con el vino, signo de la alegría: “seis grandes tinajas para agua, de las que usan los judíos en sus ceremonias religiosas. En cada tinaja cabían unos cien litros” (Jn 2, 5cde). 

lunes, 2 de diciembre de 2024

Martes de la Primera Semana de Adviento


 

Isaías 11, 1-10

El Libro del Proto-Isaías, que abarca los capítulos 1-39, se puede analizar en seis segmentos: Ayer, abordamos del capítulo segundo una perícopa del primer segmento, que abarca los capítulos del 1 al 6, donde la temática son los mensajes que se dirigen a Judá y a Jerusalén, nosotros hemos trabajado una perícopa tomada del capítulo 2: El canto de Sion.

 

Hoy entramos en el segundo segmento, que lo integran los capítulos 7 al 12, y cuya temática es “El libro de Emmanuel”, este nombre mesiánico anuncia el acompañamiento constante de Dios, Dios está con nosotros. A veces pensamos que Jesús, con la Ascensión se fue, a un lugar que llamamos Cielo, por allá, lejos, donde no lo alcanzara el olor de la suciedad pecaminosa del ser humano.

 

Esa idea de vulnerabilidad de Dios por nuestras flaquezas nos lleva a perder de vista cuál ha sido el proceder de Dios, cuando nos sacó de la esclavitud de Egipto, ¿nos abandonó porque recaímos en la idolatría y adoramos al becerro de oro que proporcionó Aarón? No, nosotros hemos fallado y no hemos alcanzado a sobreponernos a las tentaciones, pero Dios nunca ha abandonado a su pobre y frágil criatura. Nosotros vemos que un niño o un muchacho fracasan en algún punto del camino, y sus padres ¿lo dejan ahí, al garete? ¡Pues si eso hacemos nosotros que somos pecadores, ¿qué no hará Dios por su criatura, ya que Él es el Padre-Perfecto?

 

Dios nos educa en la fe, nos sostiene con la esperanza y nos indica la ruta del abandono en sus Manos, pero ahí está, firme y sin desistir. Eso en filosofía se llama la inmanencia de Dios. Entonces, ¿cómo se explica la Ascensión? ¡No es que se haya ido! Es que su Presencia escapa a nuestra sensorialidad, nuestros pobres sentidos no alcanzan a percibir esa longitud de onda tan “Pura” y tan “Grandiosa”, (no “tenue”, su Presencia es Poderosa, Abundante, y va dejando un rastro “transparente”), es el rastro Eucarístico. Hay diversas Presencias, que no son palpables, por ejemplo, su Palabra, todos los impresos de su Escritura, son transparencias perceptibles de su Acompañamiento, Él nos habla a través de su Escritura.  Todos los Sacramentos, son Presencia perceptible, sentimos -por ejemplo- en el bautismo, la humedad del agua purificante que “nos toca”.

 


Es importante que esto se entienda bien, no podemos construir nuestra religión pensando en un Dios “infiel”, que el día que se le ocurrió, cogió sus bártulos y “ciao el amigo”. Como el esposo que se va con la “otra”, ¡no! ¿cómo se nos puede ocurrir? Dios es Fiel y su Alianza dura por siempre. Los infieles somos nosotros. Hay una imagen muy bonita que dice que Dios es “todo un caballero” que Él no fuerza la entrada, no es como los detectives de las películas que da un patadón y derriban la puerta, Él, con entera gallardía, toca y llama a la puerta, pero, si no lo dejamos entrar por las buenas, no nos avasalla.

 

La perícopa de hoy es un himno mesiánico. Es, en realidad, el más famoso de los canticos mesiánicos de Isaías. Podemos repartirlo en dos sub-segmentos: el חֹ֫טֶר [choter] “renuevo”, “retoño”, “vástago”, “ramita”; vv 1-5, aquí la imagen es de naturaleza vegetal.  Y, a continuación, con otra imagen diversa, del mundo de los animales, viene la segunda parte vv. 6-9 esta segunda subsección se ha intitulado la “recuperación del Paraíso perdido”.

 

Directamente, el Proto-Isaías estaba pensando en el Rey Ezequías, porque ve en Él la llegada de una nueva era, una era mesiánica de regreso a una vida edénica. Históricamente nos encontramos en el 716 a.C. El profeta anuncia que del Tronco de Jesé (el papá de David) brotará un retoño y florecerá; este rey de estirpe davídica: era el himno preparado para su coronación.

 

Sobre esa yemita, viene el Espíritu Santo y los cubre con su sombra. Su sombra enriquece y fortalece con tres binas: o sea que, está dotado con los Dones del Espíritu Santo

i)              Sabiduría e inteligencia

ii)             Consejo y fortaleza

iii)           Ciencia y Reverencia a YHWH

 

El número 6. Bíblicamente hablando señala incompletitud. Las Biblias Griega y Latina añadieron la séptima: La Piedad. Para que los dones fueran en número de siete, que expresa la plenitud.

 

El Reino que viene a establecer se un reinado de derecho, de imparcialidad, de paz y fraternidad verdadera. Donde la imagen consiste en que los animales salvajes comparten con las domesticas. En la cúspide, un niño, puede habérselas con las serpientes, incluida el áspid, culebra muy venenosa propia de Egipto, símbolos estas de la idolatría y del culto a las deidades de la fertilidad. Ellas son inofensivas para el bebé que aparece aquí en el himno.

 

Los primeros cristianos descubrieron en este texto el anuncio de Jesús, del linaje Davídico. La cúspide de la perícopa se enfoca que la Justicia que será el blindaje protector de este reinado dedicado a cuidar de los pobres y los débiles.

 

Sal 72(71), 1-3. 7-8. 12-13. 17

… que mis pensamientos y mis palabras y el fuego de mi mirada y el eco de mis pisadas despierte en otros el mismo celo y la misma urgencia para borrar la desigualdad e implantar la justicia.

Carlos González Vallés.s.j.

Cuando ya no reinaba el linaje de David, se escribió este salmo -en la época post-exilica- mesiánico, que habla de un Reinado eterno y universal. Es un salmo “real”, pero para la cultura israelita, el Único Verdadero Rey era Dios, los monarcas gobernantes sólo eran su “instrumento”. Por eso se esperaba que el rey estuviera adornado con los dones y virtudes que Dios le concedía para ejercer su liderazgo en favor del pueblo.


 

Es por eso que la primera estrofa, apunta en ese sentido, de que Dios le haga entrega al rey del “juicio”, o sea la prudencia que requiere el gobernante para obrar coherentemente con lo que Dios espera de él.

 

Y ¿qué es lo que Dios espera de él? Que mientras dure su reinado florezca la Justicia y la Paz habita hasta los extremos de la tierra.

 

La tercera estrofa habla de los súbditos que se ven favorecidos por su gobernante, y estos son: los pobres, los afligidos, los indigentes.

 

Y, para que el tiempo le alcance para hacer realidad toda esa perfección y no se acaben las condiciones positivas para el desarrollo humano, el salmo ruega al Cielo que el reinado de este rey dure lo que dure el sol.

 

En la antífona se subraya que los dos atributos centrales del gobernante bueno y que le cumple a Dios el encargo recibido, es el que gobierna con Justicia y con Paz. Hay que recordar que el bautismo me ha entregado, no solamente ser profeta y ser sacerdote, sino, además, ser “rey”. Es por eso que en mi corazón debe imperar la voluntad de Justicia y Paz: «Pero soy hombre, soy miembro de la sociedad, soy célula en el cuerpo de la raza humana, y las vibraciones de mi pensar y de mi sentir recorren los nervios que activan el cuerpo entero para que entienda y actúe y lleva la Redención al mundo» (C. G. Vallés s.j.).

 

Lc 10, 21-24

Jesús -ya lo dijimos arriba- no es un globo que subió y se fue. Uno puede quedarse absolutamente absorto contemplando un globo que asciende a alturas estratosféricas, y quedarse ahí, porque realmente es placentero mirarlo y verlo cómo sube… simple y llanamente. ¡No hay ninguna otra responsabilidad!

 


No obstante, en la lectura de un texto (perdonen la iteración, texto remite a “tejido”), es definitivo que demos un marco co-textual. Si sólo miramos el “retazo” siempre quedará faltando algo, cierta información que nos dé lo necesario para lograr una mayor y mejor comprensión. (Como cuando uno ve el globo subir, pero no logra distinguir de qué se trata…)

 

Otras personas cogen un texto y con un exprimidor quieren hacerlo decir, lo que les interesa, y para eso, nada mejor que arrancar la cita de su tejido co-textual. Aquí -e la perícopa de hoy- tenemos un buen ejemplo, dice que Jesús se llenó de alegría en el Espíritu Santo. Pero, ¿Qué fue lo que detonó esa alegría?

 

Está perícopa viene después de “el envío de los setenta y dos”. Cuando ellos vuelven, reportan sus logros. Vamos a enumerar los dos aspectos:

      i.        Los “enviados” regresaron muy alegres, porque hasta los demonios se les sometían en Su Nombre. Jesús recoge este apunte y reconoce que Él se daba cuenta que el aparato de “escandalo” con el que trabaja Satanás, se desmoronaba y venía a pique.

     ii.        Jesús ha realizado una “transferencia de autoridad”, les ha confiado y compartido su poder. Los ha dotado para pisar escorpiones y serpientes, para “aniquilar” toda fuerza satánica, y ¡nada podrá dañarlos”. Pero Jesús les dice que no es de eso de lo que deben alegrarse:

    iii.        Deben alegrarse de que sus nombres estén escritos en los Cielos.

 

Y, ahí está el punto: Volvemos a la pregunta: ¿De qué se alegra Jesús? De que el nombre de los “Apóstoles” esté escrito en los Cielos. Pero hay un aspecto adicional de esta alegría: Son muchos los que no se dan cuenta de la verdadera consecuencia del esfuerzo de los Apóstoles. Hay muchos que lo interpretan como un logro personal, montan su negocio de espectacularidad, y recaban pingües ganancias; otros -muy afligidos- se preocupan del leve crecimiento numérico, y su tristeza llega al límite, cuando se tiene que hablar de retroceso y disminución.  Pero, ¡no es esto lo trascendental! El gran esfuerzo y la inversión de vida en favor de la causa del Evangelio, jamás será ignorado por el Señor, verdaderamente todos sus mártires resplandecen en los Libros Divinos del Juicio.


 

Hay puntos que no se pueden negociar y que no debemos desconocer:

a)    Los nombres se escriben en el mismo orden en que cumplen la Divina Voluntad.

b)    El perdón es una de las plataformas que con mayor resonancia nos acercan a gozar de nuestros nombres en las Páginas Celestiales.

c)    Saberse abandonar en las Manos de Dios es expresión de sincera fidelidad y acogida de su Divina Voluntad.

 

Hay quienes se afanan por ver a Dios y su Justicia. Y, otros se deshacen en la nostalgia de no poderlo oír. Tenemos que trabajar en la cultura de la mirada y la cultura de la escucha. No dejar que Jesús pase por nuestras vidas y no nos demos cuenta. Que nuestra vida espiritual no sea un exceso de rezos que nos incapaciten para darnos cuenta de los Milagros y las Preferencias que el Padre va sembrando, nos va mostrando y nos vive diciendo: Que Él no siembra solo semillas.

 

Él, mostrándoseles, se les revela: los declara “Bienaventurados”, porque en aquel preciso momento, lo están viendo y oyendo. Las tres condiciones estipuladas pueden ser cumplidas hoy día, cuando las aceptemos y nos acojamos a ellas, lo estaremos viendo y oyendo. ¡La Bienaventuranza sigue vigente!

 

«Este tiempo de Adviento es una oportunidad para asombrarnos ante la sencillez de la vida y la belleza de lo cotidiano. Estamos llamados a descubrir la verdadera luz, de la cual las demás luces son solo relejo, la luz que es Jesús, y que nos maravilla cada día.» (Papa Francisco)

domingo, 1 de diciembre de 2024

Lunes de la Primera Semana del Adviento

 


Is 2, 1-5

Hacia él confluirán todas las naciones

Los oráculos originales del proto-Isaías están en los capítulos 1 al 39, pero, y esto se puede decir de los tres Isaías compilados en este Libro, que no son del mismo hagiógrafo, no datan de la misma fecha, ni están dispuestos en un orden estrictamente cronológico que permita decir, lo que está primero ocurrió primero y lo que está después fue ocurriendo en ese orden, posteriormente. Se trata, más bien, de una labor editorial muy seria y sesuda, que se dio a la tarea de juntar los materiales, en el orden que creyeron más acertado. Este proceso editorial data de antes del Tercer Siglo antes de Cristo, cuando ya se habían recopilado y organizado tal como los conocemos en la actualidad. Valga traer a colación que en 1QIs (encontrado en Qumram) ya se encontró la disposición que ha llegado hasta nosotros.

 

El capítulo 1, actúa como una especie de introducción y a la vez es el mapa de la unidad 1-39. Esta introducción-presentación podemos desglosarla en tres unidades:

i)              1, 1-9 Judá, nación pecadora

ii)             1, 10-20 El Señor no quiere holocaustos sino “culto verdadero”

iii)           1, 21-31 El Señor se encargará de purificar a Jerusalén.

 

Hoy nos vamos a ocupar de una profecía que, prácticamente está consignada en el profeta Miqueas como un espejo de la profecía Isaiana (lo que vio Isaías acerca de Judá y Jerusalén),  aquí considerada: Nos presenta al Señor como Dios Pacificador que construirá una sociedad de Justicia y Paz, no solamente para Judá, sino para todas las naciones, lo que es verdaderamente, una utopía teleológica, un sueño que nuestra fe siempre atesorará en su corazón: “De las espadas forjarán arados, de las lanzas sacarán מַזְמֵרוֹת [mazmerah] ‘hoces’. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra”.

 


Nosotros no enfocamos el hecho de que se profetice que el Templo del Señor estará en la Montaña más alta, como si se estuviera hablando de una especie de Olimpo, donde los dioses lo divisan todo; lo que entendemos aquí se refiere a la cumbre de la Justicia, el Monte Sion, encarnará los más altos parámetros de la justicia y de la ética convivencial (sinodalidad), que llevará a que la humanidad entienda que la guerra es un vocabulario y una gramática de destrucción, de inhumanidad y de violencia. Lo que se propone al convocarnos en el Monte del Señor, es que entendamos que de la guerra no quedan sino botines de pillaje y agresión que dejan sembrados los gérmenes de la retaliación y de la venganza. La guerra no deja sembradas las bases de una paz duradera, sólo -si acaso- la tregua provisional de unos sometidos que siguen arrullando en su pecho el anhelo del desquite. Más hondas las heridas, más profundo la codicia del resarcimiento.

 

Dice esta profecía, que los de Judá van a liderar -en el Santo Nombre de Dios- arbitrando para que todos puedan convivir en ejercicio de la hermandad y en procura de una sociedad de bonanza. Y, en ninguna parte propone que ellos, en tanto que árbitros de esta sociedad mejor, cobren la parte del león en el botín. Nadie se adueñará de los pueblos para “imponerles la paz” lo harán desinteresadamente porque Dios los manda a llevar un Evangelio de Paz entre las naciones, y ellos serán maestros pacifistas bajo la sola paga que Dios les dará como emisarios de su mensaje.

 

Es importante, a este respecto, atender como la Iglesia ha actuado siempre como facilitadora del dialogo por una paz sostenible y verdadera en nuestra patria.


 

El Templo está construido en las laderas de Sion (Sion no es el monte Olimpo, sino una colina humilde para que siempre se acuerden que Dios ha elegido a lo más bajo para hacer conscientes a los poderosos que la fuerza de Dios no se entregará en sus manos Cfr. 1Cr 1,27-31 y no para que les quede más cómodo disparar sus misiles), para que a toda la tierra alcance su pregón, la Palabra del Señor de Jerusalén, para que nosotros, los que tendemos nuestras manos hacia Él, caminemos iluminados por su Luz.  

 

Sal 122(121), 1bc-2. 3-4b. 4d-5. 6-7. 8-9

¿Concebimos nuestra vida como algo que avanza, que avanza hacia una meta, hacia Alguien?

Noël Quesson

Una perspectiva turística nos mueve a buscar los lugares más curiosos del planeta, visitar los pueblitos más típicos, buscar las comidas más estrambóticas, comprar prendas que correspondan a la usanza más pluralmente internacional. Y, que no se nos escape, leer y apreciar la música y el folclor de todos los pueblos.

 


Muchos “buscadores” van por ahí tratando de hallar la filosofía más profunda o -al menos- la más esotérica y denodadamente se hunden en la pesquisa de las curiosidades del pensamiento, mucho más cautivador cuento más extraño suene. Otros van buscando dioses para venerar y pagarles culto. No tanto que sea una fe verdadera, más bien, como el que encuentra una rareza que descreste ingenuos.

 

Así como se puede uno afanar por coleccionar estampillas (me pregunto si hoy en día habrá quienes no sepan qué es una estampilla) de diversas nacionalidades, hay quienes se afanan en coleccionar postales de lugares memorables, o fotografías de ocultos rincones del planeta.

 

La fe judía tendía a un solo foco cultual, fue un importante factor centralizador para “oficializar” una versión de su “fe”.  Este ejercicio de centralismo se ha hecho importante para aumentar el auge y acrecerlo, para capitalizar el poder y canalizarlo. La historia de este pueblo señala cómo hubo momentos en que diversos santuarios se disputaban la hegemonía cultual. En cierto momento Jesús cuestiona esta tendencia y le hace una afirmación a la Samaritana que para el judaísmo sonaba blasfema: “Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre”. Ella creía que la única fuente válida era el pozo de Jacob, en la ciudad de Sicar.

 

La perícopa de hoy nos habla de alegría porque estamos llegando a los umbrales de Jerusalén (Ciudad de la Paz).  El salmo parece referirse a la Jerusalén escatológica, porque en la Jerusalén geográfica, todas las aseveraciones del salmo parecen no solo falsas sino imposiblemente lejanas.

 

Hay en el Apocalipsis una Jerusalén que baja del Cielo. Esa es, más posiblemente la Jerusalén a la que alude este Salmo. Este es un salmo gradual, porque habla de una romería, rumbo al templo, y señala alguna de las etapas de la “subida”.

 

Se trata, pues, de un salmo de peregrinación. Se trata de la emoción de un provinciano que por primera vez en la vida contempla las maravillas de la urbe. La urbe es tan fascinante como un “fruto prohibido”. No es raro que la ciudad sea la sede del consumismo, de la idolatría, del culto a la riqueza, la ciudad encandelilla, resquebraja el alma y abra bajos apetitos, (el propósito no es satanizar la ciudad que bien sabemos que hasta en una veredita recóndita se puede cocinar el asado de la depravación y se pueden preparar los cocteles óptimos para la bacanal). Pero, el brillo de una ciudad y sus luces, no pueden sacralizarla como puerta real al Paraíso.

 

Tal vez es por ahí que quiere tomar el salmo, el salmo quiere señalarnos que YHWH ha elegido este lugar como su Morada y ha asentado allí sus oficinas, sus ventanillas de quejas y reclamos, sus espectáculos más vistosos y todo el oropel que puede dejarnos boquiabiertos.

 

Una vez más, hay una enseñanza que nos lleva a recapacitar si la fragilidad de todo lo humanamente posible, que, a veces con mucha nobleza quiere resaltar la Justicia Excelsa de Dios, por ser la obra de lábiles artesanos, más temprano que tarde mostrará su precariedad, sin que eso traduzca que Dios también sufre desgaste, decadencia y nublamiento.

 

Jerusalén, como lo señala el Salmo, no es solamente la sede del Templo, y por tanto de la Casa de Dios; es, además -y lo más importante- el centro arquitectónico de la Justicia, porque allí estaban los tribunales de David.

 

Hay cuatro factores que -se han de tener en cuenta- a la hora de decodificar el significado de la Jerusalén Terrenal como esquema de la Jerusalén Celestial:

1)            Allá subió Jesús cada año de su vida

2)            Allá se celebró por la Primera vez la Eucaristía

3)            Allá Jesús murió y Resucitó

4)            Allí ocurrió el Primer Pentecostés Cistiano

  

 

Mt 8, 5-11

Vivir el Adviento es abrirse al Señor, pedirle con fe, que entre en nuestra vida y nos sane de todo lo que nos impida seguirle con confianza y servirle con amor.

Papa Francisco

Como una muestra de cómo se trabaja por la construcción de la Paz, viene el Centurión, (un centurión era un oficial militar romano que comandaba un pelotón de tropas llamado "centuria". Los centuriones eran nombrados por su valentía, lealtad, carácter y destreza en batalla), pero ¿cómo se acerca?, ¿vino escoltado por un piquete de escoltas? ¿le hizo notar a Jesús sus insignias de delegado militar imperial? ¿pronunció su solicitad blandiendo amenazas y presionando con horribles castigos si no se le otorgaba lo pedido? ¿Amenazó, acaso, con usar el poder que el imperio le había entregado para obtener un milagro incondicional? ¡Se acercó y le rogó!


 

Esta figura de los centuriones que menciona el Evangelio es muy simbólica. Hubo un centurión que exclamó al pie de la cruz, “¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios! (Mt 27,54 y Mc 15,39). ¿Quiere esto decir que los romanos estaban dando pasos firmes para dejar de ser opresores y pasarse al judaísmo o al cristianismo? ¡No! Lo que registramos históricamente es que ellos fueron los que dieron al traste con Jerusalén y del Templo no dejaron piedra sobre piedra, que persiguieron a los judíos a sangre y fuego y que estuvieron entre los torturadores profesionales que se cebaron en los mártires de nuestra fe.

 


Más bien, lo que podemos leer en estos personajes es que nadie puede decir que está absolutamente perdido para el Reino. Que siempre que uno se acerca a Jesús, Él puede sacar lo mejor que hay en nuestro ser, en nuestro corazón, y hacerse manifiesto en nuestra existencia. Esto le abre un gigantesco compás de posibilidades a la esperanza. Detrás de todo esto está la importancia y la invitación para abrirnos al Señor. Saber que Él puede venir a nosotros y sanarnos, liberarnos de nuestros bloqueos, y poder seguirlo y dejar que seamos terreno fértil y que Él cultive en nuestro corazón.


 

Queremos hacer bailar el trompo para que sea una admirable peonza y nos parece que la punta de su danza debe ser la fe. Pero ¿Qué faceta de la fe?   ¿La credulidad? Prestemos atención a lo que dice Jesús al final: Se esperaría que el pueblo elegido fuera el más dotado en cuestiones de fe. Pero no es así. Jesús nos entrega una profecía que nos anuncia de donde vendrán los fieles más creyentes: y nos dice que provendrán tanto de oriente como de occidente y que todos ellos se equipararan con exactitud con los patriarcas Abrahán, Isaac y Jacob. Ellos dieron lugar a la elección, pero ahora, “confluirán todas las naciones, caminarán pueblos numerosos y se podrán eliminar las discriminaciones porque a la Mesa escatológica de las Bodas del Cordero, se sentarán de todas las nacionalidades, sin restricción. Es sobre ese aspecto de la fe que se concentra la “Palabra de Jesús”, visitemos con atención esta perícopa y entendamos que cuando dice fe, no quiere decir “cierta dogmática”, quiere decir que no está limitada a que se tenga la fe de los judíos, sino que se abran las puertas con universalismo. Pide que la fe sea “católica”, valga decir, abierta a todos, inclusiva, sinodal, no sectaria.

 

Todos pueden venir al Banquete, el solo requisito es tener la voluntad de seguirlo con amor.