Is
42, 1-7
Una
perícopa tomada del Segundo Isaías (caps. 40 – 55), que es un profeta exilico
(para nosotros esto es fundamental para poder adentrarnos en la Lectura), sus
oráculos aluden a los finales de la cautividad en Babilonia, (es más, los
capítulos 49 – 54, posiblemente datan de las proximidades del 539, puesto que
hacen referencia a la “restauración” de Israel, como algo que se va a dar
enseguida).
Mientras
en el primer Isaías, se presenta al Mesías con un enfoque “regio”, en el
Segundo Isaías, la imagen presentada es la del Siervo Sufriente, que redime por
medio de sus dolores y padecimientos, sufridos en favor del pueblo. Lo que nos
presenta la perícopa de hoy se remite al Primer Cantico del Siervo de Yahvé
(que está integrado por cuatro canticos presentados a lo largo de este Segundo
Isaías). (No sabemos si ayude a una mejor intelección de su Mensaje, añadir que
algunos estudiosos dudan que estos Canticos sean del propio Segundo Isaías, se
ha llegado a afirmar que son de otro autor, y que fueron añadidos allí.
Mientras otros autores afirman que posiblemente si pertenezcan a él, pero que
su distribución -dispersa- a lo largo del Segundo Isaías fue a capricho del
“editor del profeta”, aún -una “tercera línea de estudiosos”- ratifican que
pertenecen al Segundo Isaías y dicen que están exactamente donde su autor los
puso y dónde les corresponde estar).
En
el primer cantico del Siervo Sufriente, Dios infunde su Espíritu en el Siervo,
esta infusión se hace con Amor incomparable e inefable, YHWH destina a su
Siervo para que sea legislador, a través suyo le entregará su Ley a las
Naciones. Se presente aquí el tema de la Unción, como dato mesiánico característico
y se consagrará de lleno a la proclamación y al anuncio de esta Ley. En su
Mesianismo será “Maestro” de la Sabiduría que viene de Dios. Enseñará con
dulzura, con paciencia, sin arrogancia ni ínfulas, sin poderío sino con
mansedumbre. Y no flaqueará, muy a pesar de la persecución y la tortura a las
que será sometido.
A
continuación, Dios se identifica, “Él Es” YHWH, el Creador, Único Señor, El que
sostiene al Siervo de la mano, que ha sido puesto como Luz y Alianza. Y su
embajada no será exclusividad de los judíos. Cuando se habla de Luz -y esto se
mantendrá como la manera de interpretar la Luz Divina, significa Vida, Libertad
y Dicha, a partir de esta imagen de claridad que vence a las tinieblas de la
opresión y la esclavitud su resplandor correrá más allá de las fronteras del
pueblo elegido. Será Dios quien libere, pero, esto lo obrará por medio de su
Siervo.
Hay
una declaración firme en el Tercer Oráculo (y es que la perícopa completa es Is
42, 1-9, los versos 8 y 9 no se incluye en la perícopa de hoy, pero es propio
que los referenciemos aquí para poder co-textualizar a cabalidad esta Primera
Lectura) con la que parece querernos desentelarañar los ojos, es une repulsa a
todas las idolatrías mostrando esta obra liberadora como exclusividad de su
Poder y su Bondad: אֲנִ֥י יְהוָ֖ה
ה֣וּא שְׁמִ֑ [aní
Yahwe hu shemi] “¡Yo-Soy el Señor! ¡Este es Mi Nombre! No daré mi Gloria a
otros, ni mi honor a los ídolos”. Esa Bondad se extiende a la revelación de las
Novedades Venideras que nos dará a conocer a su debido Tiempo (el
tema de la “hora” de San Juan evangelista). No acapara Su Omnisciencia, sino
que compartirá con nosotros -en su momento- lo que necesitemos saber, (no que
lo llegaremos a saber todo, pero sí que nos manifestará lo requerido para nuestra
Salvación).
♦ ♦ ♦
Sal
27(26), 1bcde. 2. 3. 13-14
El
huésped de YHWH es la persona que vive con Dios, alojado en su Templo, nosotros
que siempre decimos que el Verdadero-Templo es Jesús -que fue destruido y en
tres Dios re-construido- pretendemos alojarnos siempre en su Sacratísimo
Corazón. Vivir en ese Templo requiere vivir con un estilo sacralizado de vida,
para honrar los pasillos, las instancias, los Altares donde todos convergen en
el Único-Altar, vivir acordes a Su Culto, caminar dulce y suavemente para no
profanar el Majestuoso silencio donde reverbera su Palabra. Vivir como
consagrados, como Discípulos, recordando siempre que todo discipulado verdadero
es misión, conlleva el Envío.
El
primer paso que nos indica la primera estrofa consiste en depositar nuestra
entera confianza en el Señor, porque Él reúne las dos cualidades que pueden y
bastan para ser los pilares de una vida santificada; ¡Él es Luz y Salvación!
El
segundo paso: ver que nuestros enemigos vienen con todo su armamento, con flechas
envenenadas y chorros de fuego llameante, y -como prodigio del Poder de su
Brazo, ¡caen vencidos! ¡Derrotados!
Los
atacantes pueden parecernos un ejército multitudinario acechando nuestras
frágiles murallas; pero hay un esfuerzo que corresponde a la militancia de
nuestro ser fortalecido en el Señor; no temblar, no amedrentarse, ¡mantenernos
siempre tranquilos!
Alcanzar
este discipulado consiste pues en ver nuestra victoria presente y celebrarla. Y
mirar el futuro, llenos de confianza, porque la Victoria de Mañana será mayor;
y esto se llama Esperanza.
♦ ♦ ♦
Jn
12, 1-11
Testimonio, Servicio y Amor
La
estructura del Evangelio joánico, en su primera parte, se descifra, como lo
hemos insinuado anteriormente en Seis días -semejantes a la campaña de la
semana de Creación en el Génesis, luego siete “signos”; y otra vez seis días,
esta vez, en una especie de conteo regresivo: del sexto al primero.
Hoy
con la perícopa del Evangelio de San Juan, consideramos el sexto día antes de
la Pascua. Ya hemos dicho que בית עניא [Betanya] significa “Casa de los frutos”
(algunos traducen “casa del oprimida), muy a propósito encontraremos un
“banquete”, una preparación anticipada del rito mortuorio, de la Unción del
Salvador para bajar a su tumba; y, allí, tres personajes que representan la
Iglesia entera con sus frutos: Lázaro, a los que llevan el Testimonio a todas
partes, los que invitan a muchos mostrando las Bondades que hace Dios; Marta representa
todas las diaconías, los servicios que las diversas pastorales prestan a la
Comunidad; y, María, representa el pueblo fiel que le da su Amor a raudales,
que le unge los pies y se los seca con su propio cabello.
Aún tenemos una cuarta presencia que la
consideramos aparte porque es la presencia traidora: la mentalidad
mercantilista representada por Judas, este quiere revender el Perfume autentico
y costoso de 300 denarios, y escasamente recibe 30 monedas de plata. Dice que
deberían ser para los pobres, pero, el Evangelio nos revela que no se interesaba
por ellos, sino que, se adueñaba para sí de los fondos que se recolectaban:
Acaparar para generar mayor pobreza.
En el verso 8, se nos dice a quienes tendremos
siempre para Ungir, dice: “Porque a los pobres los tienen siempre con ustedes,
pero a mí no siempre me tienen”, la palabra griega aquí, para pobres, es πτωχοὺς [ptochous]
alguien que se ovilla, que se acurruca, que se encoge, que se reduce a su
mínima expresión para no molestar, para no ofender con su presencia, para pasar
desapercibido, para hacerse pequeño, para invisibilizarse. Aquel día María pudo
ungir a Jesús, a nosotros nos quedan “los que siempre tenemos con nosotros”, de
alguna manera, sus delegados, sus representantes.
Jesús es consciente que es una preparación
para su sepultura. Y la gente acudía para ver, no sólo a Jesús sino también al
que Él había resucitado. Los Jerarcas del Templo (los Sumos Sacerdotes) deciden
matar también a Lázaro, por los nuevos discípulos que atraía el cristianismo
naciente.
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