1R
8, 22-23. 27-30
Si el cielo, en toda su
inmensidad no puede contenerte, ¡cuánto menos este templo que he construido
para Ti!
1R 8, 27cde
Es
muy importante entender que la relación entre Dios y el ser humano tiene el
carácter de una Alianza. Uno de los aliados se compromete a cierta cosa, y el
otro, a manera de signo de compromiso, a su vez, se compromete a lo suyo. Para
entender la perícopa de hoy, es preciso hacerlo en el marco del concepto de
Alianza. Se debe anotar que las alianzas tienen su elemento simbólico en alguna
“prenda” que se propone como elemento de recordación y ratificación: tomemos el
caso de la Alianza Matrimonial, donde la “prenda” es el anillo, cuya única
función es, precisamente desempeñar ese factor fático (los lingüistas definen
lo “fático” como aquel elemento de la comunicación que pretenden asegurar o
mantener la comunicación entre el emisor y el receptor, activando su vigencia,
muchas veces puede ser simplemente, mantener la mirada dirigida hacia el
emisor, caso en el cual su antípoda sería “darle la espalda” que cumpliría
precisamente la función anti-fática, anunciando la “ruptura” del nexo
comunicativo, con lo cual, se pone fin al “dialogo”) de la alianza. Hemos visto
que en muchos casos la ruptura de la Alianza se manifiesta con tirar la argolla
nupcial al piso, añadiendo gestos de no poca ira.
Ahora
bien, esta función fática de la “argolla” nos hace reflexionar en qué está
pasando cuando uno de los cónyuges -o ambos- la ocultan cuando el otro cónyuge
está ausente… Sería pues un acto profundamente hipócrita, cuya hipocresía no
neutraliza el “delito” violatorio de los pactado. Pues el Templo, gracias a
esta consagración y a las plegarias que Salomón le dirigió al Señor, pasó a ser
precisamente este elemento “fatico” de la Alianza Divino-humana.
Aun
cuando Dios no había pedido este Templo, lo acepta como prenda y garantía de la
Alianza. Y promete estar a favor de todo aquel que por su mediación “fática” le
hable (en 1R 8, 41-43 Salomón pide que «si un extranjero, que no pertenecen a
tu pueblo, Israel, (porque ellos también tendrán noticias de tu Gran Nombre, de
tu Fuerza y de tu Poder), Si uno de ellos viene de una tierra lejana a rezar a
tu Casa, escúchalo desde tu morada celestial y haz todo lo que te haya pedido.
Así todos los pueblos de la tierra conocerán tu Nombre y te temerán como te
teme Israel; y sabrán que ése es el lugar donde se invoca tu Nombre, en esta
Casa que yo he construido)». El “Templo” como prenda de la Alianza llega a
cobijar no tan sólo a los de este pueblo, sino -inclusive- a los extranjeros.
Quisiéramos
sumar a la perícopa de hoy un fragmento: posterior a la Primera Lectura, se
trata de 1R 9, 1-9:
Cuando
Salomón hubo acabado de construir la Casa de Yahveh, la casa del rey y todo
cuanto Salomón quiso hacer, se apareció Yahveh a Salomón por segunda vez, como
se le había aparecido en Gabaón.
Yahveh
le dijo: «He escuchado la plegaria y la súplica que has dirigido delante de mí.
He santificado esta Casa que me has construido para poner en ella mi Nombre
para siempre; mis ojos y mi corazón estarán en ella siempre.
Ahora, si andas en mi presencia como anduvo David tu padre, con corazón perfecto y con rectitud, haciendo todo lo que te ordene y guardando mis decretos y mis sentencias, afirmaré para siempre el trono de tu realeza sobre Israel como prometí a David tu padre cuando dije: "Ninguno de los tuyos será arrancado de sobre el trono de Israel."
Pero
si vosotros, y vuestros hijos después guardáis los mandamientos y los decretos
que os he dado, y os vais a servir a otros dioses postrándoos ante ellos, yo
arrancaré a Israel de la superficie de la tierra que les he dado; arrojaré de
mi presencia esta Casa que yo he consagrado a mi Nombre, e Israel quedará como
proverbio y escarnio de todos los pueblos.
Todos
los que pasen ante esta Casa sublime quedarán estupefactos, silbarán y dirán:
"¿Por qué ha hecho así Yahveh a esta tierra y a esta Casa?" Y se
responderá: "Porque abandonaron a Yahveh su Dios, que sacó a sus padres de
la tierra de Egipto, y han seguido a otros dioses, se han postrado ante ellos y
les han servido, por eso ha hecho venir Yahveh todo este mal sobre ellos"»
Esta
cita del Primer Libro de Reyes remarca el carácter “bilateral” de la Alianza.
¿Y
el carácter hermenéutico de esta reflexión hacia dónde apunta? A hacernos caer
en la cuenta que -si cada uno de nosotros es Templo del Espíritu Santo (1Cor 6,
19), con qué Alianza de santidad tenemos que dirigirnos unos a otros,
recordando siempre que todos y cada uno de nuestros semejantes son “función
fática y enfática de su Presencia”. (Enfático significa dentro de la “fanía”
-expresión con raíz griega, que significa “manifestación"; o sea, incluida en la
expresión fortaleciéndola). Valga explicarlo como una fraternidad y una
sinodalidad trabajada con todo nuestro esfuerzo y dedicación, porque cada
persona nos recuerda que Dios está con nosotros siempre y nos acompaña con su
Fidelidad “per omnia secula seculorum”.
Sal
84(83), 3.4.5 y 10. 11
Muchas
personas se maravillan de quienes visitan las Iglesias con mucha frecuencia y
procuran sacar más y más tiempo para permanecer allí. Este salmo -de
peregrinación- de hoy tiene tanto que ver con este tema y con su explicación.
Claro que para entenderlo hay que ponerse en la órbita de la amistad. Saber
experimentar ese gusto enorme de compartir tiempo con el amigo, de deleitarse
en su compañía y de construir y fortalecer la amistad. Quien no entiende la
amistad se podría comparar con aquel que no ama las flores y, por lo tanto, le
es imposible entender la jardinería y cómo una persona le puede dedicar tanto y
tanto Tempo a pasar en un jardín. Permítasenos comentar aquí que nosotros
interpretamos las flores como las huellas digitales de Dios en la Creación,
cuando Él modelo y Creó, fue dejando rastros de si Grandeza en las criaturas
que Él puso de adorno, pero no solo de adorno que seguramente los científicos
han ido descubriendo cómo cada criatura -desde su nicho-aporta al equilibrio
ecológico del ecosistema, y también desde una óptica holística, al macro
sistema.
Podríamos
aquí, desde una perspectiva de la inteligencia de la fe- de un teo-sistema
entender en la amistad con Dios, unos principios de equilibrio homeostáticos
que podríamos denominar “Alianza”. Y añadir, que aquellos que muy
despectivamente denominan “rezanderos” se incorporan a la autorregulación del
Teo-sistema, de esa amistad que unos con su garbo equilibran respecto de los
otros que aportan tristemente solo su abandono.
Digamos
otra palabra sobre los” rezanderos”: Es la palabra asiduidad. La asiduidad con
el amigo. Pues aquí queremos referirnos a la asiduidad con el Amigo.
Un sólo día en tu casa
vale más que otros mil,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. (v.11)
Es
muy evidente que, el amigo verdadero y sincero, quisiera convertirse en un
Belén (casa de pan) para poderle ofrecer tibio nido en su pecho al Amigo. ¡Y es
que se está tan bien a su lado!
Este salmo tiene 12 versos, y se han tomado 5
para armar 4 estrofas. Y, como verso responsorial se ha tomado el primero donde
aparece la palabra יְדִיד [yadid] que se ha
traducido como “deseables”, la palabra estrictamente significa “amadas”, y
también la palabra cuán amadas son tus מִשְׁכָּן [mishcan] “enramadas”, “tiendas de campaña”, “chozas”,
morada”. Sobre esta palabra hay que
decir que ha devenido sinónimo de habitar, pero originariamente se refería a
una habitación provisional donde uno se alojaba mientras recuperaba sus fuerzas
para continuar.
Si uno lee atentamente,
por ejemplo, lo que dice Salomón sobre el Templo, en el trasfondo se encuentra
que él visualiza el templo como una especie de antena repetidora, porque -y lo
dice expresamente- Él no puede ser contenido en el templo y habita establemente
en los Cielos de los Cielos. Quizás el decir “morada”, quiere decir que
“temporalmente” habita allí.
Como quedaría en ese caso
el verso responsorial: “Cuán amable es que te alojes en los Templos, aun cuando
no estás encadenado a ellos y en cambio sí quisiste venir y poner tu “campamento
entre nosotros” (Cfr. Jn 1, 14) Desde que Jesús vino y puso su tienda de
campaña en medio de nosotros, y nos llamó “amigos”, entre todos tejemos la
Morada Mística del Emmanuel.
Mc 7, 1-13
Las críticas que Jesús hace a los fariseos siguen
siendo válidas para todas las personas religiosas que corren el riesgo de encasillarse
en sus pequeños hábitos y perder de vista el mandamiento de Dios.
Claudio Doglio Pbro.
Hay tradiciones humanas
que año a año y día tras día repetimos, fomentamos y declaramos de raigambre
divina. Y -en realidad de verdad- no pasan de ser costumbres humanas barnizadas
de color religioso. Ya se viene encima -por ejemplo- la ceniza, que se ha
vuelto, para muchos, algo que hay que hacer y, sin embargo, es sólo un llamado,
una invitación a cambiar en la buena dirección. No hay pecado en no ponérsela,
hay pecado en ponérsela y no adjuntarle el empeño de cambiar en la buena
dirección de lo que Dios nos ha enseñado.
Los judíos tienen estos
preceptos sobre la higiene -en particular de las manos, para comer- que no
están plasmados en la Torah, y que sin embargo tiene un poder vinculante tan
fuerte como estos. Pensamos que se podría hablar aquí de una Tora oral que
también fue dada a Moisés.
Por otro lado, muchas de
estas reglas nosotros mismos las vemos saludables, hubo un momento histórico en
que los programas de educación en Colombia, las incluían dentro de una clase
llamada “Higiene”, porque son regulaciones de asepsia, muy lógicas y de sentido
común. (No faltaría la ultra-ortodoxia que incorporó aspectos tocantes más bien
a un fundamentalismo acérrimo, pero no compete a nosotros juzgar sobre las
normas de su religiosidad).
Sin embargo, hoy, Jesús
nos propone reflexionar sobre el Corbán. Originariamente la palabra קָרְבָּן [qor
ban] significa simplemente “ofrenda”. En el caso que nos ocupa podríamos pensar
que una persona le ofrece a Dios dejar -digamos- el 25 % de su salario como
corbán, Entonces, por necesitados que están sus padres, a esta persona le
estará vetado tocar ese 25% que es exclusivamente para Dios.
La exegesis que hace Jesús
es un llamado a no absolutizar ese corbán sino relativizarlo para que se ponga
en primer lugar el lado “humanista” y el cumplimiento del espíritu de toda la
Ley-Divina que prioriza el Amor a Dios, el amor al prójimo y el amor y respeto
a sí mismo.
Desde cierto ángulo se
podría decir que Jesús quiere que, por ejemplo, el cuidado de los progenitores
se incorpore como respeto a Dios, como obediencia a sus Mandatos, que no quiere
que el ser humano sufra, y mucho menos los de la propia carne.
Pongámoslo en perspectiva
-a pesar de la terrible desconfianza que manejan los fundamentalistas contra la
“lógica”, desconfianza que no anda desencaminada si se tiene en cuenta que la
lógica suele estár sesgada por los prejuicios y subjetivismos personales que
tienden a ocultar el “doble filo” tras valores muy controvertibles y
parcializados- lo lógica tiene que ampararse y blindarse con pautas muy sólidas
de “Justicia”, Justicia que no es la humana, de la retaliación, sino llena de
Misericordiosa compasión. No se puede acceder a la justicia simplemente
reduciéndose a “lo que muchos creen”.
De verdad que hay que
poner nuestro discernimiento en la perspectiva misericordiosa que nos enseña
Jesús, que no en el beneficio y el lucro que personalmente obtengamos. Y no
podemos fortalecernos en el egoísmo, amparados en reglas de religiosismo
tradicionalista. Estamos obligados y convocados a ser creyentes del siglo
veintiuno, aun cuando eso nos haga abandonar prejuiciosas tradiciones. Poner en
alta vigencia la respuesta juiciosa de qué haría Jesús en ese caso y cómo
podemos servirle a Dios guardando y cumpliendo lo que el “corazón de carne” que
nos da sustituya el corazón de piedra al que nos hemos habituado.
No es una tarea de poca monta, pero tenemos
que guardarnos de ser fariseos modelo 2024 y propender por una verdadera
amistad con Jesús, evitando todas las tradiciones que contradigan su Palabra y
que sólo fomenten costumbres seudopiadosas.
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