Is 52, 13-53, 12; Sal
30, 2 y 6. 12-13. 15-16. 17 y 25; Heb 4, 14-16; 5, 7-9; Jn 18, 1-19, 42
Toda la historia de
Jesús es el anuncio y la concretización de la venida del Reino de Dios… Se
trata de una propuesta de alternativa de sociedad que lleva al nivel fraterno a
las personas. Eso provoca la oposición de los privilegiados, y el resultado es
un conflicto en que Jesús es puesto preso y muerto.
Ivo Storniolo
Euclides Martins
Balancin
La
perícopa del evangelio que nos ocupa hoy, está formada por los capítulos 14 y
15 del Evangelio según San Marcos. «En Marcos, el relato de la pasión
impresiona por su sobriedad. Sin duda, entre los evangelistas, es el que más se
acerca al relato primitivo.»[1] Los versos 1 y 2 del
capítulo 14 nos dan un marco cronológico en el contexto de las fiestas judías.
Temiendo al poder popular, quieren lograr el arresto por fuera de las fiestas,
para que θόρυβος
τοῦ λαοῦ “la gente se puede alborotar (empezar un
alzamiento)” Mc 14, 2b.
Luego,
viene el episodio donde una mujer unge la cabeza de Jesús con el frasco de
aceite de nardo: imagínense ustedes, esta mujer está tocando el cabello del
mismísimo Dios, lo acaricia con amor y Jesús lo aprecia, lo valida; por eso la
defiende, la disculpa, argumenta que ella no h hecho nada malo, por el
contrario, todo lo que ha hecho es anticiparse a ungirlo, a prepararlo para su
sepultura. Este gesto de la mujer –en el contexto de una sociedad machista- es
un acto generoso, amoroso, no lo unge con cualquier clase de aceite; al revés,
para Dios, reserva lo mejor, perfume de νάρδου πιστικῆς nardo puro; y no lo transporta en
cualquier frasquito de medio pelo, lo lleva en ἀλάβαστρον.
un frasco de alabastro.
Este
episodio de la Unción en Betania, se inserta aquí como la primera muestra de la
importancia del discipulado femenino que muestra su fidelidad aún en las horas
más difíciles; mientras, los discípulos masculinos huyen en desbandada.
Este
gesto supremamente amoroso lleva a que Jesús lo marque con el sello de la la
rememoración eterna, por tanto, ὅπου ἐὰν κηρυχθῇ τὸ εὐαγγέλιον εἰς ὅλον τὸν κόσμον καὶ ὃ ἐποίησεν αὕτη
λαληθήσεται εἰς μνημόσυνον αὐτῆς
“será recordado doquiera sea proclamada la Buena Noticia”.
2
El
Cardenal Carlo María Martini dice que «Marcos se divide claramente en dos
partes casi iguales… En la primera parte se trata de comprender el Reino, en la
segunda parte se trata de entrar en el Reino… en la segunda parte es donde Él
se dedica, en particular, a una formación más cuidadosa del grupo de los Doce»[2] Con este preámbulo el
Cardenal Martini empieza a explicarnos los tres anuncios que hace Jesús de su
Pasión y Muerte.
Más
adelante dirá el Cardenal Martini que «Jesús, siempre más cerca de los suyos,
los forma en el único punto esencial y presenta el misterio central del
Evangelio: Él, su muerte y Resurrección»[3]
Y
así llegamos a donde los queríamos invitar, a una cita del Cardenal Martini
donde se reflexiona sobre la muerte de Jesús, lo que él llama “el Misterio de
los Misterios”, porque conlleva en su seno una verdadera paradoja. Veámoslo:
«Todos
los que por varios motivos han tenido alguna familiaridad con el misterio de la
muerte, saben cómo inmediatamente, ante tal hecho, cesa toda retórica.
No
hay nada menos humano que la muerte. La persona que muere asume, generalmente,
una expresión trivial y tonta; o tal vez, atormentada e incrédula. No hay
situación en que el ser humano sea menos él mismo que en el momento de la
muerte.
Precisamente
en cuanto realidad a la que es difícil dar un sentido, la muerte es un
no-sentido para el hombre que vive. La persona muerta representa algo
incomprensible, algo que no debería ser.
Ahora
bien, pensar que esa realidad, esto es, el no sentido para la vida, haya sido
afrontada por el Señor Jesús, constituye precisamente el misterio de los
misterios. Que Jesús, la vida misma, haya querido reducirse a todas las
expresiones de degradación humana insertas en la muerte, es realmente
inexplicable.»[4]
Este
aspecto inexplicable y misterioso para nuestros sentidos y nuestra mente,
aprehensible solamente desde la dimensión trascendente capaz de sintonizar con
la intuición de lo que es el Amor de Dios por la humanidad, nos revela la –por
llamarla de alguna manera- Absurda Magnificencia de Dios enamorado de su
criatura. No es un acto hedonístico donde el artífice se solaza en su creación;
no, es más bien la ternura con la que un a mamá o un papá logran descubrir, en
los garabatos de un tierno infante, su hijo, una clara imagen, el retrato más
detallado y más preciso que ninguna cámara fotográfica de alta tecnología sería
capaz de captar. Les recuerdo el caso de papás que llevan estas “obras
maestras” en su billetera, o que consagran un portarretratos para tener sobre
su escritorio el papelito garrapateado por sus hijo, y enseñarlo con orgullo a
todos sus amistades y compañeros de trabajo.
No
queremos explicar lo inexplicable, sólo acercarnos a una intuición del Infinito
Amor de Dios que apostó por nosotros, que confía en nosotros pese a nuestras
flaquezas sin cuento. El Plan Salvífico, que proviene de esta Misericordia,
siempre tuvo previsto que nuestra indignidad fuera suplida con su Gratuidad.
3.
Otro
aspecto señalado por el Cardenal Martini nos da una pauta comprensiva del
relato de la Pasión según San Mateo.
«En
su Evangelio la Pasión es una sucesión de pequeños cuadros que describen
situaciones humanas, confrontaciones de personas.
No
es tanto una información concatenada de acontecimientos, y ni siquiera un
estudio sobre la conexión de las causas, aunque esto esté también presente.
El
modo de narrar de Marcos es más bien la presentación de una serie de cuadros en
los que entran diversos personajes en confrontación directa con Jesús, viviendo
cada uno el misterio de la propia llamada y de la propia toma de posición hacía
el Reino….Señalo 14…
1º
Jesús y Judas
2º
Jesús y los guardias
3º
Jesús y el Sanedrín
4º
Jesús y Pedro
5º
Jesús y Pilato
6º
Jesús y Barrabas con la multitud
7º
Jesús y los soldados
8º
Jesús y Simón de Cirene
9º
Jesús y los crucificados
10º
Jesús y los que se burlaban
11º
Jesús y el Padre
12º
Jesús y el Centurión
13º
Jesús y las mujeres al pie de la Cruz
14º
Jesús y los amigos
Una
galería de personas que se confrontan con la semilla del Reino. Cada uno con su
respuesta distinta, delante de un Jesús siempre igual en su actitud de
disponibilidad y de oferta de salvación»[5]
De
esta manera, engarzando cuadros, Jesús va llegando progresivamente a su
Reinado, en una soledad igualmente progresiva. Va subiendo hacía el Trono de su
Reino, el Madero de la Cruz. «…cuando se aproxima la muerte de Jesús, la
iniciativa pasa a Dios y a Jesús, y los hombres se convierten en agentes
activos para llevar a cabo el designio divino.»[6]
«…
es al morir abandonado de todos, hasta aparentemente del Padre, asumiendo todo
el sufrimiento humano como siervo doliente, cuando Jesús revela cómo es Cristo
y rey»[7] «Frente a lo anterior, es
inútil ponernos a racionalizar nuestra fe. Si no experimentamos de alguna
manera la profunda miseria de la marginación humanan que Jesús cargó en su
cuerpo o si, por lo menos no nos solidarizamos efectivamente con ella, ¿cómo
vamos a creer que un crucificado es el Juez universal, el Rey, el Mesías, el
Hijo de Dios?»[8]
[1] Equipo
“Cahiers Evangile” PRIMEROS PASOS POR LA BIBLIA Cuadernos # 35 Ed. Verbo Divino
Navarra – España 1992 p45
[2] Martini
Cardenal, Carlo María. sj. LAS NARRACIONES DE LA PASIÓN. MEDITACIONES Ed. San
Pablo Santafe de Bogotá D. C. 1998 p. 79
[4] Op. Cit. p. 90
[5] Ibid
pp. 94-95
[6] Martínez Aldana, Hugo orlando. EL DISCIPULADO EN EL
EVANGELIO DE MARCOS Ed. Consejo
Episcopal Latinoamericano CELAM Bogotá-
Colombia 2006 p. 111
[8] Balancin, Euclides M. CÓMO LEER EL EVANGELIO DE MARCOS
¿QUIÉN ES JESÚS? Ed San Pablo Bogotá D. C. – Colombia 2002 p. 182
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