sábado, 26 de mayo de 2018

PARA SIEMPRE



Dt 4, 32-34.39-40; Sal 32; Rom 8, 14-17; Mt 28, 16 - 20

…cualquier exposición conceptual sobre su unidad esencial y su Trinidad de personas será siempre imperfecta, por ingeniosa u original que se la pretenda.
Aldo Stella

Superamos la división que siembra el Malo
-Diablo es el que divide-
y construyamos Unidad, Comunidad,
 superando la soledad.
Esta es la razón por la que Dios, que es Uno,
no es soledad,
porque en su Divina Trinidad,
Él es Comunidad.
La Santísima Trinidad se nos propone como unidad,
  solidaridad, fraternidad.
NingUno quiere ser más que el Otro,
todo lo que opta el Uno es aceptado por los Otros,
donde está el Uno,
       están los Tres,
son pues, el epítome de la concordia, la armonía, el entendimiento, la Comunión.

En Deuteronomio Moisés nos propone una meditación:
“El Señor es el único Dios,
       allá arriba en el cielo,
      y aquí abajo en la tierra;
no hay otro.
Guarda los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy,
para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti,
y prolongues tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre”.
No hay triteismo, ¡Dios es Único!


Pero antes de proponernos el tema meditativo
Nos propone darnos cuenta –históricamente- que
Pertenecemos a un Pueblo muy bendecido:
que Dios nos ha venido a buscar,
       nos ha mostrado su Divino Amor
       con tantos y tantos prodigios,
       con tantas y tantas bondades y maravillas.
¡Grande es su Amor y Maravillosas sus ternuras para con nosotros!


El Salmo nos da ocasión de regodearnos en las Maravillosas Ternuras:
La Maravilla inicialmente citada es doble:
Dios tiene Palabras Sinceras y Acciones Leales,
Enuncia –en continuidad lógica- lo que Dios ama: la Justicia y el Derecho
Que son las dos piezas pilares de su ternura para con nosotros;
declara y manifiesta con qué ha llenado la Creación,
                                                                                     con Su Misericordia,
lo que constituye la “infraestructura” del Amor de Dios a sus criaturas.
Dice –a continuación- que con su Palabra lo Creo Todo,
y- deducimos del siguiente verso que somos su Ejército
puesto que dice que con su Aliento creó a su armada,
y sabemos que lo que Él animó con su Soplo fue a Adán.


Luego dice que está atento, con sus Ojos clavados
en quienes le aman fielmente, y viven confiados a su Misericordia,
no porque viva vigilándolos
                                           sino porque está alerta
para librarlos de la muerte y  socorrerlos tan pronto haya menester.

En la estrofa final que se proclama este Domingo
se compendia todo lo anterior, como haciendo una instantánea de su Rostro:
confiesa que Dios es nuestro “escudo” y  nuestro “auxilio”,
que podemos refugiarnos en Él,
                                                   acorde con nuestra esperanza
nos alcanzará su Misericordia.         


En la Carta a los Romanos, San pablo nos pone de presente
que Dios nos ha hecho libres,
y el Santo Espíritu nos ha insuflado un espíritu –no de esclavos-  sino de libertad,
que para ser fieles a nuestra fe,
    debemos defender, practicar, robustecer.


En el Evangelio
Jesús, nos garantiza su acompañamiento –a través de todas las edades-
y nos dice que nuestra Misión consiste en enseñar,
cabalmente,
a cumplir todo cuanto Él nos ha mandado.
Dios ha hablado, nos ha expresado nuestra tarea,
“tarea” que no está en oposición con nuestra vocación personal.

Este capítulo 28 de Mateo
-del que tomamos el Evangelio de esta Solemnidad
                                                                                  de la Santísima Trinidad-
está formado por dos bloques, el primero es la brevísima reseña
de la resurrección, versos 1-15,
el segundo bloque, el del Envío, son  los versos 16-20,
5 versos que concluyen el Evangelio de Mateo,
                                                                             son los que proclamamos hoy.

Si nos fijamos en el primer bloque, nos sorprende   que el Apóstol no haya
Explicitando mejor y con detalles
                                                     lo que  constituye el corazón de nuestra fe.
¿Díganme ustedes por qué tan extrañamente corta mención
de Jesús-Resucitado?


Siempre, siempre, siempre recordamos la frase sentenciosa del Principito,
Pronunciada por un “zorrito” :
¡”Sólo se ve bien con el corazón,
                                                     lo esencial es invisible a los ojos”!
por eso si queremos ver al Resucitado
no tenemos que ir corriendo al Sepulcro
sino
      abrir el corazón-de par en par- para poderlo ver.
Veremos las Tres Personas, que nos aman,
Quienes están con nosotros
                                               ¡todos los días!
a través de todas las edades
¡Per omnia sæcula sæculorum!

La orden de predicar el Evangelio
fue dada para cumplirla en nombre de la Santísima Trinidad:
Nuestra tarea y nuestro envío,
para honrar al Tres-Veces-Santo,
es proclamar que Dios es Misericordioso
y mira el corazón de los hombres
       y no su vestido;
y que nuestro compromiso es
–como lo dijo San Francisco con palabras y obras-
llamar hermano y hermana a todos los hombres y mujeres
y a todas las criaturas que nos encontremos.


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